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Con mi mujer nos cogimos por todos lados a su cuñada

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Marisol, mi mujer es una morocha de muy buen cuerpo, aunque perder un par de kilos, no le vendrían mal. Buena cola y un par de tetas hermosas, y sobre todo, super sensibles. Tenemos 38 años los dos. No podemos tener hijos y eso desato nuestra locura con el sexo. Ella es bisexual, le gusta jugar rudo a veces y tiene sus propias esposas, que usa tanto para ella como para mí cuando viene muy caliente. No fueron pocas las veces que la encontré con una chica en la cama y me invitaron a unirme.

Pero ella es una mujer muy celosa cuando otras mujeres se me insinúan o ella cree que se me insinúan. Esas veces, es una fiera en la cama, literalmente hace todo ella. Se bien que su inseguridad hace que tenga esas reacciones.

Hace diez días vinieron su hermano y mi cuñada a almorzar en casa. Mari sabe que la mujer de su hermano tiene un prontuario grande de soltera con los hombres, y para peor, está segura que le mete los cuernos. No la quiere para nada. Y menos cerca de mí. Pero como decirle al hermano que venga sin la mujer…

Clau es una mujer interesante, no muy linda de cara, medio regordeta, pero con un culo hermoso.

Lamentablemente para mi cuñada, esta vez fue muy evidente y Mari estaba con los radares muy ajustados. Clau, mi cuñada, no perdía ocasión para hacerme caritas, mirarme provocativamente, e incluso, rozarme con su culo en dos ocasiones. Y mi mujer no se contuvo.

-Luis, necesito consultarte algo, perdoname pero solamente con vos tengo la confianza necesaria. Necesito o quiero hacerme un retoque vaginal, este animal ya hizo que mi vagina parezca un túnel de tres vías por lado. ¿Vos que sos médico, conoces algún buen especialista?

-Dejame que te averiguo. ¿Cuña, tan grande la tienes? Dijo su hermano.

-Y, bastante. Dije siguiéndole la corriente a Mari.

-No solo es el tamaño Luis, es como la usa… es uno de esos aparatos con que rompen el pavimento… por eso no le doy más para usar la cochera trasera, aunque me encantaba.

-Quédate tranquila que mañana te averiguo.

Mi cuñada miraba y escuchaba con suma atención, y se mordía los labios de deseo. Estábamos en los postres cuando Marisol aumento la apuesta.

-Amor, ya que esta Clau aquí, porque no le consultas sobre esos papeles que tenes que presentar a Hacienda.

-No es momento Marisol, es domingo, y realmente, no tengo ganas.

-Pero tenes que hacerlo. Dijo mi mujer imperativa.

-Jorge, llamame en la semana, y paso por aquí para verlos, no tengo problemas. Dijo Clau.

Marisol me miró y en sus ojos vi toda su malicia. Clau había mordido la carnada. Sabía que Marisol estaba todo el día en el trabajo y que yo estaría solo. Mi mujer pidió el jueves libre por unos trámites e hizo que la llame.

-Hola Clau, te habla Jorge, tu concuñado.

-Hola precioso, decime.

-Por tu ofrecimiento, te parece que pases mañana por casa, voy a estar trabajando aquí, y recién tengo que ir a buscar a Marisol a las 17 a su trabajo.

-No tengo problemas, te lo dije. A las 14 estoy, así tenemos suficiente tiempo… para ver todo.

-Perfecto, te espero con algo fresco. ¿Cervezas?

-Genial o un whisky con hielo mejor. Dijo ella.

Cuando colgué la cara de Marisol era de furia. Al día siguiente, cuando Clau llamo a la puerta, Marisol se escondió en la cocina para poder ver todo. Claudia entro y me saludó con un beso en la comisura del labio. Estaba con una mini y una camisa blanca que dejaba ver el brazier negro que llevaba. Nos sentamos y me explicó lo que tantas veces yo había llenado, pero ahora “no sabía”. Estuvimos media hora viendo los papeles.

-Mil gracias Clau, entendí todo. ¿Traigo el whisky?

-Por favor, dijo mordiéndose el labio inferior.

-Aquí tenes. Dije.

-Gracias… Así que tenes ese problema con Marisol… dijo y se desabrocho un botón más de la camisa dejando casi expuestos sus pechos.

-Si… por eso no tenemos muchas relaciones…

-Ay… pobrecito, pero todo tiene una solución y bueno, si queres yo te puedo ayudar. Dijo llevando su mano a mi entrepierna.

-Mmm. Dije.

Y fue el pie para que ella se quite la camisa y el brazier.

-Así que vos lo vas a ayudar, tremenda puta sos Clau, pero te metiste con el macho equivocado. Dijo Marisol entrando desde la cocina.

-Eh…. No es lo que vos pensas Mari, nunca me metería con tu marido. Dijo.

-¿Y por qué cuernos estas casi desnuda? Pero para que veas que soy buena, te voy a dejar cogerlo. Mejor que vengas a nuestro dormitorio, porque tengo todo grabado y se lo mando a mi hermano. Dijo mostrándole el celular

-No por favor…

Fuimos a nuestro dormitorio y la hizo desnudar. Ella hizo lo mismo.

-Jorge, me voy a coger a esta puta, después te la dejo. Dijo Marisol.

-No, yo no, nunca estuve con otra mujer…

-Encima virgencita.

La empujo a la cama y la empezó a besar y a acariciar los pechos. Clau primero se resistía pero callo cuando la mano de Marisol llego a su concha y le metió dos dedos. De ahí en adelante se dejaba hacer mansamente. Cuando Mari empezó a chuparle los pechos y masturbarla Clau empezó a gemir como gata en celo.

-Mira como le gusta a la turra. Dijo Marisol

Cuando empezó a chuparle la concha, Clau era una sinfonía de gemidos y grititos de placer. Yo todavía vestido, estaba al palo totalmente. Escucharla gozar era fenomenal.

-Dale, Jorge, se bueno y dale tu pija para que la chupe. Dijo Marisol.

Me quité la ropa, y cuando tuvo mi pija al lado de su rostro abrió los ojos con todo.

-Dios, por favor. Dijo Claudia y me empezó a chupar con todo.

-Ni Dios te salva hoy putita. Dijo Marisol.

Ella se levantó y fue al cajón donde guarda sus juguetes. Trajo las esposas y dos consoladores de diferentes tamaños. Claudia trataba por todos los medios de meterse toda mi pija en su boca pero no podía. Se apretaba las tetas sin parar, y gritaba de placer ante cada orgasmo que tenía.

Marisol le levanto las piernas y le metió un consolador-vibrador en la concha. Claudia abrió los ojos con todo, y chupaba más fuerte todavía. Marisol llevo su lengua al orto de Clau y ella quiso moverse. El chirlo en el culo fue fuerte y se quedó quieta.

-No, por favor, nunca lo hice por el culo. Dijo dejándome de chupar un instante.

-Una buena puta entrega el culo a sus machos. Relájate porque vas a sufrir si no.

-Por favor…

Marisol no dejaba de mover el consolador en su concha y su lengua fue dilatando el orto de Clau y ella gemía con todo. Luego de unos minutos mi mujer se acostó e hizo que Clau se acueste sobre ella haciendo un 69.

-Chupame putita, porque te entierro los dos consoladores en el culo. Te lo juro.

Clau le empezó a chupar la concha, mientras Mari la chupaba y jugaba con el consolador en su concha.

-Que lindo que chupa esta puta, cógela. Me dijo Mari.

Me puse detrás de Clau y le fui metiendo la pija en la concha. Ella no paraba de quejarse, gemir y chupar la concha de Mari.

-Es un animal, que pija que tiene por favor. Dijo Clau.

-Callate y chupa puta. Dije.

Clau era bastante estrecha y mi pija entraba y salía rozando todo el interior de su concha. Estuve un buen rato bombeando su concha, hasta que acabe con todo, llenándola de leche.

-Que te la chupe, no quiero parar. Dijo Marisol.

Me puse delante de Clau y me chupaba y limpiaba con todo la pija. Yo seguía caliente, quería cogerle el culo y me puse a cogerle la boca para mantener la erección. Claudia, se dejaba hacer, estaba muy caliente y su excitación no bajaba producto de la chupada que le daba Mari.

Mi mujer tomó el otro consolador y lo metió en la concha, para mojarlo, y lo llevo al culo de Clau. Empezó a enterrarlo de a poco mientras yo le cogía la boca sin parar. Clau me empujaba las piernas para correrme y protestar pero no podía lograr su objetivo.

-En el cajón esta la crema, no quiero que la lastimes… mucho. Dijo Mari y fui a buscarla.

-No, por favor, no. Me va a hacer mierda, me va a desgarrar toda. Mi marido…

-Puta, esto te pasa por meterte con el macho equivocado. Dijo Mari.

La hizo poner boca arriba, con el culo en el borde de la cama, y se sentó en la boca de Clau para que la chupe. Me pare junto al culo de Clau, levante sus piernas y se las di a Mari para que la sostenga mientras se hacía chupar. Con dos dedos puse crema en el culo de mi cuñada y en mi pija, repetí el procedimiento y lentamente fui metiéndola.

Clau gemía suavemente y cada tanto se quejaba de dolor. Cuando la tuvo toda adentro, volvió a chupar la concha de Mari con todo. Fui acelerando mis movimientos y ella la forma de chupar. Se comenzó a apretar los pechos con todo, y una mano bajó a su concha metiéndose dos dedos.

-Mira como le gusta a la puta. Desde ahora vas a ser mi puta, te pienso coger todas las veces que quiera. Y si Jorge tiene ganas, te va a romper el culo, putita. Dijo Mari y se salió de la cara de Clau.

-Dios me está matando. No pares por favor. Dijo Clau.

-Sos muy puta, y te lo voy a demostrar. Jorge, acostate. Vos puta, lo vas a montar metiéndote la pija en el culo.

Lo hice y Clau me montó. Tomó mi pija y la dirigió a su concha. El sopapo en la cara fue fuerte.

-En el culo dije puta. Dijo Mari y Clau se puso mi pija en el culo y comenzó a enterrarla, mordiéndose los labios de placer.

Cuando sintió que había entrado por completo, empezó a subir y bajar, primero lentamente y luego cada vez más fuerte.

-Toma, putita, seguro que sabes dónde meterlo. Dijo Mary y le dio un consolador.

Clau lo tomo y lo enterró en su concha.

-Que puta que soy, por favor. Dijo Clau.

Mari se paró frente a ella y la puso a chuparle la concha. Clau era una maquina sexual, se movía como loca, y gozaba como loca. Cuando no soporte más, acabe en su culo, llenándolo de leche por completo. Su orgasmo fue violento y largo. Mari al verla temblando acabo en la boca de Clau.

Mari se acostó a mi lado y me dio un tremendo beso. Clau seguía arriba mío con mi pija en su culo. Cuando pudo, se tiró a los pies de la cama.

Mari bajo a buscar una cerveza y los tres la tomamos.

-Boluda, tenes que tener cuidado con que macho te metes. Ahora sos mi perra, y vas a coger conmigo cuando yo quiera, y vas a hacer todo lo que te diga. ¿Entendido?

-Si Mari. Entiendo. En serio es un animal Jorge. Nunca había gozado así. Y me gusto chuparte.

-Pues vas a tener oportunidad. Ya te cogió Jorge, ahora es mi turno. Ponete en cuatro.

Mientas Clau lo hacía sin protestar, Mari fue a buscar su arnés y se lo puso. Y le puso un consolador grande. Se lo enterró de una en la concha y la bombeaba con todo. Clau gemía sin parar.

-Te estoy cogiendo putita, tu cuñada te está cogiendo. Dijo Mari y pareció que escucharla la excitaba más a Clau.

Clau movía su cadera acompañando los movimientos de Mari, que la tenía tomada de la cintura. Mi pija se empezó a despertar nuevamente y Clau la miraba sin quitar su vista. Me acerque y se la di a chupar. Cuando la sintió en su boca se puso a chupar como loca. Mari tomo las esposas y le esposó las manos por la espalda.

-Sos mi putita, quiero escucharte decirlo. Dijo Mari.

-Soy tu putita, Mari, soy tu putita, cogeme por favor.

-Rompeme el culo Jorge. Dijo Mari.

Me pare detrás de ella, puse un poco de crema en su culo y se la enterré. Era algo que ha habíamos hecho con alguna de sus amigas y le encantaba. Ella saco el consolador de la concha de Clau y se lo metió en el culo. Los dos gemían como locas, y bombeaba desesperado en culo de mi mujer. Acabe por tercera vez en la tarde, esta vez llenando el culo de mi mujer.

Me fui a dar una ducha y cuando volví Mari estaba sacando el consolador del culo de Clau. Se dieron un tremendo beso y se acostaron.

-El sábado a la mañana, te quiero acá, fijate que le decís a mí hermano. Dijo Mari.

-Está bien. Dijo Clau.

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