Debido a la cercanía de nuestra casa con la Universidad, mi esposo y yo decidimos darle asilo a mi ahijado Josué, él nos comentó que solamente sería unas semanas. Nunca me imaginé vivir una situación como esta, pero así se dieron las cosas. Josué, es alto aproximadamente 1, 78cm, delgado, de cabello negro, un poco agraciado y tímido. Me gustaba mucho, pero jamás pensaba decírselo. Sin embargo, un viernes, mi esposo e hijas salieron por lo que nos quedamos los dos solos y mi lujuria, ardía como el mismo infierno.
Me arregle, me puse un mini vestido negro pegado con medias negras, y mi cabello suelto, agregue un poco de perfume y después, abrí la puerta de su alcoba y le pregunte si podía entrar. —Si, adelante —Me acerque a su cama, sentándome en el borde. ¿Cómo estás? —Le pregunte —Bien —Me respondió un poco sorprendido de verme en su cuarto. Vi que su mirada se perdía en mis largas piernas, como si quisiera ver algo. Con mi mano izquierda me subí un poco el vestido, lo suficiente para que alcanzara a ver algo. Josué me miraba con insistencia. Decidí abrir las piernas. Por lo que mis pantaletas quedaron al descubierto. —¿Te gustan mis piernas? —le pregunte Josué no alcanzo a pronunciar palabra de lo asombrado que estaba. Me sentí tan sexy en ese momento… tan admirada, tanto que… sentí que me humedecí, lo confieso. Posteriormente me puse de pie para que admirara mi figura. Sobra decir que Josué estaba con la boca semiabierta, admirando y deseando mi cuerpo—¿Nunca has estado con una mujer? —Le pregunte—Eh… no… no —Alcanzo a decir visiblemente sonrojado.
Extendí mi mano para invitarlo a que se pusiera de pie. Al levantarse pude ver que su pene estaba visiblemente erecto. Me acerqué a él, y estando de pie comencé a besarlo. Pude sentir como sus manos recorrían mi espalda de arriba a abajo, hasta llegar a mi culo. ¿Te gusta mi trasero? —Sí, —Me respondió. Me hinque ante él y le quite el pans que llevaba puesta. Su miembro erecto salió a escena. Era hermoso, grande, cabezón, lleno de venas y con la clásica ligera curva. No obstante, le dije primero dame placer a mí, me acosté en la cama y abrí mis piernas para que fuera más fácil para el disfrutar mi vagina. Sus labios y su lengua exploraron toda mi vulva, incluyendo mis labios vaginales. A pesar de ser novato, metía su lengua hasta el final de mi vagina hundiéndola en ella, después besando y mordiendo suavemente mi clítoris y no pude más. “Aaa Sigue amor mío, mi vagina ya estaba húmeda, después metió un dedo, luego otros, por lo que mis flujos vaginales empezaban a salir, sigue ahijado, si aaa que rico.
Dijo: ¡Qué buena estas madrina!: Le replique: Ahora verás lo que es una mujer. Inmediatamente me puse de rodillas, y empecé a pegarle una buena mamada, mi boca tragaba por completo su miembro el cual se iba poniendo más duro. Él no cabía de gusto al ver como su verga desaprecia en mi boca, se retorcía, incluso trato de aventarme ya que el placer era demasiado, pero yo se lo impedí devorándole todo su duro pene. Después, le metí mi lengua en su frenillo, lo que lo hizo gritar de placer, para después morderle su prepucio suavemente, eres una Diosa, me dijo, mientras sentía un enorme placer. Minutos después me di cuenta que le empezaba a correr un poco de su rico semen, el cual no dudé en lamer y tragármelo. Dijo apenado: ¡Perdón!! ¡Es que usted me calienta a mil!: Tranquilo ¡qué bien sabe tu joven semen!
Como era su noche de estreno, me puse de pie, y nos empezamos a besar, esto lo hice con la finalidad de que no se viniera rápido, pero oh sorpresa dijo, hagamos el 69 como en el porno, sonreí, se acostó en la cama, y yo encima de él, era un vaivén de lujuria y placer. Josué, mordía, besaba, mi vagina y yo hacia lo mismo con su miembro. Así continuamos, varios minutos, hasta que le dije, ponte de pie, y me volví a hincar, lo empecé a masturbar con mis manos fuerte, y después lo dejaba, le dije esa técnica practícala para que controles tu eyaculacion, me dijo si mi amor, así me la jalo pensando en ti, cuanta leche he derramado pensando en ti. Lo que me hizo sonrojas, gracias Josué, ahora es momento de estrenarte, nos empezamos a besar, me acosté en la cama, dejé mis piernas abiertas, y mi vagina a merced de él.
Josué se dirigió hacia mí con su miembro bien erecto, e inmediatamente penetro mi vagina de manera fuerte, aaa gemí. Estaba estrenando a mi ahijado, ¡dándole duro a la fornicación! sintiendo su duro miembro penetrando en lo más íntimo de mi ser, ¡hasta el fondo de mi vagina! Josué, lo hacía rápido, dijo ¿está bien así? Y mis gemidos le respondían, para ser su estreno, estaba haciéndolo bastante bien, me tomo por mi pequeña cintura y la empezó a clavar más y más fuerte, que rica estas, me decía, mientras yo sentía el castigo de ese pene, después puso sus manos sobre mis muslos y los acariciaba de una manera deliciosa, lo que me hizo gemir muy fuerte, aaa, Josué. Después, saco la verga y la comenzó a frotar con mi vagina, luego empezó a golpear con su cabeza mi clítoris, para después penetrarme de un solo golpe, lo sentí muy adentro.
Posteriormente, mi ahijado, se echaba sobre de mí; me dejaba caer todo el peso de su cuerpo, y empujaba para metérmela más, para partirme en pedazos: ¡lo sentía delicioso! Me levantaba las piernas, me las separaba, con fuerza, hasta causarme dolor, ¡delicioso!, y luego se acomodaba y me la dejaba ir, hasta el fondo, con fuerza, con saña, con mucho ardor y placer. Me sacaba su verga; la frotaba contra de mi clítoris, me la paseaba por encima de mis labios, los recorría sin meterla y luego, de repente, ¡me la clavaba de nuevo! ¡Qué verga!, ¡que rica manera de coger! ¡Lo disfrutaba, mientras me mordía los labios! Sentí, en mi vagina un poco de semen, pero el seguía, le dije cambiemos de posición, pero dijo no aun no, y me besaba y echaba sus fuerzas, por lo que con mis largas piernas lo enredé de la cintura, aprete fuerte mis muslos, para asfixiar a su miembro, lo que lo hizo gritar de placer. Le dije aun no te vengas, por lo que nos levantamos, y me hinqué y empecé a jugar con su pene, al cual ya le escurría con mas semen, pero su miembro mantenía el vigor, bendita juventud.
Mientras le hacia el oral, el dulcemente me peinaba, e intentaba ahogarme con su miembro, pero mi experiencia, no lo permitía, y teniendo el pene dentro de mi boca, le mordí el tronco, lo que le hizo gemir de dolor y placer. Le dije, aun no acabo, ven, y le comencé a morder los testículos de una manera tierna y después salvaje, el solo se retorcía de dolor, mientras le mordía los huevos con mis manos le masturbaba su pene. Me dijo; eres mejor de lo que me imaginaba, cuando me masturbaba pensando en ti. Solamente sonreí, y después le dije con que te masturbas y me dijo, con las fotos que descargue de tu perfil, también te robe una tanga y unas medias, míralas están en mi mochila, me acerque a observar, y oh sorpresa estaban muy tiesas. -Si respondió- tiene una semana que me la jale, y las llene de leche, no las he lavado. Pero hace cuatro días que no me masturbo me dijo sonriendo. Le respondí: desgraciado tienen semen, y yo anduve buscando esas prendas íntimas.
Con una voz tímida, me dijo ¿puedo cogerte analmente? A lo que respondí con un beso en la boca. Para después ponerme en cuatro patas, él se acercó, sosteniendo mis piernas con ambas manos, escupió una cantidad considerable de saliva en mi agujero trasero, puso la cabeza de su verga justo en la entrada y sin previo aviso me la ensartó toda, hasta los huevos. – Ay, pegué un alarido que se debió haber escuchado en toda la cuadra. Si bien mi ano estaba acostumbrado a recibir grandes cogidas, me dolió pero lo goce, al metérmele de una forma brutal, de un solo golpe me hizo retorcer de dolor, fue como si me hubiera enterrado una daga al rojo vivo, sentí morir, era un dolor terrible, forcejeé, manoteé, empujé su pecho con todas mis fuerzas, movía mi cuerpo, intentando hacerlo menos doloroso, pero lo único que conseguía era mover su verga en mi interior, intenté patalear, y lo que lograba era apretar su verga en mi interior, gritaba, ¡me dijo eso fue porque me mordiste los huevos! Estamos a mano.
Al sentirse ahora el dominador, me comenzó a decir cosas sucias, lo que me encantaba -Agghh puta, que rico, me vas a sacar la leche, puta zorra, te encanta la verga. – Si, me encanta, métemela, cógeme, dame más duro, reviéntame, agghhh, rómpeme el culo- grité. Me tomó de las caderas y me clavó toda su verga con fuerza, di un alarido, pero definitivamente un alarido de placer, mi culo ardía, sentía el diámetro de sus hinchadas venas y cada centímetro de su largo tronco, empezó a embestirme a un ritmo endemoniado, la cama crujía, parecía romperse, una cogida salvaje, animal, mis piernas empezaron a temblar, mis ojos se pusieron en blanco y saliva resbalaba por la comisura de mis labios, todo mi cuerpo se estremeció, me estaba rompiendo toda y me encantaba, mi culo estaba completamente abierto, me desmayaba de placer, hasta que ya no pude más y le anuncié mi orgasmo. Inmediatamente salieron mis líquidos, aaa, gemía de placer, que rica verga, para ser tu estreno, lo estás haciendo muy bien.
Posteriormente, nos pusimos de pie, y me comenzó a besar tiernamente, ya no era ese salvaje, otra vez mi dulce ahijado, y de pie me empezó a coger, primero por mi concha, y luego por detrás, mordí mis labios. Una nueva empalada que me hizo retorcer del dolor que sentí, sus huevos gruesos y pesados rebotaron en mis nalgas, arqueé la espalda en señal de sumisión, no podía hacer nada para evitar las embestidas, así que pensé que lo mejor era facilitar la penetración y evitar que me desgarré por dentro, soportando el salvaje castigo y rogando por más placer. -Empezó a meterla y sacarla con fuerza, cada vez más rápido, sin piedad, castigando mi pobre culo a su antojo. –No la saques, aunque me revientes, agghh- Grité.
Me dijo ya casi me vengo, pero quiero penetrar otra vez tu coño, tras decir esto apunta su polla hacía mi almejita y presionando un poco, entra todo su glande dentro de mí y después se deja caer sobre mi cuerpo introduciéndome todo de golpe su impresionante pene, llenándome por completo, he ido sintiendo como según iba entrándome me iba rozando todas las paredes de mi vagina, ha sido sensacional el placer que he ido sintiendo al irme rozando su polla a medida que me iba penetrando, ahora la noto como su punta me llega hasta la misma entrada de mi útero. Él comenzó a moverse con un mayor ritmo a la vez que no dejaba de sobar mis tetas, me las acariciaba, jugaba con sus dedos con mis pezones y después con toda su mano me los aprieta una y otra vez. Esas caricias en mis pechos me volvieron loca, “Muévete, muévete más deprisa mi amor, sigue, sigue folla a tu madrina, folla a esta puta que tanto has deseado, sigue, sigue no pares, así, oh que bien me lo estás haciendo oh mi amor sigue, le gritaba.
Mi ahijado, seguía bombeando mi coño sin parar, como si no oyera mis suspiros y palabras y no se diera de mis orgasmos. Entonces Josué tomo una de mis piernas y se la puso encima de su hombro y la otra con la otra mano me la abrió y la sujeto contra la cama, era un toro bravo, con los huevos gordos. Esta postura hace que sienta más placer aún y me enloquece pues mi ahijado cada vez empujaba su miembro hacía dentro me rozaba mi clítoris y sentí también en ese momento su verga entrar y salir en mi almejita, estoy a punto de perder el sentido del placer que estoy sintiendo. Entonces él comienza hablarme, siguiendo empujando y follándome con fuerza a la vez que me dice: “Te gusta Ishtar, si madrina sé que usas ese nombre para tener encuentros sexuales” yo solamente le sonreía.
Me dijo ya voy a venirme, le dije los quiero en mi cara, por lo que permanecí acostada en la cama y el se subió y jalándose el miembro, saco una gran cantidad de semen, aaa madrina son tuyos, muchos deliciosos espermas cubrieron mi cara, uno entro en mi ojo izquierdo y me ardió, me lo cerro por unos momentos, el seguía sacudiendo su miembro y salieron otra cantidad de leche, alguna sobre mi cabello, tienes mucha leche le comente, dijo si, es que no me había masturbado en días, y se juntó la leche. Le dije con tu miembro junta el semen y mételo a mi boca, asi lo hizo ese semen de olor y sabor fuerte, me lo tragué por completo, le di unas mamadas, y besos a su miembro, y terminamos. Gracias por estrenarme madrina, respondí un placer. Me levante, tome mi vestido y le avente mi tanga; ten para que tengas con que masturbarte. Me dijo gracias mi amor. Que agradable experiencia estrenar a mi ahijado, ahora tendre leche fresca en las mañanas.