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Mis vacaciones en Imaginalandia.

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Quien no conozca Imaginalandia, le diré que es el país más hermoso del Universo, y recomiendo que lo visiten, aunque sea una sola vez en la vida; porque allí vivirán todas las emociones que sean capaces de percibir los sentidos. Está situado entre nubes.  Al norte limita con los sueños, al sur con la libertad, al oeste con las fantasías y al este con la independencia.

Estoy al borde de la desesperación por culpa de esta maldita crisis que me está llevando al borde de la ruina económica; y lo peor, que la ruina moral se cierne en mis entrañas con furor… Ya no me queda casi nada material para hacer frente a mi desolación.

Una cálida noche del mes de Julio, en la soledad de mi alcoba, pensaba con tristeza que este verano no podré salir de vacaciones, tiempo tan añorado el resto del año con el que solemos “cargar las pilas”. (Cómo se suele decir) Todo, todo lo había perdido.

¡De súbito, sentí una voz que me decía con un tono dulce y armonioso!

—Todo no lo has perdido, Félix. Te queda lo más valioso.

—¿Quién eres? Pregunté sobresaltado.

—Soy tu imaginación.

—¿Y qué deseas de mí?

—Qué pases las vacaciones más felices de tu vida.

—¡Pero cómo! Si no tengo ni un euro.

—Al país que vas a ir, no hace falta dinero. Yo te llevaré en mis alas, las más rápido del Universo, capaz de llegar a todas sus galaxias en un segundo. Ven, sube en mí.

—¿Qué haces Félix?

—Ponerme el cinturón, que la multa por no llevarlo son 300 euros.

—No te hace falta. Por la senda que va a transcurrir el viaje, no hay obstáculos que te sobresalten, viajarás entre nubes blancas.

Sin darme cuenta me hallaba volando entre ellas; el paisaje no podía ser más bello; mirara por donde mirara, todo era tan hermoso que me fascinaba.

—Oye. No conozco este país. ¿Cómo dices que se llama?

—Imaginalandia. Se llama Imaginalandia. ¡Nunca lo olvides!

—¿Falta mucho para llegar?

—No, ya hemos llegado.

Me apeé de las cimeras que me trasladaban, y quedé sobrecogido al admirar tanta belleza a mi alrededor. Pero lo que me llamó la atención fue un cartel que decía en letras de plata y oro.

 

Bienvenidos a Imaginalandia. País de la Libertad y del amor sin fronteras, Sé tú mismo y no te preocupes de más. Vive esta realidad y sé feliz junto a los demás.

 

Cuando regresé de tan maravillosas vacaciones, sentí en mi alma tales emociones que jamás habían experimentado mi cuerpo. Y entonces comprendí, que, lo que hace al ser humano vivir, son las ilusiones; sin ellas, por mucha fortuna que se tenga, se es pobre… muy pobre.

Sed muy felices en Imaginalandia.

(8,08)