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Dulces recuerdos

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Todos tenemos historias, anécdotas y experiencias, algunas las dejamos atrás como tratando de olvidarlas, y otras son tan especiales que las guardamos como un tesoro. Después de pensarlo me decidí a compartir algo que me paso hace tiempo, cuando empecé a estudiar en la U.

Mis viejos no tenían mucho billete, pero querían hacer el esfuerzo para que yo estudiara una carrera, saqué un puntaje regular, pero me alcanzaba para estudiar en varias ciudades. Elegimos Valparaíso, donde teníamos parientes. Postulé a crédito total, pero me dieron solo una parte, por lo que mis viejos tuvieron que calcular harto como se podía hacer. Consultaron con la familia si alguien podía recibirme, pagando obvio, si no era mucha plata. La idea era que saliera más barato que una pensión común, y arrendarme algo para mí solo... ni pensarlo.

Resulto que una prima casada vivía en un departamento y como tenían solo un hijito le sobraba una pieza, se solucionaron algunos detalles de muebles básicos, acordamos un pago mensual y me fui a estudiar.

Elena, “la Nenita” como le decían, era la mayor de los primos, tenía 32 años, estaba casada con Juan Carlos, el "primo" como le decía yo, un tipo de 34 años, común, buena gente, un poco rellenito, era administrador de empresas, pero había encontrado pega como ejecutivo en un banco. Tenían al Tomy, un chiquito de 3 años, regalón y simpático. Ella siempre había sido de esas niñas tranquilas, quitadas de bulla como se dice, que tienen hasta cara de buenas, con unos ojos verdes muy lindos y una sonrisa tímida. No la veía desde su matrimonio, o sea como 5 años, me pareció que se había convertido en toda una mujer ya, madre y esposa, pero que seguía teniendo esa cara de niña buena y linda. Siempre me había caído muy bien, y aunque era bonita, su carácter dulce hacia que uno se sintiera cómodo con ella.

Desde el principio me sentí muy bien en su casa, ella se preocupaba de todo, y aunque comíamos cosas sencillas por el presupuesto, era buena cocinera y todo le quedaba rico. Él llegaba temprano en las tardes y comíamos algo en las noches conversando de cualquier cosa. Todo bien.

A medida que avanzaba el semestre mis notas no eran muy buenas y aunque me esforzaba estudiando, a veces salía con mis compañeros a tomar unas cervezas y ese día nada de estudio, tal vez eso me estaba pasando la cuenta. Mis viejos amenazaron que si reprobaba me retiraría de la U y volvería a casa en Conce, y el próximo año entraría a estudiar algo allá donde podrían vigilarme y evitar distracciones y fiestas.

Obviamente la idea no me gustaba nada.

Cierto día ocurrió algo simple, que cambió todo mi enfoque de las cosas. Fuimos con un compañero a pasear al mall, mirando tiendas de deportes y electrónica que nos atraían. Íbamos caminando por uno de los amplios pasillos llenos de gente cuando me encontré de improviso con mi prima y el Tomy, los saludé y me contaron que habían salido de compras. Me despedí con un beso en la mejilla y seguimos nuestro camino. Tras unos pocos pasos mi compañero me preguntó quién era ella, mi prima, le respondí, vivo en su casa. Me miró cara perversa y me comentó:

Guena la milf...!!, reímos y seguimos paseando. Esa tarde, su comentario me quedo dando vueltas, yo sabía su significado, es solo que nunca la había visto de esa forma, en esos términos. Cuando llegué a la casa no pude evitar mirarla disimuladamente, y como usaba ropa suelta y sencilla, no era fácil imaginarse sus formas. Recordé en ese momento un verano hace años en que fuimos en familia de paseo a la playa, yo era todavía un cabro chico y ella una lola ya, se veía preciosa, con su piel muy blanca y sus mil pecas que le cubrían el pecho, hombros y espalda, de las cuales yo me burlaba haciendo que ella me persiguiera por la playa para darme algún golpe...juegos de chiquillos. Ahora claro, era una señora, y parecía un poco más rellenita, como es normal supongo.

El caso es que desde ese día la miraba atentamente, y aunque nunca pude ver nada, me entretenía tratando de adivinar lo que pudiera haber, y sin darme cuenta, me empecé a sentir atraído. Su cara me parecía más linda, su voz me sonaba muy dulce y hasta su forma de moverse y caminar me parecían ahora provocadores...la mente nos juega bromas y cosas raras a veces. Por ejemplo, una noche, ya tarde, cuando todos estábamos en nuestras piezas, me levante a la cocina a tomar agua, y al cruzar el pasillo me quede petrificado al empezar a oír el típico rechinar de cama, venía desde el dormitorio matrimonial y era obvio lo que estaba pasando allí. Mi morbo me impidió moverme y permanecí allí oscuro y en silencio escuchando, es tonto y no sé qué esperaba, pero me quede. Al poco rato, el sonido cesó, y yo rápidamente me encerré en mi pieza, justo antes que se oyera a alguien salir hacia el baño. Esa noche me desvelé analizando lo sucedido, y llegué a algunas conclusiones, que, aunque eran especulaciones, me parecían bastante lógicas y probables: primero, nunca antes había escuchado nada, por lo que quizás los encuentros de ese tipo eran pocos y distanciados, y segundo, su corta duración hacía suponer que no serían muy plenos y satisfactorios. Me excite pensando en ella e imaginándola insatisfecha y "mal atendida"...y como muchas otras ocasiones, termine dándole a la manuela.

Por esos días, mandaron a Juan Carlos, su esposo, a un reemplazo en Santiago, por lo que se tendría que quedar toda la semana allá, viniendo solo fin de semana por medio, durante casi un mes, yo estaba feliz con eso. Repartía mi mente entre aprovechar que estaba sola y compartir el máximo con ella, mientras también luchaba por aprobar los ramos.

Seguimos con la misma rutina, después de comer algo, acostaba al Tomy, que caía dormido al tiro por un remedio que le daban, y nos quedábamos conversando y fumando. Hablábamos de cualquier cosa, ella parecía entretenerse conversando y yo disfrutaba de estar cerca de ella, tratando de disimular mi interés, esperando que ella no lo notara. Una noche, medio envalentonado por un par de cervezas que había tomado antes de llegar a casa, durante la habitual conversa después de acostar al niño, le pregunté si en verano seguía yendo a la playa. Me respondió que sí, que al Tomy le gustaba mucho. Le conteste que si seguía acomplejada por sus pecas al ponerse traje de baño... rio y me comento que le parecía divertido que me acordara de eso después de tanto tiempo, hizo una pausa y después agregó que evitaba ponerse traje de baño porque con el embarazo subió algo de peso y se acomplejaba más por eso que por las pecas. Yo simulando una actitud canchera y de conocedor di un paso atrás, la miré de arriba abajo y le comenté muy serio:

-yo digo que te verías fabulosa...!!  Ella dibujo esa sonrisa tímida que siempre hace y yo me puse colorado y nervioso pensando lo que había dicho. Afortunadamente no pareció molestarse y cambiamos de tema. Los otros días me cuide bien de no decir leseras durante nuestras charlas de trasnoche.

El semestre siguió avanzando y pese a mis esfuerzos mis notas eran pésimas, por lo que se tomó la decisión que yo no quería, ahora menos que nunca, terminaría lo mejor posible mis ramos y me iría de vuelta a mi tierra para ya no volver, estudiaría algún pre universitario el segundo semestre y volvería a intentarlo, pero allá.

Llegó la última semana, las notas finales y los resultados desastrosos, conseguí aprobar solo 2 de los 4 ramos que tenía. El primo se había despedido de mí el fin de semana anterior, lamentando que no me hubiese ido bien y que no pudiera estar presente para mi partida. El jueves le conté con pena a la Nenita que ya tenía mi pasaje para el sábado, solo de ida esta vez, y que aprovecharía de llevarme todas mis cosas en una caja que ya estaba preparando, así como toda mi ropa. Ella trato de consolarme diciendo que no me preocupara, que seguramente me iría bien, que tal vez solo faltó un poco de autodisciplina, y que no era problema de incapacidad mía. Recordamos también que justo ese día sábado era mi cumpleaños, y que lo pasaría viajando con ese sentimiento amargo de fracaso.

El viernes estuve fuera todo el día, aprovechando de hacer algunos trámites en la U y despidiéndome de mis amigos y compañeros, incluso mis compinches me regalaron una botella de buen pisco para que los recordara, tomamos la última cerveza de amigos y ya atardecía cuando volví al depa. Cuando llegué ella me estaba esperando para celebrar anticipadamente mi cumpleaños con una pequeña tortita que había comprado. Me alegré con la sorpresa y se lo agradecí. El Tomy me cantó el cumpleaños feliz y me ayudo a apagar una velita que tenía la torta. -- Sin dar el abrazo eh..., dijo ella, es de mala suerte darlo antes.

Comimos y reímos, fue un momento muy agradable. Como de costumbre, cerca de las 9 al Tomy le dio sueño, se fue a dormir feliz con la celebración. Cuando el niño se durmió, ella volvió al comedor diciendo que perdonara la pobre celebración que me había preparado, pero que lo hizo con mucho cariño y para que no pasara mi cumpleaños sin torta como es tradición. En ese momento recordé la botella que me habían regalado y la puse sobre la mesa diciendo...

mira, podemos celebrar con un traguito también, cortesía de mis amigos.

De inmediato buscamos unos vasos y bebida...yo serví y al probarlo ella comentó riendo que le parecía muy fuerte, que no tenía costumbre de beber. Le pedí disculpas y le ofrecí cambiárselo, pero ella se rehusó diciendo alegremente que sería una pena desperdiciarlo, y comenzamos a brindar por mi cumpleaños. Conversamos y reímos, hicimos recuerdos de momentos gratos en la familia y fumamos...incluso después nos servimos una segunda ronda de bebestible.

Serían como las 11 cuando ella sugirió que era buena hora para acostarse, que yo al día siguiente tendría un día muy ajetreado. Me pareció bien y aunque la velada estaba muy entretenida acepte la sugerencia y me fui a acostar agradeciéndole de nuevo por la grata sorpresa.

Tras cerrar la puerta de mi dormitorio me acosté solo en calzoncillos ya que tenía algo de calor. Al apagar la luz la pieza quedo en absoluta oscuridad, como me gustaba, ya que una gruesa cortina cubría la pequeña y única ventana existente. En esa total oscuridad me parecía que la habitación daba vueltas, por lo que me pareció mejor dormirme de inmediato.

No se cuánto tiempo llevaba durmiendo cuando me desperté sobresaltado con la voz de mi prima y su mano que me tocaba el hombro,

-...disculpa, me dijo, te desperté...

no importa, dije medio dormido, que pasa?

- es que mire la hora y eran la 1:15, o sea, ya es mañana... jajaja... y quise ser la primera en darte el abrazo y mi regalo de cumpleaños. Intenté buscar a tientas en la oscuridad el botón para encender la luz del velador, pero ella me dijo

- ...no prendas, no es necesario...

Noté que se sentaba a mi lado en la cama y se acercaba, yo me enderece y abrí los brazos en la penumbra para recibir el primer abrazo de ese cumpleaños, cuando me rodeó con sus brazos y yo a ella me quede petrificado, al apoyar mis manos en su espalda sentí directamente su tibia y suave piel, no palpaba ninguna tela que la cubriera. Disimuladamente con mi mano derecha recorrí su espalda bajando muy despacio en busca de tela, llegue a su costado, baje por el sintiendo su piel, sus curvas, su cintura, el ensanchamiento de su cadera. Seguí bajando hasta alcanzar su muslo, terso y suave hasta casi alcanzar a su rodilla... el corazón me dio un salto... estaba desnuda. El recorrido duró solo unos pocos segundos, me parecieron larguísimos. Ella permaneció abrazada a mí en silencio mientras duró, después me dijo al oído, casi susurrando:

-feliz cumpleaños... ojalá te guste el regalo

Yo no podía creerlo, ¿estaría soñando?... era algo demasiado loco...ella estaba desnuda, en mi cama...la verdad no sabía qué hacer, que decir...

Se separó de mí y se puso de pie, temí que aquel morboso sueño hubiera terminado, pero tomó las ropas de la cama y me destapó, después tanteando en la oscuridad llegó al elástico de mi calzoncillo, y en un solo movimiento tiró de él y me lo sacó, yo ya estaba durísimo y apuntando al techo. Se arrodilló en la cama junto a mí, su mano me agarro el pico y tiró del forro hacia atrás, sentí como asomó su cabeza hinchada y tirante al máximo, se agachó y la recorrió con su lengua, recogiendo las gotitas de líquido que salían por la punta. Después lo metió en su boca y empezó a chupármelo con desesperación, yo sentía como me lo devoraba con locura. A ratitos se detenía y lo sacaba de su boca para respirar, tomaba aire y se lanzaba a lamerme los testículos, sentía su lengua como se esmeraba ansiosamente por no dejar un centímetro de mi escroto sin recorrer, sin bañármelo con su saliva. Después seguía chupándomelo como loca. Yo también me lancé a correrle mano cómo podía, aproveche que estaba en esa posición, arrodillada y agachada y le acaricié el poto, recorría con mi mano sus cachetes, después busque su concha, estaba depilada, húmeda y algo abierta, le metí un dedo y la sentí mojada y tibia, que suave era por dentro. Ella se dejaba y seguía en lo suyo concentrada. Metí mi mano por debajo de su cuerpo hasta llegar a sus senos, que colgaban como frutas gordas y suaves en esa posición. Los recorría y amasaba con devoción, sus pezones estaban paraditos, yo jugaba con ellos pellizcándolos suavemente.

Dejó de chupar y se enderezo, paso su pierna sobre mi cuerpo quedando arrodillada en la cama sobre mí, con su mano acomodó mi miembro en la entrada de su sexo y se dejó caer de una, tragándoselo hasta el fondo... por dios... me la estaba culeando... era un sueño. Ella subía y bajaba rápidamente, una y otra vez. Se inclinó hacia adelante agarrándose del respaldo de la cama y poniéndome sus tetas en la cara, yo lamía desesperado aquellas masas deliciosas, chupaba alternadamente sus pezones y los sentía en la punta de mi lengua.

En aquella completa oscuridad no se veía nada, solo se oía su respiración agitada, el sonido de mi boca chupeteando y ese inconfundible y maravilloso ruidito de su concha empapada y siendo penetrada... chop, chop, chop, y la cama, que rechinaba descaradamente con nuestros frenéticos movimientos. Yo con voz entrecortada balbucee:

- la cama suena mucho...el Tomy puede despertar...

Ella me respondió sin parar de moverse.

- sigue, sigue... cuando se duerme no despierta con nada...

A veces ella detenía el ritmo y se enderezaba, quedaba sentaba y ensartada hasta el fondo, yo sentía mis cocos aprisionados bajo su poto y como ella me apretaba el pico como estrujándolo, como sintiéndolo en su interior. Después seguíamos culeando... me susurraba cosas que me volvían loco...

-…ayyy cariño...que rico.

- lo tienes tan duro.... me gusta así...

aaah.... todo adentro... hasta el fondo... siiiii

- ...me estas culeando tan rico mi vida... dame, dame...

Yo buscando encontrar el interruptor de la lamparita le dije...

-quiero mirar, déjame prender la luz...

- pucha.... bueno... pero la apagas, me respondió.

Cuando la pieza se iluminó y mis ojos se acostumbraron, la vi..., sentada sobre mí, su pelo revuelto, su carita hermosa de niña buena mirándome con esos ojos verdes, sus mejillas sonrosadas, su boca entreabierta, era fabulosa así desnuda, su piel tan blanca, sus tetas grandes meciéndose acompasadamente con su respiración, sus pezones rosados apuntando desafiantes hacia mí, su ombligo, sus muslos abiertos, uno a cada lado de mi cuerpo... no era delgada, tampoco gorda, tenía aquellas suaves curvitas en su vientre.... era un poema, una diosa, hubiese querido tomarle una foto para recordarla siempre así. Me regalo algunos segundos de aquella visión exquisita y me dijo... apaga... casi suplicando. La oscuridad volvió, y tras la breve pausa los movimientos y jadeos también.

-porque no quieres con luz?... le susurré

-con luz soy la Elena, la mamá, la señora que se porta siempre bien...

-mmm... respondí... y oscurito?

Me dio un beso de esos donde las lenguas se refriegan con ferocidad... luego dijo:

-oscurita no soy yo... aparece otra... jaja, dijo y volvió a comerse mi boca.

-como otra?, le pregunté curioso.

Se acercó a mi oído y me dijo en voz muy baja y entrecortada:

-una putita muy caliente... y me beso la oreja.

Empezó a hacer unos movimientos circulares con su pelvis al mismo tiempo que subía y bajaba... me mató con eso... la agarré con ambas manos del poto, empecé a quejarme agónico y me fui cortado lanzando mil chorros de semen en lo más profundo de ella... se abrazó fuertemente a mí, tembló y también acabó.

Nos quedamos así, pegados, un rato, recuperando la respiración, en silencio.

Luego de un rato, nuestros sexos se separaron y se bajó acurrucándose junto a mí, yo la abracé con dulzura... ninguno hablaba, yo no sabía que decir. Después de un rato ella rompió el silencio y me dijo:

- tienes que jurarme que esto no lo sabrá nadie nunca... que será un secreto nuestro.

-lo juro..., me apresuré a decir.

-a partir de mañana todo tiene que volver a ser como antes...nunca volveremos a hablar de esto... tiene que quedar aquí... me dijo.

-lo juro Nenita, lo juro... le aclaré.

Se acurrucó y acomodó su cabeza sobre mi hombro... después de un rato preguntó:

- ...así que estabas preocupado por el Tomy?

si, respondí, pensé que podía despertar...

no te preocupes, con el remedio que toma no despierta hasta después de las 8 y son recién como las 2... y volvimos a quedar en silencio.

De pronto, siento que posa su mano delicadamente en mis testículos, acariciándomelos muy suavemente, después la desliza lentamente hasta tomármelo por el tronco, que había vuelto a ponerse duro

uyyyy... mira cómo se puso de nuevo... dijo dulcemente, yo sonreí un poco avergonzado.

Sin soltarlo se enderezo un poco acercando su cara a la mía, me dio un tímido besito en los labios y me dijo al oído:

- por si aca... el regalo es por toda la noche...

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