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Disputándonos a papá: Lucia
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Me llamo Lucia, tengo 21 años y mi hermana Jazmín 25, ya han escuchado hablar de nosotras en anteriores relatos, nos encanta la polla de papá.

Cierto día, Jazmín, papá y yo nos quedamos viendo una película en la habitación, nos quedamos dormidos los tres en la misma cama, a medianoche tuve sed.

Papá estaba en medio de las dos, estaba volteada hacia el lado exterior de la cama, pero podía escuchar los gemidos de Jazmín.

Percibía como mi hermana Jazmín estaba siendo cogida por papá, la penetraba de costado una y otra vez, se escuchaba ese rico golpeteo como aplauso, piel contra piel, clap, clap, a veces rápido a veces lento.

Jazmín gemía rítmicamente por las embestidas que le daba papá, ¡aah!, ¡aah!, si, dame más papi. ¡aah! No quise voltear hasta ver en que terminaba la situación, pero yo ya estaba muy excitada. Por un aullido de Jazmín pude darme cuenta de que había tenido un orgasmo, pero papá seguía embistiéndola. Me di vuelta, no era el primer acercamiento que tenía con papá, ya había tenido otros. Le hice una seña de silencio con un dedo en los labios, me metí bajo las sabanas y me recordé en su abdomen, dejo de penetrar a Jazmín y empecé a succionar su pene, lo chupaba ansiosa, me encanto hacerlo, siempre me ha gustado la polla de papá.

Estaba mamándosela mientras Jazmín permanecía fulminada por el orgasmo que tuvo, ella no se daba cuenta que yo se la estaba chupando a papá, estaba debajo de las sabanas, yo no podía ver nada, solo sentía su verga hasta el fondo de mi garganta, ¡aghhgg!, ¡aghhg!, ¡aghhg! Que rica verga tiene papá, no muy larga pero gruesa y deleitable, suave al tacto de la lengua con un glande que parece de bombón. ¡aghhg!, ¡aghhg!, ¡aghhg!

Chupaba y chupaba hasta que papá no aguanto más, lo supe porque bufo un poco. Me quite el brasier y salí de las sabanas dejando a papá a punto de correrse, lo bese y me acomode en una posición que permitiera que su semen cayera en mi cara. Comencé a masturbarlo y comenzó a brotar ese líquido blanquecino sobre mi cara. Papá me echó su leche en el rostro, yo abrí la boca sacando la lengua tratando de atrapar un poco de esa crema exquisita, pero todo cayó en mi cara.

Uno a uno, los chorros de semen regaban mis mejillas y barba cayendo finalmente en mis pechos. Sobé con su leche mis pezones y el restante lo recogía con mi boca, me chupaba los dedos saboreando sus jugos y haciendo que él se diera cuenta que me deleitaba con su yogurt. Soy lo más cercano a una adicta a la leche de papi. Me recosté en su abdomen reflexionando, jugando con su verga y viendo en la oscuridad como disminuía de tamaño fatigada por la labor del sexo.

Pensaba que nunca me he explicado porque, pero a través de los años me he dado cuenta de que quizás mi padre trataba de encontrar en nosotras no solo unas muñecas de placer si no, un par de mujeres que estuvieran al nivel de sus necesidades, las necesidades de un padre soltero.

Escriban al correo y díganme que desean saber de nosotras…

[email protected].

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