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Cuando la calentura aprieta (04)

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Llegó el verano y en esa época todas mis tórridas aventuras tanto sola como acompañada, dejaban espacio a mi familia, ya que al no tener mis hijos clase, la casa no se quedaba para mi sola nunca.

Ese año mi esposo acababa de abrir un nuevo taller mecánico, por lo cual decidimos no irnos de vacaciones para que el pudiera afianzar clientela. Se me iba a hacer un verano muy largo, pero me resigne.

Durante el verano es normal que mis sobrinos y sobrinas se vengan a mi casa a pasar el día en la piscina.

Os cuento un poco de mi familia para situaros. Somos 3 hermanas, yo soy la mediana, aunque mis hijos son los más pequeños de 9 y 11. Mi hermana mayor tiene un hijo de 19 y una chica de 13 y la pequeña tiene dos chicas de 17 y 15. Nos llevamos todos muy bien, por lo cual para venir a mi casa no necesitan ni siquiera pedir permiso.

Ya llevaban vienen bastantes días a pasa el día en la piscina. Uno de esos días, los deje solos, ya que tenía que ir a hacer unas compras y no era la primera vez que los dejaba solos.

Al volver de la compra deje las bolsas en la cocina y subí a mi habitación para darme una ducha y cambiarme de ropa, ya que venía sudando por el calor asfixiante que hacía en la calle.

Al pasar por delante de la habitación de uno de mis hijos me asusto al notar la presencia de alguien dentro.

La puerta estaba entreabierta y solo podía distinguir una sombra. Me asome un poco y pude ver a mi sobrino José, el mayor de 19, mirando por la ventana por una rendija que había dejado tras la cortina. Pude ver su bañador bajado a medio culo y como su brazo derecho se movía rítmicamente. Se estaba pajeando mientras veía a sus primas y su hermana en bikini. Aquella imagen en vez de cabrearme me excito. Me quede mirando hasta que vi que empezaba a moverse compulsivamente y como se llevaba la mano izquierda, seguramente para correrse en ella, hacia delante. Antes de que terminara, me fui a mi habitación silenciosamente. Cogí una ropa limpia y me duche, tardando bastante para que el no sospechara nada.

Al bajar, él ya se encontraba en la piscina bañándose como si nada.

Aunque yo al principio me lo tome como algo natural y no le di importancia, con el paso de los días descubrí que aquella situación me estaba martirizando, tenía sueños eróticos con él, me venía a la cabeza la imagen de él masturbándose y sin querer me humedecía.

Pocos días más tarde, mi hermana me llamo preguntadme si podía quedarme con las niñas más temprano, ya que tenía que entrar antes al trabajo para recuperar unas horas, le dije que no había problema y le pedí que trajera a los de mi hermana mayor también para que ella no tuviera que traerlos después.

A las 8 de la mañana estaban allí, mis hijos ya se habían despertado esperando ansiosos a sus primos, se encontraban desayunando en el salón viendo la tele, sus primos llegaron, les pregunte si querían desayunar y me dijeron que ya lo habían hecho y que no querían nada. Mi sobrino José me dijo que el si se tomaría un café conmigo. En la cocina le serví un café y yo me puse otro. Le pregunte como llevaba sus oposiciones, ya que se estaba preparando para una plaza de policía, me comento que bien, que estudiaba mucho y que no salía ni los fines de semana, para prepararse los exámenes a conciencia. Entre risas le dije que entonces estaría fatal al no poder estar con ninguna chica, él se rio y me dijo con toda naturalidad que no pasaba nada, que había otros remedios caseros.

No pude aguantarme y le dije que le había visto "peinándose" días atrás por la ventana de uno de los dormitorios. Lo de "peinarse" es una broma que tenemos con él desde que empezó la adolescencia que se encerraba en el baño y decía que iba a peinarse cosa que solía tardar bastante. Su madre y yo bromeábamos con eso, pero él nunca se enfadó.

Tras mi confesión en vez de ruborizarse, me pregunto que si era verdad, le dije que si, él me dijo que porque no le había regañado o parado, a lo que conteste que porque le iba a regañar si es lo más normal del mundo. Le dije que no pasaba nada, pero que tuviera cuidado por si la que lo pillaba no era yo. Él se rio y me dijo que tendría cuidado. Me gusto que además me dijera que era muy enrollada, supongo que eso sería algo bueno. Terminemos el café y cuando se disponía a salir se volvió y me pregunto si había pillado alguna vez a alguien más. Le conteste que no y que si me guardaba el secreto me había encantado verlo tocándose. Él se rio me dio un beso y se fue hacia el salón.

El verano pasaba y tal como predije, se hacía muy largo. La primera quincena de agosto mi hermana mayor alquilo un apartamento en la playa y se llevó a mis hijos con ellos. Mi sobrino José se quedó en mi casa, para seguir estudiando y aprovechar, ya que le quedaba menos de un mes para los exámenes.

Faltaban un par de días para que regresaran de la playa, mi sobrino había estado hincando los codos bastante durante esas semanas. El problema era que yo estaba que me subía por las paredes con mis ardores internos. Mi marido no quería hacer el amor, temía que lo escuchara nuestro sobrino y yo no podía aguantar más.

Una mañana decidí tensar la cuerda hasta ver qué punto llegaba. Me puse un bikini y baje al salón donde él estaba estudiando. Le pregunte si quería darse un baño y así refrescarse y desconectar un poco. El acepto y nos fuimos a la piscina. Estuvimos un buen rato bañándonos, yo me salí y me tumbe en una hamaca, mientras él seguía en la piscina. Al salir se secó y me dijo que volvía a estudiar, yo le tire una indirecta

-¿Que vas a estudiar o a meneártela mirándome por la ventana?

Él se rio y me contesto que a estudiar, yo le replique

-¿Es que yo no estoy tan buena, como tus primas?

-Jajaja claro que estas

-¿Entonces por qué conmigo no?

- ¿En serio te gustaría?

Aquello me excito muchísimo, me levante y le dije de ir al salón. Nos sentemos en el sofá y le pregunte que con cual de mis sobrinas estaba pensando cuando le vi meneándosela, no esperaba que su respuesta fuera su hermana.

-¿Tu hermana?

- Si, es que me encantan sus tetas

Ahí le daba la razón, aunque su hermana fuera la más pequeña, sus tetas no eran acordes a su edad, las tenía grandísimas, algo que ninguna de las mujeres de familia teníamos, incluso me daba envidia cuando veía como se desbordaban por el sujetador del bikini.

Me fije que debajo del bañador de mi sobrina, su pene reaccionaba e iba cogiendo forma, estaba bastante morcillón. Le pregunte que si se pajería mientras yo le miraba, siempre y cuando aquello no saliera de allí. Él ni corto ni perezoso se quitó el bañador y pude ver esa polla joven, de tamaño ya considerable. Yo me tumbe en el sofá mirándole, mientras él hacía lo mismo mientras se meneaba su polla. Joder, me estaba poniendo malísima, el disfrutaba y yo hay quieta sin hacer nada. Le pregunte si podía acompañarle y me dijo que como lo iba a hacer. Me quite las bragas del bikini, abrí mis piernas y empecé a tocar mi coño al mismo ritmo que el movía su mano sobre su polla.

José me pidió que le enseñara las tetas, las saque por encima del sujetador, viéndolas no tardó mucho en correrse, echo su polla hacia atrás y su leche salto llenándole todo el pecho de ese líquido blanquecino, esa imagen hizo que mi corrida fuera justo detrás, dejándome con las piernas temblando, debido a lo morboso de esa situación. Nos quedemos un buen rato en silencio, mirándonos si saber qué hacer. Le pregunte que le había parecido él me dijo que le había encantado y me hizo la misma pregunta diciéndole que estaba encantada igual que él.

Pese a haber pasado unos 10 minutos desde que mi sobrino descargara, su polla seguía dura, le pregunte si es que no se le bajaba nunca. El rio y me dijo que mientras yo estuviera en pelotas delante de él sería difícil. Sin pensármelo me fui hasta donde él estaba sentado me puse de rodillas y me metí su polla en la boca, el sabor del semen al juntarse con mi saliva me volvió loca. La mente se me nublo, porque me hubiera gustado ver la imagen desde lejos, yo en desnuda, a cuatro patas con el culo en pompa y amorrada a la polla de mi sobrino. Eso me lo hubieran dicho hace un par de años y me hubiera vuelto loca. Aparte esos pensamientos y decidí disfrutar del momento.

La polla de mi sobrino era la mejor que había mamado nunca, era totalmente suavecita y podía metérmela hasta el fondo, pude ver como se le ponían los ojos en blanco del placer que le causaba. El viendo que estaba a punto de venirse otra vez, me levanto la cabeza y torpemente me dio la vuelta, dejando mi culo frente a él, empezó a comerme el coño, torpemente por su inexperiencia pero aun así bastante rico. Después de un rato empezó a follarme suavemente, fui yo la que le pedí que empezara a darme más fuerte, pero él no pudo aguantar ese ritmo, no tardo en sacarla y soltar la leche sobre mi culo, sintiendo algunas gotas en mi espalda. En esa postura empecé a tocarme y no tarde en tener un orgasmo también. Nunca me había sentido tan cerda y guarra.

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