Nuevos relatos publicados: 12

Drink para tres (Primera parte)

  • 14
  • 8.189
  • 9,20 (10 Val.)
  • 0

Estela es una amiga con derechos, muchos derechos, cabe aclarar, que vive en otra ciudad, pero que visito cada seis o siete meses. Nos escapamos a algún hotel y nos damos cariño por 4 o 5 horas, ya saben una pizza con tequila y cervezas, porno, lubricante y mucha pasión.

La vez pasada nos quedamos de ver en mi hotel, bajamos a comer unas alitas y platicamos de muchas cosas, empezamos en la mesa a rozarnos, algunos besitos.

De repente empezamos a meter mano, subía mi mano por su falda hasta llegar a su pubis, apenas lo rozaba, ella apretaba mi pene sobre el pantalón. Le daba masaje, lo recorría con tranquilidad, como si nadie nos viera, aunque fuera todo lo contrario.

Se paró al baño, cuando regresó me dejó su tanga en la mesa, negra de lycra. Disimuladamente la tome y pase por mi nariz y olía a sexo. Ya quería poseerla, tomé su mano y la besé, le besé los labios y pase mi mano por su espalda dentro de su blusa.

Seguimos platicando, hacía mucho que no la veía y había mucho de qué hablar, sin embargo seguía metiendo mi mano, Libremente por entre sus piernas, su clítoris se empezaba a hinchar y a mojar. Lo hacía despacio porque sé que es de orgasmos clitorianos. Le encanta que lo toque y apriete.

Lo hacía disimuladamente, o al menos eso creía. Frente a nosotros había un par de mujeres, un poco más grandes que nosotros, que nos veían disimuladamente. Yo supongo que veían, que estaba dándole calorcito a la nena.

Después de un rato, se levantaron las señoras y se despidieron acaloradamente. Se veía que la más escandalosa de las 2, estaba hospedada en el hotel y se hacían recomendaciones de volverse a ver.

Eran guapas las 2, con un estilo de ejecutivas, pero modernas. No vestían con el clásico traje sastre de oficina. La foránea llevaba una minifalda negra recta con una blusa de rayas verticales.

Se despidieron, una tomó hacia la calle y la otra hacia el baño del lobby; nosotros seguimos en la plática y el toqueteo.

Al poco rato, regresó del baño y se acercó a nuestra mesa.

-Hola soy Andrea y me preguntaba si podría invitarles un trago para no quedarme sola en la mesa.

-Claro –respondimos- será un placer invitarte un trago, -respondí mientras me ponía de pie.

Llamó al mesero y pidió un vodka tonic.

Se sentó en la mesa y le tomo la mano a Estela y le dijo:

-Toma porque te puede dar frío.

Estela abrió la mano y sonrió.

-Nos cachaste respondió…

-Claro, mi amiga y yo nos mojamos de ver la sensualidad de tu decisión. Se me antojó quitármela. Espero no les incomode.

Uff, en ese momento me puse más duro que una roca.

-Jaja para nada, respondió Estela, mientras me daba el premio.

Era una tanguita de algodón rosa pastel no tan pequeña, pero muy sensual.

Entendí la indirecta y la pase por mi nariz. También tenía un aroma a entrepierna, pero menos intenso.

No pensé en algo más que decir salud y levantar la copa para brindar.

Continuamos la plática en la mesa, Estela había quedado en medio y ambos le acariciamos la pierna, o la espalda de vez en vez.

Andrea contaba su historia de trabajo y el porqué estaba sola.

El novio volaría a esta ciudad, pero discutieron por teléfono y canceló.

Iba a ser su luna de miel adelantada ya que se casarían en un par de meses.

-Creo que le cancelaré la boda. No puede ser que me haya dejado varada aquí. Apenas conozco a alguien. Si no fuera por ustedes hubiera tomado un vodka de buró. -Dijo Andrea.

.Ya se arreglará, mañana que se vean, será como siempre... -Dije yo.

-No lo creo -respondió, Andrea mientras le daba un trago a su vodka.

-Y a dónde vamos ahora -preguntó Estela.

Se hizo un silencio incómodo, casi se escuchaba el zumbido de una mosca.

Andrea respondió -vamos a mi cuarto, no aguanto los zapatos, como para salir a bailar.

-OK -respondimos casi al unísono.

Les pregunté qué iban a beber para ir al Oxxo que estaba como a 2 calles del hotel para comprar provisiones.

Andrea dijo vodka tonic, Estela puso cara de inseguridad, pero asintió con la cabeza.

Tomé mi chamarra y salí casi corriendo a comprar las bebidas. Llegué compré provisiones, vodka, tonic, gin, papas y un paquete grande de condones. Se me había ocurrido que los podría utilizar. Aunque Estela se cuidaba, obvio se necesitarían con la desconocida.

Regresé, subí a la habitación y me las encontré en el balcón fumando un cigarrito. Pedí la hielera y salí por hielo al pasillo.

Regresé y observé que estaban descalzas, Andrea tenía unos hermosos pies y unas piernas largas que se antojaba abrir, con la minifalda súper cortita se le veían mucho más largas.

Estábamos parados en el mini-balcón muy juntitos. Ellas sabían que olía a peligro, se rozaban las manos, los brazos, Andrea le acomodaba el pelo a Estela.

Yo le acariciaba las nalgas a Estela, no me decidía a tocar a Andrea, no sabía si traía jale con Estela o con los 2.

Andrea le dijo, que bonita esta tu tanga, la sacó de mi chamarra y me la puso en la nariz, queriendo excitarme.

Estela la tomó y la puso en el barandal como si la fuera a secar,

Se acercó y me dio un beso muy caliente, mucha lengua, mordiditas. Le agarré la nalga y la repegué a mí.

Se volteó y se decidió, le plantó un beso a Andrea, me tenía abrazado con el brazo izquierdo y a Andrea con el brazo derecho.

Estábamos entrelazados los 3 y Andrea volteo y me dio un beso, no tan ardiente, más bien cómo inseguro.

Tome la oportunidad y le regrese el beso, masajeando sus nalgas, casi rozando su culo.

Rieron las 2 y Estela dijo, nunca había besado a una mujer, es realmente raro. Andrea le dijo mientras se acercaba, te va a gustar, la beso y le metió la lengua, en la boca.

Aproveché para tomarle las nalgas nuevamente, ahora lo hice un poco más duro.

La luna estaba llena y aunque estábamos en el piso 4, se escuchaba el tráfico y el pitido de los autos.

Estela grito, “cállense que no ven que es mi primera vez… “

Le pregunté, ¿de qué es tu primera vez? En un trío o con una mujer… me dio un beso y me respondió.

-Adivina.

Se giró y me besó con ojos de complicidad.

Entramos a la habitación, subí el volumen del audio y empezamos a bailar música de los ochentas, hasta que llegamos a “Black velvet”, un clásico de table dance.

Estela había empezado a quitarse la pena, traía algunos vodkas que ayudaron. Obvio a mi me había hecho striptease más de una vez. Le conocía todo su cuerpo, todos sus recovecos.

Pero con la desconocida? No pensé que se deschongara tan rápido.

Empezó a bailar con mucha sensualidad, arrimándose a los 2, por tiempos, como calentándonos, se empezó a desabrochar la blusa, enseñaba un bra de encaje, con unas lolas 34 C que bailaban al ritmo de la música.

Nos sentamos para gozar el espectáculo.

Andrea en una silla y yo en el sillón, daba pequeños traguitos a mi bebida.

Estela se insinuaba con movimientos eróticos, arrimándose a los 2, mostraba sus piernas, levantando su falda, se veía su pubis con una franja en medio. A lo brush muy cortito.

Metí la mano en mi bolsillo y saque la tanga rosa, las acerqué a mí nariz para recordar el olor a sexo de Andrea.

Estela le estiró la mano a Andrea para que se parara a bailar, ella aceptó, sin soltar el vaso de vodka. Sorbió el último trago y le dio de boca a boca a Estela, con un beso largo, repegándose los senos, como si se los quisiera calcar.

Se dio la vuelta y me estiró la mano para que le preparara otro trago.

Tome los 2 vasos y fui a la mesita a preparar las bebidas, con un ojo al gato y otro al garabato.

Ellas seguían disfrutando, bailaban y reían, no estoy seguro, pero parecía que Estela estaba más interesada en besar a Andrea que viceversa, no porque no le interesara, pero Estela parecía niña probando juguete nuevo.

Les devolví los vasos y me agradecieron con un largo beso, primero Andrea luego Estela.

Bailábamos los 3, besos, tragos, un poco de sudor, risas.

Andrea siguió desabrochando la blusa de Estela hasta que la quitó por completo. Estela estaba realmente ardiente, besó a Andrea y me jalo para hacerle literalmente un sándwich, le arrimaba el miembro mientras le besaba el cuello. Recorría mi lengua por su oreja, empecé a desabrocharle la blusa desde mi posición, Andrea puso su mano en mi bragueta y la empezó a bajar mientras besaba a Estela.

Tenía unas tetas increíbles, duras y redondas, Por fin le saqué la blusa y sucedió lo que esperaba, Estela las empezó a besar, solo lo que se asoma por el bra.

Lamiéndolas con tranquilidad, Andrea con la mano derecha empezó a amasar las bubies de Estela. Mientras que la izquierda seguía en mi pantalón. Le desabroché el bra y ni siquiera tuvo tiempo de deslizarlo al piso.

Estela se abalanzó a sus pezones, parecía un becerro aferrado a la mama, se escuchaba el chacualeo de la saliva con el pezón, lengua y dientes. Andrea empezó a gemir despacito mientras trabajaba mi pene. Era lo más cachondo que había experimentado nunca.

Le levanté la falda por delante y empecé a dedear su clítoris. Tenía el pubis completamente depilado. Con la mano izquierda le apretaba el clítoris con la derecha el pezón. A momentos me encontraba la lengua de Estela... Lamiendo, ensalivaba mis dedos y los pezones.

Los gemidos empezaron a ser más intensos.

Le desabroche el botón de la falda que estaba por detrás y se deslizó hacia el piso. Me saqué la pija se la arrimé por atrás, podría acercarme a su culito ya que se había librado de la tanga rosa, le di vueltas despacio, completaba el remolino despacio, Como dando masaje, Andre se movía al ritmo de la música, rozándose con mi pija en ese remolino, que empezaba a abrir, poco a poco

Ellas seguían tocando sus bubies, restregándoselas como oso al árbol cuando tiene comezón.

Estela se quitó la falda y tiró el bra, Era el mejor espectáculo que podría ver. 2 hermosas mujeres desnudas delante de mi. Besándose, tocándose, como si no hubiera mañana.

El aire entraba por el bacón refrescando el sudor que corría nuestros cuerpos.

Y sucedió lo que no hubiera imaginado, ni en mi más sueño cachondo en la vida.

Andrea se hincó, tomó mi pija con la derecha y el clítoris de estela con la izquierda. Lamía un lado y el otro indistintamente un poco el clítoris y un poco mi reata. Metía 2 dedos en Estela, que apenas se mantenía de pie, mientras me besaba.

Era lo más caliente que había visto en mi vida.

La metía completa en su boca… y succionaba con delicadeza. Sabía lo que hacía y eso me encantaba.

Yo apretaba los pezones de Estela mientras le lamían el clítoris… No puedo explicar que hacía Andrea en esa vagina mojada… pero la cara de Estela era de antología.

Repito, Andrea sabía lo hacía.

Estela explotó, tuvo un orgasmo clitoriano insólito, las piernas apenas le respondían… mojaba la cara de Andrea mientras se contorsionaba como poseída por un demonio.

Se vino como hace años no lo veía. La lengua y los dedos de Andrea la habían vencido. Término en un grito seco.

Término jadeando y maldiciendo. “Qué puta madre me hiciste” hacía años que no sentía esto… Creo que desde que el wero gringo me desvirgo en Acapulco.

Jaja... Todos reímos por la información.

Andrea se levantó y pidió su trago. Se lo acerqué y me tumbé en el sillón todavía empalmado, junto a Estela.

Andrea se sentó en mis piernas y las estiro sobre sobre celeste, un gran espectáculo, Los 3 empelotados, pegajosos del sudor y acariciando lo que hubiera más cerca, yo las bubis y espalda de Andrea, Estela las piernas y Andrea mi espalda.

Andrea empezó a hablar, ahora que comentaste de tu primera vez, recordé la mía.

El jardinero me vio cambiarme por la ventana.

Yo sabía que me veía.

Era medió día de un sábado y dejé un poco abierta la cortina después de salir de la ducha.

Ya sabes calentura de adolescente.

Me empine en la ventana para ponerme el chon.

José estaba afuera, tenía 24 o 25 años. Moreno, con bigote, no muy tupido, pero grueso de ojos grandes negros, súper mamey del trabajo. Tenía unos brazos que se antojaban para abrazar. Era el jardinero que iba cada sábado.

Siempre observaba esa ventana para ver que le caía.

Como perro de carnicería.

Y pues ese día le salió el sol.

Me volteé y lo vi, la rendija en la cortina era más grande de lo que creí. Mis tetas le sonrieron en la mañana. Mi pubis marcado en el chon de algodón le saludaban alegremente. Me congelé en la ventana, Me tapé las bubis con las manos, pero me quedé parada ahí.

Se bajó el cierre y sacó su polla, grande, venosa.

Bueno no recuerdo qué tan grande pero a mi se me hizo enorme - reímos todos-

Me di la vuelta y cerré la cortina indignada, con ese tipo, fisgón.

Bajé por la puerta de atrás y le llamé, pensaba reclamarle por estar de chismoso en la ventana. Empecé a gritarle y él me empujó, hacía un pequeño cuartito de cachivaches que estaba bajo las escaleras.

Me abrazó y me beso y sin saber porqué le regresé el beso.

Metió su mano bajo la falda, en mi rajita. Cerrada, apretada, peluda porque siempre he sido peluda. Ahora no, porque neoskin hace maravillas. Reímos.

Metió su dedo. Calloso… Mugroso, me imagino y grité, puso su mano en mi boca.

Se sentían sus manos callosas en mi cara delicada.

Siguió apretando mi clítoris, entraba y salía, tuve mi primer orgasmo, ahí con su dedo. De verdad no me había masturbado antes. Así que fue mi primer orgasmo.

Pero luego bajo… no sabía lo que hacía. Creo que me daba hasta un poco de asco. Se metió bajo la falda, me bajo el chon de un tirón hasta las rodillas.

Quise detenerlo, pero cuando rozó mi clítoris, adolorido, con su lengua caliente, brinqué. Pero no pude alejarme.

Chupo, mordió succionó. Lamió… Se lo comió como niño a paleta... Me iba a venir de nuevo pero paró…

Se levantó… Y sacó su pija… Grande venuda… la vi, no podía creer que eso cupiera en alguien…

Me cargó con esos brazotes y la metió de un solo golpe. Aunque ya estaba bastante lubricada, lloré… de verdad… se me salió una lagrima… pero la lagrima más placentera que hubiera sentido…

Arriba y abajo, me traía como trapo… era muy fuerte, porque se recargo con una mano en la pared y con una mano me cargó.

Me vine otra vez... Quise gritar pero ni aire salió... Lo mordí en el cuello, creo.

Me partió en dos, riquísimo... Sentía sus pelos tiesos en mis piernas…

Se detuvo y me dijo que no quería problemas…

Que no quería embarazar a la hija de patrón.

Así que me puso en el suelo me hincó y metió su linga en mi boca.

No creí que entrara... Era tan grande y dura... Morada babeando…

Me dio mucho asco, pero ya ni fuerza tenía de pelear…

La metió... No sé si completa o no, porque cerré los ojos… Me atraganto... Casi vomito…

Empujaba y sacaba, al ritmo de su cadera... De repente la sacó y la acaricio en mi cara, con pequeñas cachetadas.

Alcance a cerrar los ojos… se vino en mi cara.

Lo sentí caliente… semen en mi cara… Olía a sudor a mugre…

Me dijo “abre la boca”… No sé cómo lo hizo, pero me aventó otro chorro de leche dentro.

Desde ese día me encantó…

Sabia rico… le sequé la verga. Hasta dejarla como perilla brillante.

Se hizo para atrás y me sentó, recargada en la pared…

Estaba rendida… No podía ni pararme. Me quedé recargada ahí… se agacho me dio un beso y me dijo... “bienvenida a la putería”.

Y así fue… me estrenó tan rico que ahora no puedo vivir sin eso.

Y si que la habían iniciado en la putería.

Continuará.

(9,20)