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La cuarentena con mi sobrino (VIII)

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Anteriormente: un fin de semana agitado porque tengo errores en mi trabajo me obliga a estar todo el fin de semana en la computadora buscando un error clave que arruina todo mi trabajo.

Mi jefe me atosiga a llamados y retos porque debe presentar un informe con lo que yo hice y debe solucionarlo antes del lunes a la mañana.

El domingo a la noche exhausta sin poder solucionarlo, mi sobrino me sugiere descansar un poco, relajarme, darme una ducha.

Posteriormente se ofrece a hacerme masajes para relajarme.

Todo termina con mi sobrino masturbándome, metiéndome dos dedos en la concha y jugando con el pulgar en la entrada de mi culo.

Sus otros dedos los mete en mi boca, chupo esos dedos como si fueran su pija.

Y su pija la manipulo con mi mano derecha. Nos masturbamos a la misma vez.

Lo hago eyacular haciendo saltar la leche en mi cola y en la cama, sentir el calor de esas gotas calientes me hizo acabar a mi también con sus dedos entrando y saliendo.

Sin decir nada, en silencio, baja el ritmo, la intensidad, saca sus dedos y se retira.

Así en silencio recuperando el aire boca abajo, me levanto y me limpio la leche de las nalgas, me pongo la ropa interior y una bata.

Voy al comedor, la luz está apagada, mi sobrino acostado en el sofá durmiendo ya.

Yo voy a la oficina, ya las 2 de la madrugada, mi teléfono lleno de llamadas perdidas de mi jefe.

Apenas me siento veo aleatoriamente una ficha y encuentro el error que desencadenó todo.

Sonrío sola, lo corrijo y lo envío.

Llega el día 15, lunes.

Me despierto con un trueno, llueve intensamente, no es tormenta, pero llueve mucho.

Me levanto y desayuno, mi sobrino está en el cuarto donde guarda sus cosas en una clase virtual.

Yo voy más relajada a la oficina de mi marido, trabajo normalmente, mientras mi sobrino me manda un mensajito de que tiene que entregar un parcial domiciliario y esta con eso encerrado en ese cuarto.

Me da un poco de vergüenza que tenga que estar en ese cuarto que usamos casi de depósito, lleno de cajas y cosas sin uso.

Le pregunto por whatsapp si quiere estudiar en el comedor, mientras yo ordeno ese cuarto. Me dice que el fin de semana me ayudara a ordenarlo, en esta oportunidad el tiempo y la concentración son fundamentales, si no entrega esos parciales quedaría fuera de la carrera, por ende debería volverse a su casa.

Entonces le digo que no se preocupe por nada, cocinaría, lavaría yo toda esta semana.

Así lo hago, cocino y le digo que ya está la comida, me pide por favor si puede comer en la piecita mientras estudia. Le digo que sí.

Cada día, cada comida se la alcanzo a su cuarto de estudio. Se lo ve preocupado, teme por los resultados, no quiere fracasar, sería un golpe muy duro tener que volverse después de tanto esfuerzo.

Decido no distraerlo, los días siguientes, me visto más discreta para ni siquiera tentarlo, un jogging que usaba para limpiar en casa, una remera holgada, apenas peinada, apenas maquillada.

Él cada noche mientras cocino la cena se da una ducha rápida para no perder el tiempo. Ni siquiera hay tiempo parece para masturbarse. No encuentro ya rastros de su leche en las paredes de la ducha.

Así llega el día 19, viernes.

El día que debe entregar sus parciales virtuales. Casi no lo molesto, ni le hablo para no distraerlo.

En la tarde hablando con mi esposo le cuento de lo dedicado que es con sus exámenes, de cómo está preocupado. Mi esposo es condescendiente, le recuerda a él cuando estudiaba, me pide que haga todo lo posible para que se dedique a hacer sus exámenes, que no pierda el tiempo en otras cosas.

Mi esposo me pregunta porque estoy tan desarreglada, que va a pensar mi sobrino de andar así. No sabía qué contestarle, como le iba a decir que no quería provocar a mi sobrino, que no quería desencadenar lo ocurrido el domingo pasado.

Solo ensaye decirle que estaba limpiando la casa.

Me dice que quiere un striptease, pero no con esta facha.

Le digo que lo llamo en un rato.

Me ducho, me maquillo, me peino, me pongo ropa interior de encaje blanca y un vestido mini rojo furioso al cuerpo, con unos tacos aguja de 10 cm.

Estoy comenzando a hacer el striptease cuando la imagen se comienza a congelar, no pasan muchos segundos que se corta la conexión.

Lo intento llamar nuevamente, pero me dice el dispositivo que no tengo internet.

Escucho un grito en el comedor. Es mi sobrino.

Salgo corriendo y está con los ojos llorosos diciéndome que se cayó internet, que justo cuando estaba todo listo para comenzar a rendir sus últimos 2 exámenes de 2 horas cada uno. Tenía plazo hasta la medianoche para hacerlos.

Yo comencé a llamar a la compañía proveedora de internet, como siempre no atendían, decían que por la situación de la pandemia mundial tenían menos operadores para atender, que entendiéramos la situación.

Buscaba la manera de consolar a mi sobrino, decirle que podría enviarle un mail o un mensaje al rectorado para que le dé un plazo más, para que comprenda que es por algo ajeno a él.

Ya pasaron dos horas, son las 6 de la tarde, y tiene 2 exámenes de 2 horas hasta la medianoche. El internet debe volver como máximo en 2 horas para tener chances de poder realizarlos a ambos.

No hay cyber cafes, no hay bibliotecas abiertas, no hay confiterías, nada abierto con wifi para poder tener una alternativa.

La cuarentena estricta nos controla para no estar saliendo a dar vueltas con el auto por la ciudad, no podemos ir a buscar lugares, sin tener una contravención o hasta sacarnos el vehículo.

Uso las redes sociales, los mails, defensa del consumidor, todo para lograr que se restablezca el servicio de internet.

Le digo a mi sobrino que aproveche para repasar, el me dice que está tan nervioso que no puede concentrarse, quiere rendir y ya.

Se acercan las 8 de la noche, la hora límite, está casi resignado mi sobrino y yo no sé qué hacer.

Le digo que todo estará bien, que por algo ocurren las cosas, que siempre hay oportunidades.

Por primera vez me comporto como una verdadera tía, sin nada sexual, solo sentada al lado de él abrazándolo hablándole de la vida y del futuro y de las luchas.

En eso me caen muchos whatsapp seguidos, a él también. Es la señal, volvió internet.

Salta de alegría y se va corriendo a su cuarto depósito para poder comenzar con los exámenes.

Yo mientras le digo que le prepararé café y algo para comer si es que quiere.

Es una carrera contra el tiempo y sus conocimientos. Pongo mi computadora al lado y trato de ayudarlo a encontrar las respuestas en sus textos para contestar correctamente.

Terminamos a tiempo el primer examen, vamos por el segundo, le tiemblan los dedos en el teclado, tiene pequeñas gotas de sudor en su frente, producto del nerviosismo.

Ese examen es más difícil, no entiendo nada, trato de ayudarlo pero no puedo como con el primero.

No nos rendimos, le doy ánimo, lo ayudo con la búsqueda de la información correcta.

Quedan solo un par de preguntas y unos minutos,

Hasta yo me siento como cuando intente estudiar y tuve que abandonar mi carrera porque no di los exámenes.

Estoy nerviosa por él, también muevo mis piernas nerviosa y se me humedecen un poco las manos por ver el tiempo correr.

Llegamos al final, lo entrega con 2 minutos de sobra. Se terminó el suplicio.

Su cara es de alivio, está feliz, sabe que lo hizo bien, que tendrá buenas calificaciones, que valió la pena todo el esfuerzo.

Me agradece por la ayuda.

Tiene puesto su short de dormir desde la mañana, ese short cortito holgado que no deja nada a la imaginación, tiene una musculosa que tiene gotas de sudor tímidas.

Yo? Con la indumentaria que me puse para el striptease fallido para mi esposo.

Tan concentrados estábamos en lo del internet y el examen que ni nos dimos cuenta como estábamos vestidos.

Eran las 12 de la noche, ambos con un poco de sudor por los exámenes, ese sudor sexy que le da brillo a la piel.

Me pongo de pie para romper la incómoda situación, mi ajustado vestido que se había contraído por estar sentada queda más arriba de lo normal, dejando casi a punto de revelar la bombachita de encaje que estaba usando.

Dudo en bajarme el vestido, no quiero incomodarlo haciéndolo sentir como pajero, me lo dejo donde está.

Él se pone de pie al frente mío.

Me saca una cabeza de altura, su cuerpo es el doble que el mío.

"gracias tía" me dice mientras se acerca para abrazarme

Lo abrazo tocando sus brazos musculosos, su espalda armada. De frente mis pechos chocan con la parte baja de sus pectorales. Mi cara se apoya en su pecho y busca respiro en sus hombros formados.

Sus brazos fuertes me rodean, una mano pasa por mi espalda desnuda, la otra le alcanza para recorrer mi cintura.

Mientras nos miramos a los ojos lo veo sonreír y su mano comienza a bajar por mi cola llegando hasta la piel de mis piernas.

No le cuesta mucho tocar, sube y se mete entre la tela del vestido y mi cola.

Me aprieta contra él, siento en mi panza la pija enorme y dura de mi sobrino, aun a través del short y mi vestido siento el calor que emana.

Tengo puesto una cadenita que me regaló mi esposo cuando éramos novios, el dije cae entre mis tetas tentando a la mirada de mi sobrino.

Su mano me agarra la nalga con descaro, con una sola mano quiere separar la bombacha de la raya del culo para poder jugar con libertad.

Acerca su cara a la mía queriendo besarme

En ese momento corro la cara y me separo con todas mis fuerzas.

Se asusta.

Él está con un poco de la musculosa levantada, se le puede ver un cuadradito de sus abdominales, claramente se le ve el bulto erecto de su pene marcando la resistencia de su corto short.

Yo estoy con un bretel del vestido caído al costado del brazo, eso deja el encaje del corpiño a la vista. La parte de abajo está levantada, se ve mi bombacha blanca, por la parte de atrás esta corrida, no está entre mis nalgas, mi sobrino con su hábil mano me la había dejado así.

Cuando toda la magia se está por romper, doy un paso adelante.

Me arrodillo, y quedó a centímetros del short corto de mi sobrino.

Con una mano levanto su musculosa, quiero tocar y ver sus abdominales jóvenes.

Con la otra comienzo a hacer presión hacia abajo, cuando hago lo suficiente, salta de su interior ese monstruo de 23 centímetros y 6 de diámetro.

Mi mano por arriba juega con sus abdominales, la otra sigue bajando el short hasta los tobillos.

Comienzo a masturbarlo, mientras lo miro a los ojos, no puede creer que tenga a su tía haciendo eso.

Admiro sus enormes bolas desde abajo, son grandes, se bambolean hipnóticamente. Es tiempo de darles algunos mimos también.

Con una mano recorro todo ese falo, con la otra juego con sus bolas.

Siento el olor a hombre, ese olor que sale de las bolas y de la pija erecta, es embriagante.

En mi búsqueda de sentir más ese aroma, acerco más mi cara, a tal punto que hasta siento ese olorcito a transpiración del culo masculino. Me tienta a ir con una mano por detrás y jugar con sus masculinas y redondas nalgas. Clavo mis uñas con suavidad, eso me excita, estoy mojada.

Tan extasiada estoy, que me acerco un poco más, a escasos centímetros, parte de esos pendejos rebeldes que no se pueden afeitar en sus bolas tocan mi nariz, mi boca.

Abro mi boca por instinto, y un pequeño movimiento me tiene haciendo contacto a mis labios con sus bolas.

Ya es tarde para arrepentirse, una mano lo masturba, la otra juega con sus nalgas y piernas, mis labios húmedos y calientes prueban sus bolas, mi lengua deja su timidez y prueba también, haciendo que todo la piel de mi sobrino se erice.

Trato de meterme cada bola con cuidado en la boca, luego las dos, apenas entran. Mi sobrino suspira cada vez más agitado.

Tengo ganas de tocarme, pero más me excita saber que estoy excitando a mi sobrino.

Mi boca comienza a subir por el tronco enorme, trata mi boca de cubrirlo de costado, mi lengua quiere enredarlo sin efecto. Es enorme, tardo mucho en darle lengua a todo.

Llego hasta el glande, esta hinchado, enorme, rosado, brilloso, lleno de líquido preseminal que cae baboso por mis manos y se mezcla con mi saliva.

Siento por primera vez el sabor de ese líquido directo desde su fuente.

Me meto toda la cabeza de ese glande como puedo a mi pequeña boca roja,

Estaba maquillada con un rojo furioso, sus bolas y su pija tienen el rouge que les dejo mis labios.

Sigo mirándolo a los ojos, sus manos me corren el pelo de la cara, me acaricia con ternura y con dureza a la vez.

Su vista es su tía arrodillada, con un vestido con un bretel caído que le muestra una sola teta con corpiño de encaje, un dije adolescente que en cada subir y bajar de mi boca a su pija, trata de escapar de mi escote pero se queda ahí. Por detrás ve mi culo blanco con la bombacha corrida hacia un costado. Y para terminar unos tacos rojos sexys que dan fin a mis pies.

Se saca la musculosa para quedar desnudo completamente y ofrendarme su cuerpo para mis ojos.

En ese frenesí comienza a sonar mi teléfono. Era mi esposo.

El teléfono está en el piso, tanto mi sobrino y yo vemos la foto de mi esposo en la pantalla llamando.

Yo no paro, dejo que suene, y sigo chupando.

Sigo chupando y chupando y mi esposo insiste en llamar.

Estoy muy caliente, no me importa nada.

En un momento siento la contracción de las bolas de mi sobrino y la explosión en mi boca de su leche, no la puedo contener, llegó hasta mi garganta, y me sale por los costados de la boca, cayendo a mis tetas, a mi escote y en el dije, recuerdo de mi esposo.

Sigo chupando hasta sacarle la última gota, lo limpio con mi lengua, no le dejo nada.

Separo mi boca de su pija mostrándole la leche que me dejo y como me la trago. Él no dice nada, solo observa la perversión de su tía.

Vuelve a sonar mi teléfono, es mi esposo, ambos miramos la pantalla en la alfombra.

Lo atiendo delante de mi sobrino, aun con leche de él en mis labios, en mi mentón y en mis tetas.

Lo pongo en altavoz:

"que pasó hoy que se cortó justo cuando estabas por hacerme el striptease, quede re caliente, me masturbe igual" dice mi esposo

"ah si, bueno así me valoras más y me deseas" le digo pícaramente

Mientras me pongo de pie, sin acomodarme nada, pasándome el dedo en el mentón, me saco el excedente de leche y me lo llevo a la boca, lo mismo hago con mis tetas. Todo delante de mi sobrino

"que estas comiendo?" me pregunta mi esposo escuchando como me llevo algo a la boca.

"leche" le respondo, guiñándole el ojo a mi sobrino, mientras me acerco y le doy un beso al costado de la boca, con mi boca abierta.

Me doy media vuelta y me voy caminando lentamente mostrándole mi culo a mi sobrino, con la bombacha corrida y el vestido levantado.

En la puerta me doy vuelta solo para ver qué hace, está parado mirándome el culo, y su pija está otra vez parada como si no lo hubiera masturbado.

Sigo hablando con mi esposo en altavoz mientras llego a mi cuarto y cerrando la puerta, diciéndole que otro día haremos lo del striptease, hoy fue un día agotador.

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Gracias a los que pidieron otra parte, me retrase y pensé que ya no había interés en lo que seguía, pero ahora que sé que están ahí voy a completar la serie.

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