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¿Es cierto esto? (padre e hija)

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Recibo a mi mail un correo con el asunto: ¿es cierto esto?

Habitualmente me voy escribiendo con un lector con el cual he generado un vínculo como con muchos de ustedes que me han escrito, con el cual hablamos de variados temas, sobre todo, pues él se encuentra en condiciones similares a las mías, somos viudos. Aunque yo me encuentro felizmente en pareja.

Hablamos mucho sobre los temas que publico y sus fantasías relativas al sexo. No podría poner todo el intercambio de correos, por eso voy directo a “es cierto esto”

-Hola Luis, mi nombre es Elena, pero usted ya lo sabe, tuve la oportunidad de ver en el correo de mi papa (Julián) (quien dejo su mail abierto) habitualmente habla con usted, quisiera saber si ustedes están locos, que les ocurre.

-Hola Elena, no veo el motivo por el cual dices eso, soy solamente un escritor de relatos eróticos, el cual plasma en letras lo que les ocurre a personas que llevaron a cabo actos de amor con sus familiares y quieren compartirlo anónimamente (o no) a través de la página donde escribo, “cuentorelatos.com”

-Si he leído varios de sus relatos y todos los mail que han intercambiado, si bien sus relatos me han llamado la atención, quiero decirle dos cosas, me cuesta creer esos “cuentos” sean reales y no puedo creer lo que le dice y piensa mi padre de mí.

-Estimada Elena, en relación a tus dos inquietudes, te puedo decir que, los relatos son reales, ya quisiera tener esa capacidad de crear tanta cantidad de historias diferentes y segundo, como abras leído, tu padre te ama, sos su todo en esta vida y no solo te ama como hija.

-Luis, es que me cuesta creer que mi papa este enamorado de mi como mujer.

-Elena, date la oportunidad, habla con tu papa, creo que es necesario que estén un poco más unidos, sus ocupaciones los han separado como padre e hija y a su vez vas a entender un montón de cosas.

A partir de ese correo, por un tiempo no tuve más novedades ni de Julián ni de Elena.

A continuación transcribo el correo que llevo a Elena a ponerse en contacto conmigo.

-Mi estimado Luis, hoy he vuelto a soñar con mi hija, te cuento.

Despierto sudoroso, agitado y muy sobresaltado, trato de hacer memoria el por qué, y mi mente me hace su jugada, trae a mi recuerdo el sueño, que como sabes, es recurrente, pero esta vez algo cambio.

En este sueño yo me encuentro haciendo una reparación en mi vehículo, medio cuerpo bajo el capot revisando algo, de repente siento una delicada mano apretar mi glúteo izquierdo, me sobresalto e irguiéndome, allí la veo, de pie delante de mí, con todo su esplendor, su metro sesenta y ocho de belleza, totalmente desnudo, sus dos firmes y juveniles pechos adornados en su parte media por dos areolas que contienen esos pezones duros que me observan mirándome fijamente, la recorro con la mirada devorándole cada centímetro de piel, hasta llegar a su entrepierna, en ese monte de venus adornado por unos, prolijamente recortados vellos ensortijados, sus torneadas piernas hacían juego con su torso, tan exacta proporción me apabulla. Rodea mi cuello con sus delgados pero fuertes brazos y me besa apasionadamente, a continuación hacemos el amor sobre el capot del auto luego de bajarlo, cuando estoy por llegar al orgasmo es cuando me despierto.

Queridísimo Luis, ya no es como los otros sueños, que eran solo toqueteos o insinuaciones oníricas que finalizaban en la nada misma, llegamos a consumar el acto sexual.

-Julián, lamentablemente no soy psicólogo para poder ayudarte en profundidad, pero yo creo que deberías dialogarlo con tu hija, ella que te conoce bien puede llegar a ayudarte mucho mejor que yo, igualmente sabes que acá estoy y podes contar conmigo aunque sea para descargar tus sentimientos.

Pasaron dos largos meses sin tener novedad de Julián, no quise pasar por pesado, hasta que me decidí a escribirle.

-Hola amigo, ¿cómo va la vida? Tanto tiempo.

Al rato, a vuelta de correo recibo dos correos con horas de diferencia, uno de Julián y otro de Elena, aclaro que ambos decían cosas casi idénticas, transcribo el de Elena.

-Hola Luis, ante todo te pido disculpas por la forma agresiva con la que te trate en mi primer mail.

Recién acabamos de llegar de un crucero que contrato papa luego de la conversación que tuvimos según sugeriste vos a ambos, jajaja, viste ¡¡¡te hicimos caso!!! Y desde ya gracias por la sugerencia.

Te cuento así podes hacer un relato relativo a nuestro tema, con papa estamos de acuerdo en que así sea, él te iba a escribir en la semana, pero ganaste de mano.

La cuestión es así, creo que fue dos o tres días después de hablar con vos, el ambiente después de cenar se cortaba con un cuchillo, sentados ambos uno en frente del otro en la pequeña mesa que hay en el comedor, dijimos a la vez, como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, tenemos que hablar, hubo un silencio y luego unas risas nerviosas de ambos. Le conté que había hablado con vos luego de revisar su correo, él se enojó un poco por haber invadido su privacidad revisando sus correos. Luego me conto de su sueño y sus sentimientos hacia mí, que no podía verme como su hija, que me veía como una mujer, dialogamos un rato expresando nuestros sentimientos, (debo reconocer que esa charla hizo que mi tanga se humedeciera) pero sin más, nos fuimos a descansar luego de dos horas de hablar.

A la semana viene con dos pasajes para hacer un hermoso crucero, cosa que sin dudarlo me arroje a sus brazos y lo llene de besos, (alguno, ¿sin querer?, se me escapo en su boca).

Ya embarcados en un hermoso barco, nos acomodamos en el camarote, pequeño por cierto, con dos camas, una arriba de la otra, creo se llaman literas, una mesa pequeña con dos sillas y un cubículo para poner la ropa, ocupados en acomodarnos nos perdimos la salida del puerto. Alcanzamos a subir a la cubierta antes de abandonar los últimos metros de ese hermoso puerto.

Recorrimos todo el barco, luego dormimos una siesta y al levantarnos fuimos al salón comedor. Mientras cenamos vimos varios artistas que amenizaron ese momento, luego vino el baile, papa tenia vergüenza pero lo pude arrastrar a la pista. Después de varias horas y varias cervezas, llegaron los lentos, nos miramos, abrazamos y comenzamos a girar. Cada minuto que pasaba sentía como me apretaba más contra su cuerpo, mi vagina se humedecía al ritmo que su miembro crecía, lo sentía al roce de nuestras pelvis, hubo un momento en que no pude aguantar más y en cámara lenta, esperando su reacción fui acercando mi boca a la suya, junte nuestros labios sintiendo una pequeña resistencia de su parte, pero el alcohol y su excitación me permitieron vulnerar esa carnosa muralla de rosados labios, los que abrió para fundirnos en ese beso que sin equivocarme, puedo decir, ambos esperábamos.

Estuvimos bailando y besándonos tan abstraídos del mundo que ni nos dimos cuenta el cambio de música, estaban pasando música disco y nosotros seguíamos con los lentos en nuestra mente, al darnos cuenta de ello nos separamos un poco y haciendo como que bailamos, nos tomamos de las mano, el hizo un cabeceo que interprete como “vamos, es el momento” para encaminarnos al camarote con la media botella de champagne que había quedado.

No fue más entrar a la reducida habitación y dejar la botella sobre la mesa que retomamos nuestros fogosos besos, casi arrancándonos la ropa quedamos piel a piel, para disfrutar de nuestros cuerpos desnudos. Nunca había visto con otros ojos a mi papa, su físico era imponente, un metro ochenta y cinco, anchos hombros, casi sin abdomen, sus piernas a puro musculo marcado de su pasado como ciclista y un culo redondo y parado, calculo que por el mismo deporte.

Sin más, me alzo en vilo y me sentó en la litera superior, mi vagina ardiendo de deseo, quedaba a la altura de su cara, ya me palpitaba su intrépida lengua recorriendo mi entrepierna buscando el clítoris que necesitaba con urgencia entrar en acción, más allá de eso a manera de hacerme desearlo acariciaba mis piernas contorneando mis músculos hasta llegar casi al destino, para desandar el recorrido y recomenzar. Tire mis brazos hacia atrás, el torso acompaño, todo mi sexo quedo expuesto y a su merced. Con esa tranquilidad y parsimonia que lo caracteriza fue hasta la mesa y tomo la botella de champagne, regreso tan lento como fue.

Ahora si su lengua comenzó a transitar el mismo camino que lo habían hecho sus manos, se me erizaba la piel a medida que se acercaba, una explosión de colores y un latigazo sacudió todo mi cuerpo al momento de hacer contacto con mi vagina que palpitaba, a cada contracción dejaba escapar un poco de los jugos que humedecían el cobertor de la litera. Alzando esa misteriosa botella comenzó a arrojar su contenido cerca de mi ombligo, el líquido que se deslizaba, acariciaba la zona con miles de sensaciones nuevas, lo verdaderamente fascinante fue la sensación del frio y burbujeante champagne haciendo contraste con la tibia lengua que pugnaba por separar los labios. De a poco se fueron abriendo y el líquido penetrando. Bebió un gran sorbo directamente de mi sexo, haciendo según me dijo luego, la mezcla perfecta para un buen coctel con los agridulces fluidos que salían a mares del interior.

La bebida aun caía cuando sus labios se posaron en el clítoris, el cosquilleo que anunciaba mi orgasmo comenzó de menor a mayor, se dio cuenta de ello, aprisiono con firmeza pero suavemente el erecto botón y succiono de una manera tan dulce que nuevamente una electricidad corrió por todo mi cuerpo para acabar en un tremendísimo orgasmo.

Sin tiempo a recuperarme me deslizo en sus brazos y sentándose en una de las sillas, alzándome en brazos me sentó sobre su miembro que no tuvo resistencia para ingresar en su totalidad, ya frente a frente y mirándonos a los ojos, comenzaron mis movimientos, arriba, abajo y cada tanto, algunos movimientos de cadera hacia ambos lados, esos ojos marrones que me observaban se comenzaron a poner en blanco, solo escuchábamos las olas golpear contra el casco del barco y el ruido de nuestros sexos emulando ese sonido. Estire ahora yo, mi brazo para alcanzar la botella, hice lo mimo que mi papa, derramando sobre su pecho el líquido contenido, que se hacía su derrotero lentamente hacia nuestras pelvis, otra vez ese choque de temperaturas que exacerbo nuestra excitación, otro orgasmo y otro orgasmo, haciéndoselo saber con mis gemidos, ya en forma desaforada. Sentí como el comenzó a moverse, sabía lo que venía, su verga, más dura, comenzó a palpitar descargando su semen en mi interior, tibio y sabroso semen de papa.

Quedamos en esa posición por largo rato, abrazados, de tanto en tanto, sorbíamos un trago directamente del pico de la botella hasta acabarlo.

Todo el semen comenzó a caer en el piso, deslizándose lentamente por nuestras piernas, mire hacia nuestros sexos y se veía un aro blanquecino que rodeaba su verga, como testigo del momento ocurrido.

Nos recostamos, durmiéndonos casi al instante, producto del agotamiento y el alcohol.

Fue una semana espectacular, entre otras cosas conocimos Punta del Este, en Uruguay y localidades únicas del sur de Brasil como Itajaí o Ilha do Mel. En el buque participamos de todas sus comodidades, pileta, pistas de baile, espectáculos, cenas y lo más importante a partir que subimos para realizar ese viaje, esas noches de sexo casi descontrolado, en donde todo valía, menos, estar con ropa.

Ya estando en casa…

- Elena, veni un segundo, sentate.

- Si papa, que necesitas.

- Es algo que vengo meditando desde hace dos días, quiero pedirte una cosa, necesito que te mudes.

- ¿querés que me vaya de casa?

- (sin aguantar la risa) no mi cielo, quiero que te mudes a mi pieza, que estemos juntos en mi cama.

Me arroje a sus brazos, lo bese lo más apasionadamente que pude, note como su bulto crecía debajo de su pantalón. Bajando el cierre, salió disparado como un resorte hacia afuera, me arrodille entre sus piernas metiendo toda esa rica verga en mi boca, haciendo un oral tan violento que su semen acabo dentro de mí en pocos minutos.

-Estimado Luis, gracias por todo, te envié esto, como te dije, con la anuencia de mi papa, hace con él lo que gustes, si es un relato, joya está estupendo, si lo quieres guardar también me parece correcto, lo dejamos a tu elección, igualmente seguiremos en contacto, y espero algún día nos podamos conocer personalmente. Abrazo inmenso, mío y de mi padre.

Y si, ahora puedo afirmar que sí, esto es cierto…

Esta demás decir que con Elena y Julián, seguimos en contacto, me llegó la noticia que viven como pareja feliz, ya están programando otro crucero para el año que viene y un viaje de fin de semana para que podamos conocernos.

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