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Relato #2: Desayuno de Reyes

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Abro mis grandes ojos cafés y ante ellos está mi esposo durmiendo plácidamente, con sus fuertes brazos rodeando mi cuerpo y con una impresionante erección mañanera que me ha despertado el voraz apetito carnal.

Vernos acostados en la cama totalmente desnudo (como acostumbramos dormir) me hace el trabajo más fácil y excitante. Además de ser una forma de mostrarnos tal cual como somos y sentirnos en confianza como pareja. De la forma más sutil y sin despertarlo me deslicé hacia su zona sur, abrí lo más que pude e introduje todo su pipe firme, grande y venoso en mi boca... −Ummm que caliente se siente− me lo chupé completo de arriba a abajo.

—Ayy amor, ¿Qué haces? Se siente rico —exclama Raf aún soñoliento y pensando tal vez que está teniendo un sueño muy húmedo.

—Estoy desayunando. Hoy amanecí con muchas ganas de ti. —Le respondí de forma pícara al mismo tiempo que pasaba mi lengua por lo largo de su verga.

Comencé con la punta de la lengua, rodeo la cabeza de su gran miembro y luego se la chupo, como una colegiala chupa una chupeta, entera y sin apuro... me lo mentí en mi boca lo más que podía, subía y bajaba, una y otra vez. Pasado unos siete minutos, me agarró por el cabello y empezó a apretarme contra él (así ahogándome), fue así como sentí su leche caliente recorriendo mi garganta y desbordándose por los costados de mis labios. Subí la mirada, ahí estaba mi hombre sin aire y expulsando todo su deseo en mi boca.

—A mí también se me abrió el apetito —dijo Raf al mismo tiempo que se acomodaba entre mis piernas.

—Ohhh... Siii... ¡cometela toda! ¡Qué rico la chupas, amor!  —grité agitada.

Ahí estábamos de nuevo, volviéndonos locos de pasión y lujuria por sentir el cuerpo del otro. Hicimos cambio de posición, quedando él tendido en la cama boca arriba y yo encima de él.... al frente de su cara tenía una vista perfecta de mi sexo y mi trasero, enfrente de mí su hermosa verga. Allí estamos ambos dos todas las ganas de devorarnos en un perfecto 69.

Sus manos rápidamente estaban apretando mis nalgas, las separó, vio mi ano dilatado y pasó su lengua para luego bajar a mi cuquita mojadita... sentía su lengua traviesa entrando y saliendo, jugando con mi clítoris y subiendo hasta mi ano otra vez; volviéndose loco de deseo, saboreándome toda. Me mordía suavemente.

—Ahhh, ahh... ¡no pares! Muérdeme toda ahh —gemí teblorosa. Mientras continuaba comiéndome a mi hombre. Su pipe caliente y firme es mi delirio, se lo chupe completico –uff− lo tenía en mis manos dándole un movimiento de muñeca. Cuando estábamos a punto corrernos, paramos. Cambiando de posición otra vez. Un tranquilo misionero se convirtió en un estallido de lujuria y un sinfín de besos apasionados.

—Gracias por este desayuno de Reyes ¡Te amo, mujer! —dijo Raf abrazándome muy fuerte.

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