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Jugar botella nunca fue tan divertido...

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Hay secretos inconfesables, tanto que hasta nuestros demonios se espantarían, claro si es que tuvieran conciencia. Y uno de mis secretos no sólo tiene un nombre, ¡sino, dos!: Daniel y Abraham. ¿Ya sabes por dónde voy?, te juró que te sorprenderás cuando te cuente.

Daniel es… es… ¡mi primo! Lejano, muy lejano pero primo al final de cuentas. Abraham es amigo de él, yo no lo conocía hasta el día en que Daniel me llamó a casa un día por la tarde y me comentó que tenía algo muy importante que decirme, yo me espanté pensando en que tal vez era algo de la familia, él me aseguró que no, pero que si consideraba prudente que el tema lo habláramos de frente y en su casa. No vivía tan lejos de la mía, rentaba un departamento muy bonito por cierto. Preocupada y saca de onda cogí las llaves del auto y corrí directo a entrevistarme con Dani.

Al llegar al departamento, me pude dar cuenta que no estaba sólo porque se escuchaba música y murmullos detrás de la puerta, cosa que aún más me causaba extrañeza porque él nunca dejaba de avisarme e invitarme a todas sus reuniones, por tanto sabía que no era una fiesta precisamente lo que se suscitaba ahí. Toqué un par de veces y por fin abrió –“Ahhhhh ¡por fin llegas prima!”- al entrar lo primero que vi fue a Abraham sentado en el sofá más pequeño de la sala, con un trago en la mano y con mirada de sínico al casi “denudarme con la mirada” –“Mira, te presentó a mi amigo Abraham. Está como yo en la facultad y bueno, hoy decidimos venir al depa a echar unos tragos ¿cómo vez?”- el chico no tardo ni un segundo el abalanzarse sobre mí y darme un beso en la mejilla pero muy cerca de la comisura de los labios, inmediatamente me sirvieron un trago, prendí un cigarro y me dispuse a brindar. “-Ahora sí, ¿qué quieres Dani? ¿Cómo por qué la urgencia de vernos? ¡me espantaste!”-.

En el momento en que pregunté, vi claramente como volteó a ver a Abraham y levanto las cejas como intrigoso el asunto, ambos se rieron nerviosamente –“Es que… bueno… o sea, yo sé que ahorita no traes novio prima y bueno, se me ocurrió presentarte a este cuate. Le he hablado mucho de ti y pensé que sería buena idea que se conocieran ya y que empezaran a tener algún contacto o algo.”- yo, me quedé anonadada, me puse roja aparte –“¡Ah, mira! Pues mucho gusto Abraham, que padre que seas amigo de Dani. Seguramente eres como él, un desmadre andando”- el chavo se sonrojó y con nerviosismo empezó a balbucear –“No, no es que ya le había dicho yo a tu primo que eras muy bonita, nos metimos a tu Facebook y wow. Espero no, este, no te enojes linda”- hice una mueca de agrado pero también motivada por la ternura del tartamudeo nervioso jajajaja ¡pobre, estaba frente a una bomba y él ni lo sabía!

La noche transcurrió, platicamos, hicimos el intento de crear eso que llaman “química” y en el intento fue pasando acompañado de una botella completita de tequila, mucha risa, cigarrillos y buena música. Daniel compartía, pero de forma reservada, supongo estaba dándole “chance” a su amigo de conquistarme. –“¡Eres increíble!, me haces reír muchísimo Abraham”- pues mi mano en su muslo y di dos palmadas sobre él –“Tú también linda, me caíste súper bien”- de pronto vi que Daniel se levantó con prisa y regreso a los pocos segundos –“¿Quieren jugar botella? ¡Recordemos la secundaria! ¿sí o les da miedo?”- Abraham y yo lo vimos con gracia y después de reírnos de la propuesta accedimos ¡total, que podía pasar! Sólo eran preguntas o en su caso, castigos estúpidos que en este caso aplicarían de a “shot” por reto.

-“¡Estas bien loco primo, pero va!”- comencé a hacer girar la botella en la mesa, después tocó el turno de Abraham y finalmente de Daniel, así nos la pasamos un buen rato, con preguntitas simples y hasta chistosas. Después de haber preferido no contestar los “shots” ya estaban “pegando” más rudo. De pronto en un giro la botella apunto el reto hacia a mí –“Te reto a que beses a Abraham. ¡sé que no lo harás!”- me quedé viendo a Daniel seria pero muy desconcertada –“Ahhh… ¡acepto el reto”- me acerqué a Abraham que estaba a escasos quince centímetros de distancia y lentamente fui tocando sus labios con los míos, hasta que lo tomé de la nuca y le planté tal vez uno de los mejores besos que he robado.

Pero la cosa no paro ahí, fue tal la conexión en aquel momento que el beso del “castigo” se convirtió en un beso totalmente premiado. El sabor de la boca de Abraham me encantaba, no paramos de besarnos. Fue un beso largo, muy largo. Imagino que mientras lo hacíamos Daniel aprendía la lección y sobre todo, una vez más confirmaba que la prima ¡no se raja! De pronto, Abraham no se había conformado sólo con la boca, comenzó a besarme el cuello, regresaba a las comisuras de los labios y bajaba al cuello –“¡Ya, no mamen! Era un pinche beso no era un faje cabrones”- lo volteamos a ver y al segundo regresamos al “faje” que nos conectaba con la alineación universal. Yo sobre Abraham en el sillón, cómodo sillón disfrutábamos de la lujuria y de las cosas que el alcohol había ocasionado. De pronto mientras besaba a Abraham, mi querido primo Daniel detrás mío comenzaba a acariciar la espalda y deje que lo hiciera, sentir las manos de Daniel sobre mí era algo que no podía describir, me empezaba a excitar de una manera que nunca antes había experimentado.

De pronto sus manos acariciaban por debajo del vestido mis senos. Dejé de besar a Abraham para girar y comenzar a disfrutar de la boca de Daniel, estaba encantada, porque mientras besaba a Daniel y éste me acariciaba los senos ya totalmente descubiertos, Abraham me tocaba la cintura de arriba abajo y luego más abajo y más hasta llegar a mi vagina. Con mi mano hice la seña de que deseaba que sus dedos tocaran la humedad que para entonces ya tenía de forma desbordante y Abrancito así lo hizo, era muy obediente. Llegó un momento en que el placer era tal que no sabía qué hacer con esos dos machos a mi merced.

-“¡Se me ocurre algo chicos!”- me incorporé, senté a los dos en el sillón juntitos como muñequitos de porcelana y yo, lo único que atine a hacer fue a quitarme el bóxer, me hinque y pregunté –“¿A quién se la mamo primero? ¡Ya se!”- y fue entonces que le saque el pene a Daniel, me lo enseñó todito, empecé a mamarlo, mientras yo me concentraba en atender al primo, Abraham se descubría el suyo, ofreciéndomelo como caramelo, cambie de dulce enseguida y luego otra vez y otra y otra hasta que perdí el orden de quien era primero. Para entonces era urgente que me cogieran, ya era demasiada excitación -¡Cógeme Abraham! ¿Traes condón?!- él se sonrió -¡Claro! ¡Nunca salgo sin ellos nena!”- me coloque en el sillón y me hinqué, esperando me hiciera explotar –“¡Yo primero prima! ¡Déjame cogerte primero!”- Daniel traía una cara de maldito libidinoso que no podía con ella, me miraba fijamente mientras se la jalaba suave pero fuerte –“¡No primo! Somos primos y no podemos llegar a más. Esta vez te tocará sólo ver-“ cuando entonces, sentí como Abraham me tomó de la cintura, me hizo hacia él y me la metió hasta el fondo, lo hizo de golpe como unas ocho veces, luego comenzó la “cabalgata” no sé cuántas penetraciones pero lo que sé es que me hizo venir dos veces. Daniel solo nos miraba mientras se masturbaba, lo veía desesperado por quitar a su amigo y terminar el trabajo, pero tal vez su conciencia lo poco que le quedaba le detenía a hacerlo.

-“Vez wey, así se cogen a las viejas”- Daniel movió la cabeza y me pidió acércame -¡”Prima, si no me dejas metértela déjame llenarte la boca de mi leche ¿sí?”- ¡nunca lo dude!, entonces quité a Abraham del juego y corrí a hincarme ante Daniel, debo de aceptar que le regalé un “plus” le hice una rusa mientras él entraba en éxtasis, no sólo eyaculó sobre mis labios, sino, llenó mis tetas de su leche. -¡Ven, es mi turno!- me acomodó en el sillón acostada, abrió mis piernas y mientras con una mano se masturbaba, con la otra le daba cariño a mi clítoris, hasta que finalmente su leche cayó sobre mi pubis y vagina, todavía la restregó con sus dedos sobre todo mi abdomen, como el perro queriendo marcar territorio.

No podría describirles la sensación tan cachonda, perversa, sádica, sucia, puerca, indigna, inmoral y orgasmeante que fue haber cogido frente a mi primo y haber motivado su eyaculación. Al día de hoy no tengo palabras.

Actualmente él vive en otro Estado, pero después de aquel día nada fue igual. Es imposible no ver a Daniel con morbo, con ganas de cogérmelo ahí mismo frente a mis tíos. Y a él le pasa exactamente lo mismo.

Ah, por cierto. El próximo mes habrá una fiesta en su casa, habló para invitarme. ¿Me presentará a alguno de sus amigos? ¡Espero que sí!

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