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Cogí con mi suegro en el matrimonio de mi cuñada

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No voy a contar la historia larga. Empecé a coger con mi suegro a los pocos años de casarme. Fue algo que surgió sin buscarlo pero que me resultaba doblemente placentero, por el sexo en si y por el morbo de hacerlo con el padre de mi esposo. No era algo frecuente, pero cuando se podía nos buscábamos. Usualmente cuando venía a Lima y se quedaba de paso en nuestro departamento, o cuando íbamos a Trujillo, donde vive con mi suegra, o en alguna reunión familiar en la que coincidíamos. Nunca programamos algo especial para encontrarnos. A pesar de lo mucho que lo disfrutábamos juntos, se dio así, coger sólo cuando la suerte nos juntaba.

Cuando la hermana menor de mi esposo se casó, había nacido ya nuestro primer hijo. Tenía poco más 4 meses. Nuestra visita a Trujillo, para la boda, fue la primera que hicimos con el benjamín de la familia, que fue el centro de atención, pues era el primer nieto y primer sobrino. Mis suegros nos habían visitado en Lima, al día siguiente del parto, que se adelantó un par de días. Ellos iban a estar presentes, pero llegaron cuando su nieto ya había nacido. En esos días momento ni se me ocurrió que pasara algo con él.

El fin de semana de la boda, llegamos a Trujillo el jueves por la noche. Mi esposo había pedido permiso el viernes y tomamos el último vuelo. Mis suegros nos recibieron en el aeropuerto y nos llevaron a su casa. Me di cuenta como mi suegro veía mis senos, llenos de leche para el bebé.

El viernes no pasó nada fuera de lo normal. El sábado en día de locos por la boda. Luego de la misa pasamos a la recepción. Mis suegros habían dispuesto que la señora que había sido nana de mi esposo nos ayude con el bebe. Antes de salir a la misa me extraje leche y se la dejé para la noche.

Luego de la parte protocolar empezó la fiesta. En un lindo club de Trujillo del que mis suegros eran socios. Bailamos con mi esposo, luego con mi suegro. Cuando bailaba con mi suegro me decía que quería probar la leche de su nieto. Eso me calentó mucho. Desde el parto había tenido muy poco sexo con mi esposo y andaba demasiado caliente. Pensé que podría ser el domingo en algún momento de descuido de los demás. En ese momento no se me ocurrió que durante la misma fiesta pudiera pasar algo.

Poco después de las 11 pm, para variar, como no podía ser de otra manera, mi esposo ya estaba borracho y durmiendo sobre una silla. Mi suegra se molestó con él, intentó reanimarlo con café, pero nada. Al final, lo acomodamos bien y el resto de la familia siguió disfrutando la fiesta.

Un par de veces llamé a la nana, pero todo bien. Mi hijo despertó, tomó su leche y luego volvió a dormir. Sabía que, lo más probable, hasta el amanecer del domingo.

Poco después de la media noche quise ir al baño. Fui y el del salón de recepciones estaba hecho un asco. Volví y le comenté a mi suegra. Ella me dijo que había varios más al interior del club. Como eran socios, podían usarlos. Le pidió a mi suegro que me acompañe. Nos miramos, ni él ni yo podíamos creer que tuviéramos esa suerte.

Ni corto ni perezoso, mi suegro se levantó, me cogió del brazo y me llevó hacia los baños interiores del club. A esa hora, sólo estaba el vigilante, que nos dejó pasar pues reconoció a mi suegro.

Caminamos hacia los baños. Entramos al baño de mujeres. Sabíamos que teníamos unos pocos minutos. Demasiado pocos. Mi suegro tomó la leche de su nieto. Sus labios gruesos maduros, me pusieron a mil en instantes. Mientras lo hacía me baje los pantys y la tanga, dejando mi concha disponible. Mi suegro se desabrochó y bajó el pantalón. Le cogí su pene rico. Me di vuelta. Me incline sobre el inodoro y me cogió. Ambos sabíamos que tiempo no nos sobraba. Llegamos casi juntos, en menos de dos minutos. Cuando llegó se puso el pantalón y salió. Cerró la puerta.

Me senté a orinar y limpiarme bien. No quería volver oliendo a semen. Mientras lo hacía, escuché la voz de mi suegra. Le preguntó a mi suegro sobre mí y si estaba bien, pues me estaba demorando mucho.

Algo “molesto” le respondió que estaba dentro y que suponía estaba bien. Mi suegra refunfuñó algo. Salí. Mi suegra me comentó que se había preocupado por que nos demorábamos tanto. Supongo fueron más de dos minutos. Felizmente mi suegro decidió esperarme fuera y cuando llegó mi suegra allí lo encontró. Volvimos los tres juntos a la fiesta.

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