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Sorpréndeme otra vez

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Era fin de semana ya atardeciendo, regresaba a casa después de una dura jornada laboral, quería hacer algo diferente este fin de semana.

Pocas veces salíamos ya, cuando salimos era a cenar o algunas veces a visitar a las amistades, pero tenía mucho tiempo que no inventaba algo nuevo con mi bella esposa ya la vida se nos estaba haciendo rutinaria como a la mayoría de los matrimonio y eso no me gustaba para nada, quería ponerle un poco de chispa y picante a nuestra relación, como cuando eras novios que hacíamos el amor en sitios públicos, en los ascensores, en el automóvil, en la playa y otros sitios más que se me escapan de la mente. Inmediatamente se me vino a la mente el nuevo bar del cual hablaban tanto mis compañeros de trabajo en el consorcio. Y decidí ir esa noche a conocerlo en compañía de mi esposa, pero para ello quería comprarle un vestido muy sexy que realzara su espléndido cuerpo. Detuve el automóvil en el estacionamiento de un centro comercial que había antes de llegar a casa para comprarlo. Y justo me había estacionado frente una gran tienda con grandes vidrieras y varios maniquíes con vestidos muy sexys. Había un maniquí que se parecía mucho a ella, delgada, alta, blanca y con cabellera negra azabache. Me imaginé que, a mi esposa dentro de ese vestido, le quedaría igual o mejor que al maniquí y no es por exagerar, pero mi esposa a sus 26 años se conserva súper bien ya que es muy exigente con ella misma en cuanto su alimentación como también con sus rutinas de ejercicios diarios en el gimnasio.

Compré el vestido y le envié un mensaje de texto al su teléfono.

-"Hola amor. Te gustaría salir hoy de la rutina"

-"Claro que si mi amor, me gustaría mucho. Ya estaba por decírtelo, pero como siempre me lees el pensamiento" ¿Para donde me piensas llevar?"

-"Estaba pensando en un nuevo bar que abrieron hace poco, escuche comentario aquí en mi trabajo de mis compañeros, dicen que el ambiente es muy acogedor y se presta para todos los gustos, hay una gran barra, una pista de baile, tubos de bailes para las chicas, stripper y muchos cubículos reservados para parejas”

-"¿Ok me parece bien? Vamos a conocerlo, espero que sea un buen ambiente y que nos ponga lujuriosos como en los viejos tiempos.

-“Bueno pero eso no depende tanto del sitio mi amor, sino de nosotros mismo. Antes hacíamos nuestras travesuras en cualquier parte y disfrutábamos mucho. Si los dos estamos dispuestos a pasarla bien, así lo haremos”

-“Y que travesura se te ha ocurrido hacer, extraño como éramos antes, siempre la pasión y la lujuria nos envolvía”

-“Hasta ahora no se me ha ocurrido nada pero tú también puedes sugerir lo que desees hacer”

-“Saber que siempre me dejo guiar por ti. Yo hago lo que tú quieras, me excita mucho más enfrentarme a lo desconocido”

-“Ok. Mi amor está bien, así lo aremos. Ya voy camino a casa”

-“¿Te espero para ducharnos juntos?"

-"De ninguna manera mi amor. Mejor te duchas hoy tu sola y luego yo porque la tentación va a ser muy fuerte y vamos a terminar haciendo el amor en la ducha y no es lo que quiero para hoy. Quiero disfrutar una buena velada contigo y que estemos muy excitados para atrevernos a lo que venga"

-"Uy mi amor. Que ricos se escucha eso, tus palabras ya me tienen excitada. Gracias por ser así mi amor. Cada día te amo más y más. Te espero lista."

-"Mi amor se me olvido decirte. Ponte ropa interior roja. Te llevo un vestido que te compre y quiero que te lo estrenes hoy"

Al llegar a casa me recibió como siempre muy cariñosa y amorosa. Ya tenía puesta su ropa interior roja, se le veía súper sexy, despertando en mí una inmediata erección, Linda tenía un cuerpo descomunal y rostro angelical con unos grandes y bellos ojos grises que realzaban con su larga cabellera negra azabache, sus senos medianos, ni muy pequeños ni muy grande total mente redondos y dos pezones de aureolas pequeñas que apuntaban al cielo, su pequeña cintura hacia contraste con su plano vientre rematando con sus amplias caderas y protuberantes glúteos que realzaban su magnífico cuerpo. Estaba muy emocionada, lo reflejaban sus ojos. Le entregué su regalo y fui a ducharme. Al entrar en la habitación observe mi ropa lista sobre la cama. A ella le encantaba escoger lo que quería que me pusiera cuando íbamos a salir juntos, bueno, aunque para ser sincero igual que yo pará con ella.

Cuando ya estaba terminando de vestirme entro ella con su sexy vestido rojo. Esta súper bella y muy sexy.

-Qué bello te queda mi amor, vas a ser la envidia de todas las mujeres.

-Gracias está muy lindo, pero no exageres mi amor dijo dándome un cálido beso. Pero te equivocaste en algo. Este vestido se usa sin ropa interior ya que es una tela muy delgada y se ciñe totalmente al cuerpo.

-¿Ósea que andas sin nada debajo? Que locura. Te queda fenomenal. El maniquí se quedó corto ante ti mi amor. Hoy quiero hacer algo diferente. Algo que nos excite mucho a los dos.

-¿Y qué has pensado mi amor, que travesura vamos hacer?

-Quisiera que nos conociéramos en el bar.

-¿Y cómo es eso? ¿No entiendo?

-Tú entras primero y te ubicaras en la barra o donde prefieras como si fueses sola, después llegare yo y te abordo como si no te conociera.

-Ah ok como dos extraños que se están conociendo esa noche. Me parece genial esa fantasía. Eso me gustaría. Comenzar nuevamente nuestro romance.

-No serás mi esposa esta noche. Serás una extraña que tratare de conquista.

- Que rico. Así será entonces. Pero tendrás que ganarme como lo hiciste cuando me pretendías y sabes que no soy una mujer fácil. Entonces esta noche no serás mi esposo, solo un extraño para mí, dijo con malicia, claro hasta llegar a casa. Bueno, vamos a nuestra aventura estoy súper lista Sr. Extraño, dijo sonriente. Espero que la pasemos súper bien.

- Así será mí amor. Ya lo verás. Hoy va a ser un día como ningún otro que hayamos vivido eso sí, tenemos que poner todo de nuestra parte para que todo salga como queremos.

Dije extendiéndole mis brazos y besándola suavemente.

Al llegar al bar me estacione en la entrada para que ella se bajara. El estacionamiento era muy amplio y sin embargo estaba casi lleno.

-Bueno mi amor aquí te dejo. Estaciono el auto y entro. Pide lo que quieras. Estas por tu cuenta. Dije sonriendo con picardía.

-Tranquilo mi amor. Cuando entre seré soltera e independiente. Si me quieres y deseas tienes que ganarme como los buenos. Ojalá y no hayas perdido tus cualidades para conquistar una chica. Dijo sonriendo.

Me dio un beso en la mejilla y se bajó muy segura de sí.

La observe unos instantes mientras caminaba hacia la entrada y me quede admirado como siempre su escultural cuerpo. Recuerdo las palabras que me dijo una vez un amigo cuando aún Linda no era mi esposa. "Linda es demasiada hembra para un solo hombre amigo mío"

Ente al bar un poco nerviosa pero no quería demostrarlo. Quería seguirle el juago a John, lo veía muy entusiasmado y tenía tiempo que veía ese brillo en sus ojos. Iba a poner mi alma y mi corazón para que todo saliera como él quería, además yo también necesitaba que fuese una noche diferente y que recobráramos esa chispa perdida por la rutina diaria. Me dirigí directo a la barra. Era un loca muy grande. La barra tenía forma de "U" y la pista de baile estaba ubicada en el centro, era un poco pequeña para mi gusto, pero bastante oscura para la intimidad los enamorados. Me sentí desnudada por la mirada de los hombres, muchos me observaron descaradamente como si estuviese entrando un manjar. Me senté en la parte más cerca de la pista de baile porque antes de irme quería baila con John. Pedí mi bebida favorita y me relaje para esperar la llegada de mi esposo para iniciar el juego a ver como pensaba sorprenderme.

- Hola me puedo sentar.

La voz me saco de mis pensamientos. Era un joven rubio y muy apuesto de aproximadamente 25 años.

- Está ocupada. Estoy esperando a mi esposo. Hay varios asientos desocupados. Más allá le dije un poco seca.

- Bueno entonces me siento al otro lado. ¿Aquella no está ocupada verdad? Dijo el joven sonriendo.

En el momento caí en cuenta que estaba sentada en medio de dos puestos vacíos. Y dije sonriendo para disimular mi metida de pata.

- Esta si está desocupada. Mi esposo le gusta sentarse a mi derecha, fue lo que se me ocurrió decir aunque pereciera un poco tonto.

El joven se sentó y pidió un Whisky y otra bebida para mí.

- Siento si comenzamos mal, por favor, débeme brindarle una bebida para disculparme. Me llamo Jesús, dijo extendiéndome su mano.

-No hay problema Jesús, y no debió molestarse por brindarme aún tengo mi copa casi full, de todas maneras, gracias y mucho gusto. Me llamo Linda. Dije extendiendo mi mano.

Era un joven muy sociable y amable, brindamos y charlamos de todo un poco. Y mi esposo aun no llegaba. A cada rato observaba mi reloj. Ya había pasado más de media hora. De pronto sonó el timbre de un mensaje en mi móvil.

-"Hola me llamo John y soy tu admirador. Esta bellísima. Ese vestido te sienta súper bien. Lástima que estas acompañada"

Era John quien me escribía. Yo decidí seguirle la corriente al juego. Aunque en verdad me hubiese gustado tenerlo a mi lado para sentirme mejor y más segura. Aun Jesús me daba cierta seguridad ya que había observado que era un joven muy decente.

- “Muchas gracias por su piropo Sr. John, estoy acompañada por un amigo que acabo de conocer. No es mi pareja. Si quiere se puede sentar con nosotros y así nos conoceremos personalmente.”

-“Me gustaría pero hay un dicho que dice que 2 son compañía y 3 son multitud”

-“¿No será que no le gusta la competencia Sr. John? Es más fácil conquistar una dama solitaria

¿Verdad?’’

John tardo un rato en contestar, comencé a pensar que me había extralimitado en lo que le dije.

-“Disculpa que no te respondí antes porque estaba saludando a un amigo. La competencia no me asusta, más bien me entusiasma cuando el rival vale la pena.”

-“Por qué piensa que el rival no vale la pena Sr. John ¿acaso lo conoce?’’

-“¿No lo conozco, sino porque llevan ya charlando más de media hora y aun ni siquiera te ha sacado a bailar?’’

-Para su información Sr. John si me ha invitado a bailar pero estaba esperando a mi esposo el cual aún no ha llegado a mi lado. Además en este sitio solo colocan música suave y preferiblemente ese tipo de música me gusta bailarla con mi pareja.

-Pero si tango le gusta bailar a usted porque no viene a sacarme a bailar. Yo con usted bailaría encantada.

-Caramba mi bella dama debes estar bien desesperada para querer bailar conmigo sin conocernos aun ya veo que ese competidor no ti futuro. Pensé que era usted una mujer más fiel a su pareja.

Este comentario me agredió un poco, pero fue mi culpa ya que cedi muy rápido, porque quería tenerlo a mi lado, en verdad metí la pata. Tenía que ponerlo a sufrir un poco por mí. Debía hacerme la difícil con él.

-“Esta en lo cierto Sr. John creo que me extralimite con usted. Yo no soy una mujer fácil, lo que pasa es que quería bailar con mi esposo y me equivoque con usted. Ahora mismo voy a baila con este chico que esta tan a mi lado y que por cierto está muy bueno, como para comérselo todo’’ Dije bromeando para ponerle un poco de picante al juego.

-‘’Baila entonces con él y lo pruebas a ver si sabe tan bien como piensas y luego bailas conmigo y me pruebas a mí también y así decides a quien te quieres comer esta noche.”

 “¿Y si me gustan los dos sabores Sr. John? "Le respondí pícaramente para ponerle sabor y darle un poco de celos.”

-“En ese caso nos podría comer a los dos, ya que su esposo la dejo plantada, diviértase usted como quiera esta noche.”

-‘’Seguiré su consejo Sr. John. No están nada mal esa idea’’ Dije nuevamente siguiéndole el juego.

-Disculpa Jesús era mi esposo, se le presento un inconveniente y no sabe aún si puede venir. Me gustaría bailar.

No había terminado de pedírselo cuando Jesús de levanto tendiéndome su mano para ayudarme a levantarme del asiento.

Me tomo de la mano y fuimos al centro de la pista. Yo miré hacia todas partes buscando a mi esposo pero no lo pude ver entre tanta gente.

Jesús se acercó lentamente sin dejar de verme a los ojos y me abrazo por la cintura con sus brazos, yo lleve mis brazos a su cuello, nuestros cuerpos se restregaban al compás de música, sus movientes eras suaves. Sentía su respiración sobre mi cuello, sus fuertes manos acariciaban mis caderas. Su piel emanaba un olor muy cautivador, me sentía muy extraña por lo que estaba haciendo, pero al fin y al cabo era un juego que estaba haciendo con el consentimiento de mi marido.

- Eres una hembra muy divina. Me dijo al oído. Yo no conteste nada. No sabía que decir.

Sus labios comenzaron a rozar mi cuello, mi piel se erizo completamente y sentí mojarse mi vagina. Esto me avergonzó mucho, pero no por el sino por mí.

Volví a sentir sus labios en mi cuello nuevamente pero esta vez me está besando y chupando muy suavemente y aunque se sentía muy rico tuve que detenerlo.

-Mejor vamos a sentarnos Jesús. Dije sin dejar de verlo un poco seria.

-Discúlpame si me extralimite, por favor no te molestes. Eres una chica súper bella y muy sensual. No resistí la tentación.

-No soy una de esas chicas con la que quizás estás acostumbrado a salir.

-Si lo sé. Por favor perdóname.

Nos sentamos nuevamente en la barra y Jesús me volvió a brindar otro trago. Luego brindamos y me tomo la mano para besarla suavemente sin apartar sus ojos de los míos.

-Hola, sentí la voz a mi espalda. ¿Está ocupado esto este puesto? Me quede sorprendida era la voz de John.

-No está ocupada dije inmediatamente, puede centrarse. Le dije muy amablemente siguiéndole el juego.

Enseguida Jesús reacciono al ver el cambio en mi rostro.

- ¿Es tu esposo?, me dijo disimuladamente al oído.

- No. No es mi esposo. No lo conozco. Primera vez que lo veo.

-Mucho gusto mi nombre es John. Dijo presentándose conmigo y con Jesús.

- Puedo brindarles una copa, dijo John. Llamando nuestra atención.

- Bueno está bien. Si usted quiere. Aunque aún estoy full Jesús me brindo esta hace poco pero la voy apresurar, de lo mismo por favor, dije levantando mi copa vacía.

John se acercó su asiento hacia el mío hasta quedar pegado a mí. Su mano se posó sobre mi muslo.

-Conozco ese olor de excitación en tu piel y en tus ojos, ¿la estás pasando bien?

-Claro que si mi amor y ahora mejor que estas a mi lado, me siento más segura.

Vi a Jesús con el rabillo del ojo y observé su cara de asombro. Me imagino que no entendía lo que pasaba ya que un extraño se me había sentado al lado y ya me estaba metiendo mamo y yo no decía nada.

-Casi se te monta encima ese tipo, quieres que le llame la atención por ti, me dijo Jesús al oído.

-No Jesús por favor, no quiero problemas, acércate tú también y tratemos de llevárnosla bien, dije dándole una palmadita en la mano para tranquilizarlo.

Jesús también acerco su asiento al mío y para mi sorpresa también coloco su mano sobre mi otro muslo. Me imagino que pensó que estaba actuando muy lento conmigo. Yo me estremecí cuando sentí su mano. No sabía qué hacer.  Mi reacción fue voltear hacia John a ver si se había dado cuenta de lo que estaba pasando. Y efectivamente ya lo había visto. Se me acercó al oído diciéndome.

- El juego ha cambiado un poco ahora, somos dos extraños luchando por ligar con una bella mujer. El chico no quiere dejarse quitar su presa. ¿No te parece excitante o no te agrada?

Yo no le conteste nada, solo lo vi directo a los ojos y pude ver otra vez aquel brillo perdido de lujuria y picardía que me había enamorado.

Ahora fue Jesús quien se me acercó al oído, diciéndome.

-¿Está siendo obsceno contigo? Si es así dímelo para ponerlo en su lugar.

-Gracias Jesús pero no me está molestando. Le dije en tono agradecido. Lo estoy conociendo como a ti, cada persona tiene su forma de ser. Si me molesta serás el primero en saberlo.

-¿Te gustaría bailar Linda? Me estoy muriendo de las ganas de bailar contigo, flechastes mi corazón desde que te vi entrar. Quiero sentir la vibración de tu cuerpo al bailar, dijo John en voz alta para que Jesús escuchara.

Dijo esto acariciando y apretando un poco mi muslo.

Jesús se quedó asombrado por la manera de actuar de John.

-Linda va a bailar conmigo Sr. John, estamos descansando un poco, así que será después y si no viene muy cansada, dijo Jesús también apretando mi muslo. Un poco celoso para mi forma de ver.

-Bueno creo que es Linda la que tiene la última palabra, dijo John.

Yo seguía sin saber que decir. Mi mente era una confusión de pensamientos en ese momento, estaba paralizada. Jesús seguía sobándome un muslo y John el otro. Sin duda estaba en medio de una competición de dos machos sedientos de sexo y para ser sincera esta situación me tenía muy alagada y excitada. Jamás habría pensado vivir una aventura así.

- Oye linda, me susurro Jesús al oído. No confió en ese tipo, no me gusta come te ve, creo que solo busca sexo.

-¿Y tú que buscas de mi Jesús? dije mirándolo fijamente. No me gustan escenas de celos.

-Discúlpame, no fue mi intensión, no sé qué me pasa contigo me siento inseguro.

-No tienes por qué estarlo, me caes muy bien, más de lo que te imaginas, le dije para ponerle un poco de picante al juego.

Jesús se aproximó a mí sin quitar su mirada de la mía y sin poder evitarlo me robo un beso. Yo me sonrojé inmediatamente, me imagino la cara de asombro que puse, no supe que decirle o cómo reaccionar lo que se me ocurrió fue voltear a ver a mi esposo aun sin quitar mi cara de asombro. Y para el remate total ahora fue John quien me besó suavemente. Pero inmediatamente se vino a mi mente una interrogante ¿Que estaría pensando de mí Jesús y mi Esposo?

Aproveche el momento en que Jesús volteo a saludar a un amigo para hablar con John.

-Creo que debemos parar ya este juego mi amor. Me siento muy avergonzada y creo que el juego se me está yendo de las manos, le dije a John en voz baja paraqué Jesús no escuchase.

- Te conozco bien y sé que estas muy excitada, lo veo en tu mirada, este no era el juego pero se ha dado así por sí solo. Y le has puesto sabor, pero es tu decisión.

-En realidad lo he disfrutado hasta ahora pero me preocupa mucho lo que esté pensando Jesús y tú en este momento. También me preocupa la gente que nos está observando.

-Si es por la gente no te preocupes mi amor. Aquí todo viene a ligar. Nadie está pendiente de nadie solo de la persona que le interesa, echa un vistazo y verás. Por mí no tienes que preocuparte, si yo he permitido que pase es porque también estoy disfrutando el juego contigo, vinimos a pasarla bien y creo que lo estamos haciendo, en cuanto a Jesús deje estar pensando que eres una mujer bella y liberal. En cuanto a ti, si te molesta lo que está pasando no lo sigas haciendo y ya. Dile a Jesús la verdad que solo era un juego y listo. Seguimos solo tú y yo pasándola bien.

-Pero me da pena con Jesús, es un joven muy simpático y se ha portado muy bien, no me gustaría decirle que nos hemos estado burlando del él.

-Habla tú con el mejor. Yo no me atrevo mi amor.

- Oye Linda te has olvidado de mí, dijo Jesús a mi oído, estas muy entretenida con tu nuevo amigo, creo que mejor me voy, quizás desees más su compañía que la mía, dijo Jesús ya poniéndose en pie.

-No Jesús por favor no digas eso. Lo siento en verdad. No te vayas, dije tomándolo del brazo.

Le dije esto sin pensarlo. En realidad después que lo dije me quedé asombrado de mi misma, ahora no sabía que estaría pensando John de mí. Hace un minuto quería terminar el juego y ahora que Jesús se quería marchar y ya estaba casi disuelto, yo lo volvía a juntar. Quien entiende a las mujeres, como siempre dice John. Me imagino que John era el más sorprendido ahora.

Jesús se me acerco nuevamente y busco mis labios. Yo inmediatamente lo frene de forma automática. Él se quedó paralizado y en su rostro se reflejó la impotencia. Me imagino que no entendía lo que estaba pasando. Hizo un gesto que sin lugar a duda alguna era una despedida, yo sin pensarlo dos veces lo tome del brazo nuevamente para impedir que no se fuese. Aun sin saber por qué lo hice otra vez, en lo más profundo de mí quería continuar el juego.

-¡Alzo!, quisiste continuar, nadie te obligo, dijo John a mi oído. Gire la cabeza hacia él para que me explicará lo que me quería decir aunque ya yo lo sabía, pero solo obtuve una mirada profunda y súper picara que me acelero el corazón.

Dude un momento pero luego gire mi rostro hacia Jesús ofreciéndole mis labios, el tomo mi rostro entre sus manos y me beso suavemente y yo esta vez le correspondí, en eso sentí los dedos de mi esposo abriéndose paso entre mis muslos hacia mi húmeda vagina. Automáticamente abrí un poco más mis piernas. La excitación me subió velozmente a la cabeza. El beso se hacía cada vez más intenso de ambas partes, mientras mi esposo seguía excitándome aún más con sus dedos, ya prácticamente nos comíamos a besos Jesús y yo. No se si Jesús se había dado cuenta de lo que me estaba haciendo mi esposo. Sus dedos seguían penetrando mi vagina, la lengua de Jesús era muy habida recorriendo toda mi boca, en verdad besaba rico. De pronto sentí sus manos acariciando mis senos y sus dedos apretando suavemente mis erectos pezones y allí si reaccioné apartándolo de mí y al mismo tiempo cerrando mis piernas.

- Chicos. Chicos. Creo que vamos muy rápido le dije a ambos. Como si no conociera a mi esposo. Mejor voy al tocador. Cuando regrese espero estén más calmados.

Los dos seguimos con nuestras miradas aquel fenomenal cuerpo hasta que desapareció entre la gente.

Al llegar al tocador llame inmediatamente a John.

- Mi amor discúlpame, sé que debo tenerte desconcertado con mi actitud, no sé qué me ha pasado, ni yo misma me entiendo, digo una cosa y hago otra, sé que me pase de la raya. No entiendo cómo pude hacer eso. Estoy muy avergonzada conmigo y contigo. Espero no estés molesto. Perdí la cabeza mi amor.

- Tranquila amor. No es para tanto. No es culpa tuya, te dejaste llevar por el momento. Pero tranquila si tú tienes culpa yo también, pero sin embargo yo no me siento culpable porque para mí no has hecho nada malo, estamos juntos y lo he permitido para que disfrutes algo diferente, yo lo estoy tomando como un juego que nunca habíamos hecho y que nos excita mucho.

-Yo estoy súper excitada, no te lo voy a negar pero me siento extraña, jamás pensé besar a otra persona que no fueses tú. Y me da miedo que puedan seguir pasando otras cosas que no pueda controlar.

-No quiero que te sientas culpable de nada, ya te lo dije, no dañemos el momento con prejuicios tontos, lo que importa es que la estamos pasando bien y a eso fue a lo que vinimos. Si te vas a sentir mal despachemos a Jesús y ya. Si no quieres hacerlo tu personalmente, yo hablare con él.

-Es lo mejor mi amor, tengo miedo.

-¿Pero a que le tienes miedo en verdad? A lo que yo piense de ti o que tú no te puedas controlar.

- A las dos cosas mi amor. No soy de palo ¿sabes? además si seguimos el juego Jesús querrá siempre más y no sé si me pueda controlar y tampoco si tú puedas controlar la situación ya que te veo muy cómodo, complacido y disfrutando de lo que está pasando.

-No he de negarte que aunque he estado muy celoso, este juego me ha excitado tanto que ha superado mis celos. Y Jesús ha llegado hasta donde tú lo has dejado.

- No quiero ser aguafiestas pero pienso que mejor deberíamos dejar eso hasta aquí. Otro día haremos otra travesura pero ya por hoy es suficiente.

- Esta bien mi amor como tú quieras, tu decide, me gusta que siempre tengas la última palabra. Te espero para que le digas la verdad a Jesús y te disculpes con él, sino lo hare yo, solo quiero que la sigamos pasando bien.

Linda tardo más de esperado en el tocador, yo estaba impaciente porque no llegaba, estuve a punto de llamarla a ver que le había pasado. Cuando hizo su aparecida triunfal. Tenía un semblante radiante y cautivador, su rostro reflejaba una picardía, otra vez volvió a sorprenderme.

-Bueno chicos espero que estén más calmados y tranquilos, lo estuve pensando y quiero seguir pasándola bien con ustedes y creo que lo más justo y para que no allá disconformidad es bailar los tres juntos. Así los complazco a los dos al mismo tiempo.

Jesús y yo nos quedamos mirando sorprendidos. Pero al instante, reaccioné.

- Me parece magnifico, dije. Parándome inmediatamente y extendiéndole mi mano para ayudarla a levantarse.

Jesús inmediatamente hizo lo mismo. Me imagino que Linda se sentía como toda una princesa en ese momento.

Pasamos entre la gente hasta el centro de la pista. Me había metido en un lio, no me imaginaba como íbamos a bailar los tres, música suave, pero sino lo hacía de este modo Jesús se iba a ir molesto porque iba ver obligada a bailar con mi esposo y sinceramente no quería acabar el juego aun hasta ver donde nos llevaba y hasta donde mi esposo era capaz de resistir sus celos. Me iba a dejar llevar hasta que John no aguantara más y el mismo tomara la decisión. Mi sorpresa fue cuando Jesús tomo la delantera apoderándose de mí cintura y atrayendo mi cuerpo hacia el suyo. Comenzamos a bailar muy pegados. Sentía sus fuertes manos aferrándose a mi cintura con fuerza como paraqué su rival no se la quitara. Parecían dos niños compitiendo. Busque a John y estaba detrás de mí, se me acercó y comenzó a bailar pegado a mi trasero. Volteé a verlo y aprovecho para besarme. Yo gustosamente le correspondí aquel ardiente beso. Al instante sentí los labios de Jesús chupando mi cuello. Mi cuerpo se estremeció. Sentí mis piernas temblar. Jamás imaginé una sensación igual. John no soltaba mi boca ni Jesús mi cuello. Jesús comenzó a moverse restregándome su pene erecto sobre mi vientre al igual que el de John sobre mis glúteos. Casi no podía respirar en aquel sándwich que me estaban haciendo. John dejo de besarme para hablarme al oído.

- ¿Te gusta lo que estamos haciendo? Me pregunto John al oído.

Cuando iba a responderle Jesús se apodero de mis labios y yo le correspondí y al instante sentí a John moviendo mi cabellera a un lado para dejar libre mi nuca, él sabía que era uno de mis puntos débiles, comenzó a besármela, chupármela y a morderla suavemente, mi cuerpo comenzó a temblar nuevamente, mis piernas comenzaron a flaquear de nuevo, mi cabeza iba a explotar de la excitación.

- Vamos a un reservado, susurro John muy excitado a mi oído.

Yo estaba tan aturdida que no entendía nada. Me sentía en el limbo, le respondí sin entender.

- A mí también me gustaría, dije con un susurro.

Volví a la realidad cuando ya estaba tomando asiento en el reservado.

- ¿Dónde estamos? Dije extrañada viéndolos a los dos.

-En el reservado como habíamos quedado, me respondió John extrañado.

-¿Esperen un momento no sé de qué hablan? Yo estaba aturdida aun me siento aturdida. No sé qué me ha pasado. Ya mi cerebro no puede pensar bien. Creo que debemos hablar Sr. John.

- Esta bien linda como quieras. Dime soy todo oídos.

- Creo que ya nos estamos pasando de la raya al encerrarnos los tres aquí solos. Creo que es hora de parar.

- Pero porque Linda. No seas así amor. La estamos pasando súper bien y tú lo estas disfrutando hasta más que nosotros, dijo esta vez Jesús a su espalda un poco desesperado. El no entendía lo que ocurría.

-Ese es el problema que lo estoy disfrutando mucho y tengo mucho miedo de las consecuencias que puedan acarrear nuestros actos.

Me daba cuenta que mi esposa quería seguir el juego porque si no ya me hubiese desenmascarado delante de Jesús. Eso me daba a pensar que si quería seguir pero tenía miedo de lo que yo llegará a pensar.

-No tienes por qué temer. Los tres la estamos pasando súper bien esta noche. Quizás tenías en mente hacer otra cosa con tu esposo pero el destinó te ha dado esta oportunidad para explorar nuevos placeres. Estas con tus nuevos amigos Jesús y John y estás viviendo una aventura jamás imaginada por ti. Así que piénsalo y te decide, un momento como este quizás ya no se vuelta a repetir jamás.

Ella me miró fijamente sin saber que decir. Me imagino se sentía contra la espada y la pared.  Jamás pensó estar en un momento como éste. Me imagino que era una decisión muy difícil para ella.

- ¿Porque no hablamos tú y yo solo? me dijo sin apartar su mirada de mis ojos.

- Ok. Ya veo que el que estoy sobrando soy yo, mejor me marcho, sigan disfruten ustedes dos, dijo Jesús dirigiéndose abrir la puerta del reservado, fue un placer conocerte Linda.

-No Jesús no pienses mal. No es lo que crees. Pero no puedo explicártelo, por favor no te vallas. Solo quiero aclarar algo con John, dijo sujetándolo del brazo nuevamente del brazo.

- Es la tercera vez que trató de irme y no me dejas, ¿te han dicho que eres una chica un poco confusa y complicada? Me dijo Jesús tiernamente acariciándome el rostro.

-Por lo general no soy así de confusa ni complicada, pero lo que he hecho esta noche jamás lo había hecho, ni siquiera había cruzado por mi mente hacer algo así, esto surgió de repente, siento mucho miedo con lo que pueda pasar aquí, estoy muy excitada y eso hace que mis ideas sean confusas, hay una lucha interior por lo que deseo hacer y lo que debo hacer, no quiero hacer algo que dañe mi relación para siempre.

-Te entiendo pero un momento como este quizás no se vuelva a repetir jamás, deberías dejar de pensar un poco en los demás y pensar en ti, en tus ojos veo que quieres seguir.

-Quisiera seguir en verdad, pero no debo. No voy a dañar mi vida por un momento de placer, dije soltando dos sendas lágrimas.

Jesús me tomo en sus brazos y me abrazo tiernamente. John también se acercó a mí y acaricio mi cabellera suavemente.

-Tu relación no se va a destruir jamás por lo que pase hoy aquí, más bien se va a fortalecer, te has dado cuenta de lo que vales y de lo que vale tu relación y eso es muy importante. Estoy contigo y siempre lo estaré, piensa ahora en ti y déjate llevar por lo que desees, disfruta como nunca lo has hecho.

-Gracias John, quería escuchar eso de ti. Luego me tocara a mi sorprenderte a ti con algo que sé que te va a encantar.

Jesús levanto su rostro y su boca busco la suya en un ardiente beso. Las manos de Jesús comenzaron a recorrer su bello cuerpo. Ella rodeo con sus brazos su cuello y pego su cuerpo aún más al de él.

Mis manos bajaron a sus muslos y subí lentamente su vestido hasta su abdomen. Me arrodillé y comencé a morder aquellas bellas nalgas que tanto me gustaban. Mis dedos subieron ente sus muslos hasta entrar en aquella vagina súper mojada que hasta hoy solo había sido profanada por mí. Ya los flujos vaginales se deslizaban por su entrepierna. Mis dedos se sumergieron en su profundidad con movimientos circulares, ella inmediatamente comenzó a mover sus caderas, Jesús termino de sacar su vestido por arriba quedando linda como dios la trajo al mundo. Jesús se apodero de sus bellos senos chupándolos a sus anchas. Luego se desnudó sentándose en la butaca frente a ella atrayendo su bello rostro hasta su pene. Ella dudo unos instantes girando su cabeza en mi búsqueda. Nuestras miradas se juntaron pero de nuestros labios no salieron palabras, su mirada buscaba mi aprobación. Yo sin dejar de mirarla metí mi pene en aquel dulce agujero. Ella cerro los ojos por unos instantes y busco con sus labios aquel pene que nunca había probado. Lentamente fue desapareciendo dentro de su boca. Yo seguía moviéndome desde atrás. Mis manos acariciaban y apretaban sus senos y sus pezones súper erectos.

Ella se incorporó y se subió sobre Jesús, tomo su pene guiándolo a su vagina. Este fue desapareciendo lentamente dentro de ella. Giro buscando mi mirada y con su dedo índice me hizo seña para que me uniera. Me acerque lentamente abriendo sus bellas nalgas mientras Jesús ya comenzaba a moverse. Pude observar su pene entrando y saliendo de su mojada vagina. Lo trate de introducir en su apretado culo pero me fue imposible hacerlo ya que el pene de Jesús me obstaculizaba por dentro. Ella no aguanto más y comenzó a moverse desenfrenadamente, introduje dos dedos dentro de su apretado orificio anal a duras penas. Ella al sentir la penetración de mis dedos comenzó a gemir de placer. Saqué mis dedos y nuevamente comencé a introducir mi pene pero nuevamente era imposible ya que chocaba con el pene de Jesús y no quería hacerlo con fuerza para no maltratarla.

-Saca un momento el pene de Jesús para no maltratarte al meter el mío. Le dije al oído.

La levanté un poco por la cintura para saliera el pene de Jesús y la penetre por su apretado agujero trasero suavemente. Esta vez sí había entrado por completo Jesús trato de meter nuevamente su pene pero con mucha dificultad, Linda se subió un poco para ella misma tratar de hacerlo, nuevamente sentí la presión del choque del otro pene. Yo la agarraba por las caderas con fuerza para que no se saliera el mío. Como pudo lo fue introduciendo lentamente con movimientos de caderas. Cuando logro la penetración total de los miembros linda comenzó a moverse rítmicamente. Jesús y yo ni nos movíamos, solo disfrutábamos de aquellos ricos movimientos de cintura.  Sus labios volvieron a buscar los de Jesús. Esta vez era ella la que lo quería devorar. Estaba muy excitada nunca la había visto así. A los pocos minutos su cuerpo comenzó a convulsionar de placer estremeciéndose fuertemente igualmente Jesús y yo. Levanto su espalda recostándose de mi pecho, su boca buscó la mía para besarme suavemente. Jesús comenzó a moverse rítmicamente debajo de ella, yo por mi parte hice lo mismo desde atrás. Sentía la presión de nuestros penes chocando y luchando dentro de ella. Jesús aumento la fuerza de su penetración ella comezón a chillar yo dejé de moverme porque pensé que le estábamos haciendo daño pero mi sorpresa fue mayúscula cuando ella también comenzó a mover sus caderas con fuerza.

-Vamos amor. Muévete mas no te dejes ganar por Jesús. Rómpeme ese culito. Dijo linda con la voz ronca y jadeante.

Mi asombro se transformó en competencia y comencé arreciar mis movimientos. Casi salían de sus agujeros y volvían a entrar hasta más no poder. Ella chillaba y se retorcía pero no dejaba de moverse, nuevamente casi al mismo tiempo nuestros cuerpos comenzaron a sacudirse por la eyaculación. Pero la contienda seguía, ninguno quería parar.

-Jesús quiero que cuando vallas acabar lo hagas en mi boca, avísame por favor y tu John por ningún motivo te salgas de mi culito, quiero que acabes allí otra vez, dijo Linda muy ronca y agitada.

Yo me quedé petrificado, no conocía a esta Linda.

Comenzamos a movernos nuevamente con todo lo que teníamos, ella se levantó un poco apoyando su espalda sobre mi pecho, mis manos se apoderaron de su rostro girándolo hacia mí para besarle sus ricos labios, ella respondió salvajemente, sus dientes mordían mis labios con desesperación y comenzaron a salir gemidos de sus labios, su boca soltó la mía para gemir con más fuerza pero sin dejar de mover sus caderas, pensé que le estábamos haciendo daño con nuestras penetraciones pero no era eso, era Jesús que estaba exagerando un poco con sus bellos senos apretándolos y chupando su pezones muy fuertemente. Cuando me di cuenta traté de detenerlo pero mi sorpresa fue mayúscula otra vez.

- Que rico Jesús no te detengas, que bien chupas mis téticas, sigue apretándolas y cómeme rico los pezones y tu John por favor no te detengas. Jesús te está ganando. Dijo Linda jadeando.

Esto fue como una cachetada para mí. Bueno si quería dureza eso era lo que iba a obtener de mí. Tomé sus caderas con fuerza y comencé a embestir su trasero sin compasión, ella comenzó a gemir sin dejar de moverse, Jesús aplicó el mismo método sin compasión, el cuerpo de Linda se desplomo sobre su pecho, sus uñas se enterraban en los hombros de Jesús, sus gritos y chillidos se hacían cada vez más fuerte.

- Voy acabar le dijo Jesús alzándole un poco la cabeza.

Yo me detuve y la aferré con fuerza por las caderas para que no se saliera mi pene cuando se incorporara para chupar el pene de Jesús. Casi llego a tiempo ya que Jesús estaba acabando, los chorros de leche caliente inundaron su boca.

Yo por mi parte comencé a moverme enérgicamente mientras ella seguía escurriendo dentro de su boca aquel pene extraño.

Sus ojos lagrimeaban ya que Jesús hacia presión fuertemente sobre su cabeza para meter su pene hasta el final. Ella trataba se sacarlo pero no podía. Prácticamente se estaba ahogando. Yo no aguantaba verla sufrir pero la excitación no me dejaba parar ya sentía el orgasmo subir a mi cerebro, ella también explotó y comenzó a estremecerse por los calambres del orgasmo. Sin embargo no saco de su boca el pene de Jesús, lo siguió chupando hasta que la flacidez se fue apoderando de él. Nos aseamos como pudimos y nos despedimos de Jesús. En el trayecto de vuelta a casa los dos íbamos bromeando sobre la travesura que habíamos hecho, ella notaba aun mi excitación, mi pene se había parado nuevamente por sus comentarios, así que aprovecho para chupármelo mientras manejaba. Apenas entramos a casa comenzamos a besarnos ardientemente hicimos el amor como nunca en la sala, en la cocina y rematamos en la habitación. Fue una noche muy ardiente de sexo y lujuria.

Durante ese mes habíamos tenido sexo todos los días. Habíamos quedado sobrecargados de pasión y excitación. Esperaba con ansias la próxima salida a ver que se le ocurría ahora a Linda. Era su turno para sorprenderme otra vez.

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