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Es muy tarde para intervenir (capitulo 3)

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Soy Samantha, la hija mayor, confieso que la gente me ve como un monstruo por la forma en que me comporto y la verdad es que me encanta, no me importa lo que opines de mis acciones, simplemente prefiero no ser yo la persona que saldrá herida, supongo que es parte de crecer en una familia rota.

Seré sincera, estoy harta de los patanes, estoy cansada de que me vean como un objeto, estoy hasta la madre de pensar que "quizá este chico es un buen ser humano" y simplemente descubrir que solo es otra escoria.

No necesito a ningún hombre, soy una chica hermosa y ya no haré lo que ellos me digan, por dios, tengo los atributos necesarios para hacer que cualquier hombre se ponga a mi servicio, sin embargo eso no significa que no haya tenido problemas en el pasado.

Seré sincera y no voy a andar con rodeos, de cualquier manera no estoy escribiendo bajo mi verdadero nombre, hace algunos años comencé a tener algunos cambios en mi cuerpo, sabes cómo todos los demás y con ello vino la curiosidad y el buscar nuevas sensaciones, así que en la intimidad de mi alcoba empecé a practicar un poco de estimulación anal y descubrí que lo amaba.

Aún recuerdo esa noche, habían relámpagos mientras que el intenso viento se estrellaba contra los cristales de mi ventana, había fallas en las telecomunicaciones, sin internet, sin televisión, y algunos bajones eléctricos que me obligaban a estar a oscuras, únicamente contaba con unas pequeñas velas que mamá guardaba en la cocina.

Con las horas que pasé aislada y en total aburrimiento, decidí entrar a la habitación de mi hermano menor, en ese tiempo mamá lo había enviado a un campamento, no recuerdo exactamente de que, solo sabía que eran artes marciales y algo para control de impulsos, mi hermano como ya saben es bastante impulsivo y solia romperle la boca a cualquiera que dijera algo sobre mí o mi estatura, no siempre tuvimos una mala relación.

Buscando entré las cosas de mi hermano para distraerme un poco, encontré unas revistas, algunas eran ñoñerias, pero hubo algunas que me llamaron la atención, supongo que fue por mi etapa hormonal pero encontré unas cuantas revistas eróticas, nada muy explícito, solo eran chicas en paños menores, supuse que mi hermanito pasaba sus noches tocando su pene mientras fantaseaba con algún día follarse a alguna de estas esculturales mujeres.

Sin embargo nada de esto llamó mi atención, hasta que en un momento un pequeño recorte de papel calló de entré las páginas de las revistas, supongo que la imagen influyó bastante en mi.

Se trataba de una chica aparentemente pequeña, con grandes anteojos negros, piel blanca y pálida como la mía, cabello largo y rizado, con unos lindos brackets con tonos en azul celeste, un busto pequeño pero que hacía contraste con sus grandes caderas y su hermoso trasero, sin embargo no fue el tamaño de su trasero lo que me cautivó.

Adherido a una especie de espejo en el suelo se encontraba un enorme juguete sexual, tenía la apariencia de haber salido de un ser de alguna novela mitológica o de algún dragón, eso era impresionante, sin embargo lo más impresionante fue lo que este había ocasionado en su recto, pequeños hilos de fluidos viscosos revelaban que ese enorme juguete había estado dentro del ano de la chica, jamás fui una chica que consumiera pornografía, muy pocas veces llegué a masturbarme, pero esta imagen me provocaba muchas sensaciones, mi corazón latía muy rápido, mi respiración se hacía lenta y pesada, sentía como mi piel aumentaba su temperatura.

Mi mirada estaba clavada en el orificio de la chica, como una aureola rosada, extremadamente lisa, de un diámetro que me parecía prácticamente imposible, sin embargo, no lo sé, me pareció algo hermoso, además la expresión de la chica me parecía algo increíble, sus hermosos ojos perdidos en alguna preciosa dimensión, con el semblante de una derrota, una placentera derrota en la cual sus únicas pérdidas fueron sus delicados fluidos color nácar y sus energías por las constantes embestidas que realizó por cuenta propia hasta alcanzar el mayor punto de éxtasis.

Sabía que debería intentarlo, así que rápidamente me apresuré para ir a mi habitación, pero primero requería algo que me sirviera como lubricante así que rápidamente me dirigí hasta la habitación de mi madre, sabía que quizá algún aceite para el cuidado de la piel podría funcionar.

La alcoba de mamá en esa antigua casa era enorme, simplemente al entrar te recibía una enorme oficina que mamá utilizaba para cuando trabajaba desde casa, unos enormes libreros de caoba que se encontraban repletos de pesados libros de leyes, expedientes de clientes y las novelas favoritas de mamá, era como estar en una habitación salida de Harry Potter, los muros eran adornados por los titulos y diplomas de mamá, así como nuestros exámenes más sobresalientes, las medallas deportivas de mi hermano y mis reconocimientos y trofeos que gane cuando practicaba gimnasia, pero lo que hacía más hermosa esa área de la habitación era el hermoso y lujoso escritorio adornando con hermosos acabados de caoba, con lindos detalles metálicos en dorado que mamá había heredado de mi abuelo cuando el falleció.

Recuerdo que Samuel a sus 5 años amaba dibujar en el y yo me sentaba a su lado, adoraba lo concentrado que se mantenía mientras dibujaba esas increíbles historias en las que el y yo teníamos aventuras asombrosas, yo jugaba con su cabello lacio y castaño, veía sus ojos llenos de luz y escuchaba una y otra vez como el me protegería de incontables calamidades, ojalá se hubiera quedado así, todos los hombres crecen para ser unos idiotas.

Después de revivir algunos recuerdos y rebuscar por toda la habitación de mamá encontré su "caja del placer" era una pequeña caja de cartón con algunos condones y 3 juguetes sexuales, eran pequeños y de colores pastel, junto a estos juguetes había un pequeño frasco con un gel transparente, inmediatamente mis ojos se me iluminaron, sabía que había encontrado justo lo que necesitaba.

Tomé el frasco y me dirigí a mi habitación a toda velocidad, mi corazón latía como caballo de carreras, sin embargo una idea me detuvo inmediatamente al salir de la habitación.

— Estoy sola, no hay nadie aquí, solo yo y este hermoso frasco de lubricante, puedo hacer lo que quiera, puedo hacerlo dónde yo quiera— mi mente comenzó a maquinar la idea de hacerlo sobre ese hermoso escritorio, no dejaba de imaginar lo sexi que me vería montada ahí, totalmente desnuda y experimentando con mi fetiche recientemente descubierto.

Fui por mis audífonos, en mi ipod de la época coloqué mi playlist de Kittie, una banda que me encantaba pero que mamá odiaba, sin embargo no me contendría, daba igual, el cielo rugía como nunca lo había hecho, las ventanas crujían y no había nadie a la redonda para escucharme a mi, portaba una pijama rosada de dos partes con estampados de cerezas, solía no usar sostén cuánto me encontraba sola, tomé ese pants y lo dejé caer al piso, sí soy sincera no recuerdo que panties llevaba puestas ese dia, pero lo que recuerdo con certeza es que las llevaba empapadas.

Me subí al escritorio y comencé a jugar con mi clítoris por encima de mis panties, mis dedos palpaban la viscosidad de mis fluidos vaginales, deslizaba mis dedos entre mis pálidos labios mayores aún con mi ropa interior puesta, mis pezones estaban tan rígidos y listos que podian verse a través de la blusa de mi pijama, tomé mi boobie izquierda y comencé a lamerla, los eventuales relámpagos iluminaban mi piel pálida, tome mis panties y las deslice hasta mis tobillos, y comencé a acariciar mis muslos internos partiendo desde mis rodillas hasta mis ingles y de vuelta a las rodillas, la ligera corriente de aire que lograba burlar la barrera de las ventanas y se colaba al interior del estudio de mamá provocaban que mi piel se erizará dando a mis dedos una hermosa textura y haciendo que mi vagina totalmente inundada en mis jugos se helara.

Jugué un poco con las yemas de mis dedos, acariciando entre mis ingles y eventualmente jugando con mis labios mayores, mi excitación iba creciendo hasta el infinito, cada vez era más difícil respirar, mi cuerpo aumentaba su temperatura a tal punto que deje de percibir el frío de la habitación y mi pecho retumbaba como loco, mis pezones se encontraban firmes y a pesar de no poder ver mi rostro, se que se encontraba sonrojado, con ese hermoso rubor rosado que suele adornar mis mejillas y pómulos, ya no podía más, me recosté por completo en el escritorio de mamá, levanté mis piernas con la gracia que me había proporcionado años de práctica en gimnasia, pase mis brazos frente a ellas y puse mis pies tras mi cabeza, yoganidrasana es el nombre de la posición, de pequeña siempre me parecía un ejercicio inútil, pero ahora, ahora me sentía en la posición mas hermosa que existe para poder acceder al interior de mi cuerpo, irónicamente frente a mi se iluminó el medallero de mis competencias de gimnasia, gracias mami, gracias a tí puedo esparcir todos estos fluidos viscosos que emanan de mi vagina por toda mi hermosa, blanca y regordeta vulva en una posición tan lasciva, mis dedos índice y medio de mi mano derecha frotaban incesantemente mi palpitante clítoris, sentía que no era suficiente, sabía que mi cuerpo me exigía más.

Quienes somos nosotros para poder negarle a nuestro cuerpo lo que necesita, entre gemidos que dejaba escapar sin miedo a ser escuchada y la embriagante música en mis oídos moví mi mano izquierda apuntando a la entrada de mi vagina con mis dedos anular y medio, presionando poco a poco mientras se hundían en mis tibios y resbalosos interiores, emití un escandaloso gemido haciendo que mis ojos dieran media vuelta y se refugiaran tras mis párpados.

Con mis dedos palpaba el techo vaginal, presionando contra mi vejiga, explorando las sensaciones y texturas que mi vagina resguardaba, en medio del intenso placer que sentía, la imagen de la chica de la revista aparecía una y otra vez, aun no estaba llena, aún faltaba algo, quería experimentar los placeres anales, mientras frotaba mi vagina intenté palpar mi ano con mi dedo meñique, al parecer mis fluidos se deslizaron hasta ése pequeño rincón.

Embriagada de placer me animé a introducir mi dedo en mi poshi( es el nombre que le puse, aunque amo la palabra anal, la palabra ano me cuesta un poco decirla).

En ese momento sentí como si mi vida entera hubiera estado vacía, era una sensación extraña, en un inicio si es un poco preocupante, es como sí algo buscará salir, sin embargo el placer que experimentaba con mi vagina se sintió complementado con las nuevas sensaciones, así que no me detuve ahi, seguí varios minutos jugando con ambos orificios y mi clítoris, de cuanto en cuanto me animaba a agregar un nuevo dedo a la fiesta en mi puerta trasera, hasta que empezó a ser complicado el destinar recursos para un lado u otro, así que digamos que me comencé a ponerme creativa.

Una hermosa pluma resaltaba sobre el escritorio, se trataba de una hermosa Montblanc de color dorado con relieves en espiral con una terminación anillada en el final con tonos verdes, y una linda tapa que mezclaba colores marmol, dorados y jade, en ese momento mi mente estaba siendo controlada por la lujuria y el placer, así que corrí por un condon, la metí en el y lubriqué a más no poder el exterior.

Estaba extasiada, pero con temor aun así la lujuria y la expectativa me llevaron a hacerlo, coloque el extremo de la reluciente pluma contra mi rosadito poshi, presione de forma suave pero firme mientras ayudaba a separar mis glúteos con mi otra mano, poco a poco mi ano se dilataba para dar cabida a tan hermosa pieza de caligrafía, sin embargo mi inexperto poshi solo logro recibir alrededor de 3 centímetros antes de sentir algo de molestia, así que me detuve y lo mantuve en esa área, introduje dos dedos a mi vagina y acudí a mi lengua para dormirme de un poco de mi lubricante natural (la saliva), mi boca se llenó de un sabor diferente, era un tanto ácido, con notas dulces y toques avinagrados, era un sabor que me encantó, me parecía sorprendente, siempre creí que las vaginas sabían a frutas, a flores, pero como podrían, soy una linda chica, no una heladería, mientras mis papilas gustativas saboreaban el interior de mi coñito impregnado en mis destacadas, mi otra mano luchaba sin descanso por mantener el placer mientras frotaba mi clítoris y contraía mi recto para mover la costosa pluma de mamá que reposaba en mi cavidad anal.

Las plantas de mis pies se contraían y mis dedos se engarrotaban, mis gemidos salían sin control, no había forma en que me detuviera, unas pequeñas contracciones en mi pelvis y mis piernas debilitadas, temblorosas, fueron la señal de partida que hicieron de mi vagina una hermosa fuente de líquidos que no paraban de emanar de mis orificios, mi cabello en ese entonces castaño se encontraba mojado por mi sudor, sin embargo mis piernas, abdomen y espalda se encontraban inundadas por aquel hermoso orgasmo que me había obsequiado con mis propios dedos (y una lujosa pluma).

Desde ese momento comenzó un hermoso ritual, casi a diario llegaba a casa y me otorgaba los mejores orgasmos posibles, algunos eran mejores que otros, pero definitivamente estaba gozando de mi sexualidad.

Quería experimentar esto con mi novio del momento, sin embargo el idiota era un imbécil que solo disfrutaba de complacerse a si mismo, ya sabes, precoz, desinteresado y poco romántico, pocas veces teníamos sexo, debido a que sentía que no se interesaba por mi placer, cuando me decidí a contarle que amaba el sexo anal el me vio a los ojos con cara de desprecio y me llamó una zorra, mis ojos comenzaron a enrojecerse y algunas lágrimas salieron de ellos…

"¿Ahora vas a empezar de dramática por tus gustos de puta? No tengo tiempo para eso" fueron sus palabras antes de marcharse y abandonarme, al día siguiente mis amigas de la facu comenzaron a evitarme, realmente no entendía nada hasta que una de ellas dijo "miren, así se ve una zorra gigante", todas reían, después todo el salón comenzó a llamarme "zorranal, gigantorra, urgida" pero ahí no paro todo, los estúpidos hombres no perdían la oportunidad de insinuarse, mandarme fotos de sus grotescos y regularmente diminutos penes, incluso comencé a recibir acoso de profesores, estos amenazaban con suspenderme sí no les permitía hacerme sexo anal, por supuesto jamas acepté, me hicieron sentir sucia, degradada y objetificada, solo por tener un pequeño fetiche, todos tenemos uno, mamá hizo lo suyo, les sacamos mucho dinero a la escuela y logramos poner en su lugar a muchos bastardos.

Mamá mudó el despacho a otra ciudad, sin embargo la espera fue lenta y un infierno, mi hermano creció y entró a la universidad en esta nueva escuela, sin embargo yo no pude recuperarme de ese suceso.

Yo no me dejaré de ningún idiota, no permitiré que nadie me vuelva a tratar de esa manera, así que ahora soy la perra que tengo que ser, me veo como me quiero ver y trato a las personas como las quiero tratar, siempre amé el estilo nu goth, que suelo combinar con mall goth y un poco fetish goth, realmente no tengo un estilo muy definido, algunas veces el idiota de mi hermano me llama e-girl.

La relación con mi hermano se fracturó cuando comencé a cambiar, quizá los cambios lo asustaron, quería que su hermana fuera la princesa perfecta, quizá su instinto de hombre queriendo decidir que es mejor para mí, el se metió en muchas peleas cuando sucedió mi problema, en ese entonces era más joven que los chicos de mi universidad, así que perdió muchas de las peleas, quizá sintió que no pudo protegerme, de cualquier manera, solía desaprobar mis formas, me llamaba inservible, y presumía su estúpida vida universitaria perfecta, con medallas de deportes y calificaciones, venía conmigo y mamá a mostrarnos lo perfecto que era el pobre imbécil.

Cuando mamá no estaba el solía llevar chicas a casa, se que mi hermano a pesar de no ser muy alto es atractivo y el practicar deportes lo ayuda bastante, así que tantas noches escuchaba a jóvenes gemir al otro lado del pasillo, escuchaba el cómo aplaudían los genitales de Samuel contra los cuerpos de las chica que se follaba.

Empezó a ser aún más molesto cuando comenzó a explorar las vaginas de mis amigas, escucharlas a través de las paredes, e imaginar que el pene de mi hermano se deslizaba dentro de ellas, era incómodo, ¿Como sales a una noche de chicas con dos amigas que se han follado a tu hermano menor mientras gemían de placer a escasos metros de ti?

Incluso en una ocasión vi como Karen mi mejor amiga le daba una intensa felación mientras estaba "esperando a que estuviera lista", no supe cómo actuar en esa situación, solo los observé desde la distancia, esperé a que mi hermano depositara su semen en su boca, volví a abrir la puerta y la azoté para que pensaran que justo había salido de la habitación, ella me saludó con el olor del esperma de mi hermano menor en su boca.

Debo aceptarlo, había algo sexy en ello, con los tres idiotas con los que estuve en mi vida apenas y me hicieron sentir algo, pero estás chicas seguro se la pasaban bien, sin embargo eso me causó más repudió por mi hermano, utilizaba a todas esas chicas como sí fueran juguetes con los que liberar sus deseos sexuales.

Nuestras peleas comenzaron a ser más intensas y comenzó a volverse insoportable, estoy segura que lo que el hace es con el propósito de relucir sobre mi, estoy segura que me desprecia, pero el sentimiento es mutuo.

Sin embargo todo empeoró en el cumpleaños de mamá dónde discutimos bastante, el sigue intentando ponerse sobre mi, sigue creyendo que puede decirme que hacer, que no hacer y el como vestirme, así que aproveche mis encantos para hacerlo caer, un poco de sacudir mis senos, acercarme a el de forma sensual y amenazante, noté como su piel se ponía roja con las pocas prendas que portaba, notaba como eventualmente me miraba mis gruesos muslos, quizá debía presionarlo un poco más, así que le dí un pequeño vistazo de mi vulva sin perder el misterio de como se veía, lo noté perplejo, el como trataba de evitar lamerse los labios o el tragar saliva, sabia que lo habia atrapado, sabia que ni siquiera podia confiar en mi propio hermano menor, sabia que todos los hombres eran unos cerdos, incluso el niño que alguna vez cuidé, que pasé horas dibujando y escuchando sobre su caricatura favorita.

Pero el momento que cruzó la raya fue cuando me llamó "zorra gigante", no sé sí lo hizo para ocultar su atracción hacia mí, o sí buscaba realmente herirme, quiza realmente era lo que el percibía de mí, pero eso no importa, el sabía por lo que pase, el estuvo ahí y supo cuánto sufrí, muchas veces lloré en sus brazos hasta quedarme dormida y hoy como sí nada decide llamarme de esa forma.

No lo soporté, estaba confundida y herida como jamás pensé, ese hijo de perra era igual que todos los hombres, un maldito cerdo, quizá en el fondo aún siento cariño por el niño que alguna vez fue mi amigo, por eso me dolió tanto.

Estaba enojada y lastimada, ¿cómo es posible que un hombre volviera a lastimarme de esa manera? ¿cómo pude permitir algo así?, ya no soy la estúpida Samantha, me arrojé mi cama y mi mente daba vueltas, me sentía derrotada, me sentía triste y frustrada y tras mucho tiempo de reflexionar no sabía por qué mi hermano se habia vuelto así, queria al niño de vuelta, pero la idea de hacerle pagar por su estupidez y su maldito carácter de macho era cada vez más tentador.

El momento que me dio la estocada final fue cuando ese imbécil se dirigió a mi cuarto, me llamó por mi nombre y después de tantos años me volvió a decir como cuando éramos pequeños, "samita", eso era un golpe muy bajo y no podía creer que estuviera haciendo algo tan bajo, apelar a mis sentimientos para absolver sus jodidos actos.

Lo escuché salir, ¿cómo era posible que ese idiota fuera tan sínico?, después de lo que hizo salió de la casa como sí nada hubiera pasado, ¡A LA MIERDA! Yo también puedo ser una maldita cínica, también puedo joderle la vida, el la ha tenido fácil toda su vida, el no se saldrá con la suya, mamá y yo estábamos bien hasta que el llegó, lo cuidé y lo traté tan bien y ahora el me trata como basura, no ha pasado ni pasará por lo que yo pasé, a los hombres nunca les ocurre nada de eso.

Tomé las llaves de la vieja camioneta que me regaló mamá, arranque y salí a la calle, una enorme tormenta azotaba las calles y formaba riachuelos en las aceras, mi mente estaba nublada por el coraje, me sentia tan molesta, deseaba que algo malo le ocurriera, quería mi venganza de todas formas, he hecho que idiotas se arrodillen ante mi, he hecho que laman el puto suelo para dales mi numero, a un imbécil le rompí la jodida nariz por decirme que tenia un buen culo, voy a hacer que samuel sufra eso muchas veces más.

Mi visibilidad en el camino se veía afectada por la lluvia torrencial, manejaba lento, con las luces preventivas encendidas y con toda la adrenalina para hacer pagar a mi hermano, sin embargo creo que la sangre llama, y en el momento en que ví a un chico tirado en la acera, retorciéndose del dolor, con el agua deslavando su sangre me dí cuenta de que esa persona era mi hermano, un profundo temor se apoderó de mí, creí que había muerto, creí que el peor temor de mamá se había cumplido.

Preocupada bajé del auto para tratar de auxiliarlo, solamente gruñía del dolor, así que rápidamente lo subí a la camioneta, claro que tengo fuerza para levantar a un chico de 70 kg, mido 1.86 metros y puedo levantar mi propio peso en handstand.

Lo tomé con miedo y lo subí en la parte trasera del auto, baje los asientos para darle más espacio se veía mucha sangre a través de su pants que creo era color blanco o gris, así que mi adrenalina me hizo desprenderlo para poder ver qué estaba ocurriendo, una gran herida en su muslo dejaba salir mucha sangre, sin embargo algo me sacó un poco de situación.

Durante mucho tiempo se quejó de mi vestimenta, diciendo que me veía como una cualquiera, cuando utilizaba ropa cómoda dentro de la casa, pero el andaba por la vida con un ligero pants que por cierto me costó como 5 segundos arrebatarle y sin calzoncillos, supongo que fueron unos pocos segundos que me quedé distraída por su pene, por qué me pareció algo "llamativo" no es normal ver el pene de tu hermano.

Era de un tamaño normal supongo, pero su glande era algo ancho y parecía una linda cabeza de serpiente, no sé cómo explicarlo pero era rosa, por desgracia recibí muchas asquerosas imágenes de penes, sin embargo el de Samuel era el más rosa que he visto en mi vida su pelvis estaba parcialmente depilada, únicamente había un pequeño triángulo bien delineado, era como una flecha que te invitaba a observar ese rosado pene, sus testículos también eran muy claros y estaban recogidos por el frio, formando un cascaron protector, pero este también era rosa, tuve dos parejas sexuales y cuando esto ocurría se veía más oscuro, sin embargo a Samuel se le seguía viendo de un llamativo color rosa.

En ese momento tenía puesta una camisa negra con mangas largas, así que me la quité y traté de hacer un torniquete improvisado, apreté bien su ingle esperando reducir la salida de sangre, por suerte estábamos cerca del hospital, mis senos quedaron expuestos, sin embargo mi sentido de urgencia era mayor a la pena que pudiera sentir, subí al frente y conduje hasta estar cerca del hospital.

Me detuve cerca de la clínica, pues pensé que llevar a tu hermano con su pene listo para ser visto por todo el mundo no sería buena idea, mucho menos yo lo llevaba a dentro con mis pechos empapados y mostrando mis pezones endurecidos por las frías gotas de la lluvia.

Bajé y le coloque su pants de nuevo, le quité su sudadera y lo llevé adentro, fue bastante tiempo de espera, mi cabeza ardía como sí me vaciaran hierro ardiente, mis pensamientos luchaban entre si al igual que mis sentimientos, aún sentía un profundo resentimiento con mi hermano, pero a la vez estaba preocupada por su seguridad, sin embargo algo en mí sentía que se lo merecía, al mismo tiempo disfrutaba escuchar sus lamentos, sí, me preocupa, pero al mismo tiempo siento placer por verlo sufrir, quiero que los hombres sufran por lo que yo sufrí.

Aun así estoy muriendo de miedo, estoy atemorizada, quiero que Samy esté a salvo, no quiero que mamá sufra, pero ella estará devastada sí se entera de esto, la hará sufrir, quiza terminé sacandolo de casa, estará furiosa, un momento, eso es, está es la forma de hacerlo pagar, el no podra resistirse, lo haré a mi manera y si se resiste, lo obligare a obedecer.

Después de unos cuantos minutos una enfermera bajó y me indico que todo estaba bien, únicamente hacía falta realizar el pago de la factura médica, así que me dirigí a pagarla para que me entregasen a Samuel.

Cuando lo ví de nuevo en esa silla de ruedas me sentí aliviada, el estaría bien, mamá podría tener a su problemático hijo un día más y yo podría tener mi venganza

Ya estando en la camioneta tenía un poco de curiosidad por lo que le habían hecho, era gracioso, parecía como sí estuviera drogado, bueno, de hecho lo estaba.

Con fuerza tomé su pants y lo tiré hacia mí el ni siquiera puso un poco de resistencia, acerque mi rostro a sus ingles, a pesar del frío intenso su piel emanaba calidez que era palpable en mi rostro que se encontraba aproximadamente a 15 cm de su pelvis.

Mientras observaba la herida y las 6 puntadas que el doctor me dijo que le aplicaron me distraje pensando en el nombre de las dos arterias, que me dijo el médico hace unos momentos, creo que una de ellas era la arteria femoral y la segunda era algo como prudencia interna o algo así, sin embargo los testículos de mi hermano se encontraban reposando cerca de la herida, así que con cuidado los moví un poco para poder apreciar mejor la herida, mi hermano balbuceaba algunas cosas sin embargo estaba sumamente débil.

Acerqué un poco más mi rostro hasta estar a escasos centímetros de la herida, me quedé embobada con como se veía eso, no era grotesco pues los doctores ya la habían tratado y según me dijeron por suerte no fue tan profunda, así que se recuperaría en aproximadamente una semana y media, con suerte en unos cuantos días, sin embargo esa zona suele sangrar bastante, y lo que dejó a mi hermano tan mal fue la fatiga de correr tanto con la pierna lastimada y el choque de adrenalina, además me dijeron que presentaba un caso de Burnout por estrés.

Mientras reflexionaba una ligera caricia me transmitió su calidez y suavidad en mi mejilla, que rápidamente se convirtió en un ligero empuje que se volvía cada vez más insistente, quizá parezca que tardé mucho en reaccionar pero apenas y fueron unos poquísimos segundos.

Sin embargo mi error fue la manera en que actúe al sentir ese "objeto", giré mi rostro con un poco de cautela a una velocidad media para ver qué era eso que sentía, el rosado glande de mi hermano se deslizó por mis mejillas y rozó un poco mis carnosos labios, al darme cuenta de esto me levanté rápidamente hasta quedar de rodillas frente al erecto miembro de mi hermano, de forma casi instantánea sentí como un líquido viscoso se enfriaba por la mitad de mi rostro, además de que se extendía desde mis labios hasta su meato ( el orificio del glande), de inmediato traté de limpiar mi mejilla y presioné fuertemente mis labios y saque mi lengua como reacción de desagrado, pero lo único que logré fue expandir su líquido preseminal por mi rostro y degustar un poco de esa sustancia con gusto a agua de mar con textura untuosa.

Sus ojos se abrieron con una expresión de miedo y arrepentimiento, sus pupilas se dilataron y yo solo lo observaba con odio, asco y repudio.

Cómo podía ser tan asqueroso como para que su nabo se pusiera como una roca, asemejando un cable de acero sometido a tensión, era obvio que la irrigación de sangre no era ni medio normal, pues sus venas eran visibles a lo largo del tronco de su pene, contrastando con el rubor de su piel, nuestra familia se caracteriza por ser extremadamente blanca, con piel casi "transparente" de lo palida que es, y su pene me recuerda tanto al enrojecimiento de mis mejillas al ejercitarme o cuando me arrodillaba jugando de pequeña y parecía que tenía luces por rodillas, de ese tono es el pene de mi hermano.

Y ahora había probado un poco de sus fluidos, fluidos que también impregnaron las vaginas de dos de mis amigas, líquidos que se combinaron con su saliva cuando bebían salvajemente de su glande con forma que asemeja ligeramente al símbolo de un corazón robusto, esto era una burla a mi persona, era un acto despreciable de su parte.

Tras sus balbuceos comenzó a decir que me pagaría por todo y que lo siente, realmente se veía avergonzado, y eso puso una sonrisa en mis labios, oh hermanito, claro que me las vas a pagar, te convertiré en mi maldita mascota y haras lo que yo diga.

Durante 5 días mi hermano ha estado en casa, silencioso, cauteloso, ocultando sus heridas de mamá, lo cual no ha sido complicado, pues mamá últimamente llega bastante tarde y corre directamente a su habitación, ya ni siquiera sale a cenar con nosotros, al parecer se encuentra bastante ocupada con alguno de sus casos, tanto que ya ni siquiera ha tocado su estudio, mientras que yo he estado planeando como hacer a mi hermano pagar por su actitud y darle una pequeña probada de la humillación que yo pasé y de la cual el se burló de forma tan insensible. Pero hoy, hoy será el día que todo comenzará.

Así que decidí arreglarme para un momento tan especial, tomé una larga ducha caliente dentro de mi tina de baño, tomé mi tiempo y lavé cada centímetro de mi cuerpo, todo debía ser perfecto, limpié minuciosamente mis caderas, froté mis ingles con delicadeza y como cereza del pastel utilicé mi pequeño amigo el enema, busqué una pequeña falda de tablones color gris, tomé unas medias rasgadas color negro, tomé un corset con un acabado puntiagudo en las copas, adornado con detalles que asemejaban aquellas vestimentas de la época victoriana, además daba a mis senos una hermosa apariencia, haciéndolas lucir súper redondeadas y dando la impresión de que en cualquier momento estallarían para liberarse de la sensual prisión en la que se encontraban, coloqué un poco de mi lubricante de silicona con aroma a coco sobre ellas, haciendo que su resplandor las hiciera lucir aún más apetitosas, tomé un viejo liguero y lo até a mis medias, cogí mi corrector y lo coloqué en mi rostro, creé unas sombras en mis ojos con colores negros y carmesí para resaltar mi mirada con un efecto de mariposa en un estilo close set eyes, con un poco de plateado dí luz a mis lagrimales y la punta de mi nariz para dar un aspecto más inocente, por último mis labios se tiñeron de guinda resaltados por un negro difuminado que adornaba el contorno de mis labios, era un maquillaje que podria describir como grunge, cuidando mucho la estética pues me quería ver linda para la ocasión.

Hice algunos "preparativos" necesarios antes de bajar, tomé una rebanada de pastel que habia guardado del cumpleaños de mamá, era un lindo pastel tres leches adornado con mermelada de cereza y un glaseado blanco, también tomé un poco de leche que restaba en un envase medio lleno, me dirigí al cuarto de lavado donde se encontraba mi hermano, de forma silenciosa entré sin decir nada para evitar ser detectada.

Mientras tanto el se encontraba introduciendo sus prendas a la máquina de lavado de forma discreta para que mamá no viera las manchas de sangre ocasionadas por el accidente, al finalizar la cesta de ropa que cargaba bajo el brazo procedió a quitarse una camisa de spandex grisácea de mano larga, yo simplemente me quedé observando la forma en la que los músculos de su dorsal y trapecio reaccionaban para ayudarlo a quitársela, con las puntas de los pies se retiró las zapatillas, por último se retiró unos joggers color caqui y para sorpresa de nadie no llevaba ropa interior, al parecer no era la única con hoyuelos de Venus, además el ver sus glúteos y los gemelos en sus pantorrillas me hacían entender por qué las vaginas de mis amigas, en especial la de Karen babeaban por el, su figura delgada y atlética lo hacían muy atractivo para las chicas.

Lentamente me acerqué a el por la espalda esperando que no escuchará el sonido de mis botas de plataforma alta (10 cm) a través de sus auriculares, estando justo tras de el lo sujeté del pecho, en ese momento dió un saltó por la sorpresa y un grito que fue amortiguado por la palma de mi mano que presionaba con firmeza sus labios.

—shhh hermanito, no te pasará nada, soy yo "samita".

—mphhh.

Sabía que se liberaría rápido, puesto que practica bastantes artes marciales, así que al ver su pene revoloteando sabía que la pena sería mayor que las ganas de escapar.

—¿Todo eso es tuyo hermanito? —dije con tono burlón e insinuante.

Rápidamente quito sus manos de mis brazos tratando de ocultar su pene, lo solté y el continúo dándome la espalda tratando de ocultar sus partes privadas.

—¡DESTAPATE!. — ordené con firmeza— o dime ¿Quieres que mamá vea estás y te saqué a patadas de la casa? —Lo miré desafiante mientras le mostraba fotografías de sus heridas y la factura del hospital.

—Mira hermanito, está factura es algo que me debes.

—ok, ok, solo Dame tu número de cuenta y te haré la transferencia bancaria.

—hahaha,¿ En serio crees que me basta con tu dinero?

—¿Entonces que quieres Samantha?

—Tu obediencia, tu... Dignidad.

—¿Estás loca?

—tss, tss, tss, no estoy loca, estoy en control, tu me llamaste "zorra gigante", llenaste mi auto de tu sangre, pagué tu factura del hospital y como sí fuera poco restregaste tu verga en mi cara cuando prácticamente te salvé la vida.

Sam se quedó en silencio, pensativo, estático, sin otra opción retiro sus manos dejando a la visita su miembro viril

— Ya estás entendiendo pequeñín, bueno, al parecer no tan pequeñín. — Reí un poco y con un pequeño toque en su glande hice que oscilara unas pocas veces cuál péndulo— La obediencia te traerá cosas buenas, por eso te traje este pequeño regalo.

Tomé el recipiente donde se encontraba la rebanada de pastel, pero en su interior no solo contenía eso, tres lindos plugs anales se encontraban en su interior, sujeté el primer juguete, este era especial, pues era el primer plug que había comprado en mi vida, era pequeño, hecho de acero inoxidable con una linda joya de plástico en tonos azulados en forma de estrella, aún recuerdo el frío metal sorprendiendo a una Samantha más joven, lo froté contra la capa de betún y lo adorne con un poco de mermelada de cereza.

— limpialó Sam.

— Ya entiendo, esto es una broma, compraste estás cosas únicamente para jugarme una broma? Créeme, has hecho mejores bromas. —sin vacilar pasó su lengua a través de la silueta del objeto que me había ayudado a alcanzar tantos orgasmos en el pasado, un poco de glaseado manchó su labio, con la yema de su dedo recogió la pequeña mancha y la deslizó por su lengua— que buen chiste hermanita? Ya me puedo ir?

Al presenciar dicho acto mí piel se erizó y mi corazón comenzó a palpitar aceleradamente, un pequeño cosquilleo recorría mis grandes muslos hasta llegara mi entrepierna, estaba siendo humillado y ni siquiera se daba cuenta de que ahora en su boca se encontraba un objeto que hacía minutos se encontraba dentro de mi recto, el no me creía capaz de hacerlo, pues el jamás se enteró del por qué surgió el acoso en mi escuela, creía que solo eran cosas infundadas que buscaban manchar mi honor, creía que yo jamás sería capaz de algo así.

Algo me impulsó a tomar más acción en el juego, de forma descuidada sumergí el segundo plug en el pastel y tomé a mi hermano por el mentón, coloque mi muslo entre sus piernas dejando que su pene y sus testículos descansaran sobre mi, inmediatamente sentí el calor de la cercanía con su cuerpo desnudo, se veía tan indefenso y pequeño a pesar de su cuerpo bien trabajado, el se veía minúsculo en comparación a mis 1.97 cm usando mis botas, su cara confundida y con rasgos tiernos me llamaban a hacerle aún más maldades, lo tomé por detrás de la nuca y lo acerqué a mis senos, inmediatamente sintió el olor a coco, producto del lubricante que coloque en mis hermosos pechos, mismo lubricante que utilizo para portarme mal y profanar mis sagrados orificios, de hecho en esos plugs aun se encontraban rastros recientes y mi hermano comenzó a darse cuenta.

Con su rostro prácticamente en mis enormes bubis le introduje mi pequeño juguete también de acero inoxidable pero un poco más grande y con la forma de un rubí en el extremo, sin embargo por lo tropezado del acto algunas migajas cayeron sobre mi escote, así que lo hice comer las pequeñas boronas, lo estaba disfrutando de una manera que jamás imaginé, mientras él ejercía fuerza para alejarse yo lo sabía, sabía que había notado la similitud entre el sabor de mis senos y el de ambos juguetes, así que lo dejé ir, el siguiente juguete era especial, quería que probara lo que había en el sin contaminar el sabor, este juguete era una pequeña esfera de kegel, era hecha de silicona de grado quirúrgico de color negro, con una pequeña cuerda que facilitaba el tirar de ella, está tenía un tratamiento distinto, ya que con ella no utilicé el lubricante, está pequeña esfera estuvo cubierta de mis líquidos vaginales mientras frotaba mi clítoris para poder humedecerla aún más, después de unos cuantos minutos dentro de mi depilado coñito estaba listo para deslizarse a través de mi hermoso poshi.

Cuando mi hermano lo introdujo en su boca y sus papilas gustativas hicieron contacto su semblante cambió, sin embargo creía que seguía siendo una broma, así que era momento de pasar al evento principal.

Dentro del cuarto de lavado tenemos un sillón reclinable de plastipiel en colores marrones, así que me coloque en postura canina, sus ojos se centraron en la pieza de lencería qué llevaba puesta, una linda tanga, está la coloqué sobre el lindo liguero ya que así sería más facil de manipular, en la parte frontal se encontraba adornada por una linda mariposa en tonos guindas hecha de encaje, al igual que la tira que rodeaba mi cintura solo que está era de color negro, entre mis piernas se encontraban tres listones, los dos de los lados rodeaban mi vagina y el central tenía unas cuantas perlas que se hundían entre los labios de mi vulva, unos pequeños hilos de mis fluidos vaginales destilaban hasta el sofá, debido a la fascinación de ver a mi hermano humillando de tal manera.

Levanté mi falda de tablones y para que pudiera observar las instrucciones que había escrito en mi culo, justamente en mi orificio anal se encontraba el más lindo de mis plugs, estaba hecho de cristal templado con una forma ovalada más que cónica, era el más grande de los 4, gracias a eso Samuel podría apreciar el interior de mi recto y admirar las hermosas entrañas de su hermana mayor.

Las instrucciones eran:

1.- acércate y observa al interior.

Al principio Samuel se portó renuente, estaba asustado por la actitud que estaba tomando, se había dado cuenta de que esto ya no era un juego, se sentía ultrajado por haber probado los fluidos de su hermana, sin embargo el sabía que no tenía otra opción.

2.- separa mis glúteos y toma el plug con la boca.

Sin más opciones Samuel sujeto con firmeza mis sensuales glúteos y acercó su rostro con cautela, yo decidí ayudarlo un poco, así que ejercí presión en mi poshi para sacar ligeramente la base del juguete, poco a poco sentía como el cristal se deslizaba hacia el exterior de mi recto, al mismo tiempo que sentía el aliento de mi hermano, mi vagina estaba babeando cuál niño experimentando el crecimiento de sus molares, así que presioné mi mano derecha contra mi vulva, mi hermano no podía verme así, cuando el plug finalmente salió hizo un sonido similar a cuando se rompe el vacío.

3.- separa de nuevo mis glúteos y admira mí dilatación anal.

El viento soplaba en la habitación y podía sentirlo en mi interior, sabía que había logrado una linda apertura, sin embargo tenía que comprobar algo, le pedí a Samuel que se levantara y me mostrara su pene, quería verlo de cerca.

Molesto se acercó a mi tratando de ocultarlo, sin embargo una erección de ese tipo no era fácil de ocultar, sabía que de alguna manera retorcida, sentia excitación por mi, era un maldito enfermo, un pervertido, le pedí que volviera a su lugar.

4.- desliza lentamente tu lengua por las paredes de mi ano.

-No lo haré, esto es demasiado Samantha, ¿Qué diablos te sucede?

-¿Demasiado?, hijo de perra, me debes la vida, tu eres un maldito cerdo, eres un morboso que no para de ver a su hermana, no pierdes la oportunidad de verme cuando uso poca ropa.

-pues siempre tienes poca ropa.

-¿Entonces estás admitiendo que me ves siempre con morbo maldito desgraciado? ¿No te basta con meterle el pene a todas esas niñas ilusas?

-Yo decido dónde meto mi pene, además no sabía que estabas tan celosa.

-¿Creés que tengo celos imbécil? Estoy harta de que presumas tu estúpida vida perfecta frente a mi rostro, sabes muy bien que jamás podré tener las oportunidades que tú tienes y aún así te cuidé cuando eras pequeño y ahora eres otro estúpido hombre, únicamente buscando acostones con chicas y saliendote con la tuya, me diste la espalda y arruinaste mi vida.

-Yo jamás te dí la espalda, tú te alejaste de mi, tu me atacas todo el tiempo y nunca soy suficiente para ti o para mamá.

-desde que llegaste a nuestras vidas solo has empeorado todo Samuel, ah, y una cosa más, ¡DEJA DE FOLLARTE A MIS AMIGAS! No son discretos, claro que me doy cuenta.

Samuel se dio la media vuelta y cogió una toalla color blanca, la enrolló en su cintura y dio unos cuantos pasos.

-A dónde crees que vas maldito enano, ¿Se te olvidó que aún tengo las fotografías? Puedo destruir tu vida cuando se me plazca, ve esto como un acto de compasión.

Tomé de nuevo el plug anal e hice que mi hermano lo impregnara con su saliva, me recosté boca arriba sobre el sillón, aun tapando mi vagina con mis manos viendo impotente como mis jugos se desbordaban de entre mis dedos

Le ordené colocar la base de mi lindo plug en su boca y que introdujera esa belleza en mis adentros, así que lentamente aquel hermoso monolito de cristal se abrió pasó a través de mí, dilatando cada centímetro de mi ano.

Finalmente después de unos intensos momentos siendo penetrada por el juguete anclado a la boca de mi hermano, mi poshi estaba listo, una hermosa dilatación a la orden, lista para ser acariciada por la suave y húmeda lengua de Samuel.

Una hermosa sensación recorrió mi cuerpo al sentir que todo estaba saliendo de acuerdo al plan, la suavidad con la que su lengua y sus labios mojaban ese lindo aro rojizo que adornaba la división de mis torneados muslos, de alguna manera sentía que me liberaba, ellos se burlaron de mí por mi forma de disfrutar mi sexualidad, me llamaron asquerosa, me llamaron zorra, y ahora está mi hermanito menor pagando por todo eso, lamiendo hasta el más pequeño rincón de mi puerta tracera, con su cabello castaño revuelto, sus ojos grises y tristes, sus definidos brazos empujando sus fuertes manos contra mis lindos y grandes muslos pálidos.

No pude soportarlo más, el placer era enorme, pero no suficiente, así que sin pensarlo comencé a frotar mi clítoris de manera eufórica, mis jugos vaginales fluían hacía afuera de mi vulva, creando un caudal que desembocaba justo en mi ano, ahora mi hermanito saboreaba los dos orificios prohibidos de su hermana mayor, y eso me volvía loca.

Bajé el zipper de mi bota izquierda y la lancé al otro extremo de la habitación, ahora podía apretar a Samuel contra mi pelvis ejerciendo presión y asfixiandolo con mis muslos.

La excitación fue tal que no pude más, me desborde de forma caótica, con cada mililitro de squirt que abandonaba mi cuerpo sentía como sí el placer se adueñara de cada célula de mi cuerpo, los espasmos en mis piernas eran cada vez más fuertes mientras que Samuel era cubierto por la tibia brisa que le regalaba.

Samuel usó sus fuerzas para liberarse de mí y pronunció dos palabras que rompieron de inmediato mi trance de placer.

-¡Mamá llegó!

Rápido corrimos sin pensarlo hasta nuestras respectivas habitaciones, sin embargo algo estaba mal, terriblemente mal.

Las evidencias de nuestro pequeño encuentro estaban a la orden para ser descubiertas por mamá.

(Sin valorar)