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Angélica despierta con hambre

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Después de varios orgasmos por parte de los dos, Angélica y yo nos pasamos a la cama de mis padres a descansar un poco, además necesitábamos más espacio para recostarnos. Encendimos la tele, el aire acondicionado y fuimos por agua, que bastante falta nos hacía. Nos manteníamos abrazados y por ratos intercambiábamos besos y caricias por debajo de las sábanas.

Nos entretuvimos viendo una película cualquiera y sin darnos cuenta nos quedamos dormidos de nuevo.

Me desperté aturdido, con cosquillas en la entrepierna, demasiadas cosquillas de hecho, también sentía calor y humedad...

-Espera, Angélica? -pregunté al no verla a mi lado.

-...

Nada, no hubo respuesta de su parte.

-Espera, mmm, qué? -retiré la sábana.

-Glug, glug, glug.

Vaya sorpresa, Angélica había despertado antes, y con mucha hambre, de hecho sin avisar ya se había servido sola. Yo sólo veía su cabeza subir y bajar, con una de sus manos jugaba con sus pechos y con la otra mantenía mi polla en meneo constante. Ahora despierto, mi polla reaccionaba y empezaba a ganar volumen y longitud.

-Sí bebé, me gusta sentir como crece dentro de mi boca -dijo rápidamente y siguió su tarea- glug, glug, glug...

Angélica tenía habilidades felatorias únicas y hacía gala de ellas en cada oportunidad, a ella le gustaba, a mi me gustaba, ambos ganábamos. No era la primera vez que me tomaba desprevenido y se daba un festín, ella decía que le parecía muy excitante y que ninguna buena cogida estaba completa sino había sexo oral de por medio, en concreto, practicado por ella.

Posé una mano en su cabeza con la cual guiaba su recorrido y con la otra tomé su pezón derecho, duro, erecto, me gustaba estirarlos, desde su posición parecía ordeñarla. Vi como la mano con la que antes jugaba con sus pechos ahora bajaba a su entrepierna, se daba placer.

-Que rico chupas bebé, que rico despertar así siempre.

-Glug, glug, glug, me encanta tu polla, esta tan rica, me gusta mucho su sabor…

Angélica empezó a escupir y llenar de saliva toda mi verga, por debajo de las sábanas la veía agitada, y la veía cada vez más acalorada. Retiré por completo la sábana que la cubría, y me llevé una grata sorpresa al ver que la mano que había bajado no iba dirigida a su concha sino a su culo.

-Me voy a subir, ya no aguanto -dijo Angélica con cara de necesidad.

-Ven, ven, ven, necesito tu cuerpo -contesté acomodándome debajo de ella.

Se sentó encima de mi y con su mano tomó mi polla por la base dirigiéndola a su esfínter.

-No aguanto, la necesito dentro.

Bajaba lentamente, sentía las paredes de su recto apretarse, centímetro a centímetro deslizarse hasta que desapareció por completo, únicamente podía ver mi pubis rozando sus glúteos.

-Ahh, que rico, me encanta esta sensación de estar llena.

-Tú pide y yo te lleno las veces que quieras.

-Jajaja lo sé, no me pienso quedar nunca con las ganas.

Inició un meneo suave, en círculos, llenándome el pubis de sus fluidos vaginales, apretaba y relajaba su esfínter rítmicamente.

Intenté un mete y saca pero me detuvo.

-Sin prisa bebé, deja que me relaje un poco, cuando mi culo se dilate te dejaré hacer lo que quieras.

Sus promesas no eran para menos, siempre cumplía, así que la dejé hacer, la verdad es que yo como sea ganaba.

Empezó a subir y bajar, se sacaba la mitad y de nuevo se sentaba, cada vez apretaba menos, y ella cada vez saltaba más.

-Mmm, mmm, mmm -ronroneaba con cada sentón.

-Eres una lujuriosa, y eso me gusta.

-Sólo contigo bebé, me tienes enviciada con tu verga.

Angélica aceleraba sus sentones, y apretaba más su esfínter.

-Y a mi me excitas demasiado, no puedo evitar las ganas de cogerte cada que te veo.

-No lo evites, mi culo es tuyo, solo tuyo bebé.

-Solo mío? Jura que de nadie más?

-Solo tuyo, es tu verga la que necesito, la que me llena, siempre quiero tener tu verga caliente dentro de mi culo.

-Siempre la vas a tener, te la voy a meter por todos lados, te la voy a dar de comer día y noche, es tuya.

Habíamos pasado de un mete y saca pausado y guiado por Angélica a una cogida en toda regla, con los dos aportando activamente. La habitación se llenó de gemidos, suspiros, soplidos, bufidos, etc.

El sudor llenaba nuestros cuerpos y disminuía la fricción. Mi verga entraba y salía de su culo a una velocidad endemoniada, Angélica la recibía con gusto, por ratos apretaba su culo forzándome a penetrarla con más fuerza, haciendo presión hasta vencer su barrera.

-Dame, dame más, dame todo, quiero tu verga dentro, me encanta tu verga, siento como me raspa por dentro.

Angélica se ponía más y más caliente, y pedía más y más.

-Te gusta? Te gusta? -pregunté para incitarla más, sabía lo mucho que eso la excitaba.

-Sí, sí, sí, me encanta, dame más, tu zorrita la quiere toda.

Cambiamos de posición, ella en 4 con la cara pegada al colchón, ofreciéndome su culo totalmente empinado. Inserté de nuevo mi polla en su ano, hasta el fondo y la saqué de nuevo, repetí esa maniobra un par de veces más, siempre observando lo abierto que se le quedaba, invitándome a perforarlo.

-Eres mi zorrita, eh? -pregunté mientras la penetraba cada vez más fuerte desde arriba.

-Sí, lo soy, soy tu zorrita, hago lo que me pidas, lo que desees, soy tuya

-Abre tu culo para mi entonces.

Angélica llevó sus manos y tomando sus gordas nalgas las separó lo más que pudo facilitando una penetración más profunda.

-Así? Así está bien? Tu zorrita te obedece.

-Está perfecto, me gusta que estés completamente abierta para mí.

La seguí penetrando en esa posición. Me salí un momento para que chupara el falo que tanto placer le daba y volví a la carga. Tener ese culo abierto en esa posición era la gloria, no me cansaba de perforarle el recto, de excavar en sus entrañas.

-Me encanta tu culo, como se abre y cierra para mi, te lo voy a romper, te lo voy a educar para que siempre esté listo para recibir verga.

-Si, rómpemelo, rómpemelo, ya está dilatado, haz con mi culito lo que quieras.

Sus palabras me llegaron, así que me apoyé sobre su espalda, me agarré de sus tetas y la cabalgué fuerte y rápido, duro como me lo pedía, metía y sacaba mi verga con facilidad, era verdad que estaba dilatada al fin, me deslizaba dentro de ella rozando sus paredes anales.

Finalmente, no pudimos más con el forcejeo y nos venimos en un nuevo orgasmo, uno muy placentero, tanto que incluso dolía un poco. Le llené el recto de leche y ella no dejaba de moverse por los espasmos que le causaba el clímax.

Nos separamos lentamente y nos besamos largamente.

-No creo aburrirme de esto nunca.

Angélica, yo tampoco creo aburrirme nunca de abrirte y penetrarte el ano. Las aventuras continuarán, sólo espero que sea pronto porque dudo poder resistir mucho sin cogerte de nuevo.

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Saludos de su amigo Heathcliff, como siempre aprecio sus comentarios, los cuales pueden enviar a mi correo [email protected] o dejar publicados aquí. Seguiré publicando regularmente, agradezco su paciencia.

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