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Mi hermana y las películas porno (1ª parte)

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Por circunstancias de la vida y sin proponérmelo mi hermana Andrea y yo nos hicimos ingenuamente pareja. La curiosidad de ambos, demasiado tiempo a solas, las calenturas de la edad y algunas porno, hicieron el trabajo.

La historia comienza cierto día que decidí rentar una película porno en el club de video de Jorge, un buen amigo. Me encantaba encerrarme en la sala de la TV y disfrutar de las escenas eróticas imaginándome que yo era el protagonista.

Mi padre, catedrático de historia, se quedaba hasta tarde en la universidad revisando los trabajos de sus alumnos y sus pendientes, después iba a un bar cercano y se echaba un par de tragos mientras mamá terminaba su jornada en el almacén de ropa, donde era jefa de vendedoras. La verdad era que llegaban a casa alrededor de las 10 pm, cenábamos y todos a dormir.

Yo estaba iniciando mi carrera y tenía mucho tiempo libre por las tardes, gracias a que abandone mi equipo de fútbol y las parrandas con mis amigos, que después de la prepa habían emigrado a otras universidades dentro y fuera de la ciudad.

Andrea con 17 años recién cumplidos, cursaba el último semestre de prepa por lo que sus muchos trabajos la mantenían prisionera en su cuarto junto a la computadora. Como mamá trabajaba, ella la ayudaba con algunas tareas de la casa, cocinaba, lavaba ropa, limpiaba parte de la casa y obvio, terminaba agotada.

A mi me tocaba el jardín, las composturas y algo de aseo en la cocina, mi cuarto, la cochera y los exteriores de la casa. Funcionábamos muy bien pero nuestra relación era algo distante y bastante normal entre hermanos. Ella en sus rollos y yo en los míos.

Como les decía, de vez en cuando y con muchas precauciones me aventaba una o dos porno por semana encerrado en la sala, cuidando de que Andrea no se diera cuenta, pero como toda travesura un día fui descubierto sin siquiera darme cuenta. Andrea de alguna manera, detecto mis actividades secretas y comenzó a tomar a escondidas mis películas para verlas a la menor oportunidad, regresándolas a su lugar original para que yo no lo notara.

Como la renta de la película era por tres días, ella tenía tiempo de sobra para verla. Un fin de semana mientras mis padres dormían, me levante como a las 2 a.m. al baño y a tomar un poco de agua, algo que no hacia regularmente. Al bajar del segundo piso donde están los cuartos, observe la sala de TV cerrada, al llegar a ella vi bajo la puerta el destello de la luz de la TV y poniendo atención no podía escuchar ningún sonido, lo que me hizo sospechar. Apresurado y excitado por la intriga, salí al patio y busque la ventana que daba a la sala. Después de luchar con las espesas ramas de los arbustos que bloquean la ventana, sin ruidos, logre asomarme e identifique las escenas de mi película porno. La sangre se me helo, distinguí la silueta de Andrea sentada casi frente al televisor, atenta a cuanto veía. Desconcertado, observe por un largo rato y observe como Andrea regresaba y adelantaba escenas para concentrarse en la toma donde la mujer chupaba el pene del hombre y cuando éste la penetraba en diferentes posiciones.

Regrese a mi habitación y medite mucho tiempo lo que había visto. Mi hermanita despertaba a la curiosidad sexual igual que lo hacía yo. Era muy normal.

Seguí rentando películas porno y dejándolas donde Andrea pudiera tomarlas para verlas también. La espié unas cuantas veces para constatar el mismo proceso de adelantar y retroceder las escenas que a ella más la excitaban.

En cierta ocasión, mientras inspeccionaba los títulos pornos, di con Taboo, una película que involucraba relaciones incestuosas. Después de verla, me excite muchísimo con la trama, ya que se trataba de un tema prohibido y excitante y se despertó una espinita de malicia en mi. ¿Cómo reaccionaría Andrea al ver videos de incesto?

Para mi sorpresa todo fue igual, adelantar y regresar. Seguí rentando de otros títulos pero disfrutaba más las incestuosas. Finalmente las vacaciones llegaron y con ella el trabajo de mantenimiento de la casa. Pinte, lave, repare la cerca y detalle todo el jardín, en especial el arbusto junto a la ventana. Mi hermana parecía menos ataviada que yo y mis padres de plano, estaban echados todo el día leyendo o viendo la TV. Después de la primera semana, mis abuelos maternos nos invitaron a pasar una temporada en un condominio de la playa de Puerto Vallarta, solo teníamos que cubrir nuestro traslado y los alimentos.

Papá estaba renuente a abandonar su cómodo sofá, alegando que contaba con poco dinero para los gastos de nosotros 4. Yo le dije que no podía ir, que deseaba acudir a la boda de un amigo y a una excursión de dos días al campo. Andrea se sumó y le pidió quedarse para tomar unas lecciones de internet que cierta amiga le daría. Pronto, papá no tuvo más remedio que aceptar y partieron para Vallarta por dos largas semanas.

Una vez que partieron, Andrea me pregunto si mi pretexto era cierto, sin esperar mi respuesta sonrió y me confeso que tampoco el de ella era verdad. Quiero fojear dos semanas, le confesé, ir al cine, ver películas, cenar algo en la calle y visitar a uno que otro amigo para actualizarme de los chismes. Ella me comento que solo quería encerrarse en casa y chatear por internet con sus amigas.

Animado por la casi soledad, rente tres videos porno que seleccione cuidadosamente por lo incestuoso de sus tramas. Dos resultaron un verdadero churro, pero el tercero era bastante caliente, las chicas jóvenes y los supuestos hermanos y padres, también jóvenes y bien escogidos.

Excitado, decidí cambiar la estrategia y después de asegurarme que Andrea supiera de los 3 videos, los guarde con llave en mi closet. Desesperada, Andrea parecía andar molesta conmigo, evasiva y distante. Atrevidamente saque de mi closet las películas y las coloque en el buró junto a su cama mientras ella terminaba de cenar. Cerré mi puerta y decidí no espiarla esa noche.

Al amanecer, seguía media evasiva pero notablemente amable. Al bajar, mi almuerzo estaba sobre la mesa, algo insólito en ella. Sorprendido la busque con la mirada pero resultó inútil, ella había salido al supermercado.

Al regresar comimos juntos y fue ella quién rompió el hielo.

-¿Por qué dejaste esas películas en mi recamara?

-Pensé en esconderlas pero creo que tú también tienes derecho a verlas y como me daba pena dártelas, pues mejor las deje a tu alcance.

-Y ¿por qué piensas que me interesaría verlas?

-No te ofendas pero los dos sabemos que ves las películas que rento cuando todos dormimos profundamente.

-Pero como ….. sabes que ….

-¿Cómo se que las ves?, por accidente lo descubrí una noche que baje a tomar agua y al subir revise y las películas no estaban donde las deje, entonces, después de mucho pensarlo, llegue a la conclusión de que no era malo, ambos somos curiosos respecto al tema del sexo.

Algo apenada, suspendió la conversación y cambiamos el tema.

Al día siguiente todo volvió a la normalidad, éramos nuevamente buenos hermanos. Por la tarde decidí entregar las películas en el video de mi amigo con la intención de rentar otras más.

-Voy al video de Jorge a regresar las películas, hoy se vencen.

-¿Te vas a tardar mucho?

-No creo, ¿se te ofrece algo?

-Es que debo ir al super a comprar algunas cosas y quería que me llevaras?

-Que te parece si vamos a dejar las películas y de ahí pasamos al super, así aprovechamos el viaje.

-Me parece bien, pero tú te bajas a entregarlas.

-OK.

Al llegar al club de video, me estacione y salude de lejos a unos amigos que platicaban con Jorge en la entrada de su negocio. Al mirar de reojo notaba a Andrea algo nerviosa.

-Déjame entregarlas y regreso enseguida.

Camine hacia mis amigos y decidí regresarme a preguntarle a Andrea para ver que opinaba.

-¿Qué te parece si rentamos otras 3 películas?

-No, tus amigos se darán cuenta.

-No lo creo, las rentare con el empleado del video que atiende el mostrador mientras Jorge esta cotorreando afuera.

-Esta bien, pero se discreto.

-¿Rento algo en especial?

-Lo que quieras, solo apúrate.

Después de divertirme un poco al apenarla, salude a mis amigos de mano y tras breve intercambio de palabras entre al club. Entregue las películas y busque rápidamente dos cintas a las que ya les había echado un ojo antes, además de una que se caracterizaba por lo bien dotado de los tipos, obviamente para deleite de Andrea.

Pague la renta y me despedí del empleado que estaba algo ocupado acomodando los videos. Salí platique otro poco con Jorge y quede de hablarles para salir a cenar.

Al subir, Andrea seguía nerviosa y sin mucho trámite nos encaminamos al supermercado de costumbre.

Mientras Andrea escogía entre algunos jabones en polvo para lavar ropa, yo escogí algunos refrescos de 2 litros y algo de chatarra. Cada quien sus intereses. Al final yo llevaba botanas y refrescos mientras mi hermanita comida, jabones y una playera bastante holgada de color rosa de las que usan como pijama.

Llegamos a casa y después de guardar lo que compramos, decidimos no cenar, solo algo ligero para matar el hambre pues era aún muy temprano. Sonó el teléfono y saludamos a mis padres que parecían bastante a gusto, avisándonos que se quedarían una semana más de lo planeado porque habían sido invitados a un paseo en yate y la visita a una isla cercana. Nos quedaban un poco más de dos semanas libres.

Algo acelerado le pregunte a Andrea si quería ver una de las películas. Algo nerviosa, aceptó y me pidió tiempo para preparar una botanita. Subí y me cambie de ropa, me puse mi short y me deje puesta la playera que traía, descalce completamente mis pies, me lave la cara y regrese con Andrea.

-Adelántate y llévate la botana, me cambio y enseguida te alcanzo.

Extrañado obedecí. Después de poner la botana en la salita, regrese de nuevo a la puerta y note que Andrea cerraba con llave la puerta principal y recorría las cortinas que daban hacia la calle y los vecinos. Volví al cuarto sin que se diera cuenta que la había observado. Pocos minutos después entraba a la sala de TV con una Coca Cola grande y dos vasos en una pequeña charolita de plástico. Las coloco junto a la botana y cerro la puerta de la sala, apagando la luz.

Como pude, por lo oscuro que quedo la sala, llegue a la video y encendí la TV, coloque una de las películas mías (no las de los superdotados) y pise play.

Apenas salían los letreros de advertencia contra la piratería, me senté en el sillón grande, junto a mi hermana, pero en el extremo opuesto. Pronto comenzó la trama. Conforme transcurrían las escenas eróticas y de sexo, se percibía un silencio mortal entre nosotros, a excepción del ruido que producían las golosinas que yo comía y el refresco que rellenaba el vaso cuando se vaciaba. Andrea concentrada y muy atenta, apenas volteaba, miraba como devoraba yo la botana y regresaba de nuevo a la trama.

Termino la película y fuimos a cenar a la cocina.

-¿Qué te pareció la película? – me soltó la pregunta que yo, con toda intención, preparaba para ella.

-Buena, solo falta ver las demás y decidir cual es la mejor.

-¿No te incomodo verla conmigo?

-Un poco, pero es por falta de costumbre, creo yo.

-¿Crees que con el tiempo podremos acostumbrarnos?

-Solo si nos tenemos confianza y vemos el tema como lo que es algo natural.

Platicamos sobre la situación y poco a poco fue ganándonos la confianza. Hablamos de las prendas eróticas y según Andrea lo incomodas que parecen, de lo jóvenes de los actores y de la naturalidad casi frígida con que realizan las posturas durante el acto.

Los dos días siguientes vimos las dos películas restantes dejando para el último las de los jóvenes superdotados. Al terminar, note a Andrea muy excitada y nerviosa.

-¿Qué te parecen los tipos?

-Muy impresionantes, ¿esas medidas son comunes?

-Para nada, son actores seleccionados por sus atributos.

-Los senos de las mujeres tampoco son de esa talla, son operados.

-¿Como lo sabes?

-Fácil, el busto natural es de pequeño a mediano, los muy grandes son poco comunes en la naturaleza, de ahí que se operen para estas películas.

-¿No les será incómodo el peso de sus bustos en la vida real?

-Usan sostenes especiales para evitar lastimarse y duermen de lado.

Así seguimos platicando como dos grandes amigos, preguntando y revelando los secretos de cada sexo casi sin ningún pudor.

-Cuando tienen una erección, ¿no les duele el pene?

-No, por el contrario, se siente muy bien, solo debe doler un poco cuando el hombre le practica sexo anal a la mujer… supongo.

-Sí pero te aseguro que a la mujer le duele más.

Nuestra relación mejoro a tal grado que hablábamos abiertamente del sexo y con mucha confianza y salíamos con frecuencia al super, a cenar, al video e incluso al cine.

La vez que fuimos al cine, me sucedió algo extraño, mientras hacíamos fila para entrar a la sala, Andrea me tomo de la mano y me jalo para ganar la entrada a la gente que atropellaba las puertas. Al apretujarse la gente mi cuerpo se pego al de Andrea que trataba de entrar sin éxito. Sus nalgas estaban pegadas a mi por lo que libere sus manos de las mías y la tome por la cintura. Mientras avanzábamos lentamente, nuestros cuerpos se acariciaban pegaditos hasta que finalmente entramos y tomamos un par de asientos por asalto.

Al terminar la película, yo pensaba esperar un poco a que se vaciara la sala para salir cómodamente, pero Andrea se puso de pie y jalándome de la mano me dirigió a la multitud ahora un poco menos ansiosa y numerosa.

Al llegar al tumulto, sujete su cintura para seguirla, mientras nos relegábamos nuevamente. Al salir del cine, ya rumbo al coche, me tomo de la mano y caminamos como si fuéramos una pareja. Salí rumbo a la casa pero Andrea me comento que quería pasear un poco, recorrimos las avenidas de la ciudad y paramos junto a un parque. Mientras ella observaba a los pocos paseantes a esas horas de la noche (11 p.m.), yo luchaba con el radio del auto para encontrar mi estación favorita. La música era agradable y tranquila.

Comenzamos a platicar de la película, bastante buena por cierto, aunque con una trama algo complicada. Ambos nos explicamos puntos que de momento no entendimos y detectamos otros que no pudimos entender. La noche transcurrió agradable y ya tarde llegamos a la casa a descansar.

La verdad y estaba muy excitado por lo ocurrido y bastante desconcertado con el comportamiento de Andrea. ¿Qué deseaba ella de mi?.

Al día siguiente como por arte de magia, la conversación giro en torno a mis pocas ex novias y mi experiencia sexual con ellas. La verdad no había casi nada que decir, me consideraba inexperto. Mi hermanita me hablo de comentarios de algunas de sus amigas anónimas respecto a breves experiencias con sus novios y las dudas que ellas tenían. Conforme avanzaba la plática, más me excitaba y ella parecía más interesada.

Me di cuenta que ella sabía tanto del sexo como yo, casi nada, nuestra experiencia se limitaba a pláticas de amigos y algunos videos eróticos o pornos. Seguimos saliendo de compras y a pasear hasta que el fin de semana decidimos ir a un cine algo especial. Era un cine porno donde pasaban una película italiana muy erótica. Temerosos llegamos y vimos casi vacía la taquilla, estacionamos y bajamos a comprar los boletos. Algo oscuro, entramos a la única pero amplia sala más oscura que la entrada. Andrea me sujeto de l mano y me condujo por una fila de butacas hasta el extremo derecho, apenas a tres butacas de la pared. Estábamos situados en la segunda fila de arriba, desde donde contemplábamos todo el cine. Apenas había unas 10 parejas muy dispersas y tros tantos solitarios.

Después de explorar con la vista la sala, nos tranquilizamos un poco. Sin hablar esperamos a que iniciara la película. Efectivamente era muy erótica y trataba de una mujer de unos 30 años, modelo y guapísima que cuidaba a su pequeño hermano de 15 años, perdidamente enamorado de ella. Él la celaba sin comprender ambos el porque, obligándola a cortar con sus novios para recobrar la paz de hermanos, finalmente descubren que están enamorados pero como son hermanos, ella solo le permite verla desnuda, le cuenta historias eróticas mientras el disfruta de la belleza de su hermana.

A unos 20 minutos de empezada la película, tome la mano de Andrea, sentada a mi derecha, y coloque ambas manos en mi muslo derecho. Ella accedió dándome de vez en cuando algunos apretones en escenas muy excitantes. Al poco tiempo se recargo en mi hombro. Legó la pausa de media película y apenas se ilumino un poco la sala, me pidió un refresco y lo bebió casi de golpe. Al empezar la segunda parte, la modelo tomo la mano de su hermanito y la restregó por sus senos para excitar al menor, luego sin soltarla recorrió sus glúteos y la metió debajo de su falda para que su hermanito sintiera lo terso de sus bello púbico. Inmediatamente saco su mano y salio corriendo a su habitación para narrarle una historia erótica a través de la puerta, mientras ella se masturbaba.

Era tan erótica esa parte que yo estaba muy caliente. Andrea se recostó nuevamente sobre mi hombro y acercándose discretamente, comenzó a acariciar mi cuello con su lengua. Tan pronto la sentí, gire despacio, ella tenía los ojos cerrados y lucía muy excitada también. Baje un poco y acerque mi boca a sus labios, besándonos inmediatamente. Soltó mi mano y acaricio mi mejilla mientras aproximaba su cuerpo al mío.

Ya no pudimos ver la película. Nuestro beso ciego se volvió un montón de caricias lingüísticas, mis manos apretaban sus muslos cubiertos con su falda veraniega y sus manos acariciaban mi pecho y pierna derecha. Al poco su mano se metía dentro de mi camiseta y pellizcaba mis pezones bastante erectos. Con temor, subí mi mano y acaricie sus senos sobre su blusa oscura. Con dificultad detecte sus pezones ahora erectos y los pellizque. El faje duro el resto de la película.

Al terminar salimos apresurados al auto, apenas subimos retomo posesión de mis pezones sobre la camiseta mientras yo acariciaba el contorno de sus senos. Partimos y ansiosos llegamos a la casa. Sin decir palabra, entre a la sala de TV y encendí la vide, Andrea entendió y cerro puertas y ventanas.

Acomodados en la sala inicio la película porno en turno casi en una oscuridad total, como en el cine. Nos acercamos y continuamos besándonos y fajándonos, ahora tranquilamente. Sin quitarnos la ropa recorrí sus senos, sus muslos y la entrepierna, ella mis pezones, mis piernas y mi paquete. Cuando parecía que ya no pasaríamos de ahí me dijo.

-Pon pausa, voy por un refresco y a ponerme la pijama, ya es tarde.

Accedí y subí tras ella para ponerme mi short sin nada debajo, tire mi camisa abotonada reemplazándola por una playera muy suelta, ambos de color blanco. Baje y regrese a mi lugar. Andrea tardo un poco más y entro con el refresco y los vasos servidos.

Llevaba la blusa rosa sin mangas que compro en el super, la cual llegaba hasta la mitad de sus muslos y translucía un poco su figura. Su pelo castaño corto lucía suelto y permitía resaltar sus ojos café miel. Sus pies iban descalzos.

Bebimos para refrescarnos, se levanto y después de cerrar la puerta con seguro, volvió a apagar la luz. Quite la pausa de la película y unos segundos después retomamos posesiones.

Esta vez mientras mi hermanita me besaba, mis manos descubrieron que debajo de su blusa no había sujetador, podía tocar sus tersos senos a través de la suave tela de la blusa. Sin batallar identifique los pezones erectos y comencé a pellizcarlos, sin dejar de apretar sus medianos y carnosos senos. Sin poder evitarlo, baje a sus piernas y las acaricie suavemente, buscando la parte final de su blusa. Al encontrarla subí presuroso bajo la prenda rozando su blanca piel. Llegue a los ansiados senos y repetí el manoseo esta vez directamente sin prenda alguna impidiéndolo.

Andrea me despojo de mi playera y sus labios aprisionaron mi pezón derecho. Suspendí mi tarea y la deje disfrutar un poco. Con su mano busco mi paquete encontrándolo bastante erecto, lo acaricio sobre el short sin poder ver nada por la prenda y lo oscuro de la sala.

Su mirada se clavo en la mía mientras acariciaba mi pene con fuerza sobre el short. Comprendiendo lo que deseaba me levante un poco y baje aquella prenda liberando mi erección. El short salio por mis pies y quede completamente desnudo.

Mi hermanita acarició un poco mi pene viéndolo apenas con el reflejo de la TV. La erección era total igual que mi excitación. Sin dudarlo mucho, Andrea se doblo hacia mis piernas y comenzó a lamer tímidamente lo largo de mi tronco y un poco la gruesa cabeza de mi pene. Casi de inmediato comenzó a chupar torpemente mi pene introduciéndolo en su boca. Los dientes me lastimaban y la fuerza con que sujetaba mi palo era mucha.

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