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Cuatro coños para Nico y cuatro pollas para Dora

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Dora salía de la peluquería cuando se paró un auto a su lado. Un hombre maduro la cogió por detrás, le tapó la boca y la metió en el asiento trasero. El conductor arrancó y se alejaron de allí a toda pastilla. Rosa se revolvía y pataleaba, una voz desconocida le dijo:

-Deja de resistirte y de querer gritar o te tendré que atar y amordazar.

Le quitó la mano de la boca y Dora, sabiendo ya que lo del secuestro era una farsa, preguntó:

-¿Qué queréis?

-Dinero. Esto es un secuestro exprés, tan pronto cómo tu marido pague los 30.000 euros te soltamos.

Se volvió a revolver y acabó atada y amordazada.

Veinte minutos más tarde estaban en una casa rural apartada de las otras casas. Dora estaba en bragas y sujetador al lado de una cama ancha sentada en una silla atada de pies y manos. Entraron en el dormitorio el maduro y el conductor, un joven guaperas. Eran altos los dos, muy moreno el maduro y paliducho y rubio el guaperas. El maduro sacó una navaja del bolsillo, le cortó la mordaza, el sujetador entre teta y teta y las ataduras de los pies.

Dora, nerviosa, y con las manos atadas a la espalda, vio y sintió cómo aquel hombre maduro le comía las tetas sin tocarlas con las manos, las comía con una maestría exquisita, tan exquisita que su coño se mojó. Luego le cortó las bragas por los lados dejando su coño al descubierto. El guaperas le puso la polla en los labios y el maduro le abrió las piernas y le comió el coño. Dora abrió la boca y dejó que la polla del guaperas entrara y saliera de ella. Al ratito sin poder evitarlo, se corrió. Con sus piernas temblando mamó la polla que tenía en la boca todo el tiempo que le duró la corrida. El guaperas se corrió en su boca y Dora se tragó su leche.

Al acabar de correrse entró en la habitación su hermano Nicolás y un joven que Dora conocía muy bien, era su primo Antonio. Le dijo a su hermano:

-¡Serás hijo de puta!

-Ojo por ojo y diente por diente.

Dora siguió representando su papel.

-No sabía que fueras tan vengativo.

-Lo soy. Vas a mamar cuatro pollas, nos vas a cabalgar a los cuatro y después ya veremos.

-¡No!

-¡Sí!, y colabora si no quieres que te cruce la cara.

Dora se puso en pie, fue junto a su hermano, se dio la vuelta, y le dijo:

-Suéltame Nicolás, colaboraré.

Nicolás la soltó, después la cogió en un brazado y la echó sobre la cama. Dora vio cómo se desnudaban, vio sus pollas empalmadas, y dijo:

-¡La qué me espera!

El maduro subió encima de ella, metió su polla entre las tetas, las apretó y comenzó a follárselas, su hermano se la metió en el coño y Antonio y el guaperas le pusieron la polla en los labios. Dora cogió las pollas de su primo y del guaperas y las fue chupando por turnos. En su vida se había sentido tan bien. Estaba en la Gloria con la verga de su hermano entrando y saliendo de su coño, las manos del maduro magreando sus tetas, su polla follándolas y sintiendo en su boca la aguadilla de las pollas de su primo Antonio y del guaperas.

El primero en correrse fue el maduro y lo hizo sobre sus tetas, luego se corrieron en su cara su primo y el guaperas y después se corrió ella en la polla de su hermano, que se corrió en su vientre luego de quitarse de encima el maduro. Quedó echa una mierda.

Dora se limpió con una sábana. Los cuatro cabrones salieron de la cama, Nicolás se fue a la cocina y volvió con cuatro botellas de vino albariño y un abridor. Dora los miraba, tenían las pollas morcillonas colgando. Nicolás echando un trago a morro, le dijo:

-¿Quieres, Dora?

-¡No!

Fue a su lado, se sentó en el borde de la cama, y le dijo al oído.

-No sobreactúes que se van a dar cuenta de que lo teníamos preparado. A partir de ahora mandas tú, tal y cómo me dijiste.

Dora dijo en alto:

-Está bien, beberé y que sea lo que Dios quiera.

Le dio la botella y Dora echó un trago largo.

-¿Y ahora qué?

-Ahora tú mandas...

Aún se hizo la remolona.

-Llévame a casa.

-No me dejaras acabar de hablar, tú mandas, haces o mandas que hagamos.

Cómo si no lo supiera, dijo poniendo cara de sorprendida:

-¡¿Seré vuestra jefa?!

-Sí, y haremos lo que tú quisieras. Por 30.000 euros te mereces un buen servicio.

-¡¿Lo que yo quiera?!

-Lo que tú quieras.

-Quiero que os masturbéis viendo cómo me masturbo. Quiero sentirme deseada.

-Pensé que por los 30.00 euros ibas a pedir algo mejor.

-Y lo voy a pedir, claro que sí, pero después, ahora quiero sentirme deseada.

Dora metió dos dedos dentro del coño y comenzó a masturbarse mirando cómo la meneaban. Su primo Antonio era el que tenía la polla más pequeña, unos quince centímetros, al maduro le medía un par de centímetros más, el guaperas andaba en los veinte y la polla de Nicolás medía veintiséis centímetros. Dora veía cómo las manos cerradas deslizándose por las pollas hacían que las pieles taparan y descubrieran los glandes... Veía sus cojones, de menor tamaño de su primo a los tremendos cojones de su hermano.

Ellos veían cómo dos dedos entraban y salían mojados del coño de Dora y cómo la otra mano cogía los pezones de las tetas y cómo los dedos los apretaban...

El primero en correrse fue el guaperas. Soltó un chorro de leche que casi llega a la cama, luego fue el maduro, su primer chorro fue menos potente, el tercero fue su primo y el último su hermano que hizo una charca de leche en el suelo. A punto de correrse, le dijo Dora a su hermano:

-Ven y come mi coño, Nico.

Nicolás fue junto a su hermana, metió la cabeza entre sus piernas, lamió y vio lo encharcado que tenía el coño, Dora ya no lo dejó marchar, apretó su cabeza contra el coño, Nicolás le clavó la lengua en la vagina, Dora movió la pelvis de abajo a arriba y de arriba a abajo a toda mecha y en nada se corrió en la boca de su hermano jadeando cómo una perra.

Al acabar ce correrse Dora, Nicolás y los otros volvieron a coger las botellas y se mandaron unos buenos tragos. Después les dijo Dora:

-Venir los cuatro, echaos boca arriba sobre la cama y menearlas hasta ponerlas duras de nuevo.

Se pusieron uno al lado del otro sobre la cama. Dora, que había salido de la cama, cogió una de las botellas de albariño y le echó un generoso trago, después volvió a la cama, monto al primero de la izquierda, que era el guaperas. Lo folló al estilo destornillador, o sea, moviendo su culo alrededor al subir y bajar por la polla. Lo folló magreando sus tetas hasta que le llenó el coño de leche, luego montó al maduro y le dio un batido de coño que en poco tiempo lo dejó mirando para cuenca. Con el coño chorreando leche subió encima de su hermano y lo folló moviendo el culo de atrás hacia delante y de delante hacia atrás hasta que vio que estaba cerca, entonces le dijo a su primo:

-Métemela en el culo, Antonio.

Antonio no se lo pensó dos veces. La agarró por la cintura y se la clavó hasta el fondo... Al rato sintiendo la polla entrar y salir de su culo y la verga entrar y salir de su coño y hundiendo las tetas contra el pecho de su hermano, dijo:

-¡¡Joder! ¡¡Joder!! ¡¡Joder!!

Y jodiendo se corrió cómo una cerda, y una cerda parecía cuando sacaron la polla y la verga de su culo y de su coño y salió la leche de ambos orificios.

Dora ya no pudo más, aquella tremenda corrida acabó con ella, y cómo era la que mandaba, se vistió y le mandó a su hermano que la dejara cerca de casa. Ya en casa, al verla su marido, la abrazó y la comió a besos.

-¡No sabes el miedo que pasé, amor mío!

-¡¿Por qué, Lucas?!

-Por si después de cobrar el rescate te hacían daño.

Dora, que pensaba que lo del rescate era mentira, al percatarse de cómo la engañaran su hermano y su primo, exclamó:

-¡Hijos de puta!

Lucas la abrazó aún con más fuerza, y le dijo:

-Ya pasó, cariño, ya pasó, lo importante es que estás bien.

Sí que estaba bien, bien jodida.

Quique.

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