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Gregor y sus dos hijas (2): Las invitadas

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Esto que voy a relatar es la segunda parte del relato de Gregor con sus dos hijas, si no han leído el primero les recomiendo leerlo para que sepan bien de que va a tratar este.

Gregor les dijo a sus hijas Marina y Laura que la fantasía de él es que trajeran a sus amigas a casa para pasar un rato agradable, con la condición de que ellas y las otras chicas estén de acuerdo.

Las hijas aceptaron y las demás aceptaron ir también. En la tarde del encuentro había 5 hembras hermosas a disposición de Gregor, ya que las hermanas solo tenían 3 amigas.

Cuando entraron las tres juntas todas iban muy livianas de ropa.

Una rubia de 18 años con el pelo bien planchado, tetas grandes, llamada Guadalupe tenía una falda roja y un apretado sostén, fue directamente a Gregor para darle un apasionado beso en la boca y decirle que siempre había querido coger con él.

También había una morena que era la mejor amiga de Marina que se llamaba Natalia.

Gregor al ver a la tercer chica que habían traído sus hijas se quedó hipnotizado por completo, se trataba de Analía una famosa escritora de novelas eróticas de alto voltaje, él la admiraba mucho desde siempre y por supuesto era muy hermosa en persona, tenía cabello negro a la altura de los hombros, usaba lentes rosas, ojos marrones y piel blanca, la belleza personificada.

La chica se acercó a él y le dio un beso en la mejilla, el hombre se quedó cautivado por el olor a caramelo que emanaba de esa bella piel.

-Usted es más bello que un atardecer- le dijo educadamente.

-La rosa más bella eres tú, un placer conocerte, soy un gran fanático de tus libros.

-Ay que lindo que es usted, siempre me alegra que una persona diga que le gustan mis libros.

-¿Y como no gustarme? Tu escritura es increíble- Gregor corrió a su habitación y le llevó un ejemplar a Analía para que ella lo firmase.

Quiso hablar más con ella, pero Laura grito:

-Papá estamos aquí para coger, no para que te pongas a hablar de literatura con mi amiga.

-Perdón- respondió el hombre.

Sus hijas ya estaban en tanga y Guadalupe ya estaba con sus tetas afuera moviéndolas.

Las hijas desnudaron a su padre y él se acostó en la cama para recibir a esas hembras que tenía a su disposición esa tarde.

Guadalupe se sentó en el rostro de Gregor y empezó a mover sus caderas exigiendo que el hombre le chupara su concha, él obedeció al deseo de la chica y metió la lengua con fuerza en esa vulva mientras le apretaba las piernas.

Laura fue directo a lamberle la pija a su padre como ya era su habitual costumbre, Gregor miró hacia un costado y lo que vio lo excito muchísimo, las otras chicas ya estaban totalmente desnudas y se daban besos entre ellas.

Analia se besaba apasionadamente con su hija Marina y luego la escritora le dio otro beso en la boca a Natalia.

Marina se sentó en el suelo con las piernas separadas y Analia empezó a chupar la vagina de la chica con total frenesí sin apartar la vista del hombre que tenía una mirada de infinito placer.

El culo de Analia quedó bien parado y Natalia se apoderó de ese trasero tan rico, primero le dio unos cuantos azotes hasta que se puso bien rojo y luego le empezó a lamber bien fuerte y rápido el agujero aunque la otra chica no dejo ni por un segundo la vulva de Marina.

A Gregor de repente lo invadió un deseo intenso de lujuria, quería cogerse bien duro a todas esas mujeres y acabar dentro de ellas, pero tenía que admitir que esa hermosa escritora tenía algo especial que la hacía diferente a las demás.

Laura dejo la verga de su papá que ya estaba bien dura y alentó a Guadalupe a que se clavara la pija del hombre, la aludida no hizo esperar a nadie y en unos segundos ya estaba siendo penetrada por Gregor.

Laura podía ver como los senos de su amiga se movían por las embestidas de su papi y decidió darle unas lambidas, para poder chuparle los senos a Guadalupe se subió encima de Gregor y el culo de Laura quedo en la cara del hombre, él captó la intención de su hija y acepto chupárselo encantado de la vida, pero sin dejar de embestir bien duro a la deliciosa zorra rubia.

Marina se había apoderado totalmente de Analia luego de que ella le lambiera la vagina, ahora se encontraban las dos haciendo el amor apasionadamente y moviendo sus caderas al mismo tiempo que sus vulvas húmedas chocaban entre sí, en el medio estaba la hembra morena a la cual la insaciable de Marina le lambía los senos.

Apenas Guadalupe tuvo su orgasmo Laura la saco de encima de su padre y se clavó la verga del hombre que tanto amaba y que estaba ansiosa por sentir adentro, lo monto e hizo movimientos frenéticos, casi furiosos quería sentir la verga de su papá hasta el fondo de la concha y que él la llenará de semen como siempre lo hacía.

Las otras dos chicas también habían acabado y ahora la que se encontraba encima de Marina era Natalia, lo que estaba sucediendo con esas vaginas era un espectáculo delicioso de ver, pues la vulva blanca y morena se mezclaban haciendo la situación lo más erótica posible.

Analía se encontraba descansando hasta que fue Guadalupe y puso su trasero recién cogido en el rostro de la escritora para que se lo chupase.

Gregor agarro a su hija Laura de la cintura, se colocó encima de la chica y la embistió con mucha rudeza, ella lo miró con cara de satisfacción (le gustaba que su papá se pusiera rudo).

-Vas a tener toda la leche que quieres- le susurro en el oído a la muchacha que no paraba de gemir.

-Llename, vaciate en mí- le respondió ella.

El clavo sus dedos en la cintura de Laura y con una profunda embestida se vació en la vulva de su hija.

Laura fue hacia donde estaba su hermana Marina para abrirse de piernas y enseñarle como tenía la vulva.

-Tengo la vagina llena del semen de papi- dijo Laura con una sonrisa.

-Si sigue llenándote así te va a preñar- le respondió Marina cuando descubrió que esa idea le daría mucho morbo.

-Ahora quiero que tú me la limpies, hermana- Laura tomo de la nuca a Marina y la hizo inclinarse hasta que la chica empezó a lamber su sexo mezclado con una deliciosa leche de hombre.

Gregor se dirigió hacia Analía, la tomo de la mano que era extremadamente suave y que tenía unos anillos muy hermosos además de un reloj color rosa.

Beso sus labios y sentía como si estuviese besando a una rosa en todo su esplendor, la lengua de esa chica era mágica, hizo que la verga se le pusiera más dura que nunca.

La acostó en su cama y le tomo ambas manos, luego con una sola embestida entró en ella que lo recibió de maravilla y empezó a moverse junto con él.

Al mirarla a sus bellos ojos marrones él sintió una hermosa conexión, esa mujer sin duda alguna era especial.

Cada embestida fue mejor que la anterior y ambos disfrutaron mucho del sexo en ambos ritmos como lo estaban llevando, primero suave, luego le daba más duro para volver a hundirse y hacérselo con suavidad otra vez hasta que eyaculo dentro de ella.

Miraron hacia un costado y descubrieron que las demás chicas se habían ido.

-Por lo visto nos han dejado solos- dijo Gregor acariciando el rostro de Analía.

-Quiero conocerte- le susurro el hombre en el oído mientras la besaba y le volvía a hacer el amor otra vez.

Gregor y Analía estuvieron horas en ese dormitorio, hablaron de los libros de Analía y de lo que les gustaba a ambos, también pasaron la noche juntos.

Al día siguiente la invito a salir y luego de unos meses de mantener una relación amorosa Gregor decidió convertirla en su esposa, sus hijas recibieron a su madrastra con una gran alegría, pues, era la escritora del momento, abogada civil y extremadamente hermosa.

Su padre no les podría haber dado una madrastra mejor a las hermanas.

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