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Me llamo David y tengo 54 años, estoy separado desde hace ya 19 años por una infidelidad que cometí. Aunque esa fue la excusa, mi matrimonio estaba abocado al fracaso pues nos casamos demasiado jóvenes, con apenas 21 años y al cabo de 14 años vino la separación. Ahora mismo mi ex es una buena amiga, aunque hemos evitado siempre el tener sexo después de la separación, con infinidad de oportunidades para haberlo hecho.

Me considero una persona bisexual, hace unos 8 años tuve mi primera relación con un hombre, fue solo pajas mutuas y mamadas, pero eso hizo que algo se encendiera en mí, me gustó eso de tocar una polla, saborearla. Aunque me siguen encantando las mujeres, no le digo no a una polla.

Trabajo en mi propia empresa, me dedico a realizar trabajos a los seguros de viviendas, trabajos de todo tipo como electricidad, fontanería, carpintería, cerrajería, etc.

La historia que les voy a contar sucedió hace unos 3 años o 3 años y medio. Llamaron a mi empresa para un problema de un fregadero de una cocina en una casa de uno de los mejores barrios de mi ciudad, se trataba de un chalet moderno y que no tendría más de 4 años desde que estaban viviendo en él los propietarios. Al tener a todos los empleados ocupados ya, pues el seguro avisó sobre las 19 horas de un viernes, decidí que sería yo quien iría, así que cogí la caja de herramientas y me dirigí a la dirección facilitada.

Al llegar a la dirección de la vivienda con la furgoneta, no había sitio para poder aparcar, la mayoría eran vados por salidas de garajes, o por entrada/salida peatonal, decidí parar en el vado del garaje de la vivienda y llamé al portero automático.

– Hola, ¿quién es? -me contestó una voz de hombre-

– Buenas tardes, soy David, me manda su seguro por un problema que tienen en un fregadero -contesté- ¿es usted Alejandro Ortega?

– Sí, le abro la puerta.

– Perdone, he aparcado en la puerta de su vado ¿está bien ahí o lo llevo a la calle de atrás? -le pregunté-

– Ah, no. Le abro la puerta del garaje y meta su vehículo. Así no habrá problemas con la policía que de vez en cuando pasa multando y sin preguntar si el coche aparcado es del garaje que está bloqueando -me respondió-

Abrió la puerta del garaje y metí la furgoneta, era un garaje muy amplio, para 5 coches al menos, había un Audi Q7 y un BMW M8 Gran Coupé. Aparqué separado de los dos coches por un motivo lógico, no quería ni rozarlos para evitar problemas. Cuando me bajé de la furgoneta había una mujer de unos 46 años esperándome. Una mujer bastante guapa, de 1,75 metros de altura más o menos, con una figura que envidiarían las chicas de 20, su pelo castaño claro lacio le caía sin llegar a tocarle los hombros, sus ojos eran de un verde intenso y lucía una sonrisa espectacular.

– Buenas tardes -me contestó- soy Susana, la mujer de Alejandro. Aquí dentro estará mejor la furgoneta, la policía suele pasar y multar sin preguntar si el vehículo molesta o no. Ha venido muy pronto, hemos llamado no hace ni hora y media. Sígame y le indico donde está el fregadero.

– Buenas tardes Susana, me llamo David. Cojo las herramientas y la sigo -le dije-

Se giró y echó a andar hacia la casa, la seguí contemplando su cuerpo como si fuese un adolescente. Entramos en la vivienda, allí me esperaba un hombre bastante atractivo, calvo o con la cabeza rapada para disimular su calvicie, algo más bajo que Susana. Llevaba un pantalón de chándal gris holgado, donde se le notaba un bulto en su entrepierna, y una camiseta azul. Me tendió la mano.

– Buenas tardes David, soy Alejandro -me saludó- Acompáñeme para ver el fregadero. Le comento, no tiene ni 3 años y pierde agua por debajo. Yo no entiendo nada de fontanería y la verdad, para eso pagamos un seguro.

– Ahora le echo un vistazo, no se preocupe. Como usted dice para algo están los seguros, además que yo vivo de eso, si no llama al seguro yo no trabajo.

Me sonrió y me señaló donde estaba el fregadero, era una cocina abierta o cocina americana (aunque hay gente que las llama “barra americana” sin saber que el significado de esas palabras es “puticlub”) Me explicó que perdía agua por debajo, si le ponían el tapón seguía perdiendo, ósea que no podía ser de la válvula de desagüe. Allí mismo veían por la televisión un programa de esos que hablan de casos que pasan por distintas zonas del país.

– Si le molesta la televisión nos vamos al salón a verla -me dijo Alejandro-

– No, por favor no se preocupe, así no me siento solo -le respondí-

Me puse manos a la obra y pasados unos 15 minutos y después de hacerle varias pruebas a la tubería de desagüe, observé que el fregadero tenía unos pequeños agujeros, es decir estaba picado y ese era el motivo de la pérdida de agua. Llamé a Alejandro y le expliqué cual era el problema, con una linterna encendida desde abajo, pudo ver como la luz salía por los pequeños agujeros.

– Bufff, y mañana vienen unos amigos a cenar… ¿hay alguna solución, aunque sea momentánea? -me dijo-

– A ver, le puedo poner una resina pero si el fregadero está en garantía, ésta no se lo va a cubrir con la resina cubriendo el desperfecto -le comenté-

– Bueno, me tocará pelear con alguien, pero no creo que esté en garantía aún. -me soltó Alejandro- Repárelo y cuando acabe no se vaya aún. Tómese una cerveza con nosotros.

En ese momento en la televisión hablaban sobre la agresión que había sufrido un chico homosexual por eso mismo, por su condición sexual. Yo acabé de recoger las herramientas cuando Susana dijo:

– No comprendo a la gente así, tan retrógrados. ¡Cómo se puede ser tan cerrado de mente! Pobre criatura el susto que ha debido pasar.

– Querida, no todo el mundo es tan liberal como nosotros -le dijo su marido- creo que hay más retrógrados que gente con la mente abierta. David, ¿usted qué opina?

– Bien, pienso igual que ustedes. Verán soy bisexual, algo que mucha gente no concibe en absoluto, aquí o eres hetero o eres maricón, no hay más -sentencié quedándome muy a gusto-

Acabé de poner la resina al fregadero y recogí todas las herramientas.

– Listo, reparado. Ahora un par de horas sin que le caiga agua y estará listo, si ven que mañana sigue perdiendo me llaman a este teléfono -le dije a Alejandro entregándole una tarjeta mía-

– Genial, muchas gracias. Seguro que ha quedado como nuevo -me dijo con una sonrisa en la cara y guardando la tarjeta en su cartera-

Alejandro ya había sacado las cervezas de la nevera, y Susana ya tenía preparados unos platos con algo de queso, jamón ibérico, chorizo…

– Venga a tomarse la cerveza y pique algo, ya después llevará las herramientas a la furgoneta -me dijo Susana-

Me acerqué a la mesa, Alejandro me alargó un botellín de 1906 bien frío, me preguntó si quería vaso a lo que le respondí que no. De siempre me ha gustado beber la cerveza en el botellín.

– Bien, ¿cómo es eso de que es bisexual? –me preguntó Susana-

– Disfruto teniendo sexo tanto con hombre como con mujer, es así de simple -le respondí un tanto incómodo por la pregunta-

– No te molestes David -me dijo Susana- ¿puedo tutearte? Tú puedes tutearnos.

– Por supuesto -le dije-

– Perfecto, somos un matrimonio liberal -siguió diciéndome Susana- Hemos hecho tríos con otra chica, pero nunca lo he hecho con un hombre más. Tengo ganas de probar, cuéntale Alejandro

– Por supuesto, hace años tuve una pequeña relación con un hombre, un compañero de trabajo estando en Berlín por trabajo -contestó su marido- Hice un trío con él y su esposa, lo hicimos un par de veces, allí follábamos todos con todos ya me entiendes.

– El caso es, David, que si quieres pasar la noche con nosotros -me soltó Susana de sopetón-

– Bueno, yo… a ver… ufff no me esperaba esto… -empecé diciendo-

– No hay obligación, joder -dijo Alejandro- sin presiones, tú decides, si no te apetece… quedamos tan amigos…

– Pero… ¿qué dices? -le respondí sin dejarlo acabar- claro que me apetece, es que no me lo esperaba, solo eso… jajaja

– ¡Bravo! -Se puso a aplaudir Susana- entonces cenemos que esta noche tiene pinta de que vamos a disfrutar. Por cierto ¿te espera alguien en tu casa? No hemos pensado en eso.

– No, llevo años separado. Vivo solo -le dije-

– Entonces te matarás a pajas, ¿no?, yo no podría aguantar mucho sin tener sexo -me dijo Alejandro- o tienes folliamigas o te vas de putas… jajaja

– De todo un poco, Alejandro -le contesté- pero sobre todo pajas, muchas pajas, jejeje.

Estuvimos picando de todo un poco, seguimos tomando cervezas, Alejandro sacó un par de platos más de jamón ibérico y algunas cervezas más. Una vez acabada la cena, Alejandro me preguntó si quería una copa, a lo que accedí pidiendo un Gin tonic. Susana le pidió un ron con cola y Alejandro se sirvió un Bourbon con hielo. Nos fuimos al salón, tenían una televisión más grande que la que habían estado viendo, delante de un sofá tremendo, con pinta de cómodo y allí nos sentamos.

– Vamos a ponernos cómodos, ¿no? -dijo Alejandro-

Susana se quitó la camiseta y el sujetador, aparecieron unas tetas preciosas, del tamaño justo, con unos pezones de punta y unas aureolas como monedas de 2 euros de color café. También se quitó la malla que llevaba puesta quedándose con un tanga blanco con la parte de arriba de encaje, de esos que tienen una tirita fina metida por el culo. Me miraron y me comencé a desnudar, ya me había quitado la camiseta pero me sentía incómodo porque no me había duchado y me daba la sensación de estar sucio.

– ¿Me podría duchar antes? -pregunté- Tengo la sensación de estar sucio y…

– Por supuesto -me dijo Alejandro- mira, en esa puerta de ahí tienes un plato de ducha, hay toallas, gel y champú.

Me dirigí hacia allí sin la camiseta y con el pantalón desabrochado.

– No tardaré más de 6 o 7 minutos -dije un poco abochornado-.

– No te preocupes David -me dijo Susana- Has hecho bien en pedir para ducharte, es buena señal.

Tardé lo que les había dicho más o menos. Salí con la toalla en la cintura bien seco por todos lados, salvo el pelo que lo llevaba algo húmedo simplemente secado con toalla. Ya olía a limpio. Alejandro llevaba puesto un slip azul, marcando un paquete bastante llamativo, estaba sentado junto a Susana. Ésta se levantó y se vino hacia mí, se acercó hasta pegar sus tetas a mi pecho, agarró la toalla y la dejó caer dejándome completamente desnudo. Su mano bajó por mi pecho y vientre hasta llegar al pubis.

– Ummm sin pelos… eso nos encanta -me dijo con su boca muy cerca de la mía mientras sus manos ya exploraban toda mi entrepierna, haciendo que mi nabo comenzase a levantarse-.

Acerqué mi boca a la suya y besé ligeramente sus labios, Alejandro se acercó por su espalda y se pegó a ella mientras acariciaba mi pecho, poniendo especial atención a mis pezones. Yo agarraba el culo de Susana, metiendo mis manos por la cinturilla del tanga para bajarlo cuando la lengua de Susana comenzó a entrar en mi boca buscando mi lengua. El torso de mis manos daba en el paquete de Alejandro, notaba que su polla se alegraba de estar allí. Susana separó su boca de la mía, se arrodilló y me empezó a lamer el capullo mientras sobaba mis huevos, Alejandro se acercó y me besó suavemente en los labios, yo abrí mi boca y mi lengua rozó sus labios haciendo que estos se abrieran y su lengua se asomara tímidamente.

Mientras, mis manos tiraron de su slip hacia abajo liberando su nabo, un nabo más o menos del mismo tamaño que el mío y algo más ancho, y unos huevos bastante gordos y colgones, sin pelos también. Al bajarle el slip, Susana su giró y agarró la polla del marido mientras chupaba la mía. En ese momento mi lengua y la de Alejandro se enredaban en nuestras bocas, y fuera de ellas. Susana se levantó al ver con qué énfasis nos besábamos los dos, abracé a Alejandro llevándolo hacia mí, sus manos agarraron mi culo, acariciando mis nalgas. Mis manos bajaron por su espalda hasta sus nalgas, unas nalgas duras y redondas, de sus nalgas mi mano izquierda se puso a buscar su polla, la acaricié, estaba dura y latía como un corazón, sus huevos estaban suaves y duros, pesaban en mi mano, debían estar bien llenos de leche…

Susana se puso a mi espalda diciéndome al oído:

– Quiero que le comas el nabo a mi marido, por favor -me dijo muy excitada- y después quiero ver como le das por el culo.

Mi mano derecha dejó la nalga de Alejandro y buscaba el coño de Susana, le aparté el tanga y se lo acaricié, tampoco tenía pelos, eso me excitaba. Estaba empapado, notaba su vulva hinchada, sus labios muy mojados…

– Creo que es mejor que subamos a la habitación -dijo Alejandro- estaremos más cómodos allí, ¿no creéis?

– Por mi perfecto, en la cama estaremos mejor… -dije muy animado-

– Pues vamos para arriba -dijo Susana- no perdamos el tiempo.

Subimos por la escalera hacia el dormitorio, Alejandro iba primero seguido de su mujer y yo iba por detrás de Susana viendo como movía el culo con el tanga puesto, mientras subía las escaleras. Llegamos al dormitorio, un dormitorio grande, con una cama inmensa en el centro, Alejandro se tumbó en ella boca arriba con la polla tiesa, yo me dirigí hacia él, me subí de rodillas en la cama dejando mi cara muy cerca de su nabo.

– Aquí tienes lo que me has pedido, Susana -le dije y comencé a comerle la polla-.

Me metí su capullo en la boca, mi lengua giraba sobre él, le frotaba el frenillo con la lengua mientras magreaba sus huevos. Me la saqué de la boca y con mi lengua lamí las gotitas de líquido preseminal que aparecieron mientras comenzaba a masturbarlo. De repente noté como Susana me abría las nalgas, me acariciaba el ojal con un dedo… eso me estaba poniendo mucho. Acercó su boca a mi culo y noté como su lengua comenzaba a comérmelo.

– Ufff Susana, como me pone eso, ummmm -le dije-

Aceleré los movimientos de mi mamada a Alejandro, la lengua de Susana estaba consiguiendo que mi corrida estuviese cerca de producirse. Me saqué la polla de Alejandro de la boca, para subir lamiendo desde su entrepierna hasta su boca, necesitaba besarlo nuevamente. Se encontraron nuestras lenguas y se enredaron.

– Cabrón, mmmm… como la comes, tío -me dijo Alejandro bastante excitado-

– Dame lengua, por favor… ummmm -le dije- me encantan tus labios y tu nabo.

Susana se tumbó junto a Alejandro, se masturbaba mientras observaba como nos besábamos. Yo le acariciaba las tetas mientras nuestras pollas se frotaban la una contra la otra.

– David, quiero que le des por el culo a Alejandro -me dijo Susana- es algo con lo que sueño desde hace un tiempo ya…

– Sí, joder -dijo Alejandro incorporándose y poniéndose a 4 patas- jódeme, dame por el culo.

Susana me facilitó un bote de lubricante, le eché en el ano y en mis dedos y comencé a masajearle el ojal suavemente, primero con un dedo, después con dos… entraban con bastante suavidad, como si lo hubieran estado follando durante bastante tiempo.

– Tienes el culito abierto ¿has estado ejerciendo como putita? -le pregunté a Alejandro-

– Ufff… mmmm si… sigue así, Susana me mete… ummm varias veces un consolador que tiene exclusivo pa… para mí -me dijo bastante excitado- Ahora empálame… con… tu… mmmm… polla.

Le saqué los dedos y puse mi polla en el ojal, él solo tiró hacia atrás y se la fue metiendo lentamente mientras gemía de gusto. Susana se puso debajo de él mientras lo pajeaba y le comía los cojones, mientras se pajeaba. Cuando se la clavó entera, me quedé parado para que su ano se relajara un poco y acto seguido lo agarré de las caderas y empecé un mete y saca lento pero constante.

– ¡Ahhh! cabrón… sigue dándome… por el… culo -me dijo Alejandro- No se… te… ocurra… mmmm… parar ni sacarla… ¡¡¡Dios!!! Susana no dejes de… pajearme… ummm

Aceleré el movimiento de mis caderas embistiéndolo más fuerte, queriendo llegar más adentro con mi polla. Veía como tenía el culo de abierto y como salía y entraba la caña de mi nabo de él. Notaba en mi polla que él estaba a punto de correrse, así que bajé la intensidad hasta sacarle la polla del culo.

– Ni se te ocurra correrte Alejandro -le dije- queda mucha noche aún y tenemos que aprovechar al máximo…

– Ufff cabrón, estaba a punto de correrme como una puta…  -me dijo- Susana te toca a ti ahora.

Yo me dejé caer a un lado de Alejandro y Susana se vino hacia mí, me besó con mucha pasión mientras me agarraba la polla y la preparaba para metérsela por el coño. Se sentó sobre mi abdomen mientras mis manos recorrían todo su cuerpo, un cuerpo que se notaba de gimnasio, de cuidarse, con unas curvas increíbles, su culo redondo y duro, sus pechos con las dimensiones perfectas ni grandes ni pequeños, con unos pezones duros como pollas. Su coño hinchado y mojado, con los labios abiertos dejando salir el flujo que me mojaba el vientre. Se levantó, se giró y dándome la espalda, se sentó lentamente sobre mi polla, entró sin resistencia alguna, muy suavemente. Apoyó sus manos en mis piernas y comenzó a subir y bajar por mi nabo. Alejandro se colocó delante de ella tumbado boca abajo entre mis piernas, así le podía comer el coño y de vez en cuando pasaba la lengua por mis huevos.

– Dios que… dura la… tienes, joder -decía entre gemidos- ahora… me la… vais a… meter… mmmm… los… dos

Se giró y se colocó mirando hacia mí mientras Alejandro se acomodaba para clavársela por el culo, ella seguía con mi polla en su coño. Le puso su polla en el culo y fue metiéndola lentamente, ella dejó de moverse y comenzó a comerme la boca con mucha pasión a la vez que su marido la iba penetrando analmente. Yo notaba la polla de Alejandro en la mía, notaba la presión que hacía su verga sobre mi verga.

-Ufff, muévete tú Alejandro ummmm… yo no… pue… puedo -gemía Susana- estoy… em… empalada

Yo no podía moverme, solo Alejandro era el que llevaba el ritmo de la penetración. Comenzó a acelerar el movimiento, con lo que los tres comenzamos a gemir. Susana no paraba de meter su lengua en mi boca, mis manos agarraban sus pechos, pellizcaba sus pezones… comencé a notar como empezaba a sentir mucho placer en mis pelotas que se desplazaba hacia mi vientre, en ese momento Alejandro dijo:

– ¡¡¡Me voy a correeer!!!

– Ufff dame… mas fuerteee… -gritó Susana, poniendo todo su cuerpo en tensión- ¡¡¡Me corrooo!!!

– Ummm, voy a corrermeee -dije mientras mi lengua se enredaba con la de Susana-

No sé como fue la corrida de Alejandro, pero la mía fue de varios trallazos de leche que solté dentro del coño de Susana, que mi polla estuvo un ratillo con las contracciones típicas de cuando uno se corre. Alejandro cayó sobre la espalda de Susana, tenía la respiración muy acelerada y me sonreía. Yo estaba con la respiración alterada al igual que Susana, que comenzó a reírse notando como la polla de su marido se le salía del culo. Me besó, se sacó mi polla y se giró para besar a su marido.

– Al final no le has dado por el culo a David -le dijo Susana a Alejandro- Me he quedado con las ganas de verlo, jejeje

– Bueno, si David quiere… como se queda esta noche con nosotros… los polvos mañaneros son de lo mejor -le dijo Alejandro mientras me miraba y sonreía- me encantaría follar con él mañana.

– Jejeje, hace bastante que no tengo polvos mañaneros -dije sonriéndole a los dos.

Y el día siguiente quedará para el siguiente relato.

¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com.

Saludos, Vantheway

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