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Intimidad prohibida

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El verano es la estación del año donde ando más caliente, y este verano fue uno en los que más ganas de tener sexo tuve. Es así que estando en una reunión familiar, un domingo después de almorzar en familia, nos fuimos a la pileta que mi tío tiene en una casa quinta, ese día andaba con las hormonas a mil.

Me puse la bikini más pequeña que tengo, y me dediqué toda la tarde a calentar a mi tío, jugando en la pileta trataba de hacer lo imposible para tocarlo, la espalda, los brazos , hasta que en un movimiento pude rozar su verga, no sé si me pareció a mí, pero estaba media erecta, quizás por tanto franeleo en el juego de pelota, lo cierto es que me corrió una sensación por todo el cuerpo y me dieron ganas de volver a tocarlo, para ver qué pasaba.

Volví a generar el momento y le pasé la mano por la entrepierna, esta vez con más intensidad, él se dejó, y me dio una señal, como que tenía vía libre para tocar. Pero en la pileta ya no se podía seguir con el juego de tocar. Tenía que esperar otro momento.

Se pasó la tarde y cuando era ya de noche quedamos en comer en la quinta y había que salir a comprar las cosas para la cena, entonces me ofrecí para acompañarlo y salimos en su auto, en mitad del recorrido le pido que detenga el auto, que tenía que bajar a hacer pis, era mentira me bajé para sacarme la tanga de la bikini, y volví a subir, entonces le digo que esperé que quería algo más, y me acerqué y tomé la verga y se la saque de la malla, para hacerle una buena chupada de verga, él solo gemía, y me decía que está muy rico, que así le gustaría que se la chupe mi tía, yo me sentía más caliente y más morbosa que nunca, cuando eyaculo lo tragué todo, entonces, “ahh hasta te tragas la leche” me dice... me sonreí con cara de atorranta y le contesté “que otras cosas más te gustarían tío?”.

-Tu culo me gusta nena, ufff -así me lo dijo y se lo prometí para más tarde.

Hicimos las compras y volvimos a la juntada, avanzada la noche me aparté de la ronda y me fui a un lugar más apartado y él me siguió y nos besamos y sin decir palabras me bajé el short y le ofrecí mi culo, él solo quería meter la verga, apurado empujo como bestia, casi pegó un grito, pero lo dejé y me agarró de la cintura bien fuerte y me dio cuanto bombeo pudo hasta que acabó y esta vez la lechita quedó en mi culo, nos miramos y nos reíamos cómplices.

Me arrodillé y le empecé a lamer la verga, él estaba en éxtasis del placer y yo quería más verga, cuando estuvo un poco dura y erecta me acosté en el pasto y abrí las piernas, él entendió todo y se acomodó y me penetró esta vez sentía la verga como crecía en mi concha con cada embestida, fue placer de lo más alto, no sé cuánto duró, pero tuve dos orgasmos seguidos y él acabó todo lo que le quedaba de leche dentro de mí. Fue el mejor domingo de pileta.

Después de ese día, volvimos a tener sexo… pero eso lo dejo para otro relato. Porque ya éramos tres para el sexo…

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