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Fugitiva

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Mi corazón latía con una extraña sensación, mis manos estaban húmedas. Trataba de enfocarme en la misión y completar el objetivo, Van der mittens debía morir hoy. En completo silencio apenas podía distinguir la posición de mis compañeros, la oscuridad y el humo de cigarrillo nos dejaba la penumbra de nuestro lado.

Las risas de los fascistas y el ambiente de jolgorio, se vería terminado de raíz¡!, cuando reciba la orden de atacar, mi dedo en el gatillo estaba preparado.

De repente algo asusta a los festivos objetivos y voces de pánico avisaban nuestra posición.

-Disparen al techo!!!

Al oír aquello, era hora de vaciar el cargador. Las ráfagas de balas se hicieron escuchar y era cosa de matar viejos con plata….

Fue una carnicería, así como veíamos cuerpos caer, nosotros también caíamos y el cese de las ráfagas me daba a entender que nos estaban acabando.

Pude divisar a Helena siendo asesinada por la espalda, una sombra y el sonido de una pistola a silenciador. El maldito traidor estaba aquí, deje mi metralleta y con mi pistola decidí alejarme.

¿Quién podría ser el maldito traidor?

Con rabia emanando de mi ser 9lo buscaba entre las sombras pero no podía distinguir su silueta, parecía alguien de envergadura. Disparos cerca de mi posición ponían alerta de mi desventaja, no sabía si estaba sola, pero el sonido en la radio era lo impensado:

-Aborten, aborten misión!!

Corriendo por mi vida, me escabullo entre los techos, la noche ayudaba y al bajar a un callejón, les perdí la vista.

Bajo el puente y junto a unos viejos mendigos me oculté. Aquellos vejestorios olían a orina y a vino barato, pero no me importo en lo mínimo al sentir una patrulla cerca con la intensión de revisar bajo el puente. Venían con linternas, por lo que me oculte en el lecho de un viejo, quien al sentir mi cuerpo no dudó en abrazarme y emitir quejidos y gemidos. El maldito mendigo me estaba manoseando y me olía con desesperación mientras sus manos recorrían mis pechos por sobre mi sudadera, oía su risa y gozo mientras se arrimaba punteándome el culo y algo duro pude sentir. Los policías también se quedaron viendo y entre risas hablaban:

-Son un par de mendigos cogiendo.

-Ja ja ja si. Quien dice que la pasan mal?

-Ja ja aja si. Oye viejo, usen condones si?

Los cerdos reían mientras el maloliente mendigo babeaba mi cuello y oreja, sus manos pellizcaban mis pechos y movía su verga sobre mi culo, queriendo metérmela.

- Ahhrgg!!. Como los odios, malditos cerdos morbosos, ya váyanse!!!

Les decía en mi mente, tragándome las ganas de gritarles y mas encima tratando de aguantar a este malnacido que apenas se a duchado en su vida.

Comía mis propias palabras por que mi mentón y mejilla estaban pegados al cartón que usaba como colchón. Escapando de sus babas y si lengua que hacia extraños ruidos en mi oído, su apestosa saliva cubría mi rostro. Podía sentir su repulsiva verga, ya dura entre mis nalgas, que no ser por lo grueso del pantalón de combate que usaba, sentiría en la piel las embestidas que me propinaba como si me estuviera cogiendo.

Tragaba mis disgustos manteniendo mi vista en los polis que reían y parecían disfrutar el show que sucedía bajo los harapos de pordiosero.

Cuando por fin los cerdos se fueron en su patrulla, pude despegarme del mendigo, no quería golpearlo pero tuve que hacerlo y furiosa lo escupí mientras limpiaba mi cuello babeado.

Por la rivera del colector pude encontrar camino a mi refugio, no podía entrar por delante del edificio, ya que, podrían estar vigilándome. Por lo que me subí por los techos y entré directo por el ático. Cuidadosamente me deje caer y estaba en el pasillo, no quería despertar a don Samuel a las 5 de la mañana, pero el maullido de su gato avisó mi llegada.

-Eres tu Marie?

-Si don Samuel, buen día…

-Buen día chiquilla, oiga, me podría ayudar con sus quehaceres? Estoy con ánimo! Tuve unos sueños tan lindos…

-Uuy don Samuel, que le parece más tarde, cuando haya luz de día? Así es mejor, cierto?

-Uuuuhh si. Cierto, la esperare entonces.

Lo último que podía hacer era darle sus quehaceres a Don Samuel, el anciano a quien arriendo una habitación y a quien entretengo en ocasiones, para mantenerlo en confianza. Eran las cinco de la mañana y decidí dormir un tanto, no sabía que iba a suceder por lo que cerré y aseguré las ventanas, con mi escopeta y pistola cargadas trate de dormir y tranquilizarme un tanto. Tuve sueños donde me mordían perros y pensamientos acerca de quién podría ser el traidor.

-Marie!! Marie!!

Me desperté oyendo la voz del señor Samuel. Eran las 10 am, me fui a la regadera, veía mi rostro algo cansado por lo sucedido, pero no había que perder tiempo y pensaba en qué hacer.

-Marie¡! Marie!¡

El llamado de don Samuel era cada vez más fuerte así que decidí ir a verlo antes de vestirme.

Golpeé su puerta.

-Adelante chiquilla.

-Disculpe don Samuel, es que me estaba duchando.

-Uuyy no hay problema mi vida, hueles tan bien….

Dicho esto continué con la rutina habitual, esta vez sin abrir todas las ventanas.

-Acércate Marie, no abras tanto que pueden vernos je je je.

Me acerque a su cama, en la cual pasaba gran parte del día, él se compuso al centro de esta y yo de pie esperaba realizar lo que estuviera en su mente. Para mi era divertido y algo excitante tener un viejo verde de casero, además su inofensiva forma de ser me daba gusto su trato. Nunca ha sido algo mas que sexo oral y eso solo cuando logra una erección.

Su rutina ya me la sabia, comienza por tocar mi entrepierna, por sobre el pantalón o calzón en este caso. Su cara de felicidad es como la de un niño. Sus manos suaves manos recorren mi muslo, palpando mis tiernas carnes. Pasa a rodeando mis nalgas agra con sus manos bien abiertas, siento su jadeo a medida que se acerca a mi chochito, rozando con sus yemas mi pequeños vellos que llevan a mi cuca. Luego mete sus dedos en mi chochito, mientras beso y succiono su cuello con mis labios, eso le fascina, tanto que babea mientras me dedea con sutileza.

-siéntese aquí arriba nena.

Yo obedezco sus órdenes y abriendo mis piernas me subo arriba de él. Mis pechos están a la altura de su rostro y no duda en estrujarlos hasta sacar mi camisa de tirantes. Esta un buen rato con ellos estirando mis pezones, que están duros como piedra. Al llevarlos a su boca, los mama con mucha pasión, disfruto de su boca sin dientes.

-Son bellos y enormes!

-Gracias don Samuel.

El viejo recorre todos mis pechos con su boca y lengua. Mientras con sus manos agarra mis nalgas y las abre.

Aquella excitación mezclada con el peligro latente que viví hace unas horas, es una verdadera droga para mi.

Sus manos son suaves y su blanca cabellera es recorrida por mis dedos, me arranca pequeños suspiros que él celebra con risas interiores mientras succiona mis pechos. Parece más animado de lo normal y noto su garrote bajo la ropa de cama. Me levanto y tiro la ropa a un costado, su pijama es una carpa y no duda en indicarme.

-Hoy si despertó je je je.

No me imaginaba que iba a tragar hoy, pero don Samuel tiene sus cosas…

Bajé su pijama liberando la buena verga del viejito, su cabeza morada esta hinchada contrastando con sus blancas bolas.

-Hazme una jalada?

Me aviento a metérmela en la boca, pero me indica…

-Con tus tetazas mi vida, si?

Sin soltarle la verga la acomodo entre mis pechos y me muevo de arriba abajo, con mi lengua le hago juegos en su glande y entre suspiros el viejo goza a más no poder.

Mis pechos rodean su verga sin problemas, siempre he sido de busto contundente y es la mayor alegría de los hombres que me ven.

Entre quejidos don Samuel libera su corrida entre mis pechos. Es bastante y me avienta hasta debajo de mi mentón.

-Uuff don Samuel, que fogoso!

-Mmm mmhmh oh Marie, me haces tan bien.

Estilando semen de mis pechos, me cubro con mis brazos, dirigiéndome al baño. Mientras Don Samuel entra en un sueño profundo.

No me es problema lo que hago con el viejito, debo tener gente de confianza y don Samuel se porta muy bien y más de alguna ocasión ha cubierto mis espaldas, a costa de que él me cubra con sus corridas cada cierto tiempo. En la regadera escucho sonidos y gente corriendo en la calle. Me asomo y es la policía!, rápidamente salgo de la ducha, me seco un poco mientras busco mi pistola y trato de vestirme, pero es muy tarde. Escucho a la vecina de al lado.

-Aquí no hay nadie!!!

-Señora buscamos a Isabel Rodríguez, un metro sesenta cincuenta kilos, pelo marrón, blanca!!

-No aquí no hay nadie así! Por favor?!

-Sabemos que vive alguien así en estos edificios.

-Aahh. Es al lado, el edificio de al lado, es la tipa esa. De seguro es la puta esa…

Entré en pánico, maldita vieja me delató. Me vestí con lo que tenía, una camiseta de tirante y mi pijama corto., cogí la pistola y el bolso con los documentos de riesgo y partí por la ventana del baño, aun no vigilaban por ahí, pero debía buscar escondite por los techos.

-Es al lado, está ahí con ese viejo. Debe ser la puta del viejo Samuel que siempre la llama!!!

Esperaba no meter en problemas a don Samuel, pero no había opción. Un pelotón de la policía se abrió paso por donde había vivido los últimos años, derribando la puerta y gritando.

No había donde ocultarse estaban todas las casas siendo asaltadas por la policía, solo había una algo despejada, no lo pensé mucho y me metí a la casa continua, quizás más cerca del enemigo, pero sabía que ahí solo vivía la vieja delatora y su hijo. Entré por la habitación del chico y me escondí en su closet, bastante grande.

Escuchaba todo lo que hablaba la policía y el desorden que hacían en mi habitación. Pensaba en que hacer y en donde ir cuando siento una respiración dentro del closet.

Estiro mis manos y capturo a un hombre, no pude diferenciarlo así que lo tome por el cuello y boca, callándolo. La luz de un celular ilumina el closet e ilumina el rostro de chico. Me relajo y librero su cuello indicándole guardar silencio con mi dedo. El asiente y asustado indica señal de paz.

-Mi madre no sabe que estoy aquí, que estoy en casa así que descuida.

-Shhh. Habla en mi oído.

-Bueno…

-Que haces aquí dentro? Cual es tu nombre?

-Soy Héctor, estoy aquí porque debo ocultarme de má, estuve fumando hierba…

-Ok, entonces silencio ok?

-Si, espera. Hay una salida aquí dentro, yo mismo la hice.

-En serio! Eso es genial. Donde está y adonde sale?

-Sale al cuarto de limpieza, es aquí por el piso.

Héctor me indica una tapa de metal en el suelo.

-Si abro eso me van a escuchar.

-Sí, lo sé. Hay que esperar que la poli no esté.

Tenía razón el chico, quien entre tanta adrenalina no me había percatado lo cerca que estaba de él. Apuntaba la luz de su celular a mis pechos que casi no cabían en mi camiseta. Lo deje hacer, mientras se mantenga en silencio.

Pasaron los minutos y aun debíamos esperar más, el ropero aunque grande no estaba para tener dos personas de pie y sus tablas de fondo estaban cediendo y crujiendo.

-Héctor, esto se va a desarmar

-Sii, debemos acomodarnos en la pared, tiene un sacado.

Tomé unas ropas y las acomode en la pared, de modo que no raspe. Estábamos de rodillas uno frente al otro con Héctor pendiente de mis pechos, quizás tendría una oportunidad de salir de ésta. Los minutos pasaban y solo cuando Héctor encendía su celular rompía la calma.

-Héctor, deja de mirarme los pechos si? Nos van a pillar.

-Es que Marie… Hey Marie es tu nombre o no?

-Shhh guarda silencio, para ti soy Marie ok?

-Mmm si claro.

El maldito chico iluminaba mis pechos con su celular y no aguantó en sobármelos.

-Shhh hey pendejo.

-Es que Marie…

No podía aguantarse, estaba pegado a su vecina, en su closet y con ropa que no deja nada a la imaginación.

Sus manos tomaban la parte baja de mi camiseta jalándola hacia abajo dejando parte de la aureola de mis pezones a la vista.

En eso se pone de pie y baja sus pantalones, saltando su verga casi sobre mi cabeza. Aquello provoco un ruido y los policías que estaban dentro de la casa se acercaron a la habitación.

Menos mal que Héctor apago su celular y se mantuvo de pie apoyándose en el porta colgador.

-Escuchó algo cabo?

-Algo mi oficial, quizás sea la madera. La señora dijo que estaba sola.

Dentro del closet Héctor tenía su verga tiesa frente a mi y el maldito degenerado se bamboleaba, pasando su verga sobre mi cabeza, en mi rostro y frente. El policía seguía dentro de la habitación así que no podía hacer nada. Giraba mi cabeza hacia otro lado, pero él se acercaba mas y mas. Los pasos del cerdo abandonando la habitación me permiten parar a aquel caliente chico.

-Hey. Ya para si, quieres que te lo corte en dos?

-Ahh no. Chúpamelo si? Hey Marie mámamelo!

-Ni lo sueñes pendejo.

-A ver sino lo haces, salgo y digo que estas aquí. No me importa nada, si mi madre sabe, da lo mismo.

-Grrr maldito chico.

-Ándale Marie, pss sé que se lo haces al viejo Samuel.

-Que?¡

-Psss no te hagas. Cada que vez que te llama, aquí lo escuchaba también.

-Pero cómo?!

-Psss ya tranqui si. Antes de que llegaras tú, era mi madre quien cuidaba de él y sé que hacían de todo.

Me estaba chantajeando y no tenía otra opción, pasó ser un chico fumeta a un hombre que abusa de su poder de un instante a otro. A regañadientes trataba de capturar con mi boca su verga tiesa, su calor lo sentía cerca de mi rostro y golpeando mi mejilla y luego mi ojo, me la tragué y no la solté. Comencé a mamarla lentamente, solo un mete y saca, nada de lengua. Héctor estaba gozando como nunca, lo sentía en su respiración, no duró mucho corriéndose en mi boca con mucho ímpetu como jodiendo mi cabeza, se guardó muchos quejidos y gemidos y yo me trague su juvenil leche. Al rato se hecha sobre la pared mientras yo escupo los restos y arreglo mi camiseta. Esperamos unos minutos mas mientras recuperábamos el aliento cuando escucho que los policías se van. Ya queda menos tiempo encerrados aquí y Héctor lo sabe, ya que, apunta su empalmada verga hacia mi otra vez. Intenta metérmela en la boca otra vez, pero al escuchar las patrullas irse, lo aviento y salgo por el closet a través de la tapa metálica, caigo en el patio de aseo donde cojo un abrigo café y unas zapatillas que me quedan grandes, salgo arrancando antes de que el dueño de la ropa lo note.

Voy rumbo a un simpatizante de la causa, quien tiene un restorán cerca. No veo a la policía, pero sus sirenas a lo lejos anuncian que debo actuar con cuidado. Tomando vías alternativas y estrechos pasajes llego a la parte de atrás del restorán. Ingreso por una ventana y me escondo en lo que parece ser un cuarto de limpieza. Escucho personas transitar al otro la de la puerta y música con risas. Cuando todo está tranquilo me dispongo a salir. No encuentro una salida conocida y me pierdo dentro del edificio que al parecer no era un restorán, sino un hotel. Decido entrar a una habitación y componerme. En una habitación y con el sonido de una porno de fondo, limpio mi rostro. De golpe siento la puerta crujir y unos gritos de hombre.

-Abre puta! Que hace aquí?!

No quiero ruidos ni peleas así que tomo mi pistola con silenciador y me dispongo a acabar con el gritón. Me apego a la puerta, pero es él quien me sorprende tirando la puerta y abriéndola de una patada, dejo caer la pistola y me toma del pelo.

-Este es mi territorio perra!!

Me golpea y abofetea con rabia. Se saca su cinturón y lo enrolla en su puño.

-Te voy a enseñar puta!!

Asustada salto donde está la pistola y le disparo en su pecho. El tipo cae de inmediato, pienso rápido y corro a cerrar la puerta, luego tomo el cuerpo hacia el baño donde le quito su celular, dinero y una cuchilla. Parece tener los pies mas pequeños así que le quito sus zapatos de cuero. También traía cocaína y unos lentes oscuros. Trabo la puerta del baño me pongo los lentes y salgo de la habitación, sigo a una pareja mientras trato de tranquilizarme. Parece ser una prostituta y su cliente que caminan y me guían hacia un gran lobby, mas bien lo que era un gran lobby del hotel, el cual ya no tenía sus puertas de cristal abiertas ni lucia impecable; todo lo contrario era un lugar con poca luminosidad, con las puertas taponeadas y el suelo lleno de colillas en lo que alguna vez fue un lujoso tapiz. El sujeto se acerca a la recepción dejando un dinero y sale por una pequeña puerta. Trato de seguirle, pero alguien me toma por el brazo.

-Hey hey hey. A dónde vas tu?

-Déjeme, ya me voy.

-A si claro, de veras que así funcionan la cosas ahora, ja ja ja. No pues putita, ya anda pa la vitrina.

Me indica y empuja en dirección donde están unas mujeres fumando y hablando por celular, pienso en golpearle y correr, pero veo que se acercan dos negros inmensos a ver que sucedió. Decido caminar lentamente hacia el grupo de prostitutas. Trato de comprender que sucede en ese lugar cuando siento el celular que le quite al sujeto, lo pongo en silencio mientras lo reviso. Parece que el sujeto era un chulo, además noto que entra gente, toma a una chica le pasan una llave y se van y luego pagan antes de irse, pero ninguna chica se va del lugar. Además noto que el sujeto que me detuvo trata de comunicarse por teléfono al mismo tiempo en que recibo una de las llamadas y entre los negros y el me miran con detención y yo a ellos, al parecer portaban armas. Todo se me estaba complicando y ya me veía saliendo de ahí a balazos, cuando noto un mensaje de texto de una de los que más llamaban al celular, dice:

-Pelao por q no contestáis chivo? oye ando ganoso de una chica. Te llegó algo para pecaminar?

El contacto se llamaba pastor Elías y estaba guardado en favoritos. Lo pensé unos minutos y me la jugué.

-Tengo una, está en la vitrina pero tendrías que llevártela y traerla, te tinca? Ah y no puedo hablar. Solo sms.

Ni se demoró en contestar.

-Llevármela? Como? Oie toy afuera si quieres lo hablamos mejor? Voy a entrar.

Le respondo escribiendo lo más rápido posible mientras noto que entra un hombre de abrigo, lentes y sombrero.

-Trata de llevártela sino en una habitación nomas. La puta es nueva acá, se llama Betsabe.

Noto que el hombre lee el mensaje y gesticula algo confundido. Interrumpe a los hombres que me observaban hablando entre ellos de forma discreta.

-Quien es la Bestabe?

Dice el hombre de la recepción.

Me pongo de pie y carraspeo acercándome al “cliente”.

-Tu eri la Betsabe?

-Si.

Todos se miran entre si

-Y el pelao, donde está?

-Qué se yo?

-Yo lo llamo y lo llamo y no pasa na, estaba aquí hace un rato. De donde saliste tú?

-Me trajo anoche y me dijo que me quede acá…

Los hombres guardaron silencio extrañados.

-Bueno, vamos a ir o no? Mira que quiero comer ya¡!

Entre ellos rieron y le dieron una llave al hombre, quien sin parar de mirarme acepto.

-Si vamos, pero te vas a lavar el hocico ya! Mira que te huele a lefa.

Me tomo del brazo dirigiéndome a las escaleras, mientras yo trataba de gustar mi halito, que efectivamente olía al semen del vecino. Subimos 4 pisos por las escaleras sin soltarme del brazo. Pensaba en sacar la pistola y amedrentarlo, pero como saldría de ahí? Además noté que uno de los negros nos seguía.

El hombre abrió la puerta y entramos.

-Toma, anda a enjuagarte al baño.

Me paso un enjuague bucal. Me sentí furiosa, pero prefería ir con cautela. Siento la puerta golpear, por lo que me asomo a escuchar.

-Qué pasa?

-Voy a estar aquí cerca, esa puta no es de fiar y mientras el pelao no aparezca.

-Bah, no se preocupen, se nota que es puta, si hasta le aplicaron sus golpes, vale déjame solo.

Escupí el enjuague y me mire al espejo, tenía la cara hinchada por el golpe del chulo, parte mi pelo desordenado y la ropa que usaba, vaya, si que parecía puta. Sentí la televisión cambiar de canal en canal hasta que exclamo.

-Estas lista putita? Mira que quiero mear antes.

Salgo del baño mientras el hombre me mira con cara de pervertido dándome una fuerte palmada mientras reía gustoso. Me siento en la cama frente a la tv que muestra videos de reggaetón, urgh odio el reggaetón. Escuchaba al hombre orinar mientras pensaba que como diablos salir de esta. Urgh odio no poder pensar claramente, podría matarlo a él y luego al tipo de afuera, pero sería mucha muerte y me traería más problemas. Escucho el inodoro y al hombre salir.

-Hey, te gusta ir lento como a mi, que bien, te gusta el reggaetón?, podrías bailar para mi.

El hombre decía esto mientras se desnudaba quedándome paralizada.

Se acostó sobre la cama

-Súbele volumen y baila para mi. Mientras te quitas la ropa.

Se notaba muy animado y contento, cosa que cambio en un segundo al no ver lo que quería.

Me toma fuertemente del cuello y me aprieta.

-Ya pues puta de mierda, haz lo que te digo.

Atine a moverme, solté mi bolso apoyándolo en la cama, subí el volumen de la tele y me gire bailándole. Recobró su entusiasmo y buen humor mientras me veía y se meneaba la verga, notaba que era un hombre muy peludo, estaba completamente desnudo. Sobre la cama con las piernas abiertas y meneándose el pene. Yo cumplía mi parte sacándome la chaqueta, luego las botas y mi camiseta.

-Que tetasas tienes. Si que estás buena. Mueve el culo! Muéstramelo.

Me gire y me baje el pantalón corto de pijama que traía. Mientras bailaba a ritmo de la canción de mierda de la tele. El hombre estaba muy agitado y se la meneaba con fuerza. Se acerca a mi y con vehemencia me besa, metiendo su lengua bien adentro, sus manos toman mis nalgas y las abre con fuerza, trata de meterme dedos en el culo, para luego devorarme los pechos. Yo miro al techo tratando de esperar el momento, pero con el hombre acechando mi cuerpo de forma tan salvaje, no me deja pensar. Solo pienso en que debo matarlo y trato de contenerme. Me toma de la cintura y me jala hacia la cama para seguir recorriendo mi boca, cuello y pechos de forma animal, babeándome y lamiendo en todo momento. Respira muy agitadamente por la boca. Me toma del muslo, cercano a mi entrepierna llevándome junto a él, girando por la cama que rechinaba. Me deja boca abajo en la cama mientras respira en mi oreja.

-Estas preciosa, hermosa pendeja. Tan blanquita y puta

Mete su lengua en mi oído, recorriendo mi cuello y mejilla, tal cual el mendigo del puente. Siento su verga dura entre mis nalgas. Continua agitado y sudando como cerdo sobre mi hasta que se aparta un tanto me toma de la cintura levantando mi culo al aire, el cual no tardo en devorar y meter lengua mientras yo sentía extrañas sensaciones de asco, pudor y excitación. Mientras recorre mi entrepierna lamiendo y chupando vehementemente. Su lengua se sitúa en mi ano y sus manos en mis nalgas, las cuales abre con fuerza. Su lengua funciona de maravillas produciéndome un inesperado placer por varios minutos.

-Ooh putita, estas deliciosa, cerradita, exquisita. Dios mío!

Dicho esto, se acerca al velador por preservativos, mientras pensaba en que ahora era el momento, lo golpeo en las bolas, voy por la pistola y paff.

Pero algo me lo impedía. Sentí la punta de su verga en mi culo y una gran presión que no resistí, el pastor me la estaba metiendo lentamente por el culo. Entre quejidos y suspiros de satisfacción. Su lento bombeo se transformó en una salvaje penetración, con el rechinar del catre y sus quejidos el tipo estaba en el paraíso. Y yo sin darme cuenta bramaba profundamente con la boca abierta.

-Oh si. Toma puta. Sucia. Indigna.

El pastor azotaba mis nalgas en su éxtasis. Y también promulgaba frases.

-Dios es mi luz en la oscuridad. Recíbelo, recíbelo puta sucia. Puta infiel.

Sentía el azote de su cuerpo en el mío y el sonido de su entrepierna golpeando mis nalgas, eso lo calentaba al máximo.

Todo el bullicio acabó cuando se corrió entre bramidos. Desplomándose sobre mi, sentía el culo irritado y mi cuerpo adolorido y tremendamente sudado. Era un asco tremendo que debía aguantar. Su respiración aún estaba agitada y la sentía en mi oído hasta que se despegó de mí rumbo al baño, donde boto el condón y lavo su cara. Yo seguí tumbada en la cama y el maldito se sentó a mi lado a hablarme del señor y la vida mientras acariciaba mi cabeza. Al cabo de unos minutos y al no recibir respuesta de mi parte, me gira hacia él.

-Estas bien Betsabe? Quizás fui un poquito fuerte.

El aún estaba sentado en la cama, apoyado en la marquesa. Toma mi cabeza hacia su muslo.

-Me la mamas? Así se pone dura otra vez.

Yo accedí, era un monigote. Mientras acercaba su verga a mi boca, él ponía su mano sobre mi cabeza.

Se erectó en mi boca y la note delgada. No era la primera del día, recordaba a don Manuel, al fumeta del vecino y a los indigentes del puente. Que día estaba viviendo, fue ahí que recupere mi sentido y me aleje del tipo rumbo al bolso.

Cuando se siente golpear la puerta y sirenas de policía. El negro de la puerta nos grita.

-Pillaron a un muerto abajo. Todos afuera ya!

Cual alarma, comenzamos a vestirnos para arrancar de tal situación, de reojo tome su billetera.

-Si, saca lo que te corresponda, no quiero problemas.

Yo ya estaba lista mientras el pastor estaba muy desesperado y nervioso vistiéndose aun como para fijarse, por lo que saque todo el dinero y tarjetas que había en ella y las desparrame en la habitación.

En pánico trato de recoger todo mientras yo salía de la habitación.

Decidí no bajar, sino buscar algún modo de llegar al edificio continuo, el cual era un hotel funcional. En una de las habitaciones vi que se podía llegar a través de la escalera de incendios y luego saltar. Así lo hice, saque mi pistola y rompí el vidrio con ella. Apunté y no había nadie. Solo atine a irme a la bañera donde me dormí.

(9,00)