Al abrir los ojos siento un descanso que no vivía hacía mucho tiempo. A la vez pienso en que si el erizo no puede ayudarme, estaría en serios problemas.
El calor que emana don Gabriel, me hacía acercarme a él como una gatita friolenta, duerme tranquilamente y solo se escucha el silbido del aire de su cánula. La leve luz del amanecer me indica que debo empezar el día. Sin despertarle, tomo mi cabello con una coleta y me visto con un enorme suéter suyo. Empiezo a recoger y ordenar la ropa que ayer metí a lavar, sabanas, ropa interior y de vestir que el pobre anciano usaba día tras día.
A medio ordenar voy a preparar un buen desayuno para ambos uno bastante abundante para mi. Compartimos en la cocina al escuchar su antigua radio que nunca apagaba.
Al terminar de fregar los platos, don Gabriel fue al baño, y aproveche de terminar de ordenar su ropa. Se veía contento al salir del baño y al verme con un cerro de ropa entre los brazos, me agradecía amablemente.
– Gracias Leonor, desde que llegaste me has traído compañía y alegría.
– Es a usted quien yo agradezco Don Gabriel, usted me ayudo cuando más lo necesitaba, y es lo mínimo que podría hacer por usted.
Con una sonrisa volvió a la cama, cosa extraña, ya que solía sentarse en su sillón. Así que pensándolo, mmm quizás don Gabriel quiera algo más.
Termine de ordenar toda la ropa en los cajones y armarios y el aún seguía sentado en la cama mirando con sus tiernos ojos grises.
Se ganó mi corazón otra vez, y sentada frente a la cama, le hablé:
– Don Gabriel, que le dirá a su hijastra cuando le pregunte del por qué esta todo limpio y ordenado?
– Bueno, le diré que lo hice yo.
– Pero no le creerá cierto?
– Es posible. Además quiero hablarle acerca del asilo.
Contestó mientras tosía levemente.
– Que dice sobre el asilo don Gabriel?
– Que he decidido irme de aquí, no puedo seguir aquí solo.
– Pe-pero usted dejaría la casa?
– Si, veras que me has ayudado en tomar la decisión.
– Como dice?
Arregla la válvula del aire y vuelve a sentarse sobre la cama.
– Me has ayudado mucho estos días, yo no puedo mantener esta casa limpia ni ordenada, ni ánimo me da.
– No diga eso.
– Es cierto!
Me interrumpió.
– La verdad es que moriré pronto y de nada sirve seguir esta vida aquí, solo y botado.
No supe que decirle, era cierto a fin de cuentas.
– Así que le diré a Rosa que me lleve al asilo, además me ha gustado mucho tu ayuda, quizás ahí también me sirvan lo que guste. Nadie me había ayudado como tu Leonor.
– Ay don Gabriel.
Me dio mucha pena aquello, aquel hombre sabía que moriría y se daba a vencer por su hijastra quien nunca lo ayudo, sentía mucha pena.
– Don Gabriel, yo debo partir. No quiero toparme con su hijastra y pretendo conseguir ayuda.
– Entiendo, muchas gracias por todo. Puedes darme aquel cofre que está bajo la cama?
– Si claro.
Agachada observé un cofre de madera antiguo y se lo pasé, aquél cofre tenia un pequeño cáncamo que don Gabriel pacientemente libera abriendo el cofre ofreciéndome el interior de este.
– Tome Leonor, este dinero le ayudara mas a usted que a mi.
Me pasó unos billetes bien ordenados, era una buena cantidad que cortésmente acepte.
– Ay, pero don Gabriel.
Me acerque a abrazarlo y besar su mejilla.
Recibía muy entusiasmado mi abrazo y viendo que no me soltaba, decidí darle en el gusto. Entregada en sus brazos con mi rostro oculto en su cuello y el fajo de billetes en mi mano, entendía que quizás era el último cariño que él recibiría. A pronto siento sus labios en mi cuello, dando leves chuponcitos.
No podía dejarlo así y nada, por los cual permití que siguiera a su antojo. Ya sus manos estrujaban mi grueso suéter que llevaba puesto.
– Quiere que me saque el suéter?
– Ay mi vida, si puede?
Respondió entusiasmado don Gabriel.
Por lo que separándome dejo el dinero en su velador, tomo del suéter y lo retiro de una pasada. Su mano comenzó a tocar y palpar mi muslo.
– Eres tan suave y tan blanquita. Estás hermosa Leonor.
En un tono algo infantil le sonreí y me senté sobre él, como cabalgándole.
Ahora sus dos manos recorrían mis muslos, a su vez que no paraba de mirar mis pezones erectos bajo la camiseta.
– Quiere que me saque la camiseta don Gabriel?
Pregunte en un tono de niña mimosa.
Sus grises ojos se abrieron de par en par.
– Ay me encantaría!
Dicho esto quité la camiseta de un tirón, sintiendo el rebote de mis senos.
Sus manos no tardaron en cubrir mis pechos y estrujarlos con placer. Ya me estaba calentando tal como con don Samuel, mi antiguo casero.
Don Gabriel se retorcía manoseando mis pechos, sentía mucho gusto tenerme sobre él a su disposición. A ritmo de su agitada respiración, palpaba mis pechos, uno en cada mano tratándolos de cubrir. Jugaba con su pulgar en mi erecto pezón, provocándome un rico hormigueo. Poco miraba mis ojos, pero cuando nuestras miradas se topaban, abría mi boca, dejando mi lengua levemente afuera, para luego morderme el labio inferior.
– Tienes los pechos grandes y duros. Son tan ricos!!
– Le gustan don Gabriel?
– Si mi amor.
– Son suyos, son todo suyos.
El muy feliz se acercaba con su boca hambrienta para comerlos, pero lo detuve acercándome yo a él.
Encaramada y afirmada de la marquesa acercaba a mis senos para que los devorase, cosa que hizo con su boca y sus manos. Apretaba levemente mi pezón libre y succionaba fuerte el otro con su boca, apretaba con sus labios mi aureola degustando mi pezón con su lengua, evitaba morderme con sus pocos dientes, pero sus ansias eran muy intensas arrancándome leves quejidos de dolor. Harto tiempo lo deje degustar de mis pechos, provocándome intensos cosquilleos desde mi pecho hasta mi concha.
No se aburría de ellos y ahora los besaba y chupaba uno tras otro, a modo de emitir el típico sonido de chupetón, lo dejaba hacer y solo cambiaba mi posición cuando el cambiaba de mi seno izquierdo o derecho, eran todo suyos y de veras quería que lo sintiera así. Mis pechos estaban rojos y mis pezones a reventar de hinchados de tanto ser mamados por casi media hora. Por fin sentía sus manos fuera de ellos toqueteando mi cintura, mis nalgas y mi trasero por sobre el pantaloncillo. La verdad no quería ni pensaba llegar a coger con don Gabriel, así que no le ofrecí quitarme el pantaloncillo que llevaba puesto. En tono de niña mimosa volví a hablarle al tocarme los pechos con los dedos.
– Don Gabriel, me tiene los pechos súper sensibles
– Ay, perdona mi amor. Es que son hermosos y enormes. Y como eres tan blanquita y chiquita… Ay se ven tan ricos.
Era todo muy morboso y con riesgo de provocarle algún problema o ataque a la salud de don Gabriel.
Sus manos recorrían mi culo, abriéndolo y cerrando por sobre el pantaloncillo, mientras lo miraba saboreando mi boca y mordiéndome los labios.
No lo había tocado mas para apoyarme en su pecho y moviendo mi cintura adelante y para atrás, recorría su entrepierna buscando su verga. No era sorpresa que estaba erecto.
– Don Gabriel, que le gustaría?
– Ay mi amor… lo que se le ocurra, ha sido un regalo de dios su estadía aquí.
Decía eso mientras no perdía mirada de mi cuerpo sobre el suyo.
Acaricio mis pechos todos ensalivados e irritados por el manoseo intenso de don Gabriel.
– Ay chiquilla eres tan dulce y blanquita, perdóname si fui muy brusco, quedaste con tus niñas todas rosaditas.
Quería darme descanso en mi cuca así que lentamente y mirándolo con mucha lujuria me acerque a su verga y bajo a su pijama, recorriéndolo con mis dedos por encima de la tela, él acepta gustoso y junta las piernas a modo de que le retirara su pijama, al hacerlo veo su verga paliducha que palpitaba y movía con sus leves jadeos. Con la punta de mi lengua recorro su verga dura, asomaba el glande morado y sus bolas parecían retraerse. Al besarle su cipote, se agitaba y retorcía. No quise seguir con aquello temiendo que le sucediera algo, así que la engullí y poco a poco la tragaba. Sus gemidos de placer al tomar sus bolas y masajearlas, me daba a entender que estaba retribuyendo su importante ayuda. Movía mi lengua en su cabeza y luego bajaba tragando su verga en un pausado ritmo.
Levanto mi vista y me gusta que no pierde detalle de la mamada, como si grabara el momento antes de su adiós. Tanto fue que me animé a poner su verga tiesa y ensalivada entre mis pechos y para su total complacencia, masturbarlo con mis pechos que tanto le gustaban. Su asombro fue máximo y lo veía con cara de niña buena.
– Ay ay!! Leonorrr!! Que afanada eres chiquilla.
– Avíseme nomas Don Gabriel, se lo merece. Soy suya.
– Ay mi amor, te voy a llenar de lefa!!
– uuughh Don Gabriel, démela, deme su leche.
Don Gabriel carraspeaba y yo respondía entre leves jadeos que se convertían en delicados gemidos a medida que seguía un ritmo pausado para hacerlo gozar mas.
Aquello no podía ser mas morboso, estaba estrujando a aquel hombre de edad y cada vez que su glande se acercaba a mi mentón, sacaba mi lengua para darle una caricia y un quejido de niña. Sus contorneos ya me preocupaban, así que deje mi cara de niña y aprisione mas su pene entre mis pechos, estaba perdido ahí y tan solo asomaba su morada cabeza.
– Ay mi amor ya. Aaah!!
Rápida e implacable, me lo metí en la boca para recibir su leche. Y tal cual se corrió copiosamente entre quejidos y alaridos, tanto que comenzó a toser fuertemente, para luego desplomarse en la cama.
Era espeso y no perdí nada, seguí lamiendo su antigua herramienta que rápidamente se achicó soltando líquido que bebí sin problema. Sentada sobre sus piernas, pasaba mis dedos por mis labios a modo de pescar cualquier gotita. Al volver a verle me mira obnubilado total, recuperando el aliento y sin moverse.
– Te comiste todo chiquilla.
– Sii don Gabriel.
Respondí contenta poniéndome de pie en el piso, tome una toalla y fui al baño.
En la ducha y bajo agua bien caliente, enjabonaba mi cuerpo, mis pechos estaban rojos y con manchas moradas de los chupetones que me dio don Gabriel, los sentía súper sensibles y los notaba hasta mas grandes, por lo que cambie al agua tibia y luego helada a modo de aliviar la irritación.
Termine de ducharme y cubierta en toalla volví a la habitación, donde don Gabriel seguía tal cual en la cama. Al verme se acomodó a observar que hacía.
Me vestí con otra camiseta blanca, otro pantaloncillo y el vestido negro con pequeños lunares, mas los zapatos bajos que venía usando. Mi anciano amigo no perdía detalle en verme a pesar del tremendo encuentro que habíamos tenido hace unos minutos. Pinte mis labios de rojo oscuro y arregle mi cabello con un moño. Tome los lentes, el dinero y el pintalabios metiendo todo dentro de una cartera negra. Parecía una mujer de hace sesenta años atrás.
– Como me veo don Gabriel?
– Ay Leonor, Leonor te ves tan bien.
– Ya debo irme don Gabriel.
Me acerco a su lecho dándole un piquito en sus labios mientras acaricio su cabello y oreja.
– Gracias por su ayuda, no lo olvidare.
– Espero estés bien chiquilla, no te metas en líos.
– Descuide. Gracias por todo.
Salí de la habitación cerrándole un ojo.
Bajando las escalas, decido salir por la puerta trasera y saltar la reja, lo bueno del vestido era que podía hacer aquello sin mayor inconveniente.
Ya en la calle, procuré caminar tranquilamente, siempre por donde este menos concurrido.
En una calle principal me detengo a esperar algún taxi para ir al centro. Me subo a uno y mientras viajaba no sentí nada raro en el chofer ni tampoco tanto miedo a ser perseguida. Aquella negligencia del cerdo en no fotografiarme para el archivo, fue el último error del desviado comisario antes de morir.
Ya en el centro recorrí las calles que hacía unos días caminaba toda fastidiada; lo opuesto a lo tranquila y descansada que me sentía gastando tiempo en cualquiera tienda de segunda que visitaba. Llegué a la plaza a medio día, el erizo debía de estar ahí y para mi alivio lo vi venir frente y cuando estuvo a mi lado le hablé cordialmente.
– Hooola! Tanto tiempo sin verte.
Desconfiado y a punto de sacar algo del bolsillo, tardó en reconocerme.
– Tu!?. Vaya si tienes suerte. No me digas que quieres salir?
– Si.
– Buena suerte chica.
Dicho esto se escapa de mi.
A lo que persigo y le insisto.
– Ey!, nunca pudimos juntarnos siquiera.
– Ya pasó chiquilla. Piérdete.
Se volvió a escapar y lo volví a seguir a paso rápido.
Por una cuadra lo seguía de cerca, hasta que se detuvo.
– No me sigas mas, que no quiero problemas.
– Oye tu dijiste que cumplías siempre. Donde quedo la palabra del erizo ah?
Ofuscado, pero dándose cuenta de la situación y de que sus propias palabras lo traicionaban, respira profundo y acepta mi petición algo molesto.
– Ya sígueme y veremos.
Lo seguí hasta un restorán de mala muerte, sentándonos en una mesa pequeña.
– No creas que será tan fácil, desde la fuga hay polis por todos lados.
– Entiendo, yo haré lo que digas. No tengo otra opción.
– Bien. Hay que esperar un par de meses…
– Queee??!!! No, no me digas eso.
– Ey güera, si quieres salir segura esa la opción. Desde que tus amigos irrumpieron en el recinto de la frontera, están todos los caminos militarizados.
– No puedo esperar tanto, no duraría nada aquí. Me están buscando y esta ciudad es muy chica.
– Ok, lo entiendo, hay otra opción, pero hay mas riesgo.
– Cuenta.
– Es de transporte de caña, por los peajes.
– Que??! Hacen eso?
– Si, es poco volumen y como es legal, va escondido en el carro y pagan mas. Ahí te podría meter, pero si te pillan iras a la cárcel aquí por tus antecedentes y allá por tráfico y eso es cosa dura güera…
– Ya, si lo hacen a menudo y no los pillan, voy.
– Si, verás que hay toda una estrategia. Por lo pronto vente mañana a la plaza, misma hora y te llevo a la preparación.
– Vale, acepto.
– Bien. Misma cosa: si no estás en cinco minutos, me voy y tendrás que esperar tres días mas.
– Bien, no hay problema.
El erizo se levanta y se retira del lugar.
– Ey espera!
– Que?
– Conoces algún lugar tranquilo donde esperar hasta mañana?
– Psss.
Gesticuló con sus manos señalando el restorán.
– Que crees chiquilla?, que vengo aquí por la comida? Quédate aquí, es seguro y fuera de ley. Te veo mañana.
Me acerco a la barra y pregunto si tienen lugar aquí. Pago y me dan la llave de una pequeña habitación con un baño mínimamente pequeño.
Perfecto, ahora solo a esperar. Bajo un par de veces para comer algo y me duermo esperando mañana y deseando bien a don Gabriel.
Duermo casi doce horas y bajo a comer para luego esperar al erizo. Nos juntamos en la plaza y lo sigo hasta un auto de vidrios polarizados, parece ser uno de esos autos de rally por lo veloz y bullicioso.
Sin hablar mucho llegamos a un rancho, estacionándose frente de un antiguo granero de madera. Al abrir las puertas es todo lo contrario a su fachada, un lugar con mesones y máquinas para procesar cocaína o alguna otra droga. Dentro hay mujeres con mascarillas y dos tipos vestidos de cuero, como esos punks de los ochentas.
El erizo habla con ellos y se acercan los tres.
– Bien, ella es Marie y va con ustedes. Imagino de hermana o novia o que se yo, pero tiene que ser parentesco, capich?
Le informa el erizo a los dos tipos.
– Okey tío, que sea mi novia entonces.
Responde en un acento español aquel hombre que parece mas joven y mas disparatado de los dos.
– Bueno eso lo ven con pepe. Los dejo ok. Recuerden que deben dejarla en la ciudad o algún lugar seguro, no quiero líos y les confío el asunto, estamos claro!?
Erizo les habló en tono bien serio y mandón.
– Si erizo, no te preocupes. Lo hemos hecho antes, no hay problema.
– Bien los dejo.
El erizo se retira y seguido me invitan a una oficina dentro del granero.
Dentro de la oficina hay una cámara y unas computadores.
– Nacho, llámate al pepe, donde mierda está pepe?
– Yo que se tío, debe de estar aquí.
Usan sus smartphones y parecen que no lo encuentran. Enfadado uno de ellos sale a buscarle maldiciendo.
Veo el lugar y parece estar adaptado para falsificar documentación, he ahí la cámara y el telón de fondo.
Aquel punky español no para de mirarme con el único objetivo de incomodarme, pero no caigo en sus juegos.
– Y venga, como te llamas nena? que andas toda maqueada.
– Ah?
– Que como te llamas y que pareces viajera del tiempo con tu ropa.
– Marie.
– Si, pero vamos, no creo que erizo este pasando a una chica tan corriente. De que escapas?
– No te lo diré.
Seriamente respondí a sus preguntas.
El tipo reía entre burlona e interesadamente.
Al rato llegaron el otro punki y un hombre de lentes.
– Ya pepe, ella es la clienta.
Me señalan mirándome de pies a cabeza.
– Y que le dio al erizo por pasar pendejas. No me digas que escapas de tus padres?
Reían los tres tipos.
Encabronada los increpe.
– Miren trio de mulas, no me vengan con sus mierdas de preguntas y comentarios. Que para mi no son mas que unos perros que viven acosta de otros. Parásitos que no sirven para otra cosa. Así que sigamos con el asunto? Si?
– Uyuyui la nena tiene carácter, vamos. Nos vas a decir que te traes o no?
– Nunca.
– Ya, ya, tiene razón. Pepe hacedle los documentos que vamos a pasar ahora.
– Vale.
El tipo mas mayor parecía llevar el asunto, nos dejó al punky y a pepe saliendo del lugar.
Me guiaron frente al telón, donde hay una mesa con papeles e impresoras de gran tamaño.
– Ok, nacho de que va la pava?
– De mi churri.
– Venga, cuenta que no hay mucho tiempo.
– De mi churri en serio.
– Hey… Como te llamo?
Me habla pepe.
– Marie.
– Marie, mola. De que vas en la rodante, de hermana, sobrina, novia de este rayado? Que dijo el erizo?
– Ahg, da lo mismo… no?
– Mm bueno si, pero conste que tenemos que crearte una identidad, algo solo para el viaje, pero que aparezca real por si te detiene la poli.
– Si nos detiene la poli?
– Si, a veces se meten a revisar la caravana y piden identificación…
– Que?!
Lo interrumpí, si un poli me veía, era muy probable de que me reconocieran.
Ante mi pánico, el punky tomó atención.
– Así que te busca la poli chiquilla?
– Si, si me ven nos pillan a todos.
– A mierda y ahora nos dices? Y el erizo no te dijo algo?
– No, chaval, tu sabes como es el erizo.
Ambos hablaban y pensaban en que hacer.
– Ya, no hay mayor problema, pero te debes cambiar un tanto ya? pa' pasar colada.
– No hay problema.
– Bien… Eeehh. Ya, serás la novia de nacho, vale?
– Bien.
Acepte sin tanta importancia.
– Bien, debes de vestirte a su onda. Ahora como estas pareces una gafapasta.
Nacho, tienes la ropa de Susy y todo aquello?
– Si ahí eta' todo.
– Bien, perfecto. Marie vas a cortar tu cabello de un modo, usa tu misma ropa de ahora y te saco la foto para la identificación. Luego te cortas distinto o te tiñes, ahí ves tú, y te vistes con ropa que te va a pasar nacho. Es de su estilo y estarás lista. Vale?
– Si, adelante.
Sigo a nacho hacia el baño, donde me entrega una bolsa con de ropa y artículos de mujer.
– Esto es de Susy, una chica que la cago y ahora vive tras las rejas. Saldrá en tres.
Tomo la bolsa y encuentro unas tijeras de pelo. Decido cortarme al estilo mas desatado y así crear el personaje. Corto mi cabello en un solo lado, dejándolo casi al ras y luego me peino al lado contrario, algo así como un corte fade.
Salgo para la foto, pillándome otra vez al punky y su mirada incomoda.
– Vaya si que estas comprometida. Me mola.
Camino al telón donde pepe, prepara la cámara.
– Bien chica ahí va.
El flash encandila mis ojos.
– Vaya mierda, otra vez sin flash.
Con cara seria esta vez la foto sale bien.
– Bien Marie. Tienes algún otro nombre que te sea fácil reconocer?
– Leonor.
– Bien, ehhh…
Piensa mientras escribe en el computador.
– Leonor María Ochoa Martínez. Ese será tu nombre y nacimiento… trece de diciembre del dos mil uno. Si? diecinueve años?
– Me parece.
Me pide las huellas dactilares para marcar mi pulgar en tinta y ya está.
Vuelvo al baño donde reviso la ropa, encontrando variada ropa negra y roja de mujer, faldas cortísimas y camisas de tirantes. Si uso una de ellas mis senos saldrán desparramados. No hay nada manga larga salvo una polera roja a rayas negras, la cual debo usar si o si para cubrir la herida de bala, aun roja, en mi brazo. Elijo una chamarra negra de cuero y una falda corta. No encontré ropa interior alguna así que uso unas medias de rombo negras que encontré y los mismos zapatos bajos. Parecía una chica antisocial, punk, emo, cualquier cosa…
Faltaba el toque en el pelo y con agua oxigenada cubrí las puntas de mi pelo, cambiando de negro a un amarillo-naranja. Pintalabios rojo oscuro y rímel en las pestañas. Me veía de lujo, pocas veces me maquillaba, mas bien lo hacía en las misiones o simulacros
Metí el vestido y otras ropas en una bolsa y salí del baño. Nuevamente y como un idiota estaba ese punky español, nacho, el cual ya me tenía cabreada.
Como era de suponer me quedo viendo, ahora de un modo menos burlón y mas duro.
– Ave maría, estas un bombón!! Susy nunca se vio tan rica…
No le di mayor bola y fui donde pepe quien me entregó la documentación y se fue del lugar.
– Que nombre te dio pepe, lindura?
– Leonor.
– Mmm que nombre tan caliente. Te queda muy bien.
– Ya basta con tu show si?
– Ey, debemos simpatizar, recuerda que vas de mi churri y debe de haber confianza.
Dice esto poniendo su mano en mi cintura.
La cual le quito enseguida.
– Venga no te hagas la difícil que la poli sabe y cacha a quien va colado.
– Entonces cuando llegue el momento veremos, ya!?.
– Epa, no juegues no eso tía. Es cosa seria.
– Créeme que sé de que trata. Así que basta.
El tipo parecía querer ligar a cada rato por su actitud y presencia. Para cambiar la situación me fui donde había un televisor enorme de muchas pulgadas.
Esperando al otro tipo, nacho no paraba de hablar pendejadas y poner su mano en mi hombro o cintura, cosa que al final deje que haga, no tenía sentido hablarle, era un idiota.
Eran casi las cuatro de la tarde cuando emiten un comunicado noticiero.
[ …detienen a tres prófugos que habían escapado esta semana del recinto fronterizo san José, se trata de una pareja y un socio de ambos, quienes se escondían en una bodega abandonada. Con esto solo sigue prófuga una mujer entre dieciocho a veintiún años, piel blanca, de un metro cincuenta a un metro sesenta de estatura. Se le considera peligrosa y si usted tiene alguna información, no dude contactar a la policía].
Oh no! Tan solo quedaba yo, así que detendrían a toda mujer que calce con la vaga descripción. Menos mal que nacho no tomaba atención, sino me habría preguntado hasta saber quien era.
Al llegar el otro punky, me ve detalladamente y nos invita a salir del granero.
Afuera hay una caravan o casa rodante.
– Bien, Leonor. Esta es la situación:
La caravan está con doble fondo de coca y un resto de heroína. Nosotros con nacho viajamos cada dos semanas, somos conocidos en la frontera y tenemos cierta fama de ir y volver y de siempre estar limpios. Por eso no cambiamos la apariencia ni nada. Ahora iras tu de novia de nacho y yo voy de hermano de nacho puedes llamarme rafa, ambos somos los hermanos Aguirre Jiménez. Somos de Sevilla, llevamos seis años acá. Yo tengo cuarenta y dos y nacho veinte y cinco. Eso es todo lo que debes saber de nosotros.
Ahora subamos
– Epa rafa, que no vamos a ensayar?
– Nacho, déjate de joder. Hablé con el erizo acerca de la chica y mejor no te metas con ella, quizás sabe hacer mejor las cosas que nosotros.
La cara de sorpresa de nacho al oír aquello, me saco una leve sonrisa al subir a la casa rodante.
Dentro tenía unos sillones a la pared posterior, una mesa al costado, un par de muebles y un baño. Todo de madera y todo con bastante uso y abuso.
Rafa manejaba, mientras nacho iba sentado de copiloto y de vez en cuando se sentaba a mi lado. Parecía un niño inquieto en un avión sin parar de hablar ni de moverse.
Rafa manejaba y a través del retrovisor habló en voz alta.
– Llegaremos a la frontera como en cuarenta minutos y ahí el transito es lento. Si nos detienen todo normal, si llegan a sospechar, déjenme hablar a mi y solo a mi. Estamos claro?
– Si!
Le grite desde el fondo.
Hacía mucho calor y quité mi chamarra, a lo que nacho volvió a insistir en sus pendejadas.
– Venga Leonor, que estas tan guapa. Que te parece si practicamos por si un poli nos revisa si?
Decía aquello con su mano sobre mi hombro, acercando su cuerpo al mío. Observando, sin pudor como si fuera a cogerme.
– Y quė insistes tanto en practicar?
– Demonos unos arrimones con besitos, si nena? Me tienes recaliente.
Puso su mano sobre la mía en mi muslo, se acercaba como para besarme.
– Ugh. Quítate de encima pendejo!!
Lo arroje hacia un lado.
– Agh, no te hagas la difícil que estas bien carnosa…
Volvió a mi lado para querer tocar mi pecho.
– Ya basta idiota!!
Le empuje otra vez.
– Nacho, deja a la chica tranquila. No te metas con ella gilipollas!. Que erizo nos puede colgar si le pasa algo.
– Que?!. Y por qué tanta importancia?. Es la puta de alguien o que?
– Ya basta dije, ven acá!
Rafa estaba furia con su hermano, que se comportaba como si no hubiera visto nunca a una mujer.
Pude descansar del idiota hasta que llegamos a la frontera, había muchos autos detenidos y el calor era intenso.
Avanzando lentamente, parece ser que estaban revisando los autos.
– Ey Leonor, ven y siéntate adelante, así no levantas sospechas.
Fui a la cabina sentándome al medio, nacho de inmediato puso su mano sobre mi hombro, ahora podía hacerlo sin problemas al tener que actuar.
Lentamente avanzábamos y algo raro había.
– Algo pasa, nunca demoran tanto.
– Quizás rafa, pillaron a alguien?
– Si puede ser.
Hablaban los hermanos, mientras trataba de ver por qué demoraban tanto.
El pendejo de nacho se acercaba cada vez mas, ya ponía su mano en mi muslo, siguiendo el patrón de la media con sus dedos.
Me incliné hacia adelante para poder ver mejor qué hacían los policías en los autos.
– Están revisando a todos los autos.
Les dije.
– Mira, malditos polis. Ustedes váyanse a atrás y me dejan hablar ya?
Como un resorte nacho va pegado a mi, tomando mi mano.
– No te pases ya?
– Ey calma nena. A poco me negaras un beso, si nos besamos frente al poli. Pfff no dirán nada de nada, te lo aseguro.
– Si claro.
Me senté junto a él en el sillón del fondo.
Sin perder tiempo pasa su brazo sobre mi y recorre el muslo. Ofuscada pensaba: “ugh maldito cabeza de pollo, espera nomas pasemos este embrollo para patearte las bolas”.
– Eres bien tetona preciosa. Me la tienes dura.
Me habla cerca del oído y toma mi mano para ponerla en su muslo, donde siento su verga palpitar.
-Que mierda?! Reacciono al ver sobre sus jeans pitillos la figura de una verga larguirucha, hago maniobras para alejarme pero poco dura mi intento.
Aparte de su cercanía el calor ya me tiene sudada, trato de ver si ya estamos cerca o no. La verdad no querría besar a aquel tipo, pero no era mala idea si la poli entraba y preguntaba. Aun así evitaba a mi insistente novio del personaje.
– Ahí veo a la poli, no demoran tanto, mas bien hacen bajar a ciertas personas.
Nos indica rafa al volante.
Pensaba en por que hacían bajar a ciertas personas, serán aquellas que den con la descripción de la prófuga? Controlaba el nerviosismo mientras nacho insistía en besarme, ya había hecho que abriera mis piernas de algún modo. Y su mano avanzaba por dentro de la falda. Y se atrevió a meterla dentro, palpando que no llevaba calzón, mas solo la pantimedia que me cubría.
– Uuyy nena, no llevas calzón.
Sequé su mano y cerré las piernas.
Estaba nerviosa e inquieta por la situación, quería ver que sucedía y alzaba la cabeza para llegar a ver hacia adelante, cosa que nacho aprovechaba para nuevamente tocar mis muslos y ponerse tras de mi. Con su mano izquierda abierta agarro con fuerza mi seno, el cual como estaba delicado de la mañana, me provocó un quejido que no pude contener y eso encendió mas al cabron de nacho.
– Que tetaza te gastas. Si no me das la pasada me la correré en el baño de todos modos.
Ugh que desagradable sujeto, otra vez aleje sus manos mientras Rafa nos dice.
– Están haciendo bajar a solo a mujeres, todas jóvenes y algo muestran, como un papel.
Ohh no! Andan buscando a la prófuga, ósea a mi y con una fotografía?
No pude resistir y fui a ver a la cabina, pese a los reclamos de Rafa. Claro a la gente de los carros les mostraban una fotografía y hacían bajar solo a las chicas de mi estatura y color de piel. Faltaban dos autos para llegar a la caravan y no había escapatoria.
Presa del pánico atine a decirle a Rafa.
– Me están buscando a mi, están bajando a las que se parecen a mi y deben tener alguna imagen mía. Maldita sea!!
Dicho esto corrí al baño a esconderme
– Qué coño pasa?
– Parece que buscan a mi churri hermano, parece que nos van a parar.
– Joder, seria todo.
– Pero como?!? Que hacemos?!
– Calma nacho!!
Sentada en la taza del baño podía escuchar lo que hablaban
– Anda con la chica nacho.
– Pero como? nos van pillar.
– Hazme caso madre mía, hazlo!!!
Nacho abre la puerta, por fin se nota serio.
– Están a un coche, te buscan a ti?
– Si.
– Seria todo. Y pensar que quería cogerte.
Al escuchar aquello, me quede viéndolo con la idea en la mente.
Pareció entender la idea, a pesar que estaba incrédulo.
– No me digas…
Era lo primero que se me ocurrió y no lo dudé, había que empezar ya. Así que lo metí dentro, tomándolo de su polera. Lo puse tras de mi, el espacio era muy pequeño por lo que corrió la puerta de la ducha para caber mejor, me levante la falda y baje las medias. Con mi mano en la boca ensalive y escupí mis dedos y los lleve a mi vulva, si bien no estaba seca, quería ayudar al proceso. Llevé nuevamente mi mano y la escupí, a modo de lubricar y meterme dedos dentro de mi panocha. Escucho a nacho abrir su cinturón y bajar el pantalón, girándome veo y tomo su verga, tiene forma de una banana, curva, larga y delgada con una cabeza pequeña. Y la llevo hacia mi vagina, el muy cerdo hace que suelte su verga, para escupirla y lubricarla el mismo.
– Ahí te va amorcito.
– Ayy!! Ahgg ahhg.
La mete de una y comienza su rápido mete y saca.
Me inclina hacia adelante y con sus manos en mis caderas me penetra rápido.
– Que importa si me voy preso si puedo follarte como puta…
Se mueve muy a prisa sintiendo dolor con cada metida.
A los minutos se siente hablar a Rafa, no distingo bien ya solo escucho el sonido de mis nalgas rebotando en su entrepierna. Ahora el dolor está pasando al placer, me folla tan rápido que creo que va a acabar antes de que la poli entre.
Tuve que haber sacado mis medias hasta abajo, ya que, estando a medio muslo me tiene las piernas apresadas y juntas, no puedo evitar gemir, A lo que nacho me toma por mis hombros, arqueando mi espalda hacia atrás. Levanta mi polera dejando mis pechos al aire los cuales agarra cada tanto. Se escuchan golpes en la puerta de la caravan a lo que Rafa abre.
– Me permite.
– Si claro oficial.
– Aquí no hay nadie, no dijo que viajaba con su hermano y acompañante?
– Si… deben estar en el baño?
Al escuchar al poli hablar el maldito de nacho procura mantener el ritmo, ya no puedo mantenerme bien de pie y al querer abrir el poli la puerta, debo soltarla y con mis brazos abiertos me afirmo en las paredes.
Se abre la puerta y veo a un policía de frontera, con lentes oscuros y gorra. Nacho no para de metérmela y jadeando con las tetas al aire miro al poli. Quien se queda un instante eterno mirándome. Se saca los anteojos a lo que nacho me toma del pelo jalándome hacia atrás. El poli se relame sus labios, pero no se va. Temo que nos espere o vea toda la cogida. Así que dentro de la locura, extiendo mi mano hacia el poli llegando a rozar su bragueta, que ya parece carpa. El poli arregla su paquete con la mano y cierra la puerta.
Nacho no para de cogerme y trato de escuchar que dicen.
– Bien, próxima vez, cobro mi parte.
Le dice el cerdo a Rafa, quien cierra la puerta y vuelve al asiento.
Siento el motor encender otra vez y un gran alivio. Pero nacho ni se detiene. Por mucho que se lo diga.
– ya… para, ya… se fue… argh…
Le digo con mi voz entrecortada por mis gemidos.
– No me vengas con eso ahora tetazas, que ya me vengo.
La caravan avanza, por lo que nacho me arrincona sobre puerta, con fuertes penetradas que me arrancan incontables gemidos y quejidos.
Maldito cabron me está follando como a una puta cualquiera.
– Aaahh!! Te dije que te follaria¡!
El sonido de sus embestidas de mis nalgas por nuestro sudor, termina con su corrida en mi culo, siento su semen escurrir en mis nalgas a medida que sus quejidos disminuyen, para al final limpiar su verga en mi raja, resfregandola.
– Menuda cogida te he plantao'. Uff y el poli casi se une también. Que putona que eres.
Cansada y adolorida de tanta cogida, tomo de las bolas a nacho y lo saco fuera del baño mientras ríe y se queja de la situación.
Descanso sobre la taza del baño y aprovecho ver si la ducha tiene agua, que para mi sorpresa tiene. La aprovecho al instante metiéndome, esta tibia a helada, agarro un reseco jabón y me froto por la entrepierna y culo. Pienso en el asco de coger con ese idiota y también en el alivio de haber pasado la frontera.
Termino mi ducha cuando el agua se acaba. Me visto sin secarme ni nada y salgo. Veo a nacho sobre el sillón así que me siento lejos en el sector de la mesa.
– No tengo idea que paso dentro y no me interesa, pero sirvió y ahora estamos al otro lado!!!
Hablo Rafa quien giraba su cabeza para verme.
– Venga rafa, que esta tía si que es una profesional…
Reía nacho mientras avergonzada cubría mi rostro con mis manos.
Por fin había salido y podría comenzar otra vez. Valdrá la pena haber sido follada por aquel idiota. Espero que si…
– Por cierto Marie. la foto, era un retrato hablado de la chica que escapo en el san José. Y si eras tu, así que hiciste bien en despistar al poli.
– Al menos sirvió de algo.
– Me dejaste agua amorcito?
– No me digas mas así pedazo de mierda, si vuelves a tocarme, te juro que te mato de uno u otro modo.
Estaba furia con aquel sujeto y de verdad sentía cumplir mi amenaza.
– Wow, calma tía, fue un follón y ya, además sirvió.
Se puso de pie y se sentó al lado de rafa.
Mientras se tragaban sus risitas y hacían gestos de como me cogió, me puse la chamara y amurrada trate de tranquilizarme y pensar que haría ahora.
El resto del viaje fue mas que tranquilo. El idiota de nacho efectivamente no me habló mas y por unas tres horas de viaje al fin veíamos el destino.
– Ok Marie, cumplimos, donde te dejamos?
Pedí que me dejaran en una gasolinera y al bajar me desearon suerte, a lo que les di mi espalda y camine con mi cartera y la bolsa de ropa.