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Angélica necesita tener el culo lleno

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-Uff bebé, creo que ahora sí me lo rompiste –dijo Angélica sobándose las nalgas.

Admitiendo que quizá me dejé ir demasiado me disculpé.

-Lo siento hermosa, creo que me dejé llevar por el momento –contesté– pero ven, vamos a sentarnos un rato a ver una película.

Ya en la sala buscamos algunas películas hasta que elegimos una de carácter independiente que nos pareció buena para pasar el rato, al tiempo que podíamos mantener una charla casual. En algún momento incluso me disculpé formalmente con ella por lo ocurrido previamente.

-Oye, creo que me pasé un poco hace un rato y quiero ofrecerte una disculpa, sabes que a veces no me controlo ya en el momento, pero si pasa algo así tienes que hacérmelo saber para no lastimarte.

-Sí, fue un poco mucho, pero en parte es mi culpa porque yo igual pierdo un poco la noción de lo que pasa al calor del momento.

-Bueno, supongo que sí, pero de verdad discúlpame y si en algún momento sientes que es demasiado me lo dices y me detengo de inmediato, vale?

-Está bien bebé, yo igual trataré de calmarme un poco.

Intercambiamos algunas palabras más mientras veíamos la película, la verdad es que no prestábamos mucha atención y era algo aburrida de ver, la abracé y la atraje a mi para estar más cerca mientras pasaba el tiempo. El punto álgido de la película fue cuando mostraron brevemente una escena de sexo entre los protagonistas, lo que hizo que nos diera un subidón de calor. Fue evidente para ambos, puesto que abrazada como la tenía comencé a acariciarle un pecho por encima de la blusa, mientras que ella acariciaba mi entrepierna, sin embargo, ambos sin voltear a vernos, casi como si no nos importara mucho lo que estaba pasando.

-Un poco aburrida la película, no? –le dije sin prestar mucha atención.

-Pues sí, pero pues ya que, ya va más de la mitad –contestó secamente.

Pasé mi mano por debajo de su ropa hasta alcanzar el pezón y lo acaricié hasta que se puso duro (no costó mucho), ahora lo pellizcaba y estiraba suavemente mientras le apretaba el pecho, por su parte ella metió su mano debajo de mi pants alcanzando mi polla apenas semierecta y, si bien esperaba una paja clásica, me sorprendió acariciándome los testículos y apenas la base de la polla sin subir demasiado. Continuamos así mientras avanzaba la película, a la cual nos obligábamos a seguir viendo aunque sin prestar atención en realidad. Avancé un poco más acercándola un poco más hacia mi, lo suficiente para poder acariciarle ambos pechos. Angélica aprovechó para sacar mi polla de su jaula, con una mano seguía acariciando los testículos y con la otra ahora sí la jalaba lento arriba y abajo. La película se tornaba cada vez más eterna pero ahora suponía un reto implícito ver quién resistía más las ganas, lo que es más empezó una pequeña lucha por provocar al otro con el fin de hacerlo perder una competencia en la que curiosamente no había perdedores.

-Te ves un poco abochornada, déjame ayudarte.

Le dije y en un movimiento le quité blusa y brasier dejando sus pechos libres para apretarlos y con un poco de saliva entre mis dedos me entretuve con sus pezones estirándolos suavemente, al tiempo que dejaba besos pequeños en su cuello, su punto débil, con lo que finalmente soltó un gemido largo, y cuando pensé que ya la había vencido me dio la vuelta.

-Gracias, pero tú igual te ves algo acalorado, déjame refrescarte.

Y sin dejar de menear mi polla, dejó caer unos hilos de saliva en la cabeza que de inmediato me hicieron vibrar y desear su lengua. Seguía dejando caer hilos de saliva con los cuales me lubricaba todo el tronco pero no la chupaba y yo me resistía a meterle la polla en la boca. Ya la escena era bastante pornográfica, los dos semidesnudos, en un mueble de la sala, acariciándonos los genitales, pero sin consumar el acto. La tensión al máximo. Concluye la película. No hay perdedores, sólo ganadores.

-Al fiiiin!! –dijo Angélica antes de meterse mi polla en la boca.

Comenzó una mamada brutal, chupando y succionando, arriba y abajo, lamiéndome los huevos y metiéndoselos a la boca, lubricado todo el troco, escupiéndole para que resbale mejor, tragándola hasta el fondo hasta pegar su nariz a mi pubis y desde ahí acariciar el nacimiento de mi escroto con la puta de su lengua antes de sacársela para tomar una gran bocanada de aire y repetir.

-Sí bebé sí, así, chúpala es tuya, cométela toda, así bebé, hasta el fondo, hasta la raíz.

No paraba de gemir con su mamada magistral, pero también quería parte del pastel, así que la puse boca abajo en el sofá con su cabeza asomándose en el borde y sus caderas arriba sobre el respaldo con su concha apuntándome a la cara, listo para iniciar un 69 invertido delicioso.

-Ay sí amor, dámela así, quiero que me folles la garganta, que me llenes toda la boca con tu polla.

Se la acerque a la boca como me pidió y la dejé que siguiera con la felación, a lo cual ella ni tarda ni perezosa se la introdujo de nuevo en la boca. Yo me advoqué a chuparle la concha como perro sediento, la cual ya rezumaba de jugos vaginales abundantes, y cual helado derritiéndose comencé a pasarle la lengua por todos los sitios donde ya se chorreaba para después enfocarme en sus labios mayores y menores en una especie de beso atípico, introduciéndole la lengua hasta donde lo permitía.

-Mmf, mmf, ujummm, mmm… -gemidos se escapaban de la boca de Angélica que resonaban por mi polla y alcanzaban la habitación para deleite de mis oídos.

Continuando, mientras me acercaba a chupar su concha mejor vista de su culo tenía y más apetitoso se veía, brillante por algunos de los fluidos vaginales combinados con saliva que se chorreaban hacia atrás, contrayéndose suavemente por la estimulación. Dejé de saborear su concha e introduje un par de dedos antes de dirigirme a su culo, sin embargo, apenas y pude probarlo.

-Por ahí mejor no cariño, todavía me duele un poco, mejor sigue cómo estabas –dijo Angélica que detuvo cualquier atención hacia mi polla para pedir solemnemente que le diera tregua a su orificio trasero– por favor.

-Está bien hermosa, no te preocupes.

Pues nada, fue un deseo pasajero, tampoco es que fuera indispensable, así que seguimos en lo que ya estábamos, en ese 69 tan rico que me permitía cogerle la boca a buen ritmo mientras degustaba todos los sabores de su concha. Finalmente, Angélica se liberó.

-Ya amor, me quiero montar, ¿me dejas? –preguntó.

-Uff sí, por favor hermosa, ven –contesté.

Me senté y Angélica sin dilatar mucho se sentó dejándose ir sobre mi polla hasta enterrársela por completo. Ambos soltamos un suspiro de alivio y acto seguido comenzamos una faena más bien moderada, yo me daba gusto con sus hipnotizantes pechos mientras ella guiaba el movimiento y el ritmo con cadencia, únicamente acelerando y apretando cuando le venía algún orgasmo, sin embargo, algo faltaba y Angélica lo sabía, por más que acelerara, apretara o brincara, por más orgasmos que le llegaran algo parecía incompleto, llena de sudor intentaba movimientos cada vez más rápidos y violentos, pero sin resultados.

-No te muevas –ordenó cambiando de lugar mi polla, desde su canal vaginal hasta su canal rectal– mmf sí, era esto lo que faltaba.

-Pero pensé que seguías adolorida, ¿estás segura? –repliqué mientras estiraba sus carnosos glúteos al máximo facilitando la penetración.

-Sï, ya me vine 3 veces, pero no consigo sentirme llena –había algo de dolor en su expresión a medida que engullía el tronco de la polla– necesito sentirte en mi culo.

-Bebé, si tú me lo pides yo te llenaré el culo, pero si no estás segura dímelo y paramos para que descanses –ahora también empujaba mi polla dentro de su recto, contradiciendo mis palabras.

-No, ya entró toda –hasta la raíz– voy a comenzar y déjate de estupideces.

Y así tal cual, comenzó a subir y bajar recorriendo todo el falo, suspirando, con el ano cada vez más dilatado, gimiendo con la cara roja y llena de sudor, yo la dejaba hacer mientras le chupaba los pezones y le apretaba las nalgas, cambió gemidos por gritos de placer, vociferando sobre lo mucho que le necesitaba tener el culo lleno de carne caliente, sobre lo mucho que amaba tener el ano tan abierto y sobre lo mucho que adoraba el placer que sólo conseguía estando empalada. Sin embargo, sus esfuerzos previos por llegar al clímax vía vaginal hacían mella en su resistencia.

-Ayúdame, no alcanzo, ya tengo cansadas las piernas, por favor.

-Bien, relájate que ahí voy.

Con un pecho en la boca chupándole el pezón como si quisiera arrancárselo y las manos separando sus nalgas para exponer mejor su culo empecé a perforarla lento e incrementando la velocidad.

-Sí, así, sigue amor, sigue, ya lo estoy sintiendo de nuevo.

Cambié de pecho y mantenía el ritmo, sin embargo, Angélica aún no llegaba, incluso parecía que le empezaba a costar trabajo de nuevo, quizá el dolor la limitaba nuevamente, me detuve un segundo.

-¿Ya te viniste? Aún no he terminado, no te pares, me falta poco –se quejó.

-Escupe en mi mano –le ordené rápidamente e hice lo propio.

En una fracción de segundo le saqué la polla, la unté con la saliva que juntamos, y se la metí de nuevo hasta el fondo recibiendo un quejido de dolor de su parte, reinicié el bombeo pero ahora más rápido y fuerte, y ataqué todos sus puntos débiles, comencé a azotarla para redirigir el dolor hacia sus glúteos sabiendo lo mucho que le gustaba que la nalgueara mientras la penetraba, con la mano libre jalé uno de sus pezones y me dediqué a comerle el cuello fuertemente, jadeando fuertemente dada la situación, estaba seguro que si con esto no se corría me agotaría así que lo di todo, el resultado no se hizo esperar.

Angélica se vino tan fuerte que las piernas le comenzaron a temblar y su espalda convulsionaba, sus jadeos llenaban la sala, su aroma me embriagaba, el sudor de nuestros cuerpos se mezclaba, sus fluidos vaginales chorreaban mientras la seguía perforando, y junto a las contracciones de su esfínter mi polla disparaba chorros de semen que iban dirigidos a perderse en las profundidades de su hambriento culo.

Finalmente, nos comimos la boca a besos cargados de lujuria y satisfacción, era un agradecimiento mutuo.

-Y qué pasó? –Pregunté– pensé que habías tenido suficiente.

-Jamás tengo suficiente de ti bebé –contestó.

-Pero dijiste que por ahí no, que te dolía –dije juguetón removiendo mi polla aún dura dentro de su culo.

-Y aún me duele, pero es la única forma en la que consigo estar satisfecha, así que tendré que hacer el esfuerzo, me estoy haciendo adicta a esta sensación.

-Uff sí bebé, no quería usar esa palabra, pero creo que igual me estoy haciendo adicto a romperte el culo.

Continuará…

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