Nuevos relatos publicados: 0

Cogiendo con mi hijastra

  • 15
  • 123.161
  • 9,65 (34 Val.)
  • 7

Todo comenzó hace seis meses, una tarde que estaba tomando un café en un bar frente al rio, en Puerto Madero, Bs.As. Mi mujer, Ana, había viajado a un congreso en Boston y luego a un curso en un hospital de New York. La noche anterior la había llevado a tomar el avión. Por veinte días estaría de viaje.

Somos una familia ensamblada, Ana de 45 años tiene una hija de 25 de un matrimonio anterior, Sonia, abogada, que vive sola aunque esta de novia hace un par de años. Yo, Sergio, tengo 38 años, un hijo de 18 que vive con su madre. Las cosas entre Ana y yo no andaban bien desde un par de meses atrás. Ella tras la menopausia fue perdiendo el interés en el sexo, no solo dedicaba muchas horas a su trabajo fuera de casa, sino también, largas horas en casa. Las cenas eran casi en silencio.

Cuando lo hable con ella, dijo que sentía que estaba en otra etapa de su vida, que me amaba, pero que por favor la entienda. Quedamos en seguir hablando a su regreso.

Estaba pensando en todo eso, tratando de poner en claro mis propias ideas, cuando vi que Sonia y su novio se acercaban.

-Hola Sergio, que raro encontrarte aquí. Me dijo Sonia.

-Hola Sonia, Pino, ¿Cómo andan? Si, vine a tomar un café y a pensar un poco.

-Mmm, por tu cara, tenes problemas. ¿Te puedo ayudar?

-Algo de eso hay. No, gracias todavía no necesito una abogada, y de necesitarla no podrías o querrías representarme.

-Entiendo, problemas con mi vieja.

-Algunos.

-Que pena, te considero un buen tipo. Sos exitoso en tu profesión, sos super amable con ella, creo que la amas como ningún otro hombre la amó. ¿Hay un tercero o tercera metida?

-Te puedo contestar por mí, que tercera no hay. Y creo que por su lado tampoco.

-Escuchame, hoy Pino tiene un partido a la noche, va con los amigos a la cancha. ¿Por qué no me pasas a buscar y salimos a cenar? Así te distraes un poco. Y yo no me quedo sola un sábado a la noche… Palito para vos, Pino…

-Bueno, dale. Paso a las veintiuna. Si no te jode Pino.

-No, Sergio, como me va a joder. Dijo el novio.

Cuando la pasé a buscar me sorprendió totalmente. Tenía puesto un vestido super entallado, que llegaba hasta arriba de sus tobillos, un tajo sobre una pierna, casi hasta la ingle, un escote que mostraba que no tenía corpiño y bastante de sus pechos, un saco sobre sus hombros y una pequeña cartera.

-Hola. Te conozco, sabía que ibas a venir muy elegantemente vestido. Y con Pino no tengo oportunidad de vestirme así. Su uniforme son los jeans rotos. Me encanta vestirme de mujer, pero con él no puedo.

-Estás hermosa Sonia, en realidad, sos hermosa. Pero con ese vestido, realmente impactas.

-Gracias. ¿Vamos?

En el camino al restaurant me contó que si bien con Pino se llevaba bien, le molestaba que no la celara, ni que disfrute de salir a cenar o reuniones donde ella pudiese vestirse muy elegante. Llegamos al restaurant y nos trataban como si fuésemos una pareja. A ella le decían señora, no le disgustaba, sonreía con picardía.

-No tiene sentido andar aclarando que soy la hija de tu mujer… mucho menos que no soy tu amante. Dijo riendo.

-Mejor no. Aunque bien podrías ser mi mujer, tantos años no te llevo.

-O tú amante. Dijo tomando un sorbo de vino.

-Digamos.

-Hablemos ahora de mi vieja, así terminamos la noche bien, sin bajones. ¿Qué pasa?

-Estamos cada vez más distanciados, en la cena, que es cuando nos vemos, casi no hablamos. Ella cada vez está más metida en su profesión, afuera y adentro de casa.

-¿Desde cuándo están así?

-Que venimos decayendo, más de un año, pero se agudizo en los últimos seis meses.

-Una de las cosas que me contaba ella, era que tenían sexo casi todos los días, y que disfrutaba como loca. Supongo que eso también lo fueron perdiendo.

-Sí, casi totalmente. Dije y ella me miro a los ojos e hizo que no con la cabeza.

-Que mina boluda. La tendríamos que juntar con Pino. Dijo con fastidio.

-¿Con tu novio, por qué?

-Porque le da igual tener o no tener sexo, y cuando lo tenemos, no es una gran cosa. Como te darás cuenta, tampoco estamos bien, yo por lo menos. Por eso no quiero convivir, no le veo mucho futuro a nuestra pareja.

-Me apena escuchar eso. Y no lo entiendo.

-Sergio, no soy una modelo infartante, ni una sex simbol, pero se bien que no soy horrible, que atraigo a algunos hombres. Y a él no se le mueve un pelo cuando me paseo en ropa interior para calentarlo. Y no tengo un feo cuerpo, creo.

-Sonia, sos hermosa, no jodas.

-Hagamos eso, Pino con mi vieja, y yo… con vos… Dijo sonriendo con picardía.

-Sonia… me parece que el vino te está pegando mal.

-¿Tampoco a vos te parezco una mujer interesante para llevar a la cama?

-Sonia, por favor.

-Te reconozco que no tengo mucha experiencia, pero creo que puedo hacerte gozar.

-Esta conversación no es correcta. Sos la hija de mi mujer.

-Soy una mujer, una mujer que esta cenando con un tipo encantador, seductor y que por esas cosas de la vida, es la pareja de mi madre. Una mujer que lo descuida, no le presta la atención que debiera. Y si es una boluda, lo lamento por ella. Te puedo apostar que si no soy yo, antes que ella vuelva, vos vas a estar con otra mujer.

-No sé que decirte.

-No mientas, Sergio. Estoy segura que ya pensaste en buscar una mina o como yo, dejar que te levante. Y también estoy segura, muy segura que hoy estabas pensando en terminar tu relación con mi vieja.

-¿Por qué decís eso?

-Por la forma en que hablaste. Te cuidaste de decir que estaban en crisis. Pero tu cara me lo dijo.

No dije nada. Los dos tomamos un sorbo de vino y nos miramos.

-Si puedo elegir, elegiría seguir cenando, dejándome seducir por tus miradas, tus modos, salir tomados de la mano, ir a mi departamento y que me hagas el amor. La otra alternativa, es que cuando subamos al auto, me suba la pollera, te monte en el auto. Te deseo Sergio. Deseo que me abraces, me beses, me hagas sentir la mujer que soy y la que puedo ser en tus brazos.

-¿Y tu madre? Porque si hago lo que vos queres, voy a dejar a tu madre.

-Me parece bien, y yo a Pino. Es más, mañana mismo lo voy a dejar.

-¿Te vestiste así para seducirme? ¿Lo planeaste todo antes de la cena?

-En el momento que te dije de salir a cenar, ya sabía que me iba a poner y por qué. No es de hoy que estoy caliente con vos. Y hable con mi vieja antes de su viaje, bastante. Y me contó que estaban mal. Que habían hablado y que iban a volver a hablar. Vi mi oportunidad.

-Y después dicen que nosotros levantamos a las mujeres…

-No en este caso justamente. ¿Me vas a tomar la mano cuando salgamos?

-No, claro que no. Vos vas a tomar mi brazo, y así vamos a salir. Es mucho más elegante, y vamos a ir a un bar a tomar champagne, y no vamos a ir a tu departamento. Vamos a ir a un buen hotel, en Puerto Madero y vamos a pasar la noche allí.

No faltaba mucho para terminar la cena. Salimos y ella tomada de mi brazo, luciéndose orgullosa. Fuimos a un bar del bajo, tomamos champagne en medio de miradas, pequeños besos, y sonrisas. A simple vista se notaba su excitación. Apretaba mi mano, por momentos respiraba profundo, y sus labios eran de fuego.

Fuimos a uno de los mejores hoteles de Bs.As., y nos acompañaron a nuestro cuarto. Cuando entramos, me saque el saco, la abrace y ella estaba temblando.

-¿Qué pasa? Le pregunté.

-Estoy histérica, ni se como comportarme ni que hacer. Cuando de dije que tenía poca experiencia en el sexo, fui generosa, mi experiencia es casi nula. Solo estuve con Pino, y…

-Tranquila. Vení, vamos a mirar la ciudad por el ventanal. Le dije tomándola por los hombros.

Nos paramos mirando la ciudad, yo detrás de ella, rodeándola con mis brazos. Aprovechando que su vestido tenía breteles chicos, comencé a besar sus hombros, lentamente. Luego su cuello y estuve allí por varios minutos. Ella gemía muy suavemente y apretaba mis brazos. Levante su pelo y le di varios besos en la nuca. Sus gemidos aumentaron en intensidad y cantidad.

-Solo por esto que estás haciendo Pino se merece que lo escupa. Dijo con la respiración agitada.

Fui bajando el cierre de su vestido, y besaba cada centímetro de su espalda que se exponía. Mientras lo hacía con la otra mano me saque la camisa. El cierre terminaba donde comenzaba su culo, hasta allí llegaron mis besos. La volví a abrazar y la apoye contra mi pecho.

-Que hermosa mujer que sos Sonia. Y el aroma de tu piel, me embriaga.

La hice voltearse hacia mí, y corriendo sus breteles, su vestido cayó al suelo, quedando en tanga solamente. Me abrazo con todas sus fuerzas y respiró profundo. Sus manos bajaron y me desabrocho el cinturón y mi pantalón, que cayó al suelo junto a su vestido.

Me miro a los ojos y su mano busco mi verga. La acariciaba por sobre el bóxer.

-No mentía mi vieja… dijo casi entre dientes.

Quiso bajar a chuparme pero no la deje. “Ya habrá tiempo” le dije. La tome de la cintura y la levante, hasta que sus piernas rodearon mi cintura y sus brazos mi cuello. Sus pechos quedaron frente a mi boca. Me puse a chuparlos lentamente, besándolos, succionándolos, mordisqueando sus pezones.

-Por esto, lo tengo que matar a Pino. Dijo y la solté para que se baje.

-Sonia, basta. Hasta aquí llegamos. No tengo ganas de escuchar lo que le harías a Pino. Mientras yo trato de darte placer, vos pensas en Pino. Basta.

-Perdoname Sergio, perdoname. Soy una boluda, una chiquilina boluda. Por favor, seguí. Dijo sin soltarme el cuello.

La volví a levantar y a besar sus pechos. Ella gemía como loca, me tomo de la cabeza, y me dio un tremendo beso. Por unos segundos su cuerpo se estremeció.

-Eso… eso… fue un orgasmo, perdoname, no pude contenerlo. Dijo sorprendida.

-Tranquila ya vendrán más.

Así, colgada de mí, la lleve a la cama, la acosté con la cola en el borde y me saque el bóxer. Me puse de rodillas en el suelo y ella me miraba con cara de horror, apoyada en sus codos. Le saque la tanga y una vagina totalmente depilada se descubrió ante mí.

-Sergio, no, estoy toda mojada, es un asco, Sergio, yo nunca… llego a decir cuando mi boca empezó a besar y chupar su concha.

Separe sus labios y me puse a chupar su clítoris. Sonia gritaba de placer, me pedía que salga y luego que no deje de hacerlo. Ella seguía mirándome con ojos desorbitados apoyada en sus codos. Dejé el clítoris y metí mi lengua en su concha. Ella dio un grito de placer y se tapó la boca con una mano. Su cuerpo volvió a temblar.

-Sos un hijo de puta, nunca yo… Dijo y se detuvo cuando la empecé a coger con mi lengua. Enseguida tuvo otro orgasmo.

Cuando pasó, fui bajando con mi lengua a su culo.

-No Sergio, eso si que no, es una asquerosi…dad… Sergio… por favor… no podes… Sergio… por favor…

Luego empezó a gemir como loca, se agarraba de las sabanas y se retorcía de placer.

-Por favor, Sergio, metémela, quiero que me cojas.

-No te voy a coger. Le dije y dejando su culo, volvía su clítoris y metí dos dedos en su concha. La masturbaba con todo.

Sonia gritaba sin parar, fui apoyando mis dedos en la parte pelviana de su vagina para frotar el punto G mientras mis dedos entraba y salían.

-Eso… que estás… que estás haciéndome… para por fav… favor… siento que voy a explotar…. Dijo y realmente explotó en un orgasmo húmedo, o squirt llenando mi boca y mis dedos con su elixir.

-Perdón, Sergio, que vergüenza, me hice pis… yo… Dijo una vez que paso el orgasmo.

-Tranquila, eso no fue pis. Fue un squirt.

-Nunca, nunca en mi vida me paso…

Me acosté a su lado y nos besamos. Ella tomó mi pija y nuevamente quiso chuparla. La hice que se ponga en 69, y comenzó a chupar. No era muy buena, pero su calentura al hacerlo superaba todo. Cuando sintió mis labios en su concha dio un grito tremendo. Siguió chupando y maldiciéndome. Moje uno de mis dedos y se lo puse sobre su ano.

-Ni se te ocurra maldito, eso es una aaass…

Mi dedo empezó a penetrarla con suavidad.

-Mi amor, no podes estar haciéndome eso… es… tremendo, no pares por favor…

Seguí un par de minutos con un dedo en su culo y la hice acostar. Levante sus piernas y las puse en mis hombros.

-Si, cogeme por favor mi amor, no puedo más.

-Después te voy a coger, ahora te voy a hacer el amor.

-Desgraciado, me cocinas la cabeza diciéndome eso…

La penetre con suavidad y Sonia gemía sin parar. Su vagina era estrecha, apretaba mi verga con fuerza. Me fui moviendo lentamente, penetrándola totalmente, y haciendo rozar mi verga contra su punto G. Fue el punto donde Sonia gritaba como loca, sus gritos y mi excitación me acercaron al orgasmo. Frote con todo su clítoris y los dos llegamos a un orgasmo tremendo, ella, a un nuevo squirt.

Me tire a su lado y ella se tiró encima de mí para besarme con todas sus fuerzas. Nos quedamos abrazados por un rato. Ella fue al baño y saque una botella de champagne del mini refrigerador. Serví dos copas y la esperé en la cama.

-Por una mujer hermosa, sexy y muy caliente. Dije al brindar.

-Por un hijo de puta que me rompió el cerebro, que fue el primero en chuparme la concha y el orto, desgraciado, que fue el primero en meterme un dedo en el culo, y lo peor, me gustó, por hacerme tener un squirt. Sabes, siento que por fin me desvirgó un hombre. Y no te enojes por lo que voy a decir, mi vieja es una pelotuda.

-Basta.

-¿Por qué dijiste que lo de recién fue hacerme el amor?

-Porque lo fue. ¿te jode?

-No… me encanta que lo sientas así.

-¿Queres coger, que te coja como se coge a una hembra como vos?

-Me encantaría que lo hagas.

-¿No te vas a enojar si te digo algo, o jugamos un poco rudo?

-Quiero ser tu hembra. Cogeme.

Y cogimos como animales. Ella en cuatro patas, yo dándole con todo en la concha, con un par de dos en su culo. Dándole chirlos en el culo que la prendían fuego. Chupándole la concha sentada en mi boca mientras le hacía meter sus dedos en la concha, apretar sus pechos o meterse un dedo en el culo. Estaba totalmente loca.

-Gracias amor, gracias por hacerme sentir viva, que excito a un hombre como vos. Me encanta ser tu puta, y que me cojas como animal. Dijo mientras la cogía boca abajo.

-Pues ahora quiero ver como mi puta me coge. Montame.

-Sergio nunca lo hice…

-Fácil, te pones arriba mío, de rodillas y te metes mi pija. Y gozas, solita te vas a dar cuenta que hacer. Solo no te frenes por nada.

Ella lo hizo y cuando se metió mi pija en la concha me miro extasiada.

-Putita, ahora tenes el poder vos… vos vas a hacer que yo goce, ahora vos podes reventarme la cabeza.

Me miró mordiéndose los labios. Se empezó a frotar en círculos sobre mi pelvis, una de sus manos fue a sus pechos y apretaba uno con fuerza. Su excitación no paraba de subir.

-Por favor, que cara de puta tenes gozando mi pija. Estas para una foto.

-Hijo de puta, estoy recaliente montándote, pero ayudame.

Le di un chirlo en el culo y le dije que se mueva. Fue cuando empezó a subir y bajar con todo sobre mi pija. Y a gritar de placer. Tuvo un orgasmo y siguió montando con locura. De pronto se detuvo.

Se puso de rodillas a mi lado y me empezó a chupar la pija.

-Quiero que me acabes en la boca, como las de los videos porno, quiero que me cojas por el culo, el primero y único, quiero entregarme totalmente y se tu hembra, tu puta. Dijo y se empezó a masturbar la concha mientras me chupaba.

Llevo un dedo a su culo y luego otro. Ahora se masturbaba el culo solamente.

Me montó nuevamente pero su mano llevo mi pija a su orto. No lo tenía lo suficientemente dilatado y le provocaba mucho dolor. La corrí y me pare frente a ella.

-Hoy no. Hoy te voy a coger la boca.

Y le metí la pija en su boca, tomándola de la cabeza. Ella se dejaba hacer tomada de mis piernas. Cuando estuve por acabar la saque de la boca y me masturbe frente a su cara.

-Por favor, en mi boca, quiero tu leche en mi boca. Pedía.

La metí un poco y le acabe en su boca. Ella trago toda mi leche y me siguió chupando la pija hasta dejarla limpia por completo.

Fue al baño y cuando volvió me beso con todo.

-Wow, sos tremendo. Gracias por hacer sentir tan mujer, tan deseada, tan hembra. Me queda por entregarte mi culo, que no me dejaste.

-Te ibas a lastimar mal. Otro día, lo hacemos, pero con cuidado.

Nos dormimos y cuando despertamos ella estaba radiante. Nos dimos una ducha y nos fuimos del hotel.

-¿Qué vas a hacer hoy? Me preguntó.

-Llamar a tu madre, hacer mis valijas y buscar un hotel para quedarme hasta que alquile un departamento.

-Veni a mi departamento, por unos días claro. Vos sabes que yo no soy de ir a las apuradas. Dijo sonriendo.

-¿Y Pino?

-Le mande este mensaje mientras te bañabas, mirá: “Chau Pino, anoche por fin un hombre me hizo sentir mujer. Me enseño como un hombre le hace el amor a una mujer y también como la coge. Suerte”

(9,65)