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Conozco a mi hija, la modelo (padre e hija)

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Mientras me encuentro cambiando a mi hijo para llevarlo a su primer día de pre escolar, observo que con una sonrisa fascinante, se encuentra de brazos cruzados y recostada contra el marco de la puerta, Gaby, que decir de Gabriela… es lo que mejor me pasó en esta vida, al verla hoy tan sonriente, me vienen a la mente el recuerdo el día que nos conocimos… les cuento.

Al llegar de mi trabajo, soy profe de gimnasia y tengo un gym, me doy un reparador baño y me siento en un cómodo sillón antiguo heredado, cuando escucho la campanilla del timbre, grande fue mi sorpresa al abrir la puerta, una mujer impresionante aparece delante de mis ojos.

Morocha para el infarto, sus ojos verdes destellaban, esos hermosos, firmes y duros pechos que pugnaban por salir de la remera, eran una invitación al placer, sus carnosos labios que dejaban ver su sonrisa blanca, esas piernas perfectas, apenas cubiertas por un short de jeans y la falta de maquillaje dejaba la impresión de la suave piel, la de su rostro apenas cubierta por unos alargados rizos caoba.

- Hola buenas tardes me llamo Gabriela ¿vos sos Adriano?

- Si el mismo.

Se arrojó a mis brazos llorando desconsoladamente, no sabía qué hacer, si apretarla fuerte contra mí o no tocarla, me encontraba entre el desconcierto y sus pechos duros que se habían pegado al mío.

- ¿Qué sucede Gabriela? Te paso algo.

- Por favor déjame pasar y te explico.

- Si pasa, toma asiento.

Sin pronunciar palabra desplego sobre la mesa una batería de papeles y comenzó a explicarme.

- Antes que nada te debo aclarar que yo me entere hace muy poco tiempo, a raíz que mi madre desapareció de la faz de la tierra, siempre anduvo en malos pasos y con la gente equivocada, por casa pasaron varios hombres que hicieron nuestra vida un calvario.

- Bien Gaby, por favor vamos al punto.

- Bueno, no hay otra forma de decirlo, vos sos mi papa, aquí están las pruebas de lo que digo.

No supe que responder, tiré lo primero que se me vino a la mente.

- ¿Estás a sabiendas que esto es verdad?

- Totalmente, te cuento, cuando mama se fue de tu lado ella ya estaba embarazada de mí y decidió ocultártelo, no me dio bien los motivos pero si las pruebas y las fechas coinciden, según me dijo te lo iba a decir y la separación ocurrió antes.

Luego de haber revisado yo todos los papeles, llegue a la conclusión que si era cierto, ella es mi hija.

Fue difícil asimilar todo de una vez, me conto las desgracias de su madre, drogas, alcohol, malos pasos en general. Ella de muy chica se fue a vivir sola y se veían esporádicamente, Gaby había estudiado modelaje, por eso su gran físico y gracias a ello podía mantenerse económicamente, vivía en una pensión de la agencia.

Quería generar un vínculo conmigo, pues tenía la impresión que la madre había tomado la drástica decisión de quitarse la vida, nunca más supo de ella, la busco por cielo y tierra sin encontrarla.

Para no hacerla tan larga, con el tiempo fuimos generando ese famoso vínculo que ella quería tener conmigo, salíamos a cenar, lo hacíamos también en casa, duro mucho tiempo el periodo de adaptación de ambos, pero se logró empatizar y cada vez éramos más padre e hija.

Llego un día en que me agarro el padrazo y la soledad, así que le propuse, para recuperar ese tiempo perdido, que se venga a vivir conmigo, así no pagaba más el alquiler de una pieza y no tendría que compartir habitación con siete compañeras.

Acepto de gran gusto y se acomodó en una pieza libre del departamento, la que arreglo como los dioses.

La verdad, es una verdadera ama de casa, nunca el departamento estuvo tan bien acomodado y limpio.

Cierto mediodía, me dice.

- Papa esta noche tengo pasarela, ¿querés ir a ver? tengo dos pases.

- Con todo gusto, obvio que me gustaría verte en tu trabajo.

- Bueno comienza a las veintiún horas, puntual, te voy a estar esperando.

- Allí voy a estar.

Esa noche veinte cuarenta y cinco estaba ocupando mi silla, justo en la cabecera de la pasarela.

Comenzó el desfile, una mujer más linda que la otra, pero Gaby descollaba, esos vestidos le quedaban hermosos, hasta que quede absorto cuando, encima, fue ella la primera, comenzó el pasaje de ropa interior. La veía venir con ese cadencioso y sensual paso que solo las modelos saben hacer, un conjunto blanco impoluto, que dejaba ver el rosado contorno de sus labios vaginales totalmente depilados, mi miembro cobro vida, ya no era yo responsable de sus actos, al girar para retirarse, vi ese hilo que se perdía entre sus glúteos, casi tengo un orgasmo sin tocarme, ella en todo momento miraba fijamente a mis ojos, incluso cuando giro lo hizo clavando su mirada en los míos, me tiro un beso muy disimulado y se retiró.

Al finalizar nos fuimos juntos en el auto, la invite a cenar y ni tocamos el tema desfile, solo me pregunto si me había gustado, mi respuesta fue que no, cuando puso la cara de sorpresa le dije que no me había gustado, me había encantado, enfatizando la frase, echamos a reír a carcajadas.

Al terminar esa cena, fuimos a casa y nos sentamos a la mesa, para tomar otras cervezas y ahora si hablar del desfile.

Pasaban las charlas, las cervezas y las horas, el efluvio del alcohol iba haciendo su efecto, que no buscamos.

- Adriano, ahora bien, decime, contame ¿qué te pareció mi modelaje?

- Bellísimo como vos, creo que elegiste la carrera justa.

- Cual de todas mis pasadas te gusto más.

- Es más que obvio, la de ropa interior, esa que me permitió ver toda tu belleza en el más puro esplendor.

- ¿en serio?

Sin más palabras se comenzó a sacar la ropa bastante entorpecida por el alcohol, traía un conjunto muy similar al que había lucido en el evento, camino hacia el equipo de música, dándome la espalda para buscar un C.D. se agacho sin doblar las rodillas dejando expuesto todo su sexo, apenas cubierto con un pequeño trozo de tela, puso un tema de marcha, esas que usan las modelos y como dije antes, con pasos medio entorpecidos tuve mi desfile particular.

Luego de varias “pasadas” tropezó cayendo justo sobre mi (días después, me confeso que fue a propósito)

Nuestras miradas se cruzaron al tiempo que las cabezas, en cámara lenta se acercaron para unir nuestras bocas en un apasionado beso que nos permitió por primera vez intercambiar saliva. Mis manos tomaros con avidez sus firmes pechos, un suspiro se escapó de su boca, se posiciono a horcajadas en mis piernas rodeando mi cuello con esos suaves y delicados brazos, la pelvis se acercaba peligrosamente al miembro ya duro por la excitación, bajo su mano diestra y hábil a mi pantalón para tomarlo y jugar con él por sobre la tela. Sentí la humedad de su sexo traspasar el jeans y humedecer mi pierna. Sentí como con delicadeza desabrochaba el botón y bajaba la cremallera para poder introducir la mano, mis piernas se iban abriendo lentamente para facilitarle la tarea, creo que ella interpreto otra cosa, pues en un solo movimiento se paró, hizo a un lado mis piernas arrodillándose entre ellas con tomo mis pantalones por la cintura y empezó a bajarlos junto con mi bóxer, mi verga presurosa salto como un resorte, cuando mi ropa estaba casi por mis rodillas bajo su cabeza haciendo contacto visual, me miraba tan sensualmente que me excitaba cada vez más, me acariciaba y daba pequeños soplidos por la zona que rodeaba a mi sexo, casi estaba por suplicarle que lo metiera en su boca y con esa dulce lengua que hace un momento había besado afuera, la puso a funcionar en el capullo del miembro palpitante, una electricidad me recorrió todo el cuerpo, ese mismo que recorría cada milímetro con sus suaves dedos, parecía estar identificando cada uno de los poros de mi piel.

Sus pechos a la altura de mi boca eran la invitación perfecta, alternadamente metí sus pezones en la boca, sentí como con cada pasada de mi lengua se endurecían más, que rico sabor tienen, alcance a mordisquear suavemente esos redondos pechos, haciéndola gemir sobre mi verga, la sensación de sentir ese aire tibio sobre ella me transmitía una sensación casi indescriptible. Mientras pasaba la lengua por todo el tronco de mi aparato, lleve las manos a su cabeza con la intención de guiarla a engullir esa verga deseosa de ser chupada, no hizo falta, pareció transmisión de pensamiento, de una sola vez mi verga se perdió en el interior de su boca, dulce y cálida boca, iba y venía con una lentitud impresionante, con sus ojos clavados en los míos.

Comencé a sacarle el corpiño que le había levantado un poco para ocuparme de sus tetas y poder pasar a sacarle la tanga, se incorporó sacándosela ella misma, apenas quedo total y completamente en bolas, acerco su vagina a mi boca, en esa posición nos quedaba incomodo, incorporándome termine de sacarme mi ropa y fuimos hacia el dormitorio más cercano, el de ella, se dejó caer sobre el cubre cama y me zambullí a disfrutar de su vagina húmeda, que destilaba pequeñas gotas perladas esperando ser recogidas. Me arroje a esa breva esperando ser explorada, la lengua rodeaba su contorno, la humedad reinante hacia que fuera hacia su interior, ese sabor a sexo inundando mis papilas exacerbo mi excitación, hundí mi lengua en la base inferior todo lo que el largo de la lengua me permitió, para ir subiendo por ese camino hasta llegar al tan desea clítoris, lo chupaba con fruición, suavemente, por momentos lo rodeaba con la punta, sentí su gemido gutural que me indicaba su orgasmo.

- Si Adriano ahí los tenés, tómalos todos te los ganaste por tu trabajo.

Me dijo algo con entrecortadas palabras mientras disfrutaba de su sensación.

Aun jadeando se puso sobre la cama a gatas.

- Ahora si quiero sentirte adentro.

Lo dijo mientras me ofrecía la mejor visión que he tenido en los últimos tiempos de un culo y una vagina espectaculares. Si dudarlo me avance sobre ella y tomándola del pelo enfile la punta a su entrada, como no quería perderme nada de esa visión, la fui penetrando muy despacio, hasta que desapareció de mi campo visual, mis movimientos a partir de ahí fueron en cámara lenta, salía casi toda y luego ingresaba.

- Hermoso, me gusta, la siento, me siento llena, ahora dame con todo.

- Su pedido es una orden mi reina.

A partir de esas palabras mis movimientos fueron frenéticos, los fluidos vaginales hacían música al compás de las embestidas, como coro teníamos nuestros gemidos y como publico nuestros cuerpos. Casi en la misma sintonía de esta sinfonía de sexo los dos tuvimos nuestros respectivos orgasmos, caí rendido sobre su espalda, ella solo reía, con esa risita cantarina que la caracteriza.

Nos acurrucamos en la cama a propinarnos caricias varias y besos por doquier. Hablamos mucho de lo sucedido, y convenimos que si bien fue extraño por la situación y la relación parental, ambos no sentíamos culpa y que era el comienzo de una nueva etapa de felicidad, volvimos a hacernos el amor.

Que delicia era estar sobre su cuerpo entrando y saliendo de su interior, sentir esos pechos chocar con el mío y el beso que me dio cuando estaba acabando fue para la epopeya.

A mí me estaba costando llegar al segundo orgasmo, pero elle tenía un as en la manga, y su sensualidad en esa mirada penetrante, sabía bien lo que me gustaba aunque era la primera vez que lo hacíamos, me pidió ponerme boca arriba y sentándose sobre mi miembro de espaldas a mí, con sus propias manos llevo mi verga a destino para dar inicio a su cabalgata. Tenía ante mí la visión perfecta de nuestros sexos en acción, con el plus de su esfínter anal en primer plano, se daba vuelta para mirarme de tanto en tanto.

- ¿Te gusta lo que ves?

- Me encanta, se ve delicioso, es una obra de arte digna de Miguel Ángel.

- Sabes que es todo tuyo.

Salivo sus dedos llevando su mano hacia ese rosado y pequeño punto de placer humedeciéndolo en varias oportunidades, posicione ambas manos en sus glúteos para comenzar a jugar con mi dedo pulgar en torno al orificio terminal de su recto, hizo un movimiento hacia atrás, sin dudarlo ejercí presión para que se introduzca mi dedo, lo hizo con relativa facilidad, una vez adentro comencé a moverlo de afuera hacia adentro, al cabo de unos minutos saco mi verga de su vagina y haciéndose hacia atrás puso su maravilloso culo en mi cara, lo lamí con desesperación, la lengua dura entraba y salía, sus gemidos eran más intensos que los anteriores, como pude estimule su clítoris provocándole un orgasmo increíble.

- Adriano, el resto lo dejamos para más adelante, todo hoy no se puede, la magia del sexo está en el deseo y quiero que lo desees.

Accedí sin reproches, y bien que hice, se abalanzó sobre mi miembro para, como al comienzo, hacerme un oral de película. Pasado un rato con toda la experiencia que tenía, se dio cuenta que era inminente mi descarga, sus movimientos tanto bucales como de masturbación se hicieron un poco más agiles, llene su boca con mi semen el que se corría por la comisura de sus labios, abrió la boca y mostrándome todo lo que contenía, se lo devoro, se acercó y ahí conocí el famoso beso blanco, dándome de probar mi propia descarga.

A partir de ahí no volvimos a separarnos nunca, hace ya siete años que vivimos como marido y mujer. Por mutua decisión tuvimos hace tres años un hijo, tan hermoso como ella.

A partir de mi separación de su madre, me había prometido nunca más tener pareja estable, pero llego ella para cambiar mi vida y mi forma de pensar, nos llevamos espectacularmente bien en todo orden de la vida.

Ya no somos más papa ni hija, hace siete años que somos Gabriela y Adriano.

(9,30)