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Culo de ensueños, una diosa en la cama

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Cuando me reubiqué al este del país fue como empezar una nueva aventura; nueva ciudad y empezar a conocer a nuevos amigos. Fue en ese comienzo que empecé a aceptar invitaciones de todo tipos que, me ayudarían a conllevar esta nueva vida, especialmente que al principio me moví a solas a una casa muy espaciosa. Y fue por ese tiempo que un nuevo amigo me invitó a un asado un fin de semana y es como conocí a la escultural y bella Lina.

Mi amigo me había hablado de otra chica y a quien él me describía de bonita, pues sabía que en ese momento estaba soltero y quería ligarme con una de sus amigas. Llegué a la reunión y mi amigo me presentó con su amiga de nombre Fer y quien me pareció una linda chica. Sostuve una conversación con ella por alguna hora hasta que alguien puso música y comenzó a animar a todos para que bailaran. Alguien pidió bailar con Fer y ahí terminó nuestra plática.

Mientras me terminaba un trago de whisky, miraba a todos bailar y escuchaba la música, pues aunque me defiendo bailando, ese día no sentía las ganas de hacerlo. Miré a la otra mesa y divisé a esta otra chica que al igual que yo nos habíamos quedado sentados dándole algunos sorbos a nuestras bebidas. Tenía un rostro más que atractivo, de cabello oscuro lacio y largo, ojos almendrados y bien delineados en una simetría de unas cejas espesas y bien recortadas. Le calculé de 26 a 30 años y por su rostro y apariencia me vino a la mente que era árabe. Nunca nos habíamos visto, pero cruzamos miradas y ella me había regalado una bonita sonrisa. Hasta ese punto todo era de lo más normal.

Todo cambió y elevó el calor que me daba la sensación del primer whisky y creo elevó con toda seguridad el ambiente de la fiesta cuando esta chica se levantó y creo que iba buscando el baño, pues se dirigió al interior de la casa. ¡Dios mío! ¡Qué hermoso culo tiene esta mujer! – me dije. La verdad que era imposible no mirar tremendo y tan solido trasero. Esta chica debe saber que eso es su fuerte y vestía un pantalón que realzaba aquella divina imagen.

Cuando sentada podía divisar que llevaba una blusa bastante ajustada de color blanco y aunque no era escotada, se podía ver la potencia de unos senos muy generosos y también llamativos, pero sentada no se podía ver tal monumento que tal parecía que aquel cuerpo había sido mandado a hacer. Cuando se levantó de su asiento pude ver esos pantalones de líneas verdes y blancas bien ajustadas a sus suculentas caderas y debía vestir alguna tanga o nada, pues no se le miraba el relieve de prenda íntima alguna. Su pantalón aunque ajustado y ceñido de caderas y piernas, terminaba suelto con unas campanas al estilo de los años setenta. Pude ver cómo sus nalgas se comían ese pantalón y verdaderamente me hipnotizaron con ese movimiento sublime y sensual de esta bella mujer.

Cuando regresaba, alguien la quiso sacar a bailar pero ella lo rehusó con alguna excusa y sonrisa y se fue a sentar al mismo lugar donde nuevamente me sonrió con esa mirada dulce y fresca. Al igual yo, tuve que ir al baño y me incorporé y cuando regresaba el anfitrión de la casa y a quien me habían presentado minutos antes me llama con una señal donde estaba la mesa de esta chica y me presenta con todas ellas. Es como supe que su nombre era Lina y en una breve plática que comenzamos todos, me preguntaron si yo tenía descendencia árabe y es como también descubría que Lina era una chica de descendencia turca, pero había vivido en este país toda su vida. Luego más tarde fue Fer quien me hacía saber que Lina estaba soltera y que tenía de divorciada alrededor de un año.

Mi amigo, el que me había invitado esa tarde también llegó a darme su opinión y declarando con admiración las dimensiones de la cintura y caderas de Lina: - Viste que culo se maneja esa mujer… Por Dios, que me lo cogería a morir, aunque sea lo último que haga en esta vida. -La verdad que no solo éramos solo nosotros los hombres, incluso las mujeres hablaban del tremendo trasero de Lina, con el cual no podían competir. Y es que no solo su cintura y trasero era bien definidos, sino que tenía un encanto con sus proporciones tan simétrica a su cuerpo. Lina quizá media 1:65, pero sus piernas eran alargadas y con sus zapatos altos se miraba un monumento de mujer que lo dejaba a uno sin aliento. Mi amigo me agregó algo, lo cual imaginé era para hacerme el día y estimularme el ego: -Tony, creo que tú le gustas… he visto cómo te mira esa mujer.

Llegaron las horas de la madrugada, quizá las dos de la mañana y estaba el dilema entre estas chicas de quién manejaría, pues parecía que se habían tomado un trago de más y entre ellas estaba Lina. Sin pensarlo mucho me ofrecí en llevarlas, pues regularmente yo no tomo más que dos o tres tragos toda la noche y especialmente si debo manejar. Ellas al igual no lo pensaron tanto y aceptaron mi oferta y dejaron su coche estacionado frente a la casa del anfitrión. Pensé que todas vivían en un mismo lugar, pero dos de ellas vivían juntas y Lina vivía a solas en otro lugar no muy lejos de la misma zona. Me dirigieron al apartamento donde vivían las dos y eso es lo que yo esperaba, pues quería pasar aunque sea otros minutos con la bella Lina. Una de las mujeres todavía hizo la broma cuando se bajaba: -Me cuida a Lina y sí se van a comportar mal, por favor me cuenta.

Quedamos Lina y yo en el coche y le pedí que se pasara al asiento de enfrente. Ella me iba dirigiendo y minutos después estaba entrando a este complejo de apartamentos y me pidió que me estacionara. Pensé que solo se bajaría y se despediría para quizá no volverla a ver jamás, pues ni tan siquiera tenía su número de teléfono. Ella de una manera pausada me pidió de favor que la acompañara a la puerta, pues su apartamento quedaba atrás y los pasillos aunque iluminados eran solitarios y ella se acababa de mudar a este lugar y no conocía muy bien esta zona. La acompañé a la puerta, la abrió y luego me dijo: - ¿Quieres acompañarme a un trago?

La verdad que para un hombre de 36 años, con una chica de alrededor de los 30 a solas a eso de las tres de la mañana, era como decir: ¿Quieres quedarte a coger? – Recuerdo que en forma de broma le dije: - ¿Qué pasa si de un trago pasamos a otro y luego nos ponemos ebrios y ya no podré manejar a casa? – Y Lina se me quedó mirando y con esa sonrisa dulce y medio coqueta me respondió: - Entonces te quedas a dormir conmigo… Creo que mi cama nos aguanta a los dos.

Entré tomado de su mano y me pidió que tomara asiento mientras su fue por dos tragos de whisky. Hicimos un brindis por una rica noche y después de un sorbo nos dimos un beso y Lina me pidió que esperara, pues me dijo que quería ponerse cómoda. Entró a su habitación, escuché como se abrieron los grifos y minutos después se aparece con unos pantalones cortos y vistiendo una camiseta deportiva sin llevar sostén. ¡Por Dios… que hermosas piernas tenía esta mujer… unos muslos bien definidos y ese culo de ensueños que intentaría en follarme se le miraba espectacular con esos mini pantalones.

Comenzamos con besos en el sillón donde comencé a manosear sus dos ricos melones. Se sentían suaves, tiernos y podía sentir unos pezones que estaban erectos cuando nuestras lenguas se unían apasionadamente sintiendo el whisky en el aliento del otro. Ella estaba con sus piernas abiertas frente de mí, sentada sobre mis piernas y solo subí su camiseta para encontrarme con esos melones de complexión redonda y comencé a mamarlos como si fuese su crío. Me gustaba tomarla de la cintura y recorrer mis manos por sobre su culo aun vistiendo ese pantalón corto. Me gustaba el aroma de su piel y Lina cuida bien de su cuerpo y me sentía afortunado por haber ido a esa fiesta y encontrarme y terminar la noche con esta mujer.

Con los minutos Lina toma posición frente a mi y comienza a desabotonarme los pantalones. Yo siento desconfianza pues con los tragos he ido varias veces a orinar y no me he aseado para sentirme confortable, pero a Lina creo que eso le pasa desapercibido y se concentra en bajarme el calzoncillo y me libera la verga que queda erecta frente su rostro. Ella solo me dio una expresión que elevaba mi ego: ¡Por Dios! Tienes una hermosa pija. – y se la llevó a su boca donde comenzó y terminó con una felación de ensueños. Esta chica es de esas de garganta profunda, sentía mi verga tocando su campana del esófago y con un ímpetu constante que parecía se ahogaba. Ver esa carita bonita mamando mi verga sentía que en cualquier momento me haría acabar y ella quizá así lo intuyó, pues luego me decía: Córrete en mi boca, quiero que me des tu leche. – No duraría tanto, pues esta mujer era agresiva para chupar verga y huevos. Me los dejó tan ensalivados que al rato estaba dejándole ir una tremenda descarga que su boca se llenó de mi esperma. Ella se tragó la mayor parte y siguió chupándola hasta sacarme la última gota. Mi verga no se puso flácida, esta seguía aun erecta y lista para una buena faena.

Se limpió con una toalla y me besaba y podía sentir el olor de mi corrida en su aliento y me quería comer su conchita en el sillón pero ella me hizo pasar a su habitación. Era un cuarto pequeño pero bien acomodado y había una lampara encendida que nos permitía vernos el uno al otro. En la orilla de su cama le bajé ese pantalón corto para descubrir una pequeña tanga que le cubría a penas una panocha de buen tamaño. Tanga color negra la cual dejé porque me parecía le iba muy bien con su cuerpo. La acosté sobre sus hombros y me lancé a comerle esa panocha que verdaderamente latía de excitación y emanaba jugos vaginales que quería saborear. Una panocha de labios gruesos y bien afeitada y con un clítoris también de buen tamaño. Se lo chupé por algunos minutos cuando Lina explotó con un rico orgasmo y sus gemidos se hicieron presentes. Me pidió que le metiera la verga y eso hice y eso creo le expandió el placer que seguía bufando de la excitación. Esta chica estaba tan caliente y deseosa de una buena follada que no le tomó mucho llegar al cielo.

Me besaba la boca y ella podía también saborear sus propios jugos. En ese momento le dije que me quería comer su culo, que verdaderamente se me antojaba. Las palabras que usé fueron literalmente que me quería comer el culo, pero ella le agregó la connotación de follarmelo. Y me respondió diciendo: Si te lo quieres follar, tienes que ir despacio… Yo también quiero que me lo folles.

La puse acostada boca abajo y miré ese hilo dental de su tanga que se perdía en las hermosas nalgas de Lina. Lo hice a un lado y comencé con un rimming a morir. Le comí el ojete a placer, paseé mi lengua por esa abertura y Lina solo se ponía eriza de la excitación. Su concha emanaba jugos vaginales y toda su cama estaba salpicada de nuestras secreciones. Así acostada me arrodillé frente a ese culo abriéndole sus piernas y le puse el falo en el ojete. Se lo empujaba con cuidado hasta que después de varios intentos me lo atrapó su esfínter. Lina solo gimió y gimió más cuando se lo comencé a hundir. Le tuve que preguntar:

- ¿Quieres que pare?

- No… quiero que me folles bien el culo… que rica se siente tu verga.

- ¿Te gusta que te le dé fuerte o despacio?

- Como tú quieras… Fóllame el culo como tú quieras.

Entendí que el sexo anal era natural para Lina y que le gustaba el sexo duro. Le gustaba en ser sometida, pero más que todo que su macho le respondiera y no la dejara a la orilla de alcanzar la gloria. Comencé con unos embates constantes y frenéticos y luego me fui por sobre ella reposando mi cuerpo sobre su espalda y le pregunté:

- ¿Te gusta así… o quieres que te culee en otra posición?

- Sigue así… me tienes a ese punto.

Le di sin consideraciones y miraba como mi verga se hundía y aparecía del rico y hermoso culo de Lina. Me hizo sudar dándole en esta posición y de repente los espasmos y sentí como su culo vibraba sin control alguno y comenzó a decirme: Por Dios… no pares, dame que me estoy corriendo… no, no, no… no pares… que rico me estoy corriendo. -Respiraba profusamente y no le dejé de dar hasta que volvía a explotar con otro orgasmo anal. Esta vez parecía que lloraba y le tuve que preguntar:

- ¿Estás bien?

- ¿Bien? Estoy en la gloria… que rica corrida me has sacado.

La puse con sus nalgas a la orilla ahora ella acostada sobre sus espaldas pues esta cama era bastante alta y su culo perfecto para perforárselo desde ahí. Le subí las piernas a mi pecho y comencé a darle por el culo mientras le masturbaba ese pronunciado clítoris que Lina tiene. Esa concha era un manantial, era un río corriendo con una miel caliente. Le daba por el culo y le masturbaba la concha y me lo avisó: Tony me vengo, córrete conmigo, quiero sentir que te corres en mi culo… dámelo… dámelo. Sul pelvis se movía y que delicia es ver a una chica correrse con esas expresiones en su rostro y cómo perdía el control de esos muslos en sus piernas que hizo que le echara una segunda corrida en el culo. Me di gusto ver ese culo bien abierto y ver cómo mi corrida le salía.

Una de las cosas de Lina que me gustaba tanto, era esa libertad que sentía en estos trotes de la cama y cómo lo expresaba. Después de esa tremenda culeada y haber tomado un breve receso ella con mucha confianza me dijo dándome un beso en la boca: -Quiero follarme tu boca. – Al principio no le había entendido, nunca mujer alguna me lo había propuesto así, aunque ya con algunas lo había experimentado. Hizo que me acostara sobre mis espaldas y ella calculó bien a que nivel y aquella tanga mojada me la pasaba por la boca y la nariz. Sabía que yo lo disfrutaba y me hizo que chupara sus jugos acumulados en su tanga mientras ella con sus manos me pajeaba la verga. En un momento me pajeó la verga enrollando su tanga húmeda en mi glande y minutos después se incorporó abriendo sus piernas sobre mi y se puso frente al espaldar de la cama donde se apoyaba con sus brazos y me puso esa jugosa panocha sobre la cara. Comenzó con sus movimientos pélvicos y frotaba su panocha contra mi boca y nariz. Qué rico era ver a esta mujer dándose placer con mi boca y esos movimientos de sus caderas eran espectaculares y me apoderé de sus ricas nalgas y las masajeaba con esa sensación de arañarlas delicadamente. Creo que este estimulo a sus nalgas le encantó que me lo pedía que lo siguiera haciendo y Lina no paraba con sus movimientos pélvicos. Le hundía la lengua en la panocha, le chupaba fuertemente el clítoris y aquella mujer jadeaba de placer mientras aumentaba el ritmo de su vaivén. Lo pude sentir, pues su vagina aumento de temperatura tremendamente y sus flujos vaginales bajaron en abundancia y sentí como le vibraba el hueso de su pelvis y se escuchaba aquel chasquido al igual que cuando mi verga entraba y salía de su rico ojete. Todo tomó intensidad y le temblaba el culo cuando se corría y daba unos gemidos de altos decibeles que con toda seguridad los vecinos de los apartamentos del lado los habíamos despertado.

En ese momento no solo Lina se corría, en ese momento también se escuchaba los alaridos de otra chica que si bien se la estaban al igual follando o quizá se masturbaba inspirada con los gemidos y golpeteos de los sentones de Lina. Aquello como que elevó el morbo de esta mujer que luego movió su pelvis al nivel de mi falo y comenzó a follarme con su conchita y miraba sus cabello largo cubrir mi rostro mientras me besaba saboreando sus propios jugos vaginales. Sentía tan ricos sus besos, pues Lina me los chupaba como cuando chupaba mi verga y eso me dio una sensación rica en combinación con sentir lo caliente de su vagina que me hizo explotar. Nos reíamos pues la chica que parecía estaba en el nivel superior, seguía con sus jadeos y gemidos.

Esas folladas con Lina las recuerdo vívidamente pues esta mujer era muy participativa en el acto sexual. Todas las veces que follamos me hacía un “rimming” o en otras palabras, le gustaba comerme el culo. Siempre me decía que le gustaban mis nalgas y yo siempre le mencioné que a mí me gustaban las suyas. Ya en más confianza siempre me confesó que sentía cierto complejo con sus caderas, lo cual nunca le creí, pues se quejaba que eran muy anchas y más sin embargo usaba regularmente esos pantalones que se las marcaban muy bien. Creo que lo decía para ver que yo le comentaba pero Lina sabía muy bien que ese tremendo culo era su fuerte para acaparar miradas. La verdad que a cualquiera hipnotizaban como un péndulo en ese vaivén sensual con el cual camina.

Sabía a perfección lo que un hombre desearía hacerle, pues después de aquella follada en la cual inspiramos a su vecina o vecinos a coger o masturbarse, a los minutos me hacía una felación y me la dejaba ensalivada para luego jugar con mi verga con esas preciosas tetas. Luego me invitó a que yo me fuera por sobre ella y me acomodó para que le pusiera mi verga en medio de sus dos hermosas tetas que deberían estar en una copa D. Se tomaba sus dos tetas mientras yo le hacía el vaivén de follarmelas en lo que muchos conocen como la rusa o collar de perlas. Me incitaba a que me corriera entre ellas, pues no dejaba de adularme mi verga mientras me masajeaba el ojete con uno de sus dedos. Ese masaje en el ano, mirando como mi verga se deslizaba entre esos dos ricos melones, sus expresiones y esa cara bonita de Lina, me hicieron llegar a un orgasmo y le dejé el rostro lleno de leche, que ya siendo el tercero o cuarto, pues no lo recuerdo con precisión, ya no era tan abundante pero lo suficiente para hacerle un collar de perlas en su cuello. Luego prosiguió a mamármela de nuevo hasta sacarme la última gota.

Para admiración de Lina en minutos mi verga estaba nuevamente erecta después de un masaje y me pidió que la culeara de perrito en ese momento. Creo que le eché seis polvos en esa madrugada y para sorpresa mirábamos el reloj y eran las seis de la mañana… no habíamos dormido y cómo podría dormir teniendo un hermoso culo conmigo que por suerte esa noche me tocó a mi follarlo. Repetimos algunas veces esta faena, pero creo que Lina buscaba algo más serio y estable y yo lo único que le podía ofrecer, eran algunos momentos de sexo, hacerla que se corriera, pero solamente eso. No estaba ya dispuesto a perder la libertad que se tiene cuando uno está soltero, pues las posibilidades están abiertas y así procurar abrir otros culos nuevos que me darán noches de placer y que hoy les puedo relatar. Al igual que a todas las chicas que me he follado, poco a poco nos hemos ido alejando hasta perderles el rastro. A Lina me la encontré hace 5 o 6 años y nos reconocimos y nos saludamos. Me presentó a su nuevo esposo y a una hija de alrededor de doce años. Parece que se cuida mucho, pues su cuerpo parece ser el mismo y su rostro aunque no con la misma frescura de años más jóvenes, luce aun jovial y bello. Me despedí de ella y de su familia y no dejó llegar el morbo y de recordar esas ricas culeadas, de cómo Lina me pasaba sus tangas húmedas por la boca y esas veces que me comía del culo haciéndome explotar con unas pajeadas que de solo imaginarlo, se me fruncieron los huevos de nuevo.

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