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La meona nocturna

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Después de venir aquel sábado, del morboso garito a donde solía ir "a pillar cacho" y después de darme "el lote" con dos madurazas guarronas sin llegar a follar, ya que ellas se tenían que ir, por haber venido en grupo, me llegó el momento de retirarme a mi "cubículo”. Al llegar a casa en el pub de enfrente debían de estar de fiesta, vislumbré que tenían mucho bullicio, ya que había mucho ruido. Acerté a ver a una mujer meando entre dos coches, que además estaba borracha. Vestía muy provocativamente, llevaba un corpiño negro y rojo muy ajustado y parecía que las tetas le fueran a estallar, se había quitado la minifalda sexy para que pudiera mear en cuclillas y yo al ver eso la ordené que se levantara, que era una detención civil.

No me gustó nada lo que estaba haciendo y ella trataba de disculparse diciéndome que ambos servicios estaban ocupados. Yo, por contra, le afeé su acción y le conminé e insté que, si no quería que fuésemos a la denuncia, a una posible multa y hasta un posible juicio por hacer aguas menores en plena vía pública, le sugerí que podríamos plantearnos tener un encuentro sexual en mi piso que estaba enfrente. A ella le pareció bien que yo le propusiera un rato de sexo, ya que eso sería mejor que pasar todo eso, y además ella estaba algo caliente, porque se pasó un buen rato tratando de ligar con uno de sus amigos para tirárselo y el otro no le hacía a ella ni puñetero caso.

Bueno -me dijo -ya que vamos a follar esta noche, es mejor que nos presentemos -añadió -me llamo Alessandra -finalizó.

-Yo me llamo Marcelo -le dije.

Cuando la agarré del brazo, advertí lo sexy que era y al estar bien cerca de ella percibí lo bien que olía. Era muy sexy y muy femenina, según ella se vistió putona aquella noche, pues se quería "cepillar" a ese amigo que luego no le hacía ni puñetero caso. Era morena de pelo corto bien arreglado y usaba unos sexy zapatos de tacón de aguja que elevaban su trasero y sus tetas. Le abrí la puerta de mi portal y se quedó maravillada por mi caballerosidad, pero al adentrarnos en el ascensor, me pegó un morreo que me dejó anonadado, para, a continuación "darnos la paliza" y comernos a besos y sobarnos y magrearnos lúbrica y procazmente hasta llegar a mi piso que era el séptimo.

Eso me pareció una eternidad y no quería que acabara, pues mi rabo iba creciendo y creciendo y me empujaba a follarla allí mismo, cosa que evité. Abrí la puerta y nos dirigimos a un saloncito anejo a mi habitación. Ella se sentó en una de las dos enormes butacas de cuero negro y se relajó. Dejó la chaquetilla que llevaba en el de enfrente y llevaba una blusa negra de satén de tirantes delgados dejando al desnudo sus sexy hombros y que pudiera ver mejor sus tetas. Se quitó el corpiño que la estaba "matando" y se quedó mejor. Mientras, yo me fui a la cocina a preparar sendos pelotazos con whisky "en las rocas". Ella al verme con la bandeja y los vasos de tubo algo cargados, sonrió y hasta me tiró un beso y guiñó pícaramente un ojo. Dio un primer trago y luego se acercó a mí, me abrazó, acercó sus labios a los míos y me volvió a meter la lengua hasta la campanilla. Ella se percató que yo estaba tremendamente empalmado y me dijo:

-cariño, se ve que eres muy macho y que no te cuesta entrar en ambiente y que yo te gusto.

Nos sentamos y hablamos un rato para que se relajara más y fue entonces cuando me pidió que la quitara la sexy blusa y la minifalda hasta quedarse solo con el provocativo y libidinoso tanga y los consabidos tacones que me ponían cachondo. Me la llevé al cuarto agarrados de la mano y allí la ordené que me desnudara, lo hizo lenta y lujuriosamente y eso me ponía más cachondo y obsceno. Me quitó la camisa y al ver que yo era un tío que iba mucho al gimnasio, elevó más su cachondez y comenzó a lamer mis tetillas y mordisquearlas, eso me puso todavía más lascivo. Bajó a quitarme los pantalones y vio que yo también llevaba un aún más libidinoso tanga y dio un rugido de aprobación, me quitó el resto y me empujó sobre la cama. Yo me situé en el centro y ella vino hacía mi cual tigresa lasciva en celo soltando unas obscenas y vulgares guarradas que me pusieron más cachondo si cabe. Me abrí de patas y comenzó a olisquear y lamer mi tanga y se puso todavía más cachonda y olía a macho en celo. Empezó a lengüetear mí ya empinada polla y se la empezó a introducir en su libidinosa bocaza con urgencia sexual, tragaba y mamaba mi rabo y lo relamía desenfrenadamente y con obscenidad, engullía y succionaba mi duro cipote y escupía en el para que la mamada fuera más lúbrica y mucho más viciosa, me apretaba los cojones con fuerza y tragaba y succionaba más mi vergón y se lo volvía a meter en su libidinosa bocaza de ramera provocativa.

Volvió a escupir para volverse a meter mi cipote y agarrarme los cojones con fuerza, mientras yo gemía y jadeaba de lujuria como un semental vicioso en celo. Engullía, engullía y engullía más mi cipote y lo volvía a lamer y notaba como llegaba a tocar la campanilla con la punta de mi verga. Chupaba y relamía mi nabo con obscenidad lujuriosa y la tragaba con su bocaza y yo estaba en un paroxismo sexual. Como mi polla parecía a punto de explotar, dejó por unos segundos de lamer y que se me pasara un poco el frenesí al que ella me había sometido ... se volvió a sentar sobre mi mástil y empezó a cabalgarme como si yo fuera un potro desbocado y ella una cow girl, luego se dio la vuelta y empezó un febril subibaja que no me esperaba. Ella me insultaba sexualmente y eso me excitaba sobremanera. Más tarde se puso a cuatro patas. le lamí el coño y el ojete y no paré hasta pringarlos bien de babas y ella la muy puerca gemía y berreaba de placer sexual. Así mis manos a sus duras nalgas y cuando menos lo esperaba apunté mi banana a un orificio sexual y fue a adentrarse en su culo. Ella rugió de placer y me ordenó que la empitonara más y más ya que deseaba que alguien la rompiera el culo porque todavía lo tenía virgen y quería catar algún pepino carnal en su ojete.

Así estuve taladrando aquel sexy pandero y ella se ahogaba y jadeaba de tanto metisaca anal y me decía que la hacía sentirme muy puta y fulana, me pidió que fuese más lento porque necesitaba sentir más mi rabo y saber lenta y lascivamente lo que era un carajo en su ojete. Mi falo fornicaba aquel trasero y echábamos un buen y libidinoso polvo vía rectal. Con una mano la sobaba una teta con la otra asía su culo y ambos gemíamos como unos cabrones bastardos en celo. Chillábamos de placer y ya me pidió que quería correrse pues le había encantado sobre manera ese casquete anal que habíamos echado y ahora quería tenerme en su chocho. Después de sacarla de allí y dada la calentura y los mil flujos que manaba y lo muy mojada que estaba, me fue fácil taladrar el coñote de Alessandra. Le así con las dos manos el culo y le clavé de golpe todo mi cipotón rabiosamente empalmado. La estuve fornicando 15 minutos que parecían una eternidad, estábamos muy sudados de tanto fornicio anal y ahora estaba horadando su coñagón de zorra en celo. Los dos rezongábamos y nos sofocábamos de tanto fornicio y nos insultábamos sexualmente con palabras sexualmente procaces y depravadas. Nos corrimos al cabo de darla mil pollazos y estallamos en un orgasmo cataléptico que nos dejó exhausto a los dos, yo saqué mi vergaza pringada de mil flujos y lefas ya casi deshinchándose y Alessandra me miraba con sonrisa de estar exhausta, cerramos un poco los ojos y los volvimos a abrir al cabo de cinco minutos, pues el casquete que echamos nos dejó algo aturdidos y nos relajó.

Nos dirigimos al baño, nos duchamos y Alessandra me hizo una última y maravillosa mamada que me dejó todavía más relajado. Nos secamos, y mientras nos vestíamos tuvo el enorme detalle de dejarme su teléfono, por si me volvía "a picar" y la acompañé hasta la puerta del pub y se alejó de mi con una picarona sonrisa en sus sexys labios.

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