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Controlando a una madre sumisa (capitulo 1)

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Kiara es una mujer de 36 años cuyo cuerpo está en excelente estado de forma física. Tiene la piel blanca y el cabello rubio, lo que le da un toque de elegancia y distinción. Su figura es delgada y atlética, con unas caderas firmes y redondeadas que llaman la atención de cualquier hombre. Sus senos son grandes y firmes, sin dejar de ser proporcionados con el resto de su cuerpo. Tiene unos ojos azules profundos que reflejan su personalidad tierna y cálida. Su piel es suave y tersa, y su trasero es grande, perfectamente redondo y en forma. A pesar de su edad, Kiara no ha perdido su pasión ni su lujuria. Su cuerpo es un símbolo de belleza y deseo que atrae a todos los que la ven.

Manuel es el esposo de Kiara. Ellos se conocieron en la Universidad de América, donde ambos estaban estudiando diferentes carreras. Ambos estudiaban Administración de Empresas. Los dos se hicieron buenos amigos y pronto comenzaron a salir.

Una noche, durante una de las fiestas organizadas por la universidad, Kiara y Manuel bebieron demasiado alcohol. Ella estaba un poco descontrolada y rebelde, lo que hizo que Manuel se sintiera atraído por ella. Ella lo llevó a su habitación y ambos terminaron pasando la noche juntos. Sin embargo, no estaba tomando medidas de seguridad para evitar el embarazo. Meses después Kiara se enteró de que estaba embarazada, se sintió asustada y confundida.

Le dijo a Manuel lo que le sucedía y él, inicialmente, no supo qué hacer. Pero con el tiempo, se convirtieron en una pareja fuerte y decidieron criar al bebé juntos.

Aunque no estaban preparados para ser padres, ambos se comprometieron a hacer lo mejor por su bebé. Kiara se graduó de la universidad y encontró un trabajo como gerente de ventas en una importante empresa de tecnología.

Manuel también se graduó y encontró un trabajo en una empresa de construcción. Con el tiempo, se convirtieron en una familia feliz y lograron mantener una relación amorosa a pesar de su carrera y sus horarios laborales exigentes.

A medida que Kiara y Manuel comenzaron a construir sus carreras, el tiempo que pasaban juntos se volvió cada vez más escaso. Manuel trabajaba muchas horas extras en su trabajo como gerente general en una empresa, encargada de construir edificios. Esto hizo que Kiara se sintiera sola y abandonada, y comenzó a extrañar la atención y el amor que Manuel solía darle. Su relación se volvió distante y fría, y comenzaron a tener menos y menos intimidad. El deseo de Kiara de sentirse amada y deseada comenzó a disminuir, y se volvió más consciente de la falta de apetito sexual de Manuel. A medida que pasaba el tiempo, Kiara intentó hablar con Manuel sobre sus sentimientos y su creciente distanciamiento emocional. Sin embargo, Manuel estaba tan absorto en su trabajo que no parecía darse cuenta de lo que realmente estaba sucediendo en su relación. A pesar de los esfuerzos de Kiara por comunicarse con Manuel, la brecha entre ellos seguía creciendo. Kiara se sentía cada vez más insatisfecha y sola, mientras que Manuel seguía absorto en su trabajo sin disponer tiempo para su esposa.

Kiara comenzó a buscar otras formas de satisfacer su deseo sexual sin la participación de Manuel. Por las noches, mientras él dormía profundamente, ella tomaba su consolador de color rosa y se masturbaba suavemente. La vagina de Kiara se humedecía al tacto del consolador, y ella cerraba los ojos mientras imaginaba que era Manuel quien la penetraba. A medida que pasaba el tiempo, Kiara se volvió más experimentada y atrevida en el uso del consolador. Comenzó a probar diferentes técnicas y movimientos, buscando encontrar el placer más intenso posible. Aunque la masturbación le proporcionaba cierto alivio, Kiara anhelaba tener una vida sexual satisfactoria con su esposo. A medida que Kiara continuaba sintiendo una creciente insatisfacción sexual, comenzó a considerar la posibilidad de utilizar un dildo más grande y realista. Ella había escuchado que podía proporcionar una experiencia mucho más similar al sexo real. Kiara comenzó a investigar sobre diferentes tipos de dildos, leyendo opiniones y comparando características. Finalmente, se decidió por uno de tamaño considerable y con una textura muy similar a la piel.

Kiara esperó hasta que Manuel se durmiera profundamente una noche antes de sacar su nuevo dildo de su escondite. Lo miró con anticipación, sintiendo una mezcla de nerviosismo y excitación. Kiara toma el dildo en su mano, acariciando suavemente la textura realista de la superficie. Ella se desliza entre las sábanas, abriendo su vagina para recibir al nuevo invitado. Kiara siente una oleada de placer al introducir lentamente el dildo en su vagina. Su cuerpo se estremece de gusto mientras el objeto toca sus paredes internas.

"Ahhh, sí... así está bien." Kiara susurra en voz baja mientras empuja suavemente el dildo dentro de su vagina. Ella gime nuevamente, esta vez más fuerte, al sentir la profundidad y la plenitud que el objeto le da. Kiara cierra los ojos y su respiración se acelera mientras se mueve el dildo dentro de ella. Ella suspira de satisfacción, sintiendo cómo el objeto la penetra completamente.

"Oh, Dios... oh, Dios... oh, Dios..." Kiara repite en un susurro mientras comienza a mover el dildo con más fuerza y rapidez. Su vagina se humedece aún más, haciendo que el objeto se deslice más fácilmente. Kiara suelta un gemido largo y profundo, sintiendo la oleada de placer que recorre su cuerpo. Su respiración se vuelve entrecortada mientras el dildo continúa entrando y saliendo de su vagina.

"Sí, así..." Kiara se mueve el dildo con aún más intensidad, sus gemidos se vuelven más fuertes y prolongados. Ella está cada vez más cerca del clímax y su cuerpo se tense en anticipación.

"Oh, Dios... aquí voy..."

"Oh, Dios, ¡sí, sí, sí!" Kiara grita mientras su cuerpo se estremece de placer. Su último gemido se prolonga mientras experimenta un orgasmo intenso y satisfactorio. Después de ese poderoso orgasmo, Kiara se siente completamente relajada y satisfecha. Su respiración se normaliza poco a poco, y sus ojos se cierran mientras el sueño la invade.

Al día siguiente mientras tomaba desayuno, su hijo Alonso dice preocupado: "Mamá, estás viéndote muy cansada últimamente, creo que deberías hablar con alguien sobre lo que estás pasando con mi papá".

Kiara suspira profundamente antes de hablar. "Lo sé, mi amor. Estoy pasando por un momento difícil con tu padre", responde Kiara, con tristeza en su voz. "Pero gracias por preocuparte por mí. Tal vez debería considerar hablar con alguien sobre esto". "Quizás podrías hablar con el psicólogo de tu trabajo.", sugiere Alonso, intentando ayudar a su madre. Kiara reflexiona por un momento antes de asentir. "Sí. Tal vez podría ser una buena idea."

"Lo sé, mamá. Creo que sería bueno para ti", anima Alonso.

"Está bien, mi amor. Voy a programar una cita y ver cómo me va", dice Kiara, con un leve tono de optimismo en su voz.

"Estoy seguro de que te irá bien, mamá. ¡Te quiero!" "Yo también, mi vida. Voy a llamar al psicólogo de inmediato".

Kiara busca en su correo el número de teléfono del psicólogo de la empresa y marca el número. Después de una breve conversación, Kiara programa una cita para el día siguiente. "Hola, soy Kiara. Me gustaría programar una cita con el psicólogo, Lucas", dice Kiara en tono dulce. Después de una breve pausa, Kiara anota la cita en su agenda. "Muchas gracias, Lucas estaré encantada de venir a tu consulta mañana a las 10 am", dice Kiara antes de despedirse cordialmente.

Al día siguiente, Kiara se viste con cuidado para su cita con Lucas. Kiara ha elegido un conjunto conservador pero elegante para su cita con Lucas. Un blazer negro combinado con una blusa blanca y una falda gris a juego. Sus zapatos de tacón altos resaltan sus piernas largas y delgadas. Kiara llega a la oficina de Lucas a tiempo para su cita. La recepcionista la saluda con una sonrisa y le indica que tome asiento en la sala de espera. Kiara aprovecha el tiempo para revisar sus notas y trata de organizar sus pensamientos.

Kiara es llamada por Lucas, el psicólogo, y lo sigue a su oficina. Una vez sentados, Lucas comienza la sesión preguntando cómo se siente Kiara en este momento.

Kiara toma un breve momento para recoger sus pensamientos antes de comenzar a hablar. "Bueno, Lucas, he estado pasando por un momento difícil en mi matrimonio", comparte Kiara, con un tono de voz vulnerable. Lucas, el psicólogo, asiente con la cabeza y anima a Kiara a continuar. "¿Podrías decirme más al respecto?", pregunta Lucas con un tono comprensivo y amable.

Kiara toma una respiración profunda y continúa. "Mi esposo, Manuel, trabaja mucho en su empresa, y cuando está en casa, a menudo está cansado o distraído con su trabajo," explica Kiara. "Es como si ya no hubiera tiempo o energía para nosotros, y me siento muy sola y descuidada", agrega Kiara, con una nota de tristeza en su voz. Lucas anota algunas notas en su cuaderno y luego pregunta: "¿Ha hablado sobre esto con Manuel?".

Kiara niega con la cabeza y dice: "No, realmente no."

Lucas, notando la vulnerabilidad de Kiara, se esfuerza por mantener su enfoque en su problema matrimonial y no dejarse distraer por su atractiva apariencia. Él asiente y le da algunos consejos a Kiara. "Es importante que hables con Manuel sobre cómo te sientes," dice Lucas, mirando a Kiara con compasión. "La comunicación es clave en cualquier relación, y puede que él ni siquiera se dé cuenta de que estás pasando por esto".

Lucas continúa dando consejos a Kiara. "Además, es importante que encuentres tiempo para cuidarte a ti misma y atender tus necesidades," dice Lucas, con un tono suave pero firme. "Es posible que necesitemos más sesiones para trabajar en estrategias específicas y herramientas de comunicación efectiva", agrega Lucas. "¿Qué te parece si programamos otra cita y vemos cómo avanzamos?". Kiara está de acuerdo con Lucas y programa otra cita. Durante la semana, Kiara sigue los consejos de Lucas y se esfuerza por comunicarse más abiertamente con Manuel sobre sus sentimientos de soledad y descuido.

Sin que Kiara lo supiera, Lucas no era el psicólogo ético y compasivo que aparentaba ser. Había sido despedido de su trabajo anterior debido a graves faltas éticas y había desarrollado una obsesión con Kiara desde su primera sesión. Lucas había quedado profundamente enamorado de Kiara, fascinado por su belleza y su figura de caderas anchas, tetas formadas y culo grande. Aprovechando la información que Kiara le había proporcionado durante sus sesiones, Lucas comenzó a desarrollar un plan para controlar mentalmente a Kiara y tenerla a su disposición. Lucas dedicó largas horas a leer libros y artículos en internet sobre técnicas de control mental y manipulación. Pasó días enteros viendo videos y leyendo foros en línea en busca de la información que necesitaba para llevar a cabo su plan.

Finalmente, después de una semana de intensa investigación y planificación, Lucas sintió que estaba listo para poner su plan en acción. Durante las sesiones, Lucas empleaba juegos psicológicos y técnicas de manipulación sutiles para influir en los pensamientos y emociones de Kiara. Utilizaba el tiempo de las citas para sembrar ideas en su mente, convenciéndola poco a poco de que sus problemas matrimoniales eran aún más graves de lo que pensaba.

Con el tiempo, Kiara comenzó a depender cada vez más de las sesiones con Lucas, creyendo que él era la única persona que podía ayudarla a salvar su matrimonio. Sin darse cuenta, estaba cayendo más y más bajo el control mental del psicólogo.

Mientras tanto, Lucas seguía adelante con su plan, manipulando sutilmente a Kiara para que actuara de acuerdo con sus deseos. A través de juegos psicológicos y técnicas de influencia, logró tener un dominio casi completo sobre su mente.

Lo que Kiara no sabía era que cada vez que salía de la oficina de Lucas, se alejaba un poco más de su verdadera identidad y de sus propias decisiones. Estaba atrapada en una red de manipulación sin siquiera darse cuenta, mientras Lucas continuaba tejiendo su siniestro plan para controlarla por completo. Después de meses de asistir a las sesiones con Lucas, Kiara aún no notaba ningún cambio significativo en su matrimonio. Mientras tanto, la ausencia prolongada de Manuel debido a su viaje de trabajo a Alemania solo empeoraba las cosas. La falta de tiempo juntos y la distancia física aumentaban el distanciamiento entre ellos.

Un día, durante una sesión con Lucas, Kiara compartió su frustración por la falta de intimidad y deseo en su matrimonio. "Siento que nos estamos alejando cada vez más", admitió con tristeza.

Lucas asintió con comprensión. "Entiendo tu dolor, Kiara. Pero estoy aquí para ayudarte a recuperar el control de tu vida y tu relación".

Con el tiempo, Lucas continuó investigando sobre técnicas de control mental y descubrió la posibilidad de usar la hipnosis para tener un control completo sobre Kiara. Planeó una sesión especial para poner en marcha su plan y lograr que ella lo obedeciera a través de una palabra clave: "kadabra".

Durante la sesión, Kiara se encontró en un estado de trance mientras Lucas le hablaba suavemente. "Ahora, Kiara", dijo Lucas con voz calmada, "cuando escuches la palabra 'kadabra', obedecerás mis órdenes sin cuestionarlas".

Kiara asintió débilmente, completamente sumida en su trance.

Lucas se sorprendió al ver que funcionó y que tenía a Kiara a su merced, lo cual significaba que iba a comenzar a convertirla en su perra. Lo primero que le dijo Lucas fue: "Quiero que cambies tus hábitos y tu forma de vestir". " Lo primero que vas a hacer este fin de semana es ir de shopping, quiero que compres ropa más provocativa, corta, faldas, blusas transparentes, lencería de encaje, dijo Lucas. Quiero que seas mi esclava y muestres tu figura a todos, eres mi perra y yo soy tu amo, continuó. Lucas finalmente le dejo en claro que a partir de ahora solo lo llamaría como “amo”.

Kiara, debido al trance en el que se encontraba, asintió obedientemente, y respondió “Si amo”.

Para terminar la sesión Lucas dijo, “A partir de ahora eres mi perra solo me obedeceras a mi cada vez que pronuncie la palabra kadabra, quedaras sumergida bajo mi completo dominio, ahora haras caso a lo que ya te dije anteriormente”. Finalmente Lucas pronuncio la palabra mágica y Kiara quedo libre del trance, se sentía relajada pero no recordaba lo que había pasado en la sesión, agradeció a Lucas y regreso a su oficina.

A medida que pasaban los días, Kiara hizo cambios en su comportamiento y su apariencia. Comenzó a usar ropa más ajustada y provocativa, mostrando su figura con confianza. Visitaba tiendas de ropa y compraba lencería muy sexy, siguiendo las órdenes implantadas en su mente por Lucas.

Sin embargo, Alonso, su hijo, comenzó a notar el cambio en su madre y se preocupó. "Mamá, ¿qué te está pasando? Nunca te he visto vestir así antes", comentó con desconcierto.

Pero Kiara solo sonrió con dulzura y respondió en un tono monótono: "Estoy bien, cariño. Solo estoy explorando mi nuevo yo".

Lo que Kiara no sabía era que cada vez que Lucas pronunciaba la palabra clave, caía en un estado de trance donde solo obedecía las órdenes de su amo, dejando atrás su verdadera identidad y libre albedrío. Lucas, por otro lado, se regocijaba del control que tenía sobre la hermosa mujer que había deseado tener como suya desde el principio. Un día por la tarde en la oficina, Kiara recibió una llamada a su anexo, era Lucas, solicitándole que fuera a su oficina para una sesión de terapia. Sin sospechar nada, Kiara se dirigió hacia allí con prontitud, confiando en la ayuda que creía estar recibiendo.

Al entrar a la oficina de Lucas, Kiara se sorprendió al ver que no había signos de la terapia habitual y sonaba una música muy sensual. Lucas la miró con una sonrisa maliciosa y le ordenó: "Kiara, quiero que bailes para mí".

Kiara se sintió incómoda e insegura. "Lucas, que te pasa. ¿Por qué me estás pidiendo eso, acaso hice algo mal?"

Lucas respondió con firmeza: "No me cuestiones, Kiara. Baila para mí ahora mismo".

Kiara se resistió e insulto a Lucas. "Eres un cerdo, no puedo creer que llevo terapias contigo, te voy a denunciar con recursos humanos", dijo con voz firme.

En ese momento, Lucas pronunció la palabra clave: "kadabra".

De repente, Kiara sintió una sensación de sumisión abrumadora y su mente se nubló. "Sí, amo, estoy a su merced", murmuró obedientemente, dejando de lado sus dudas y deslizando sus caderas al ritmo de la música que sonaba en su mente.

Lucas observaba con satisfacción mientras Kiara se movía con gracia, mostrando su cuerpo curvilíneo bajo su control. Para él, era solo el comienzo de un control total sobre la mujer que tanto deseaba. Mientras tanto, Kiara seguía danzando, aparentemente feliz y contenta bajo el influjo de la palabra clave, ajena a la manipulación a la que estaba siendo sometida.

Lucas, con una sonrisa en el rostro, dijo: "Kiara, ahora quiero que te quites las prendas de vestir lentamente, una a una, al ritmo de la música que suena en tu mente". Kiara, en un estado de trance, asintió sin objeciones y comenzó a despojarse de sus prendas. Primero, con movimientos lentos y suaves, desabrochó los botones de su blusa blanca, revelando poco a poco su sostén de encaje negro. Lucas miró con deleite mientras Kiara continuaba con su tarea, deslizando la blusa de sus hombros y dejándola caer al suelo. A continuación, Kiara se desabrochó el sostén y se lo quitó, dejando al descubierto sus senos grandes y firmes adornados con un sujetador de encaje negro. Lucas sintió un cosquilleo en su estómago al verla. A continuación, Kiara desabrochó el cierre de su falda negra y la dejó caer al suelo, quedando solo en su lencería de encaje. Lucas no pudo evitar sentir una oleada de excitación al verla casi desnuda frente a él.

Lucas, con voz suave pero firme, dijo: "Ahora, Kiara, quiero que te sientes en el escritorio frente a mí, con las piernas abiertas. Lentamente, quítate el brazier y déjalo caer al suelo". Kiara, en su trance, obedeció sin cuestionar las órdenes de Lucas. Se acercó al escritorio y se sentó en el borde, abriendo sus piernas como se le indicó. Lentamente, Kiara deslizó el brazier negro por sus brazos y su cuerpo, dejándolo caer al suelo junto a su falda y blusa. Lucas no pudo evitar sentir una oleada de excitación al ver a Kiara tan vulnerable y desinhibida. Mientras tanto, se desabrochó el cinturón y el botón de su pantalón, dejándolos caer al suelo junto con su ropa interior. Lucas, ahora completamente desnudo desde la cintura para abajo, se acercó a Kiara, quien seguía sentada en el escritorio con las piernas abiertas y el torso desnudo. Su piel blanca y sus senos grandes y firmes eran el centro de atención en la habitación.

"Ahora, Kiara, quiero que me mires a los ojos y me digas que eres mía", dijo Lucas, con una mirada llena de deseo y control. Kiara, en su trance, lo miró fijamente y murmuró: "Soy tuya, amo". Lucas, complacido con la obediencia de Kiara, no pudo contenerse más y se acercó a ella. La tomó en sus brazos y la besó apasionadamente, sintiendo la suavidad de su piel y el calor de su cuerpo.

Lucas continuó acariciando suavemente el cuerpo de Kiara, recorriendo cada curva y cada centímetro de su piel con sus manos. Kiara, sumida en su trance y bajo el control de Lucas, comenzó a gemir suavemente mientras sus caderas se movían al ritmo de las caricias de Lucas. Sus pezones se endurecieron bajo las manos de Lucas, y su respiración se aceleró. Entonces, Lucas decidió llevar las cosas más lejos. Acarició suavemente sus pechos y sus pezones, haciendo que Kiara gimiera más fuerte. Luego, Lucas deslizó sus dedos hacia la intimidad de Kiara, encontrando su punto más sensible. Kiara jadeó y su cuerpo se tensó bajo las hábiles caricias de Lucas. Lucas comenzó a masturbar lentamente a Kiara con sus dedos, sintiendo su cuerpo reaccionar con cada movimiento. Kiara gemía cada vez más fuerte, sus caderas se movían al ritmo de los dedos de Lucas. "Lucas..." Kiara susurró el nombre de Lucas entre jadeos, su cuerpo arqueado de placer mientras él continuaba tocándola suavemente. Su respiración se agitaba y sus pezones se endurecían aún más bajo sus dedos. Lucas, sintiendo el placer de Kiara aumentar, aceleró un poco el ritmo de sus caricias. Kiara respondió con un gemido más fuerte, sus caderas se movían sin cesar al ritmo de los dedos de Lucas.

Lucas, con confianza y deseo, deslizó las bragas de encaje de Kiara por sus caderas y las dejó caer al suelo, revelando por completo su intimidad. Lucas entonces, sin perder un momento, se agachó y comenzó a lamer suavemente la vagina de Kiara, saboreando su dulzura y humedad. Kiara jadeó y se arqueó de placer mientras Lucas exploraba su cuerpo con su lengua. Luego, Lucas decidió llevar las cosas más lejos. Mientras continuaba lamiendo y saboreando a Kiara, deslizó uno de sus dedos en su ano, una zona extremadamente sensible y erógena. Kiara se sobresaltó al sentir el dedo de Lucas en su ano, pero pronto se relajó y comenzó a gemir de placer. Lucas comenzó a mover su dedo en círculos, aumentando gradualmente la presión y la velocidad. Kiara gimió más fuerte, empujando su cadera contra la boca de Lucas. Su cuerpo se estremeció de placer mientras Lucas continuaba lamiendo y tocando su vagina y ano.

Lucas, sintiendo el placer de Kiara alcanzar su punto máximo, aceleró un poco más el ritmo de sus caricias. Su dedo se movía con más profundidad en el ano de Kiara, mientras su lengua continuaba lamiendo su vagina.

Lucas agarró el cabello de Kiara con fuerza, tirando de su cabeza hacia atrás mientras la miraba fijamente a los ojos. "Ahora, eres mi perra", dijo Lucas, con una voz ronca y llena de deseo. Kiara, jadeante y completamente sometida al control de Lucas, asintió con la cabeza en señal de obediencia. "Sí, soy tu perra", susurró.

Lucas sonrió con satisfacción mientras seguía agarrando el cabello de Kiara. "Bien, mi perra. Ahora voy a darte lo que tanto deseas", dijo Lucas, con una voz sucia y llena de lujuria. "Quiero que sientas el placer más intenso que hayas experimentado jamás". Lucas tomó una de las tetas de Kiara y comenzó a apretarla y amasarla con fuerza, haciendo que Kiara soltara un gemido de placer. Lucas, sin perder el tiempo, levantó su mano y abofeteó una de las tetas de Kiara, dejando una marca roja visible en su piel. Kiara jadeó de placer y dolor, su cuerpo temblando bajo las manos de Lucas.

Lucas, con una sonrisa sádica en el rostro, escupió sobre las tetas de Kiara, humedeciéndolas aún más. Luego, levantó de nuevo su mano y le propinó otra bofetada en las tetas haciéndolas moverse horizontalmente. Kiara jadeó y gritó de placer y dolor, su cuerpo temblando bajo las manos de Lucas. Él admiró sus tetas hermosas y, como un cumplido, escupió sobre ellas, humedeciéndolas aún más. "Ahora, mi perra, voy a usar tu cuerpo como desee", dijo Lucas, con una voz ronca y dominante. Sacó su pene, erecto y grande, y lo colocó en medio de las tetas de Kiara. Lucas, con una sonrisa sádica en el rostro, ordenó a Kiara: "Empieza a mover tus tetas arriba y abajo, hazme una paja rusa como solo tú sabes hacerlo".

Kiara, en su trance y bajo el control de Lucas, comenzó a mover sus tetas arriba y abajo con pasión, acariciando el pene erecto de Lucas. Lucas cerró los ojos y disfrutó de la sensación de las tetas de Kiara moviéndose arriba y abajo en su pene. Mientras Kiara continuaba masturbando a Lucas, él notó que su vagina comenzaba a humedecerse. Lucas sonrió vilmente, disfrutando de la situación. "Mueve tus tetas más rápido, perra", ordenó Lucas, con una voz ronca y dominante. Kiara obedeció sin dudar, aumentando la velocidad de sus movimientos. "Sí, amo", respondió ella, con voz entrecortada por el placer. Lucas jadeó de satisfacción mientras sentía el placer aumentar. Finalmente, Lucas no pudo resistirse más y se corrió en toda la cara y tetas de Kiara, emitiendo un gran gemido de placer. Kiara, aún en su trance, no pudo evitar sentir una sensación de satisfacción al ver a Lucas disfrutar tanto.

Lucas, sin perder tiempo, tomó el semen en sus manos y lo esparció por las tetas de Kiara, frotándolo en su piel mientras ella continuaba moviendo sus tetas arriba y abajo. "Buen trabajo, perra" Kiara, bajo el control de Lucas, sonrió débilmente y asintió con la cabeza. "Gracias, amo", susurró, mientras sentía un escalofrío recorrer su cuerpo al ver el semen de Lucas sobre sus tetas. Lucas asintió con satisfacción y le ordenó a Kiara que se levantara del escritorio. Ella obedeció sin decir nada y se puso de pie delante de él, con las caderas ligeramente inclinadas hacia delante. "Ahora, mi perra, vamos a probar algo nuevo", dijo Lucas, con una voz ronca y seductora. "Tú movías tus tetas para complacerme. Ahora, va a ser tu vagina la que te haga sentir bien".

Lucas deslizó una mano entre las piernas de Kiara y comenzó a acariciar suavemente su vagina. Luego, despacio, comenzó a introducir un dedo dentro de ella, mientras la miraba fijamente a los ojos. "Kiara, tú eres mi perra y tú harás lo que te diga. Ahora, empieza a mover tu cuerpo de arriba y abajo", dijo Lucas, mientras acariciaba su vagina con los dedos. Kiara, bajo el control de Lucas, obedeció sin pensarlo. Comenzó a mover su cuerpo de arriba y abajo, siendo penetrada por los dedos de Lucas. Sus ojos se entrecerraron y su boca se abrió, dejando escapar pequeños gemidos involuntarios de placer. Lucas, viendo el efecto que estaba teniendo sobre Kiara, decidió aumentar la intensidad de su juego. Tomó su pene endurecido y lo colocó en el borde interno de la vagina de Kiara.

"Ahora, mi perra, empieza a moverte para que este miembro se adapte a tu vagina", dijo Lucas, mientras empujaba ligeramente hacia dentro. Kiara, bajo el control de Lucas, comenzó a mover su vagina de manera rítmica, intentando adaptarse al miembro de Lucas. Sus gemidos de placer se hicieron más fuertes y ella sentía una oleada de sensaciones inusuales y excitantes recorrer su cuerpo. Lucas observó cómo la vagina de Kiara se adaptaba a su miembro, disfrutando de cada movimiento y gemido de placer que ella emitía. Lucas, satisfecho con el espectáculo que estaba teniendo frente a él, decidió tomar las cosas al siguiente nivel. Agarró a Kiara por los hombros y la levantó del suelo, colocándola en cuatro patas. Lucas, con una sonrisa en su rostro, se colocó detrás de Kiara y agarró su cadera con fuerza. “Vamos a ver si eres tan buena”, dijo Lucas, con una voz ronca y llena de deseo.

Lucas se colocó detrás de Kiara y agarró su cadera con fuerza. "Estás a punto de experimentar un placer más intenso que nada que hayas sentido antes", dijo Lucas, con una voz ronca y llena de lujuria. Kiara, aún en su trance y bajo el control de Lucas, no pudo hacer más que asentir con la cabeza. Lucas, sin perder tiempo, posicionó su miembro en la entrada de la vagina de Kiara y empujó hacia adentro con fuerza. Kiara, jadeante y completamente sometida al control de Lucas, sintió como su vagina se estiraba para acomodar el miembro de Lucas. Él comenzó a moverse dentro de ella, aumentando gradualmente la velocidad y la profundidad de sus embestidas. Lucas sintió como el cuerpo de Kiara se arqueaba y temblaba bajo él, emitiendo pequeños gemidos de placer con cada embestida.

Lucas, con una sonrisa en su rostro, continuó su embestida hasta que finalmente Kiara y el llegaron al orgasmo. Lucas volvió a vestirse con calma, observando a Kiara con una mirada llena de satisfacción por lo que había logrado. "Kiara", dijo Lucas con voz serena, "ha sido una sesión intensa pero necesaria. Ahora, quiero que te vistas y que te prepares para volver a tus responsabilidades. No recordarás nada de lo que ha sucedido aquí, pero te sentirás mucho más aliviada".

Kiara, aún aturdida por la experiencia, obedeció en silencio las instrucciones de Lucas, vistiéndose lentamente mientras trataba de procesar lo ocurrido. Aunque estaba confundida, una sensación de calma y alivio comenzaba a apoderarse de ella.

Antes de que Kiara saliera de la oficina, Lucas le dio una última instrucción: "A partir de ahora, te prohíbo tener cualquier acto de intimidad con tu marido. Además, a partir de mañana, vendrás a la empresa sin bragas y con faldas cortas".

Con un gesto final, Lucas pronunció la palabra "kadabra", liberando a Kiara de su influencia y devolviéndole el control sobre su mente y su cuerpo. Kiara salió de la oficina de Lucas y regresó a la suya.

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