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Disfrutando la verga del medio hermano de mi esposo

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Mi esposo tiene una hermana y un hermano de padre y madre. Desde antes de casarnos sabía que tenía, además, un medio hermano, sólo de padre, unos años mayor que ellos, que su papá había tenido muy joven. Lo conocía por llamadas y desde que hubo, por videollamadas. Tenía muchos años viviendo en Estados Unidos, donde no había logrado regularizar sus papeles, lo que le impedía volver a Perú.

Por varios años, en las reuniones familiares de la familia de mi esposo, había unos minutos de videollamada con él. Su parecido con mi suegro era impresionante, definitivamente más que un hijo parecía un clon y todos lo comentaban riéndose durante las videollamadas. A inicios del 2023 logró regularizar sus papeles migratorios, le dieron la residencia y podía ya entrar y salir de Estados Unidos sin problemas.

Decidió venir a pasar las navidades 2023 en Lima, con su familia. Su esposa e hijos aún no han logrado regularizar y finalmente vino solo.

Llegó el 15 de diciembre muy temprano por la mañana a Lima. Fuimos todos a recibirlo al aeropuerto. Desde que lo vi en persona me di cuenta que el parecido en las video llamadas con mi suegro se quedaba corto. En persona era, literalmente, un clon. Con 20 años menos, pero realmente idéntico. Eso me calentó pues mi suegro me ha hecho disfrutar completamente del sexo. Imaginar alguien igual y más joven fue muy morboso para mí.

Bailamos durante el almuerzo de recepción y sentí que su forma de ser era la misma que la de mi suegro. Aventado, sin pelos en la lengua. Directo a sus objetivos. Me dijo “cuñadita, eres tal como te describe mi papá”. No me dijo “mi hermano” o “tu esposo”. Dijo “mi papá”. Me quedó muy claro que su papá, mi suegro, le había hablado de nuestros encuentros. Mientras bailábamos, en algún momento cruce miradas con mi suegro y, quizás mi conciencia o imaginación, quizás realidad, sentí su mirada cómplice.

Sabía que su hijo mayor era con distancia su favorito. Todos en la familia lo tenían claro, tampoco se hacían rollos pues el “consentimiento” extremo de mi suegro habían hecho de él una persona con pocas perspectivas en Perú. Sin profesión, sin ningún talento especial, no le iba bien acá y tuvo que emigrar. Sus tres hermanos eran profesionales y bastante exitosos, con un nivel económico muy bueno.

En Estados Unidos no le iba mal, pero tampoco era el “empresario exitoso”, ejemplo del migrante que hizo el sueño americano. Por 15 años había sido ilegal y tras mucho tiempo podía al fin tener la tranquilidad de la residencia y la posibilidad de volver a Lima. Sin embargo, su seguridad era absoluta, no tenía ni el éxito ni el dinero de sus hermanos, pero me quedó claro que quería poseer a la esposa de uno de ellos.

En ese momento lo decidí. Sería suya.

Unas tres o cuatro piezas después volvimos a bailar. Y fue directo, me dijo “cuñadita quiero estar a solas contigo”. Le dije que me escribiera al WhatsApp, tenía mi número, estaba en el grupo familiar, pero nunca habíamos hablado directamente. Esa tarde noche no me escribió. Volvimos a bailar algunas veces, se dedicó a tomar con sus hermanos, primos, amigos y me dediqué a jugar con mis hijos.

Al día siguiente, a media mañana me escribió. Me dijo que necesitaba verme, que quería verme, que deseaba estar a solas conmigo. No me dijo que quería cogerme, pero era tan obvio todo, tan directo y sin rollos que estaba entregada. Mi esposo trabajaba ese día. Por la tarde podía salir algunas horas, dejando a mis niños en casa con la señora de la limpieza. Tomé la decisión de verlo ese mismo día.

Coordinamos encontrarnos en un café discreto en Miraflores, había ido allí con mi suegro y sabía que era realmente tranquilo y sin moros en la costa. Desde allí nos fuimos a un hotel al que también había ido con mi suegro.

Con la mayor frescura, en recepción, delante de los que allí estaban me dijo “cuñadita no tengo soles, ¿pagas tu?”. Más que molestarme o incomodarme, me calentó más aún.

En la habitación nos desnudamos, sin besos de preámbulo. Desnudos ya pude ver su verga, hasta en ello igual a su padre, una verga vigorosa y tentadora, grande, muy grande, hasta dormida completamente flácida como la tenía en ese momento. Me miró y me dijo “se que te gusta, ven y despiértala”. Se acostó, boca arriba, me arrodillé a su costado y comencé a chupársela con todas mis ganas, con las ansias y el morbo contenido. En segundos estaba erecta, dura, gruesa, larga, como la de su papá.

“Se nota que te gusta cuñadita” me dijo y si, como me gustaba su verga. Sin pedirle ni decirle, me levanté y me senté sobre él. Acomodé su verga en mi concha y bajé rápidamente hasta sentirla toda adentro. No pude evitar un fuerte gemido que seguro escucharon a los lados y en el pasillo. Empecé a moverme frenéticamente hasta tener un primer orgasmo. Él no hacía nada, solo me miraba suciamente y me hacía sentir, sin palabras, que era una puta, que era la esposa de su hermano, su cuñada siendo infiel.

Luego del primer orgasmo decidí cambiar de posición y le dije “hazme tu perra”. Me acomodé como tal y se puso detrás de mí.

Tuve otro orgasmo y sudaba de placer, estaba desaforada. Me empujo y quedé boca abajo. Con el culo al aire. En ese momento mencionó a su papá por primera vez “este culito me recomendó papá”. No dijo más. Cerré los ojos y sentí como untaba mi culito con saliva con sus dedos. Luego lo sentí ponerse encima mío. Sentí sus palabras al oído “cuñadita, te vas a comer toda mi verga en el culo” y poco a poco lo sentí entrar. Fue despacito, centímetro a centímetro. Como si me cuidara. Como si fuese una virgen anal. Pero no, no era eso, iba disfrutando cada centímetro. Hasta que tuve toda su gruesa y larga verga dentro.

Y se volvió loco. Empezó a moverse con violencia casi salvaje. La sacaba toda y la volvía a meter. Se movía rítmicamente o sin ritmo, salvajemente en todos los casos. Sentí que no pensaba en mí, que solo me usaba, que solo me disfrutaba. Yo gemía y hablaba, gritaba, palabras de placer o de puta en celo. Escuche aplausos en un cuarto vecino. Él seguía y seguía, tuve varios orgasmos hasta que la sacó, me dio vuelta con violencia y eyaculó en mi cara.

Sentí el olor y el sabor de culo de su verga. Quedé muerta sobre la cama. Se duchó y me dijo que me de prisa. Que teníamos un lonche donde mis suegros. No llegamos juntos.

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