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Un tío con suerte - Mi cuñada Laura

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Después de 14 años de vivir en Guadalajara, y por motivos de trabajo, pusimos a la venta nuestra casa y regresamos a vivir a la Ciudad de México.

Yo contaba en ese entonces con 39 años y mis hijos tenían 9 y 7 años, lo primero que hicimos fue buscar una casa para rentar, y encontramos una, en la misma unidad donde mi cuñada Laura y su pareja tenían un pequeño departamento.

Ella (de aproximadamente 27 años) tenía apenas año y medio viviendo con él, y llevaban una vida con muchas limitantes, él manejaba un taxi, y mi cuñada le hacia la lucha vendiendo todo tipo de cosas. Laura, era físicamente, la hermana que más se parecía a mi difunta esposa, 1.65 de estatura, morena, atractiva, con muy buenas piernas y trasero, de busto regular y de lindas facciones, la gran diferencia, era su carácter, como siempre fue muy independiente, casi no se llevaba con ninguno de sus hermanos, fácil de molestarse y de una forma de hablar medio vulgarsona, conmigo nunca tuvo ningún problema, en realidad pocas veces nos vimos, nunca fue a visitarnos a Guadalajara y cuando nos mudamos cerca de ella, solamente medio se acercó a ayudarme.

Pero una vez que estuvimos instalados, nos encontramos en que éramos de gran ayuda el uno para el otro, cuando mis hijos llegaban del colegio, ya sea en su casa o en la nuestra, ella les daba de comer y los ponía a hacer las tareas, nos ayudaba con la limpieza de la casa y en ocasiones aprovechaba que nosotros teníamos lavadora y patio, para lavar su ropa, en la quincena nos acompañaba a realizar las compras de la despensa, donde casi siempre se veía beneficiada con algunas cosas.

Sabíamos de su carácter y tratábamos de no enfadarla, y con su pareja, casi nunca teníamos trato, pocas veces lo veíamos, pues siempre estaba ocupado (decía ella). Laura es una mujer luchona, siempre buscando llevar dinero a su casa y con nuestra llegada, encontró que también podía dejar de preocuparse por algunas cosas, pues tenía la libertad de agarrar lo que necesitara de lo que nosotros teníamos, además que inmediatamente hizo química con mis hijos.

Mi cuñada siempre viste de mezclilla y blusas, le gusta la ropa entallada pero sin mostrar de más, lo que si note cuando empezó a lavar en casa, es que su ropa interior era sumamente sexi, tangas, bikinis de hilo dental, conjuntos de lencería transparente, etc... Y la verdad es que llamaron mi atención desde el principio, imaginándome a mi cuñada vestida únicamente con esas prendas y celoso de pensar lo que disfrutaba el haragán de su pareja, cuando ella se desvestía ante él. En una ocasión dejo una bolsa con ropa sucia en la casa (me imagino que no le dio tiempo de lavarla), por lo que en la noche y por curiosidad me puse a revisarla, encontrando varias de sus prendas íntimas usadas, no me pude contener y me puse a oler sus ropas, tenían un aroma a hembra que me puso a 100, y aproveche para pajearme con ellos, dejando algunos llenos de esperma (estoy seguro que ella debe haberlo notado).

Después de eso, solamente pensaba en la forma de lograr cogerme a mi cuñada, cada vez que la veía, me imaginaba que ropa tendría debajo de su pantalón y buscaba tener momentos a solas con ella para platicar y observarla, cuando llegaba del trabajo, si no estaba en la casa con mis hijos, iba a buscarla a su departamento, con la excusa de dar las gracias y ver si algo se había ofrecido, estaba decidido a lograr mi objetivo, lógicamente ella empezó a sentirse acosada y aunque al principio se molestó (y me lo hizo saber), poco a poco fue aceptando la situación, por lo que cada vez fui más osado en mis comentarios y en mi trato para con ella, a pesar de eso, Laura jamás me dio pie, para llegar a más, se reía de lo que le decía y solo en pocas ocasiones me respondía con algún comentario en el mismo tono.

Pero una tarde, por fin sucedió.

Al llegar a darle las gracias a su Depa, la encontré llorando y enojada, su pareja le acababa de hablar para avisarle que no iba a llegar, que supuestamente  tenia trabajo durante la noche, pero ella temía que andaba con alguien más, me platico lo que ella pensaba y el porqué, se dio vuelo maldiciéndolo y lloro amargamente, yo pensé que esa era la ocasión que estaba esperando (realmente me aproveche de la situación) me acerque a ella y la abrase para reconfortarla, le acaricie el cabello para tranquilizarla y la deje desahogarse, poco a poco también me abrazo y me empezó a acariciar la espalda, me pregunto que si yo pensaba que ella era una mujer bonita y atractiva -sabiendo que no podía escapar la oportunidad - le empecé a decir que era preciosa, que su pareja era un idiota que no sabía apreciar lo que tenía en casa y que cualquier hombre (incluyéndome) daría cualquier cosa por estar con ella, junto a esto, empecé a acariciarle su espalda , al ver que ella se dejaba hacer, me atreví un poco más, y empecé a acariciarla por debajo de su blusa, tocando su brassiere y metiendo mis dedos bajo el, al tiempo que mi pija crecía, ella al sentir mi erección, únicamente se acomodó para sentirla entre sus piernas y giro su cabeza, para dejar su cara de frente a la mía, justo donde mis labios y sus labios se unieron en un tierno beso, que dio paso a otros cada vez más apasionados, mis manos empezaron a buscar cada vez más su piel, y sus caderas empezaron a moverse, buscando placer en su entrepierna. Al tiempo que ella desabrochaba mi camisa, yo levante se blusa y zafe su brassiere para bajar a besar sus senos, que provocaron en ella ligeros gemidos de placer, por lo que decidí, bajar una mano sobre su pantalón y acariciarle su conchita suavemente, ella estaba entregada.

Laura desabrocho su pantalón y dejo el paso libre para que mi mano entrara a sobar su panocha primero sobre su panty y luego directamente, metiéndole un dedo a su sexo, el cual ya estaba húmedo por el placer que ella sentía. En ese momento, me pidió que nos fuéramos a su habitación para estar más cómodos.

Al entrar ella se desnudó completamente mientras yo hacía lo propio, nos acostamos en su cama y continuamos con nuestros besos y caricias lascivas, ella se volteó para hacer un 69, su sexo sabia y olía igual a lo que su ropa olía el día en que me pajee con ellas, aunque no era muy buena para mamar verga, hizo lo suficiente para ponérmela a toda su capacidad, se volvió a acomodar boca arriba y me pidió le diera despacio, que quería sentir plenamente cada centímetro que le entrara, abrió sus piernas y gozo cada momento, gemía a cada arremetida que le daba, cuando se sintió llena de carne, le llego su primer orgasmo, largo y húmedo, y con sus brazos y piernas me abrazo para evitar que me moviera, se quería sentir empalada completamente, después de unos momentos, se zafo y me acomodo boca arriba, para montarse sobre mi verga y también poco a poco irse ensartando ella misma, para después iniciar con los movimientos de su pelvis cada vez más rápido hasta hacerme llegar a un generoso orgasmo que llego junto con el segundo de ella.

Mientras descansábamos de tan buena cogida y llena de mi leche, le entro el remordimiento de lo que había pasado, todavía con mi miembro dentro de ella, me comento que no se cuidaba y que ojalá no quedara embarazada, yo le dije que estaba operado desde hacía varios años y que no tenía que preocuparse de eso, también se sintió mal por su pareja, que tanto que le había molestado la actitud de él, y que ella también había hecho lo mismo.

Después de estar un rato unidos, nos limpiamos y vestimos, la bese y me despedí de ella, nuestra relación continuo siendo buena, ella cuidaba de mis hijos y de mi casa y yo cuidaba de sus necesidades sexuales, durante casi dos años que vivimos cerca, hubo varias aventuras hasta que nos mudamos de ahí y poco después de eso se embarazo, terminando con eso nuestros encuentros.

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