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Conociéndola

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Verte con una blusa, clara, delgada, de tacto suave, sin nada debajo, pudiendo distinguir tus hermosos y antojables senos mecerse armoniosamente a cada paso tuyo, mientras te acercas a mi para besarme, como tú sabes hacerlo, con tu boca exquisita, sensual. No me quitas la mirada de los ojos, y me pegas tu cuerpo. Tus labios se funden con los míos, nuestras bocas se unen, nuestras lenguas hacen contacto inmediatamente. Tu respiración se vuelve entrecortada al poner mis manos sobre tu cuerpo, desplazándolas con un roce apenas perceptible a lo largo de tu costado y llegando a esa cadera que hace voltear a hombres y mujeres por igual.

El beso se interrumpe brevemente, acercas tu boca a mi oído y en un susurro pausado, con tu voz muy sensual me dices que amas, mientras nos abrazamos fuertemente y tu boca regresa a besarme con esa pasión tan tuya que es conquistadora, excitante, incitado al amor y difícil de resistir.

Me pegas tu cuerpo de nuevo y siento tus senos hinchados de excitación. Tus pezones erectos se distinguen retadores a través de la fina tela de tu blusa, haces que rocen con mi pecho.

Te separas un poco y abres mi camisa y, con un movimiento muy sensual tuyo, liberas los botones de tu blusa, apartando la delicada tela, para volver a restregar tu cuerpo con el mío. Tu rostro muestra la excitación que te provoca sentir tus senos apoyados en mi torso ahora desnudo.

Tu boca me besa rico, intensamente, recorro tu comisura con la punta de mi lengua y abres tus labios ligeramente para sentirla en tu proximidad. Muevo mi cara y ahora mis labios buscan y alcanzan tu cuello, por debajo de tu cabello y me dedico a besar cada parte de tu hermosa piél, sabiendo lo mucho que te excita ello. Un gemido de pasión me deja ver que estoy en la ruta correcta.

Hay poca luz en el lugar, pero permite distinguir con claridad las partes de tu cuerpo. Mis manos te recorren toda. Yo estoy sentado en uno de los bancos, tu permaneces de pie entre mis piernas frente a mi. Tu mirada denota una gran excitación. Vuelves a acercar tu boca a mi oido para decirme que me amas, que me deseas, que estás muy excitada con todo lo que ha pasado y que estás disfrutando todo. Seguimos abrazándonos, acariciando nuestros cuerpos y te digo que yo también te amo y que te deseo mucho.

Levanto tu falda, meto mis manos debajo de la tela delgada, y recorro la parte alta de tus muslos, hasta llegar a la curva donde dan comienzo tus nalgas, acariciándolas con un roce cuidadoso, delicado, que te hace estremecer ligeramente y dejar salir otro gemido entre de sorpresa y de excitación. Nuestras bocas se encuentran de nuevo y nos besábamos.

Entre las sombras del lugar, percibo al fondo la silueta de una mujer parada en el umbral de la puerta. Da un paso adelante, permitiendo que la tenue luz del lugar bañe su rostro y su atractivo cuerpo, y observo que no pierde de vista nuestras caricias y besos. Cuando se da cuenta que la veo, cruzamos la mirada, sonríe seductoramente y comienza a acercarse despacio, acompasadamente, en dirección nuestra, con cuidado. Tu escuchas sus pasos acercarse y me besas nuevamente.

Acercas tu boca a mi oído y me dices: "es ella". Tu voz denota una sensación particular y el tono con que te expresas lleva carga de intensidad, curiosidad y excitación.

Ella se acerca más, hasta pararse junto a ti. Reparte sus miradas entre tu cuerpo y mi mirada. No decimos nada.

La veo estirar sus brazos hacia nosotros, poner sus manos en tu cintura y rodear con ellas parte de tu cuerpo. Se acerca a ambos lados de tu cadera y, con la punta de sus dedos, te jala ligeramente hacia ella. Eso hace que tu cuerpo se desplace pocos centímetros hacia atrás y apoyas la cabeza ligeramente en su cara.

Entonces, sin quitarme la vista de mis ojos, la puedo ver desplazar tu cabello para acercar sus labios y besar tu cuello a centímetros de mi. Sentir la respiración de ella en tu piel, hace que reclines tu cabeza hacia ella, y al contacto con sus labios, tu cuerpo se estremece de nuevo, tus pezones se ponen más duros y tu respiración muestra lo intenso del momento que estamos viviendo.

Ella estira una de sus manos hasta tocar mi cuerpo y comienza a acariciarme también. Yo trato de extender las mías para abarcar ahora el cuerpo de las dos.

Ella empuja su cuerpo contra el tuyo y por consiguiente tu cara queda del lado opuesto a nosotros. Acerca su cara a la mía, sus ojos denotan deseo, su boca expresa una sensual sonrisa, roza mis labios y nos besamos ligeramente. Es electrizante. Entonces, continua con sus caricias por tu cuerpo y lleva sus labios a besarte la mejilla próxima. Observo tus ojos cerrados, dejándola hacer. Te veo entregada, dispuesta y excitada.

Vuelve a separarte centímetros de mi y puedo observar subir sus manos acariciándote por la parte frontal de tu cuerpo, hasta encontrarse con tus senos. Los toma con ambas manos y sus dedos rodean tus pezones. Tu cuerpo tiembla de excitación. Aprieta progresivamente tus senos que ya lucen super hinchados de la excitación.

Su boca besa tu mejilla y se acerca a la comisura de tus labios. Es maravilloso verte excitada, disfrutando de sus caricias enfrente de mi. Tu rostro lo dice todo. Esto lo quieres, estás plenamente entregada a sus caricias, lo disfrutas y te apasiona. Tu boca se entreabre dispuesta.

Pasas una mano detrás de ti para sentir su cuerpo y hacer que se acerque más a ti, sintiendo sus senos, que son firmes y hermosos también.

Tu cabeza gira hacia ella en respuesta a sus besos. Los labios de ambas se encuentran, se regalan las primeras caricias y su lengua se abre paso hacia tu boca.

Sus manos juegan con tus senos y puedo ver tus pezones duros resaltar por debajo de la parte de la blusa que cubre parte de tu cuerpo. Veo sus dedos apretar uno de tus pezones y con su otra mano jalar ligeramente el otro.

Yo toco tu sexo y separas tus piernas un poco. Levanto tu falda y al meter mi mano, encuentro los dedos de ella ya tocándote desde atrás. Hace que gires más tu cara hacia ella, y vuelve a besar tu boca apasionadamente. Tú suspiras y gimes ante el contacto de nuestras manos con diferentes partes de tu cuerpo. Te vas entregando a ella mientras que sus caricias en uno de tus senos y en tu vagina se incrementan. La humedad de tu sexo es evidente y levantas tu cadera para darle todo acceso posible a sus dedos.

Sus caras están a centímetros de mi. Ella voltea, me besa con mayor intensidad y acerca tu cara hacia los dos, para besarnos los tres. Es un momento intenso y muy electrizante. Nuestras bocas se entrelazas, las lenguas juegan alegres, hay deseo y mucha excitación entre los tres.

Entonces, ella gira su cuerpo hacia los dos y quedamos formando un triangulo, abrazados entre todos. Ahora puedo sentir parte de su cuerpo pegarse al mío, y ver que le restriegas tus senos a ella. Estiro mi mano y le acaricio su espalda con una mano y la tuya con la otra.

Se vuelven a besar ustedes dos, y yo aprovecho para besar tu cuello y observar con mayor atención a ella. Así como sentir su cuerpo ya desnudo pegado a los dos. Te separa un poco de ella y te pregunto si lo estás disfrutando y me contestas que mucho. Que ya lo querías hacer, que ya querías que se diera, que estuviéramos juntos los tres, para que nos tuvieras a los dos.

Ella llevaba su mano, ahora por delante de ti hacia tu sexo y te masturba con mayor intensidad, haciendo que te estremezcas, aprietas tus piernas, para que no se separe de tí. Tu expresión es de total deseo y puedo adivinar otro orgasmo próximo a hacer presencia en ti.

Mientras hace eso, me voltea a ver y me dice que sabía que tú eres mía, pero que también eres suya cuando están juntas. Que, cuando se han quedado juntas, lo disfrutan y que le da emoción estar los tres juntos por primera vez.

Te recuperas del orgasmo que te hizo pasar, mojándonos intensamente y tomas su mano y la pones en mi pene ya muy erecto. Ella se deja guiar por tí y le dices que lo toque, que lo sienta. Acompañas con tu mano la suya y lo recorren y acariciaban. Entre las dos se ponen a tocarme, a acariciarme, sienten mis primeras gotas de líquido preseminal saliendo en la punta y las distribuyen en el resto de mi pene. Se turnan a acariciar mis testículos, siguen los besos entre dos o los tres. Te acercas a mi odio de nuevo y me preguntas al oído que si me gusta ella y solo alcanzo a asentir con la cabeza, por el cúmulo de sensaciones que me están haciendo experimentar entre las dos.

Me sigues diciendo al oído que ella es muy entregada, dispuesta, sensual y pasional. Me comentas que quieres verla encima de mi, cogiéndose mi pene, para verla disfrutar de ello y que yo sienta lo rico que coge.

Sólo alcanzo a preguntarte si ella te ha cogido muy rico, cuando ella se separa de nosotros y se inclina para tomar mi pene con su mano, empezar a lamer la punta, para luego llevarlo a su boca y comenzar a succionar suavemente. Tu observas cómo me excita todo lo que hace y nos besamos intensamente, mientras me dices que te excita verla chupar mi pene y mis testículos. Que era algo que querías ver que ella hiciera conmigo.

Entonces me pegas tu cuerpo y me dices que quieres que goce con ella, de la misma forma que tu ya has disfrutado en tus anteriores encuentros con ella, que me habías relatado días atrás, cuando se llegaron a refugiar en su departamento.

Ella sigue jugando con mi pene y testículos, lamiendo a todo lo largo, provocándome mucha excitación. Entonces, abres tu blusa de nuevo, y me das a chupar tus senos. Tus pezones están duros y erectos, tus senos rebosantes y hermosos. Me haces chupar ambos, mordértelos ligeramente y lamer desde la base hasta la punta de cada pezón.

Yo estoy súper excitado y te lo alcanzo a decir. Entonces, te separas de mi, te pones en cuclillas, y acercándote a ella, tomas mi pene en tu mano y lo empiezan a compartir entre las dos, besándose a la vez cada ocasión que sus labios se encuentran. La vista es impresionantemente excitante y las sensaciones que me van provocando mucho más. Están a nada de hacerme venir, y justo momentos antes, dejan de acariciar y besar mi cuerpo.

Ella se incorpora, ya sin blusa, pega sus senos a mi cuerpo y nos besábamos, entonces te levantas un poco y con pasión desmedida te prendes a sus senos, con un deseo y gusto por ello maravillosos. Su cara se transforma mostrando el placer que siente de tenerte comiendo tus senos y chupando tus pezones. Sólo sujeta tu cabeza para que no te separares.

Decido llevar mi mano a su entrepierna, para atestiguar lo húmeda que está de la excitación y comiendo a acariciarla para buscar masturbarle. Pronto los gemidos de ella y su ascendente excitación nos dejan ver que hemos encontrado los puntos correctos para provocarle un orgasmo, que se expresa intenso y delicioso frente a nosotros dos.

La noche es joven aún y muy prometedora.

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