Nuevos relatos publicados: 14

Iniciando a nuestros hijos mellizos (IV)

  • 6
  • 11.719
  • 9,50 (2 Val.)
  • 0

Apenas amaneció el día siguiente a la reunión con nuestros amigos y sus hijos y además de la visita al club swinger en donde nuevamente nos volvimos a enganchar con otros amigos y parejas. Estábamos muertos de cansancio, pero aun con la adrenalina de lo vivido. Por instinto y costumbre, toqué el sexo aun hinchado de mi esposa, había recibido una gran cantidad de diferentes miembros durante la velada.

-¿Qué haces, amor? -preguntó ella, todavía medio dormida.

-Nada, solo no puedo dejar de pensar en todo lo que hicimos anoche -respondí, acariciando suavemente su clítoris.

-Aah, no seas malo, ya estoy cansada -se quejó, intentando apartar mi mano de su vulva hinchada.

-Pero te encantó, ¿verdad? -insistí, separando un poco los labios de su vagina y soplándole suavemente.

-Sí, pero... -sus quejas se convirtieron en suspiros cuando metí un dedo en su coñito y comencé a moverlo en círculos.

-¿Así te gusta, amor? -pregunté, sabiendo bien la respuesta.

-Sí, así -gruñó ella, abriendo más las piernas para darme mejor acceso.

Me puse de rodillas entre sus piernas y seguí estimulando su clítoris hinchado y expuesto con la lengua, mientras movía mis dedos dentro de ella. Ella gimió y jadeó, agarrándome el pelo con fuerza. Después de un rato, saqué mis dedos y los chupé, saboreando su jugoso coñito. Luego, puse mi polla en la entrada de su vagina.

-¿Estas preparada para recibir otro miembro después de los incontables que anoche te penetraron? -pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

-Sí, quiero que me folles -dijo ella, mirándome fijamente a los ojos.

-Estas muy apretada -respondí, empujando mi pene erecto dentro de ella.

Comenzamos a movernos al ritmo de nuestras caderas, cada embestida más fuerte que la anterior. Ella gritaba y jadeaba, su coñito apretándome cada vez más fuerte. Después de un rato, cambiamos de posición y ella se subió a horcajadas sobre mí, cabalgándome con fuerza.

-Sí, así, amor, fóllame duro -gritaba ella, agarrándose los pechos con las manos.

-Te gusta, eh, putita, ¿te gusto como te trato y follo Mario? -le dije, agarrándole la cintura y ayudándola a moverse.

-Sí, sí, ¡me encanto! -gimió ella, acelerando el ritmo.

-¡Te trato como una puta, disfrute ver como usaba palabras sucias y te venias a chorros! ¿Te gusto putita? – le pregunte cada que la penetraba

-Sii!

Después de un rato, ella se corrió con un grito ensordecedor, apretándome entre sus piernas con fuerza. Yo también me vine poco después, llenándola de mi leche caliente. Nos quedamos un rato así, abrazados y jadeantes, hasta que ella se bajó de encima de mí y se tumbó a mi lado.

-Eres la mejor, amor, que noche -le dije, besándole el hombro.

-Y tú también, mi vida -respondió ella, sonriendo.

Dormimos un par de horas más y aunque exhausto aún me sentía excitado.

Era domingo, seguimos desnudos en la cama y nos levantamos después del mediodía, la casa estaba en silencio, nuestros hijos tenían actividades deportivas en sus distintas diciplinas. Mi mujer y yo aún teníamos la adrenalina de la carga sexual vivida la noche anterior nos sentamos en el sillón de la sala a descansar y ver la televisión, prepare unas bebidas energéticas y café para ambos, recordábamos las palabras de nuestros amigos en donde nos sugerían que los acompañáramos la próxima ocasión en donde irían con sus hijos de incognito.

También recordamos que nos crearon un cuadro mental solo como fantasía que nuestros hijos mellizos algún día pudieran hacer lo mismo con nosotros e incluso acompañarnos al club. Mi mujer recordó nuestra promesa de contarles como había sido nuestra reunión. El solo imaginar a mi hija y su hermano mellizo en una situación en el club me excitó muchísimo. Pensar en cómo sería su reacción, lógicamente no revelaríamos que eran nuestros hijos, como lo harían nuestros amigos Juan y Martha. La expectativa que causaría una “pareja” tan joven atractivos y con cuerpos de deportistas entre nuestros conocidos y no conocidos.

-¿Amor crees que sea buena idea contarles lo sucedido?, quizá solo fue una ocurrencia de jóvenes o algún tipo de sarcasmo que no entendemos – pregunto mi mujer acostándose en mi regazo.

-No lo sé, sin embargo, si te soy sincero me excita la idea de contarles – Respondí sintiendo algo arder dentro de mí.

-Como lo han dicho Juan y Martha con respecto a sus hijos, ya son adultos sin embargo si me preocupa el daño que podría causarles en su sexualidad o sus relaciones de pareja a los nuestros cuando decidan casarse y formar un hogar. – Cuestiono mi esposa.

-Bueno al parecer nuestros amigos lo han manejado bien con sus hijos tienen una apertura con ellos desde hace tiempo, aunque me llama la atención el nivel de perversión de Mario incluso tiene la fantasía de incluir a su esposa y el cómo trata a su madre su obsesión por mirarla con varios hombres. – Respondí cada vez más excitado ante este universo de posibilidades.

-¿Qué te pareció Lily? A mi juicio un tanto sumisa, incluso no estoy segura que lo haya disfrutado del todo, me pareció algo dark no crees?

-Tienes razón no lo había analizado, me dio la impresión igual que es sumisa y de alguna forma enamorada de su padre, no la sentí del todo cómoda, aunque bueno ya Juan nos confió que es su carácter y que se ira soltando-Respondí recordando a Lily.

-¿Y a ti que te pareció Mario?

-Buen chico, algo rudo, no podría describirlo exactamente, físicamente un chico lindo y divertido – Respondió con una sonrisa

-¿Te gusto como te trato? Jamás te había visto en esa faceta

-¿En qué sentido amor? -Pregunto arqueando sus cejas y entornando sus bellos ojos almendrados

-En el juego del amo master y la mujer sumisa, respondiste muy bien te vi muy excitada…

-Me apena un poco recordarlo, pero si lo disfrute lo confieso y también disfrute el contacto femenino de Martha – respondió mi mujer

-¿Y cuando te quiso penetrar por atrás, la doble penetración?

-Confieso que en ese momento si lo desee… fue eso el momento en sí, sus palabras, la situación, pero no estaba mentalmente lista. ¿Y a ti te gusto la posibilidad?

-Me tomo por sorpresa al igual que tu en ese momento quería que lo experimentaras el hacérselo a Martha fue muy rico, note que te excito la visión cuando se lo hicimos a su madre. ¿No fue así? -Respondí

-Si, todo fue excitante, realmente todo lo fue durante la noche.

-Deberíamos repetirlo, me gustaría que probemos la próxima vez que vayas preparada para esa posibilidad de ser doblemente penetrada en ano y vagina. Sugerí francamente excitado.

-¿Con Mario? ¿O con Juan?

-Nunca hemos hecho un trio, ¿qué te parece si invitamos a Mario algún dia?

-Wow! No se me habría ocurrido – Me voltio a ver mi esposa con ojos como platos.

-Hay tantas variantes y posibilidades amor – Respondí.

Después de ducharnos y vestirnos con ropa casual, salimos a comer a nuestro restaurante favorito. Invitamos a nuestros hijos a que se unieran a nosotros para pasar la tarde en familia como lo hacíamos frecuentemente los domingos. El primero en llegar fue Enrique, con su traje deportivo puesto. Lo saludamos con un abrazo y nos sentamos a esperar a Sandra. Mientras esperábamos, mi esposa y yo intercambiamos miradas cómplices y sonreímos. Sabíamos que esta tarde podría ser especial.

-¿Familia a que horas llegaron anoche? no los sentí – pregunto tomando su lugar en la mesa

-Algo tarde evitamos hacer ruido sabíamos que debían dormir bien para sus competencias – respondió su madre

-¿Qué tal la pasaron, fue divertida su reunión? – Pregunto sin preámbulo embarrando queso de cabra en un pan.

-Muy bien, una noche especial y divertida – Respondí buscando una respuesta natural.

-Me imagino, sus fiestas deben ser muy divertidas, por cierto, no olvide que nos iban a contar los detalles – Nos miro a ambos con una sonrisa divertida para enseguida ver el menú.

-No, no lo olvidamos, esperemos a que este tu hermana, no tenemos ningún problema en contarles. ¿Verdad amor? – Mi mujer al parecer no tenia mas cuestionamientos de abordar el tema con nuestros hijos.

-Ninguno – Concluí

Dejamos el tema de momento y la platica verso sobre sus actividades y logros del día, los planes de asistir al campeonato estatal e informarnos que había sido seleccionado, brindamos con cerveza y vino, al cabo de 30 minutos llego mi hija, atravesó el restaurante hasta encontrarnos, definitivamente ya no la veía como antes, vestía en un diminuto short deportivo entallado mostrando sus musculosas piernas, portando una camiseta deportiva ceñida y sudadera amarrada a la cintura, aun traía vestigios de sudor ya que su última actividad recién había terminado. Lógicamente llamo la atención del personal y algunos comensales, mi hija como ya lo he mencionado no es muy alta como su madre, pero su cuerpo compacto tipo hispano y curvas definidas la convertían en una mujercita exuberante. La recibí de pie tomándola de las manos y guiándola a su silla.

-Hola, papá, muero de sed —dijo ella, dándome un beso en la mejilla. Se sentó y pidió una limonada mientras se ajustaba su larga cola de caballo con una liga.

-Hola, cariño, ¿cómo estuvo tu entrenamiento y la competencia? —pregunté, mirando cómo se sentaba en la mesa.

-Bien, papá, estuve practicando mucho para el campeonato regional. Creo que puedo lograr una medalla esta vez —respondió, con una sonrisa llena de confianza limpiándose aun restos de sudor

-Me da mucho gusto Sandy, estamos orgullosos de ti y de tu hermano, siempre en el alto rendimiento – Acertó a decir mi esposa con ojos de orgullo.

Cuando finalmente toda la familia estuvo reunida, pedimos nuestros platos favoritos y comenzamos a hablar sobre nuestras vidas y generalidades. Mientras continuábamos hablando, no podía evitar mirar sus musculosas piernas y su figura esbelta, joven y bien trabajada a base de horas de sacrificio y ejercicio. Sentí un cosquilleo en mi estómago y una sensación de deseo creciente. Al pedir el postre y unos aperitivos Enrique retomo el tema.

-Hermanita es hora de cobrar nuestra colaboración. ¿Recuerdas que nos iban a contar sobre su reunión de anoche?

-Ho es verdad! ¿Qué paso ayer padres pervertidos? – Nos pregunto con una amplia sonrisa y mirando con complicidad a su hermano.

-Su madre y yo esperábamos que nos lo preguntaran, fue una noche diferente, inédita de hecho.

-¡A caray! ¿Hubo seres de otro planeta, animales acaso? – Pregunto jocosamente mi hija

-Jajaja claro que no, hasta el día de hoy nuestras reuniones son con seres humanos – respondió mi esposa.

-Prometieron que nos contarían detalles y no esperamos menos – exigió Enrique

-Y es lo que van a escuchar y recibir – Contesto mi esposa

-Aquí hay mucho ruido que les parece si nos vamos a casa, nos relajamos y ahí les daremos los detalles y porque fue diferente – Les sugerí.

-Muy bien, a casa entonces qué opinas hermano.

-Estoy de acuerdo y queremos todos los detalles.

Continuará.

(9,50)