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Cuarentena insufrible

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La cuarentena nos ha mantenido en casa mucho más tiempo del que pasábamos normalmente y eso ha generado mucho estrés.  Después de dos semanas tenía mi vagina ardiendo y escurriendo fluidos. Así fue como el encierro y la lujuria se apoderaron de papá y de mí y terminamos copulando como animales en este periodo, en los días que hemos estado encerrados no hacemos otra cosa que comer y coger.

Llevamos 15 días explorando los límites de nuestra resistencia física durante sesiones de sexo duro, obvio con protección, aunque ya sólo nos quedan unos 11 condones de un paquete de 36 y eso me pone triste jaja. Lo hacemos por toda la casa ya que sólo vivimos nosotros, por lo que ya hemos dejado de usar ropa y vamos a piel, también el calor, el morbo y el incesto así lo han inducido.

A veces nos pasamos el día con mamadas cortas y cachondeos hasta que estamos tan calientes que buscamos un lugar cómodo y tenemos relaciones sexuales cada vez más inmorales, no me avergüenza decirlo, porque para empezar el sólo hecho de ser padre e hija ya es sumamente degenerado. Creo que el estar conscientes de nuestro parentesco nos da tanta estimulación que mi papá se convierte en un vigoroso macho y yo en su resistente perra.

Mi papá es un hombre de 49 años bastante bien conservado porque él practicaba rugby y actualmente va al gimnasio, por eso tiene muy buena condición física, las veces que llega a tomar Viagra tiene por lo menos 3 potentes erecciones por sesión. Parece una especie de gorila, mide 1.77 y es muy corpulento, tiene algo de barriga cubierta por un poco de bello al igual que su pecho y brazos. Sus 18 cm de verga en forma de plátano me hacen gritar mientras él penetra con desenfreno mis entrañas, estrujando y mancillando mi joven y tenaz anatomía.

Les quiero contar nuestra última sesión larga de sexo, a veces sólo cogemos una vez al día, pero en esta última vez aventó 4 eyaculaciones antes de caer rendidos. Me extendí un poco pero quiero ponerlos en contexto para entrar de lleno al sexo.

Estábamos sentados en la sala viendo una película, desnudos y frescos después de un baño matutino. Él estaba sentado en el sillón individual y yo acostada en otro, acostada cómo estaba mi papá quedaba en mi cabeza y yo creo que habían pasado unos 15 minutos de la película cuando se levantó y pasó en frente de mi con una erección obscena.

-Atrevido! Jaja -le dije dándole una nalgada- nada más me emocionas.

No contestó y se fue de la sala. No pasaron ni 5 minutos cuando lo vi venir directo hacia mí, puso una rodilla en el sillón mientras aventaba en la mesa de centro unos condones. Se abalanzó encima de mí y nos comenzamos a besar. Me tomó de las axilas y él se sentó quedando yo encima, pasé la palma de mi mano por mi lengua y lo comencé a masturbar mientras nos besamos apasionadamente.

-Papi, se te pone durísima! Me encanta tu verga –dije.

-Hace rato me tomé un Viagra mi amor.

-Papá, yo disfruto mucho cuando lo tomas, pero sin tomar nada coges riquísimo también -le decía.

-Mi amor yo solo quiero coger hasta ya no poder, me gusta aprovechar el tiempo que tenemos.

-Vamos a seguir teniendo relaciones después de que termine la cuarentena, no te preocupes –dije.

-Está bien, solo déjame usarlo de vez en cuando –papá.

-Úsalo cuando quieras, igual que a mí.

Entonces él metió sus dedos en mi boca, los chupé y cuando los sacó los metió en mi vagina para empezar a estimular lentamente mi sexo. Nos seguimos masturbando mutuamente durante varios minutos hasta que su mano y la mía estaban escurriendo fluidos genitales.

-Ponme un condón hija, ya te la quiero meter -dijo excitado.

-Yo también quiero -le dije con voz de putita.

Me levanté y tomé un condón. Me hinqué entre sus rodillas y se lo empecé a mamar sin más, lo masturbaba al ritmo que succionaba su férrea verga, bajando y subiendo lo hice gemir. Paré y abrí el condón mientras su tremenda erección estaba a la altura de mi cara, bien parada y desafiante.

-Hay que pedir más condones, si quieres terminando la cuarentena podemos ver otras opciones -le dije juguetona. Metí la punta de mi lengua en el ojillo de su glande y empecé a moverla.

-Ay que rico! Si, después vemos.

Coloqué el condón en su hinchado glande y lo comencé a bajar lentamente, disfrutando de vestir el miembro viril de mi papá, y dejarlo listo para introducirlo hasta lo más profundo de mis entrañas. Me excitaba la idea de que la punta de ese preservativo iba a terminar tocando mi matriz en cada empujón de mi propio padre.

-Cómo me quieres poner? -le dije desafiante.

-Ponte como perra –dijo.

Se levantó del sillón y yo me puse rápido en 4, me urgía una buena cogida. Tomó mi cintura y me la clavó de manera certera, ambos lanzamos un alarido de placer.

-Ahhh! Qué rico! -Exclamé- Ya entró toda?

-Ya mi amor, sólo mis huevos quedaron afuera -decía mientras exprimía mis nalgas.

-También mételos jaja! -dije feliz de estar bien ensartada por mi papá- la tienes bien grande! Ay!

-Más grande que tu novio? -preguntó mientras empezaba un metesaca seco y duro.

-Ay! Ay! Si papá! La tuya está bien grandota -Ya ni novio tengo jaja- es la más grande que me ha tocado! Qué rico!

Mentí, la más grande que me ha tocado es la del papá de Fanny, pero el morbo del incesto no supera nada. Él seguía agarrando a mis nalgas dándome unas buenas metidas de verga, golpes de cadera que me sacaban gemidos, mi cara se empezaba a desfigurar del placer. En cada empujón sentía que me llevaba hasta la matriz y yo apretaba las manos, el gorila que era mi padre empezó a socavar mi cordura a través de su energía sexual la cual concentraba en la punta de su macana. Masajeaba y a veces estrujaba mis senos que se bamboleaban al ritmo frenético que empezaba a tener nuestro coito.

-Ah! Ah! Ah! Papá! No pares! Ah! Ayyy! Dame más!

-Qué rica estás hija! Te gusta tener bien metida la verga de papá?! -Plas! Sonó una nalgada.

-Ayy! La tienes bien rica! Ah! Por qué coges tan rico?! Ah ah! Qué me estás haciendo?!

-Tengo un chingo de práctica, hija! Tengo más de 30 años cogiendo! -decía mientras no daba tregua- No cómo tus novios! Pinches chamacos.

-Enséñeme a coger! Ah! Ay! Soy suya! Deme! Deme más!! -yo estaba súper caliente para variar.

-Ah! Claro que sí mi amor! Vas a aprender rápido! Eres bien puta -dijo mientras me sujetaba de los senos.

-Soy lo que usted quiera! Tu hija! Tu mujer! Tu puta!

Estaba llegando a mi primer orgasmo, mis ojos se cerraban de forma involuntaria, mi piel se empezaba a ver brillante del sudor. Mis gemidos empezaron a hacerse más fuertes y mi cara era un rictus de placer inmoral y avasallante. Papá continuaba empujando hasta las bolas con mucho vigor, parecía un hombre infatigable. Los chicos de mi edad no tienen ese control, ni esa técnica amorosa, por la diferencia de tamaño y habilidades para mi era un coloso del sexo, eso me hacía sentir muy orgullosa, pues yo era capaz de resistir en pie de guerra hasta su última erección.

-Ahhh! Ahhh! Que me haces?! -grité mientras me venía.

Mi papá bajo el ritmo, pero me empezó a dar con más fuerza. En ese momento de éxtasis sentí como hundía su dedo en mi ano, para mi fue demasiado y me fui de bruces en el sillón. Él siguió con su ardua labor, yo metí mi mano por debajo y me empecé a tocar el clítoris, después pasaba a sus testículos y viceversa.

-Sígueme masajeando! Ahorita te voy a dar una chingo de leche! -decía dándome hasta para llevar, mientras yo miraba fijamente la pared resistiendo sus penetradas

-Si?! Ah ah ah! Es toda para mi?! Eh?! Ay! -le decía volteando a verlo de forma provocativa- Siempre te sale mucho semen! Ah! Ah! Ah!

-Te voy a dar toda la que traigo en los huevos  dijo orgulloso- Si no fuera por el condón ya te hubiera dejado panzona.

-Qué rico! -le decía mientras masajeaba sus huevos que se balanceaban- Ah! Ah! Dame más verga! Ah! Me encanta! Ay! Ay!

-Eres bien intensa! Se ve que coges bastante! -me dio una nalgada que se escuchó en toda la sala- Deberías trabajar en un prostíbulo en vez de estar en la universidad.

-Ay papi! Eso estaría bien Jaja Ayyyy! Qué bien coges! -siento una conexión más allá del sexo con él cada vez que dice ese tipo de cosas- Sería tu puta favorita, verdad?! Mmm! Harías fila para cogerte a tu nena?! Eh?! Ah! Ayyyy!

-Si! Ah! Me gustaría ver cómo te revientan -decía dándome riquísimo.

-Estás enfermo! Ah! Ah! Eso es de gente muy cachonda! Dame! Así! No pares!

Seguimos cogiendo en esa posición durante 15 minutos más. Estábamos bañados en sudor y yo había tenido 2 orgasmos más, mi papá se salió y me pidió que me pusiera boca arriba, yo me senté y lo volteé a ver con desesperación, me ponía muy mal verlo con semejante erección y el condón escurriendo, todo sudado aún listo para darme más. Me acerqué y se la mamé un poco, me gusta tratar bien a semejante campeón, además fuera del aspecto sexual es también mi amado padre.

Me recosté sobre mis codos y mirándolo fijamente a sus ojos él se hincó entre mis piernas con su verga paradísima apuntando a mi vagina. Me la clavó lentamente el muy cabrón, sentí que mis paredes vaginales se extendían mientras el miembro paterno iba alcanzando cada vez mayor profundidad. Yo tenía mi boca abierta, pero no salía ningún sonido, hasta que sentí como la base de su pene choco con mis labios vaginales, en ese momento en alarido al fin se escapó de entre mi garganta.

-Qué delicioso cogemos papi! Ah! Ah! Dale! Dale a tu hija unas buenas metidas! Ah! Ayyy! Papá!! -estábamos súper calientes- Se te para bien rico! Ay! Ay! Ay!

-Te gusta?! Ah! Ah! Me la pones bien tiesa! Ahh! Desde que lo hacemos tengo más erecciones que antes! -decía alimentando mi vanidad

-Es el morbo papá! Mmm! Qué rico! Qué rico te tiras a tu hija!! Ahhh! Ya quiero sentirte sin condón!! Quiero que me llenes!

Él seguía y no tenía para cuándo terminar, desde arriba aplastaba y exprimía mis tetas. A veces escupía en ellas y con esa lubricación extra las masajeaba delicioso. Bajaba y lamía con lujuria mis pechos, nos besábamos, se incorporaba y se llevaba a su boca mis pies, los lamía y chupaba sin perder fuelle en su penetración. Yo estaba muy rebasada por tanto placer, me sentía como una chamaquita cogiendo con un verdadero pro del sexo, ya no estábamos cogiendo, él era el que me estaba dando una buena cogida.

-Qué rico coges papá! Ah! Ayy! Tienes un chingo de experiencia! Ah! Ah!

-Cuando termine la cuarentena le vas a dar una cogidota a tu novio que hasta se va a querer casar! Ah! Ah!

-Si! Enséñame! Quiero coger igual que tú! Ahhh! Papá! Sigue! Sigue! -estaba al borde del orgasmo- Clávemela hasta los huevos!! Ahhh! Ahh!

Me empecé a convulsionar, mis ojos se desorbitaron y mi cuerpo se sacudía mientras mi papá continúa con su metesaca. Estábamos bañados en sudor, mi vagina chorreando tanto que los testículos de mi padre y el sillón estaban mojados.

-Hija ya me voy a venir, pero te quiero dar duro antes  dijo mi papá.

Subió mis piernas a sus hombros y me salió un escandaloso alarido, su verga ganó aún más profundidad y la sentía hasta el estómago de manera tan intensa que me toque el vientre por la impresión. Empezó a darme a un ritmo frenético, gimiendo al borde del orgasmo. Yo sólo me aferraba a sus brazos gritando con desesperación mientras era brutalmente fornicada por mi padre y su vergota. Cerraba mis ojos de forma involuntaria, el placer era extremo

-Ahhh! Ahhh! Ahhh! -mi papá gritaba como un animal, hundiendo con una velocidad frenética su miembro viril en mi panocha- ahhh!

-Se te puso más grande! Ahhh! Ahh! Deslechate! No mames! Termina! -Sentía que me iba a partir como si fuera una vulgar puta y no su amada hija, lo único que podía hacer era pujar y gritarle- La siento muy hinchada!! Ayy! Termina! Saca todo!

-Ahhh! Ahh!

Justo en su recta final llene mi dedo medio de saliva y se lo metí en el ano, eso lo extasió y comenzó a eyacular en el condón, me daba unos empujones bien recios, sentí que iba a reventar con su verga hinchadísima y palpitante mientras me daba con el coraje primitivo de querer preñar. Mi espalda se arqueo aún más y mi cabeza se fue hacia atrás mientras mi dedo seguía masajeando su próstata.

Nuestros gritos fueron disminuyendo de nivel hasta que sólo eran leves quejidos, el derrumbado sobre mi cuerpo me sofocaba pero era mi hombre y lo amo, nuestro sudor resbalaba hasta el sillón mientras acariciaba su enorme espalda. Pasamos así unos minutos hasta que se levantó un poco y nos empezamos a besar de forma romántica, no como los besos obscenos que nos damos cuando cupulamos.

-Hija! Eres hermosa -dijo entre besos

-Me encantas –contesté.

Seguimos entre caricias y besos suaves, su miembro nunca perdido todo su rigor y la sangre caliente que lo hinchaba provoca que mi vagina se sintiera caliente. Él se mantenía dentro sin moverse ni un centímetro entonces lo tomé de su peludo culo.

-Muévelo un poco -le pedí.

Continuamos en el cachondeo, pero siento como su pene empieza a expandir mis paredes vaginales, era increíble que estuviera recuperando su erección tan rápido.

-Se te está parando! -le dije sorprendida.

-No te gusta?

-Sí, claro que me gusta! Pero nunca me has aventado dos al hilo!

-Así me pones -dijo siguiendo el cachondeo.

Si quieren saber el resto de la monumental cogida que nos dimos tendrán que esperar. Ya me puse muy cachonda y me voy a coger con papá.

Besos, Angie.

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