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El primo Dani

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Justo a las 12 del mediodía, Ana llega a casa de sus padres (donde vive desde que lo dejó con su novio Carlos) desde el gimnasio.  Desde las 10:30 ha estado dando su clase diaria de spinning. Hoy el monitor les ha dado bastante caña. El tipo está bastante bien. Tiene un cuerpo muy trabajado y el verlo vestido con un culotte ajustado que le marcaba un buen paquete y le hacía un culo de escándalo, hace que Ana se excite. Si a eso le une esa cara de malo, con pelo muy corto, barba de tres días y ese tatuaje tribal sobre su hombro, la libido de la mujer se dispara en cada clase. Esto hace que la chica se esfuerce en los ejercicios, como si pudiera así complacer al monitor.

Ya en su casa, totalmente sudada y mojada en su entrepierna pensaba en meterse en la ducha y masturbarse con el chorro de agua. Entró en casa y la sin nadie. No era extraño que sus padres no estuvieran a esa hora. Corrió por las escaleras hacia la segunda planta.

Camino de su habitación se iba quitando la camiseta quedándose solamente con un sujetado deportivo negro en su parte de arriba. Justo antes de entrar en la habitación, y sin saber de donde una sombra se abalanzó sobre ella. Una mano le tapaba la boca:

-No grites y no te pasará nada. Me entiendes.

Ana pataleaba intentando zafarse de aquel tipo mucho más fuerte que ella. El hombre la tiró sobre su cama boca abajo y colocándose sobre ella, inmovilizándola, llevó sus brazos hacia atrás para maniatarla. Con un su propia camiseta la amordazó:

-Vamos a ver, niñata, te estoy diciendo que si no haces ninguna tontería no te va a pasar nada.

Ana se encontraba asustada. Aquel tío, vestido de negro y con un pasamontañas la había asaltado en su propia casa y ahora a saber cuales eran sus intenciones. La dejó tirada sobre su cama durante unos 10 minutos mientras el tío se movía libremente por la casa. Sin duda estaba robando.

Por fin el tipo apareció por la habitación:

-Bien niñata, ahora solo me queda despedirme de ti.

Le quitó la mordaza de la boca:

-¿Dani? –Preguntó la chica creyendo reconocer al tipo por su voz.

-Muy bien, primita, has acertado.

-¿Pero qué coño haces aquí? ¿No estabas en la cárcel?

-Tú lo has dicho, primita. Estaba… Ya han pasado los 24 meses que me comí yo solito por tu culpa.

-¿Yo…? ¿Pero qué hice yo…?

-Venga, déjate de gilipolleces. Sé perfectamente que tú testificaste contra mí. Me reconociste como el que robó aquel coche que se utilizó para robar la sucursal del Santander.

-¿Yo? Nunca testifiqué.

El tipo abofeteó a la chica:

-No me mientas joder. O te crees que soy gilipollas.

Ana gritó de dolor.

-Mira niñata, no te puedes imaginar lo que he pasado en el trullo por tu culpa. Y ahora me lo voy a cobrar. Me lo debes. ¿Y quién sabe…? A lo mejor hasta lo disfrutas.

Dicho esto, y teniendo a su prima maniatada sobre la cama recorrió su cara, primero, y el resto de su cuerpo después con la parte externa de su mano. Ana, gimoteaba mirando fijamente los ojos de su primo a través de aquel pasamontañas que no había evitado su reconocimiento.

Dani comenzó a lamer la cara de su prima. Desde la barbilla pasando por su mejilla. Luego bajó por su cuello:

-Estás muy buena primita. Siempre lo has estado.

Le colocó las manos atadas por encima de su cabeza haciendo que su exposición fuera mayor:

-¿Qué vas a hacer Dani? Por favor, no cometas ninguna tontería. Yo no hice nada contra ti.

-Cállate puta –el primo le dio otra bofetada.

El hombre sacó una navaja y la paseó por el bello rostro de su prima. La mujer sintió el frío de la hoja plateada sobre sus mejillas acaloradas por las bofetadas. Con la punta siguió arañando levemente su cuello hasta llegar a su pecho. Con un ágil movimiento de muñeca el tipo cortó el sujetador deportivo liberando dos preciosas tetas de un tamaño pequeño, con una aureola marrón oscura, coronadas por un pezón gordo y erecto que desafiaba al hombre. Éste sonrió a su prima con lascivia antes de lanzarse sobre las mamas a chuparlas.

La chica soltó un sonido gutural que no dejaba claro si era de miedo, dolor o placer. La situación, por peligrosa le resultaba muy morbosa. Dani era su primo. Se había pasado dos años en la cárcel acusado de un robo en una sucursal bancaria. Era cierto que ella le reconoció en un robo previo de un coche de un amigo suyo que sirvió para la huida. Esto acabó relacionándolo con los atracadores situándole en el lugar del delito. El tipo había tenido más de un problema con la justicia. Pero nunca había sufrido una condena tan larga.

Dani, con 34 años, era 8 mayor que ella y siempre lo había visto como un tipo con un tremendo atractivo sexual. Su primo era muy alto, fuerte, tremendamente guapo y ese punto de delincuente juvenil le hacía irresistible para fantasear con él. Y ahora, se encontraba sometida y semi desnuda por él. La sensación de Ana era contradictoria. Objetivamente estaba asustada ante las intenciones de su primo delincuente, pero en lo más profundo de su cerebro se sentía excitada ante lo que era una sesión de sexo no consentido con un delincuente.

Dani seguía mordiendo los pezones endurecidos de Ana. Los succionaba y los mordía arrancando suspiros y lamentos de su prima. Con la otra mano amasaba la teta que no tenía en la boca:

-Qué buena has estado siempre putita.

Mirándola a los ojos, el atracador se incorporó para bajarse los pantalones y sacar una buena polla venosa y erecta:

-Te la vas a comer, guarra… -Dani acercaba el gordo capullo rojo intenso a la boca de su prima Ana.

La chica se resistió y giraba la cabeza evitando que el miembro de su primo la tocase. El hombre, cabreado, volvió a abofetear a su prima obligándola a abrir la boca. Con las manos sobre la cabeza, y con su primo sentado sobre su pecho para inmovilizarla, Ana abrió la boca y permitió que la polla de Dan la profanase. Con la lengua lamió el glande y el tronco a medida que éste avanzaba hacia su garganta. El sabor salado y agrio le produjo una excitación inmediata que se tradujo en una humedad en su coño incontenible. Le iba a chupar la polla a su primo.

Dani suspiraba viendo como su polla se perdía en los preciosos labios de su prima Ana. Con un movimiento de mete saca, le fue follando la boca mientras ella intentaba no ahogarse cuando el capullo topaba con su campanilla. Durante 10 minutos en los que no se dejaron de mirar a los ojos, la chica estuvo mamándole la polla al atracador que gemía de placer:

-Qué bien lo haces guarra. Ves como al final te va a gustar.

-Cabrón –pudo defenderse ella en una de las veces que su abusador le dio un respiro.

La contestación de él fue otra bofetada:

-Eres una perra chivata y me las vas a pagar hoy.

-Delincuente de mierda. Yo no fui quien te delató.

-Cállate perra. Ahora vas a saber lo que pasé en la cárcel, hija de puta.

Dani se levantó de encima de ella y poniéndose a los pies de la cama agarró las mallas ajustadas de su prima por la cintura y tiró de ellas hacia abajo desnudándola por completo. Enrolladas venían sus braguitas, totalmente mojadas a la altura de su coño. Dani, las llevó hasta la boca de su prima y la obligó a que lamiese sus propios jugos que manchaban la parte interior de la prenda. El hombre se inclinó sobre la entrepierna e inspiró el olor a sudor, sexo y orina que emanaba. Le resultó embriagador:

-Mmmm…, hueles a perra…

-Cerdo, cabrón.

Al oír eso, el hombre se lanzó contra el coño de su prima. Le abrió las piernas con las manos y con su lengua separó los labios vaginales cubiertos por una fina capa de vellos. Notó la raja caliente y húmeda. De un sabor dulzón, el flujo de Ana había inundado su vagina y su primo supo que la chica estaba excitada:

-¿Ves niñata? Al final estás disfrutando. Y más que lo vas a hacer.

La chica le miraba, se sentía humillada con las manos atadas por encima de su cabeza y totalmente desnuda ante su violador. Se sentía sucia. Se sentía muy puta. Pero todo eso le producía un extraordinario morbo excitante que la estaba llevando a la locura. Se dejó comer el coño por el delincuente. Simplemente cerró los ojos y dejó que su cuerpo reaccionara a la estimulación del sexo oral.

Dani estaba encajado entre las piernas de su prima que se abrían exageradamente para dar cabida a su gran cuerpo. Con las manos separaba los suaves vellos púbicos de Ana hasta lograr abrir los labios y poder ver una vagina rosada. La lamió con ansias, paseando la lengua por cada recoveco. Intentando follársela con el apéndice. Succionaba sobre el clítoris mientras metía sus dedos y los movía en círculos provocando que la mujer llegase a un maravilloso y sonoro orgasmo:

-Así perra, córrete.

-Ahhh… cabrónnnggrrr…

El orgasmo hizo que Ana cayese en un estado de relajación casi inconsciente. Sin esperarlo, el delincuente se colocó de rodillas en la cama, la cogió por la cadera, levantándola de la cama lo suficiente para que su polla quedara a la altura de la entrada de su coño. Se la calzó hasta el fondo. Ana gritó. Se sintió empalada por la tremenda polla de Dani. El tipo comenzó a follársela muy rápido. Entre gritos y jadeos de ambos, su primo le levantó las piernas para colocarlas sobre sus hombros y volver a percutir sobre la vagina. Ahora la penetración era mucho más profunda. Ana gritaba y gemía descontroladamente:

-Toma puta, se ve que te gusta mi polla.

-Sí, hijo de puta… me gusta…

-Qué zorra eres… niñata.

Dani, le mordió las tetas. Abrió la boca y logró meterse la teta de su prima entera. Sus carnosos labios succionaban dejándole un “chupetón” para acabar mordiendo uno de sus pezones. La chica seguía gritando mitad excitación, mitad dolor. La estaba violando su propio primo, un delincuente que había entrado en su casa para robar cubierto con un pasamontañas.

El hombre paró y la obligó a colocarse a cuatro patas. La volvió a maniatar, ahora con las manos a su espaldas, y se situó tras de ella. Ambos miraban a un espejo en el que se reflejaban. Ella sobre sus rodillas, con las manos a su espalda y su cabeza apoyada en el colchón. Él comenzó a lamerle desde el coño hasta el ano. Ana sintió un calambre recorrer por su columna. La ardiente lengua de su primo recorría sus labios e intentaba introducirse dentro de su arrugado ano de color marrón:

-¿Te gusta que te coman el culo, putita?

-Eres un cerdo, hijo de perra…

El delincuente la acalló dándole una nalgada que le dejó los dedos marcados. Luego escupió sobre el agujero trasero de su prima:

-Ahora vas a saber lo que pasé en la cárcel por tu culpa, guarra.

-No por favor, Dani, por el culo no…

-Sí, perra, por el culo sí.

-Por favor, que me vas a hacer mucho daño. Llévate lo que quieras. Te digo donde guardan mis padres el dinero pero no me partas el culo.

-Cállate puta, tu culo es mi mejor botín.

El hombre colocó su gordo capullo en la entrada trasera de su prima, previamente lubricada con los flujos vaginales, y comenzó a presionar sobre aquel cerrado esfínter. La chica gritaba y suplicaba que no lo hiciera, pero su primo estaba decidido a sodomizarla y desvirgarle el culo. Con mucho trabajo para él y demasiado dolor para ella, el glande acabó profanando el ano de la chica. La estrechez de aquel agujero y el calor que desprendía hacían que Dani suspirase de gusto:

-Joder, perra, qué estrecho lo tienes. ¿Qué pasa, que el capullo de tu novio no te daba por culo?

-Para Dani, por favor.

El hombre dio un golpe de cadera y terminó por calzarle la polla hasta los huevos a su prima. Ella se retorcía mientras el hombre la agarraba de las caderas y comenzaba a moverse de adelante hacia atrás. Se la dejó muy dentro durante casi un minuto mientras el conducto rectal de ella se acostumbraba a aquel intruso, un grueso ariete de carne caliente que la estaba rompiendo en dos.

Dani comenzó a moverse con una cadencia, cada vez más rápida. Ella dejó de sentir dolor. Pese a sentirse totalmente ocupada y que su ano se había dilatado por encima de sus posibilidades, ahora la sensación era más placentera. Le estaban partiendo el culo por primera vez, y era su primo delincuente.

Dani aceleró el ritmo de la follada. Se había inclinado sobre su espalda haciendo que su prima se derrumbase y quedase totalmente boca abajo sobre el colchón. El hombre, que la tenía inmovilizada, la agarró por la nuca para terminar de follarle el culo:

-Toma puta guarra. Chivata hija de puta. Ahora sabes como lo he sufrido en la cárcel, perra.

-Joder, hijo de puta, que cerdo eres cabrón… Me vas a partir el culo cabrón.

Dani tensó su cuerpo, y comenzó a bufar junto al oído de su prima que gemía y resoplaba ante el castigo anal que estaba recibiendo:

-Aaaggrr… Toma puta…

Con un grito el delincuente se corrió abundantemente en las entrañas de su prima. Ella se había entregado al placer anal y al morbo de la situación que, incomprensiblemente, la excitaba sobre manera.

Durante los siguientes cinco minutos quedaron en silencio. Cuando Dani comenzó a salir del interior del culo de su prima, su semen, que inundaba los intestinos de ella, salía de un agujero dilatado y palpitante, totalmente enrojecido por la enculada recibida.

Ana quedó inmóvil en la cama, sintiendo como la lefa de su primo resbalaba desde su interior hasta los muslos mojando la colcha sobre la que se encontraba. Sin darse cuenta, Dani se había largado de la casa. Se había llevado varias piezas de valor y su virginidad anal.

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