Nuevos relatos publicados: 0

Testigo de la primera vez de mi hijo

  • 8
  • 85.297
  • 9,23 (79 Val.)
  • 4

Mi nombre es Sara, soy madre soltera. Actualmente tengo 34 años. Tengo un hijo de 18 años que se llama Ramiro. Tuve a Ramiro de adolescente y me costó mucho educarlo. Soy una mujer atractiva, tengo una carita que enamora a hombres de cualquier edad, soy delgada, no muy alta pero no soy petisa, soy culona y tengo lindas tetas. Pude estudiar y recibirme y ahora soy profesora de un colegio secundario. He evitado estar con hombres, aunque con los que he estado me han dejado alguna experiencia.

Un día común después de trabajar me encuentro con una profesora de mi hijo que va en otro colegio, una profesora más joven que yo, en una parada de autobús. Me cuenta que Ramiro la acosa, tocándole el culo al cruzar al lado de ella o la pierna cuando le está explicando algo a él, le escribe poemas al lado de su nombre en los exámenes y hasta en los recreos se queda mirándola.

—''Es tierno, pero tengo a mi esposo conmigo y una hija que es su compañera de clases, así que necesito que tome medidas o me veré obligada a tomarlas'' —dijo la profesora.

Quedé en shock. Mi hijo estaba enamorado de esa profesora, pero no podía demostrarlo de esa manera, lo que hacía era de un chico que nunca estuvo con una mujer. Me disculpé como pude y volví a mi casa caminando, pensando en qué hacer con mi hijo, no era un loco, yo lo conocía, me sentía culpable, quizás como lo críe, no sé, tantas cosas se pasaron por mi cabeza. Tenía que hacer algo con mi hijo antes de que se metiera en problemas y que lo juzguen de por vida como un acosador o violador, hablar con el de sexo no funcionaría. Se me ocurrió contratarle una prostituta para que se descargue, pero podría empeorar el problema, que me robe dinero para pagar por sexo sería mil veces peor, también podría contratar una compañera de su colegio para que sea su novia por 1 mes, que acceda a hacerlo y que al mes ella terminé con él, aunque lo dejaría devastado y me sentiría muy mal y como madre no soportaría verlo mal. Finalmente llegué a la idea de acostarme con él, pero tenía miedo de que me juzgue ahora o más adelante, después de eso nada sería igual.

Llegué a mi casa, me relajé y tomé un poco de Whisky. Lo pensé un largo rato y llegué a la conclusión que la idea de acostarme con él no era tan mala. Quise alejar ese pensamiento de mi mente dándome un baño y acostándome viendo televisión. En las noticias hubo un caso de violación y rápidamente se me vino a la mente mi hijo, así que no dudé y me solté el cabello, me puse un camisón sobre mi ropa interior y fui a la habitación de Ramiro. Golpeé y me autorizó entrar, estaba jugando en la computadora. Le dije que teníamos que hablar muy seriamente. Después de contarle todo lo que me dijo su profesora, le di un pequeño sermón y como ya no me salían las palabras porque estaba muy ruborizada le dije:

—''Quiero que la próxima vez que veas una hermosa mujer pienses fríamente. A partir de hoy vas a relacionarte con mujeres con total normalidad porque el sexo ya no será tu obsesión''. —Necesitaba excitarme un poco más para dar ese paso y decidí preguntarle si tenía pornografía.

Abrió una carpeta oculta, tenía muchos vídeos y imágenes hentai. Comencé a entender algunas imágenes y a excitarme, no dudé y puse mi mano sobre su pene, lo manoseé y estaba duro como un mástil. Agarré el mouse con mi otra mano, señalé la carpeta anime, la eliminé y le dije:

—No quiero que veas más ese tipo de cosas, no es normal.

Hice girar su silla y lo puse frente a mí, me arrodillé delante de él, le desprendí el cinturón, bajé su pantalón junto con su bóxer hasta las rodillas. Yo estaba caliente y un poco avergonzada, por lo que cerré los ojos, con mi mano derecha agarré la pija de mi hijo por el tronco y me la metí en la boca, era grande, enorme y dura, pasaron años de que no le hacía eso a un hombre. Comencé lamiendo su cabeza, mientras le sostenía su pene con mi mano derecha y con mi otra mano le tocaba los huevos, de a poco fui metiendo su miembro más adentro, era complicado, hasta que Ramiro tomó mi cabeza y comenzó a hundirla más en su miembro. Hice un esfuerzo para sacármelo, pero no pude y sentí como eyaculaba dentro de mi garganta, un chorro muy fuerte de semen ingresaba dentro mío, no sé cómo hice para tragarme hasta la última gota. Me tuvo en esa posición hasta que su pene empezó a perder su dureza, sus manos soltaron mi cabeza y tiré mi cabeza hacia atrás. Cuando liberé mi boca de su pedazo de carne, respiré aliviada.

Ramiro suspiraba también aliviado, tenía mucha leche, supongo que no se masturbaba hacía un par de días. Me paré enfrente de él y le dije: 

—Rami, sé que no sos tan virgen como para contar lo que acabo de hacer, sé que sos muy maduro, ¿puedo confiar en vos?

—Si mami —me dijo sonriendo.

—No quiero que vuelvas a obsesionarte de esa manera con alguien, tenés que ser más discreto. Ahora ya sabes que es el sexo, si tenés deseos de hacerle algo a alguna chica sin su consentimiento podés venir y sacarte esos pensamientos conmigo. Sos mi hombre, podés tocarme cuando quieras.

—¿Mamá te puedo pedir otra cosa?

—Lo que quieras mi cielo.

—¿Te puedo tocar la cola? —me dice tímidamente.

Ya me esperaba eso de que comience a pedirme cosas. Era virgen, necesitaba experimentar todo y yo estaba dispuesta a hacer lo que sea por mi hijo. Sabía que  mi trasero era su debilidad porque cuando en verano andaba en bikini por la casa siempre me miraba.

Me saqué el camisón, quedé en ropa interior, él no lo podía creer. Me puse en cuatro y le di la cola a Ramiro. Sentí como se arrodillaba detrás mío, comenzó a manosearme, primero tocando mi cola, luego sus manos subieron por mi cintura hasta mis pechos, sus manos volvieron a mi cola y me bajó la colaless hasta la rodilla, lentamente y de a poco me fue metiendo el dedo. Me sentía tan vulgar en ese momento e indefensa, estaba entregando el culo a un hombre, solo cerré los ojos y esperé que suceda. Sentí la cabeza de su pene tocar mis nalgas, luego puso su pene entre mis nalgas en la entrada de mi ano, y finalmente me apretó por mis caderas y tiro de estas hacia atrás enterrando su pene dentro de mi cola, sentí mucho dolor, no era virgen en el sexo anal, pero mi hijo no tenía experiencia, no me había lubricado ni mi ano ni su pene y era brusco como cualquier pendejo que está perdiendo la virginidad, que aprendió como coger viendo películas porno, donde el hombre le revienta la cola a las actrices porno y hacen parecer que el sexo anal es tan fluido como si una lo hiciese todos los días. Empezó con unas embestidas muy duras, ya su miembro estaba completamente dentro de mi cola, su cuerpo chocaba contra mis nalgas una y otra vez, apretaba mis caderas y me hundía violentamente contra su cuerpo. Sentía su sudor correr sobre mis nalgas, por momentos olvidaba que era mi hijo, no podía pensar que tenía a mi hijo cogiéndome por la cola y de esa manera tan brusca, todo parecía un sueño. Al final termino eyaculando dentro de mí luego de varios minutos. Yo me quedé inmóvil, esperando que saque su miembro de mi interior, pero antes de hacerlo, pasó sus dedos por mi vagina, y me la acarició, luego me coló sus dedos. No me había dado cuenta hasta ese momento, pero estaba muy mojada, sentí una vergüenza fatal. Sin querer lo había disfrutado.

Me levanté y le dije que me iba a dar una ducha.

—Gracias Mamá —me dijo.

—Cuando quieras, mi vida —respondí.

Me dirigí derecho al baño, me quedé un buen rato bajo el agua, sacándome todo el sudor tanto mío como de mi hijo. Ya en mi habitación con la bata puesta tenia remordimientos.

(9,23)