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Historias de familia
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Esta es la historia de mi amiga Marisol, con quien he frecuentado y que ahora con la ayuda del internet puedo penetrar en este mundo de las relaciones consideradas prohibidas por gran parte de la sociedad, sin embargo ahora que soy una mujer mayor, continúan interesándome este tipo de historias y de entrevistas, las cuales según se presentaba la ocasión, hacía de manera física.

Marisol es una mujercita que en el momento que conectábamos en al año de 2012 yo contaba con 57 años de edad y tuve dos hijos con Francisco mi esposo con quien me casé gracias a unos papeles de nacimiento de lo cual ya les he contado. Mi hija Luz Irene tiene 30 años y mi hijo Carlo Alberto 27 años, con quienes vivimos muy felices mi esposo y yo, gracias a nuestros gustos tan particulares, pero eso es parte de otra historia.

Marisol, en verdad es una mujercita muy hermosa, contaba ya con 23 años cuando contactábamos más frecuentemente por la webcam, de facciones perfectas, cabello ensortijado, tez morena clara, labios carnosos, ojos color miel, figura encantadora, pechos hermosos copa C, delgada y de buena pierna y apetecibles nalgas, ella es bisexual, al igual que lo es Raúl, uno de sus dos hermanos, bueno según cuenta el otro es Roberto quien originalmente nació varón y ya de grande, cambio su nombre por el de Raquel ya que él es transgénero o transexual aunque no está operado de sus órganos sexuales para ser considerado realmente como mujer. Sin embargo, como mujercita Raquel es realmente preciosa, de facciones tanto finas como delicadas y de exquisitos gustos con un cuerpo tan apetecible como el de su hermana Marisol, de tez más clara, delgada y que se hizo a través de un tratamiento hormonal de un delicado y hermoso busto copa B, buenísima como mujer, solo que cuenta con un gran atributo pues según me contó Marisol, hace que se le caiga la baba de antojo por sus 23 centímetros de largo y de bastante buen grosor, dimensiones parecidas a las de su hermano Raúl un muchacho muy bien parecido, guapísimo diría yo y tan encantador como lo es mi hermano Francisco del cual ya les he contado parte de nuestra historia.

Comenzamos por intercambiar impresiones, las de ella las transcribí de manera que iba grabando nuestras conversaciones e intercambiábamos nuestras imágenes a través de la webcam.

– Es un gusto poder platicar para quienes leen este tipo de historias que reflejan los sentimientos tan particularmente especiales que a veces se dan en algunas familias, tal vez no en todas, pero al menos quedan grabados los gustos, de quienes si hemos tenido la fortuna de contar con el apoyo de nuestros padres, hermanos, tíos y de todos aquellos que forman parte de nuestra familia, ¿Tú qué opinas al respecto, Marisol?

– Así es mi querida amiga, como puedes observar yo también tengo como me decías la fortuna de contar con el respaldo de mi familia, aunque no es tan numerosa como la tuya, pero es formidable poder vivir todo ese mundo de sensaciones que se nos presentan día con día.

– Según platicábamos me decías que desde pequeños se quedaron solos con su mamá Inés, se llama, ¿verdad? la cual se hizo cargo de ustedes que por aquel entonces estaban en la primaria.

– Sí, afortunadamente nuestra madre contó con el apoyo de nuestro tío José, su hermano ya que nuestro padre se fue a los Estados Unidos y allí se junto con otra mujer, dejándonos junto con nuestra madre, pero a pesar de eso, continuó mandando dinero para nuestras necesidades. También contamos con la ayuda de una mujercita joven que nos apoya en los quehaceres de la casa.

– Eso es muy bueno, pero puedes empezar a contarnos por el principio como es que se fueron dando las relaciones que ahora comparten entre todos ustedes, mientras grabo tus palabras para luego de hacer los ajustes ortográficos necesarios, transcribirlas, si te parece…

– Me encanta la idea y por supuesto, me encantaría leer de tu propia mano nuestra historia…

La historia de Marisol y su familia.

“Desde que tengo uso de razón, mis hermanos y yo siempre nos llevamos muy bien, aunque claro a veces también peleábamos por juguetes o cualquier otro tipo de desavenencia, aunque luego volvíamos a quedar en buenos términos”.

“Crecimos como cualesquier otros niños, entre juegos, risas e historias de hadas y de terror, luego de que nuestro padre que se había ido a los Estados Unidos, se encontró con otra mujer a la cual se unió, dejándonos, no obstante continuaba mandando los recursos que necesitábamos para nuestros alimentos y educación. Luego llegó el hermano de nuestra madre a vivir con nosotros al cual siempre consideramos como un segundo padre, pues fue él que nos contaba historias y cuentos para dormir y nos daba consejos sobre cómo debíamos comportarnos. Todos los queríamos mucho y nuestra madre siempre mostró un cariño muy especial hacía él. Donde vivíamos era un departamento chico de dos recámaras, en una dormíamos nosotros tres en una litera y en la otra recámara dormían mamá y el tío. Manola en aquel año, era una muchacha joven de padres españoles de escasos recursos, los cuales habían fallecido dejándola con nosotros lo cual le provocó el verse obligada a trabajar como sirvienta, muy guapa en realidad y que estando a punto de casarse, para su mala fortuna, la dejó el novio, pues resulta que el tipo en realidad era homosexual y se enamoró de otro hombre, no sin antes confesarle a ella cuál era sus verdadero interés y su verdadera condición sexual. Manola ayudaba en las labores de la casa y dormía en un catre en la misma recámara de nuestra madre y José, nuestro tío”.

“Nuestro hermano Roberto se fue a vivir una temporada a la casa de una de las hermanas de mamá que es lesbiana y que vive con una novia que tuvo en la prepa, ambas son maestras de educación media superior. En una ocasión, ya a punto de entrar a la Universidad, mi hermana Raquel y yo, que en esa ocasión vino a la casa, nos encerramos en nuestra recámara sin hacer ruido, pues al sentir que mamá venía entrando, no queríamos que nos descubriera masturbándonos”.

Pero volviendo a mi madre, fíjate que en esa ocasión entró junto con Manola a su recámara pensando que habíamos salido con unos amigos y que no estábamos, dejando la puerta de su habitación abierta. Ellas se empezaron a besar muy apasionadamente en la boca y a desnudarse, apresuradamente, se notaba que estaban muy calientes las dos, eso nos dejó atónitos a mi hermana y a mí, que nos asomamos tratando de vestirnos rápidamente sin hacer ruido, dejando de plano nuestros calzones en el suelo junto con el brasier de ella y poniéndonos la ropa y yo un suéter, pero dejando mis pechos sueltos por dentro ya que nunca me ha gustado usar sostén dentro de la casa. Cuando cruzamos la puerta de nuestra recámara que por cierto al irse nuestra hermana, Raquel con la hermana de mamá, cambiamos la litera por una cama matrimonial, sin que mamá pusiera alguna clase de pero, aún al saber que dormiríamos juntas mi hermana y yo, esa fue la antesala de las relaciones de incesto que continuamos manteniendo hasta la fecha. Tanto mamá como Manola no nos veían porque estaban muy entretenidas en lo suyo, pero déjame decirte que nos fascinó a mi hermana y a mí verlas, y escuchar tanto sus jadeos como lo que se estaban haciendo, nos dio un ataque de entre risas y algo más raro que nos empezó a picar de manera súbita en nuestros genitales. Esa fue otra de las incursiones respecto al sexo en nuestro ámbito familiar incestuoso pero eso sí, muy sensual y lleno de amor”.

“Luego, nos salimos en silencio mi hermana y yo, y regresamos un tiempo después dando tiempo a que terminaran lo que estaban disfrutando juntas, por supuesto que las encontramos muy contentas y sonrientes, cosa que nos encantó el verlas así, pensamos que lo que habían hecho era algo muy lindo, en eso concordamos mi hermana y yo”.

Por otra parte he de decir que nuestra hermana Raquel desde muy chica ya tenía inclinaciones por las vestimentas de mujer muy definidas, le gustaba mucho jugar a las muñecas conmigo de niños y ya en su pubertad gustaba de ponerse la ropa de Manola a escondidas de ella, le encantaba ponerse sus brevísimas tangas, así como sus sostenes, faldas y blusas y pintarse la boca, a lo cual yo la ayudaba mientras Raúl nos observaba, él aún estaba muy chico. De más joven Roberto aún vestía como niño cuando iba a la secundaria, era objeto de algunas burlas de sus compañeros porque siempre fue muy amanerado y afeminado, aunque de finos modales y es que en realidad mi hermana tenía más cuerpo de mujer y actuaba como tal aunque vistiera como niño para ir a la escuela. Lo que más lo diferenciaba de ser mujer era que poseía un miembro bastante grande, tanto como el que años después descubrí que tenía Raúl, pero sin embargo, mi hermana a pesar de sus inclinaciones y de su edad cada vez sentía más predilección hacia las mujeres, aunque se comportara como ellas”.

– Es muy interesante todo lo que me estás diciendo Marisol, pero dices que tu tío se quedaba en la recámara de la mamá de ustedes.

– Sí, no pensamos jamás en que siendo su hermano, cómo lo es, que se quedara a dormir en la misma cama de nuestra madre. Fue años más tarde cuando estábamos más crecidos que nos enteramos de lo que realmente hacían.

– Cogían entre ellos, ¿verdad?

– Sí, pero el incesto para nosotros fue algo muy normal ya que luego entre mis hermano Raúl y yo había nacido un deseo muy fuerte, yo había cumplido ya los 18 y mi hermano Roberto que aún vivía en casa de la tía ya era toda una mujercita de 20 años, se había cambiado el nombre por el de Raquel, y tenía muy bonitos pechos de mujer, y al igual que yo también sabía lucirlos. Ella y yo cuando nos veíamos, y es que siempre la vi como una hermana, al principio nos ocultábamos de nuestro hermano Raúl que tenía 16 y nos masturbábamos a escondidas de mamá y de Raúl. Creo que en verdad nos enamoramos mi hermana Raquel y yo y finalmente nos hicimos novias, antes de yo empezar a tener relaciones de incesto con mi hermano Raúl que empezamos a practicar después de que él cumpliera los 18.

– ¿Se enteró la mamá de ustedes de lo que hacían?

– Sí, se lo tuvimos que confesar, pero no nos lo tomó a mal, después de todo nosotros sabíamos que ella gustaba de tener sexo tanto con su hermano con quien tenía frecuentes relaciones de incesto desde que eran jóvenes y con Manola, y vaya que la mayoría de las veces lo hacían los tres juntos. Mamá era feliz haciendo el amor con ellos.

– ¿Aún así no les pareció mal lo que hacían tu mamá y José como hermanos que eran?

– No, ya habíamos leído mi hermana y yo acerca de lo bello que es el amor incestuoso o filial como lo clasifican en varias páginas de internet, sólo que el incesto que practicaban mi mamá con su hermano se trataba más bien de un amor muy romántico complementado con sensualidad y sexo pleno. A nosotras no nos parecía que se tratara de algo anormal ya que ellos siempre se demostraron mucho afecto, tanto que incluso luego de conocer que mi hermana Raquel y yo también habíamos empezado a tener relaciones de incesto, no les extraño. Nuestra madre y el tío José como hermanos que eran acostumbraban besarse en la boca junto con Manola, intercambiando lengua delante de nosotras es decir delante de Raquel y yo, como si nuestro tío junto con mamá y Manola fuera el marido de sus dos mujeres.

– Eso es algo hermoso en realidad, pero dices que tu hermana Raquel también tenía un miembro bastante grande.

– De 23 centímetros, grande y grueso, algo muy raro para tener un cuerpo de mujer tan delicado. Nos masturbábamos y mi hermana me lo metía por la vagina y terminaba eyaculando copiosamente ya de plano dentro de mí vagina, me encantaba pegar mis pechos y mis pezones con sus hermosas tetas cuando nos veníamos, nuestras tijeras como mujeres no podían ser más que penetración de pene con vagina, ya hasta nos empezábamos a imaginar estar cogiendo también las dos con mamá y con el tío, porque has de saber que mi hermana Raquel tampoco les hace el feo a los hombres.

– Tengo entendido que ustedes también hacen lo mismo que nosotros.

– Así es y por eso digo que se trata de algo muy bello.

– Lo hacen tú y tu hermano con tu mamá, ¿verdad?

– Por eso te digo que es algo que no puedo explicar de tan hermoso que es, nuestra madre también lo hace con sus dos hermanos, mi tío y mi tía, aunque considero que falto complementar esa parte donde nuestra madre tiene relaciones con nosotros dos, como sus hijos ya que había quedado muy ambigua esa parte de mi escrito.

– Me gustó mucho la parte donde dices que tu hermano y tú se la chupan a tu tío que según decías también es el papá de ustedes. Mientras tú también le chupas también la vagina a la hermana de tu tío, ¿pero verdad que es mentira que su tío es el papá de ustedes?

– Se río mi hermano cuando puse eso, cómo tampoco las inquilinas de nuestra tía sean nuestras hermanas, sin embargo, si fuera cierto, sería de lo más excitante que pueda haber, más ahora que tengo dos hijos, una de 30 y uno de 27

– ¿Cómo se llaman?

– Ella Luz Irene y el Carlos Alberto y son un encanto de hijos los dos.

– ¿Y ellos también?…

– ¿Gustan del incesto como nos gusta a nosotros sus padres?, por supuesto, nuestros hijos viven el incesto a plenitud, en eso los apoyamos mi hermano y yo.

– Pero los dos son hijos de ti y de tu hermano, ¿Verdad?

– Sí los tuve con él, pero ahora que estamos casados, somos marido y mujer aunque continuemos siendo hermanos y el hecho es que nuestros tíos son como si fueran nuestros padres ¿te imaginas? Si lo fueran serían a la vez los mejores suegros y amantes que pudiéramos tener.

– Entonces también te inventaste eso de las tradiciones familiares.

– ¿Pero a poco no estuvo buena esa parte?

– En un principio me la creí, pero después me puse a pensar que era demasiado bueno para ser cierto sin embargo, me gustó mucho esa parte.

– En las historias de incesto a veces se exagera la verdad, pero recuerda que las relaciones en familia tienen también su parte de ficción, pero a muchos nos fascina pensar que sería de lo más rico que fueran así.

– Bueno, espero que tengas con esto material suficiente para empezar.

– Lo haré, aunque no quiero extenderme porque luego se aburren las personas de leer tanto, sin embargo, todo queda en su imaginación, me gustaría saber qué piensan de todo esto aquellos hermanos que tienen relaciones de incesto entre ellos y que llevan años amándose de ésta manera.

– Conozco personas ya mayores de 40 y 50 que son hermano y hermana y las siguen disfrutando como desde el primer día que tuvieron su primera relación de incesto.

– De ellos es lo que me gustaría conocer su opinión.

– A ver cuando podemos coincidir nosotras para vernos y continuar platicando.

– Me encantaría, ojalá sea pronto.

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