Isidora tenía veintiséis años y llevaba un año viuda cuando se fue de vacaciones a México a la hacienda de su cuñado, un narco gallego que trabajaba bajo la protección de las autoridades estatales.
La primera noche estaba medio adormilada boca abajo en la cama de su lujosa estancia cuando le llegó un grato aroma a anises. Después sintió cómo lentamente le bajaban las bragas. El morbo hizo que se hiciese la dormida y se dejara hacer cochinadas. Sintió cómo unas manos de tacto suave abrían sus nalgas y cómo una lengua lamía su periné y su ojete y después cómo se lo follaba. Sentía cómo la puntita de la lengua entraba y salía de su culo, perezosa, como si fuera el cuerpo de un caracol, un caracol que dejaba sus babas en el camino…
Pasado un tiempo no solo se dejó hacer sino que echaba su culo hacia arriba para disfrutar a tope de aquella deliciosa follada de culo. Se puso tan cachonda que se dio la vuelta. Abrió los ojos. En la penumbra vio la silueta de una mujer. La amante desconocida le levantó el culo con las dos manos y lamió su periné y su ojete… Después de sentir los jugos calientes del coño caer en su lengua pasó a darle besos en el clítoris, unos cuantos besos después le dio lengua en los labios vaginales con la misma lentitud que le había lamido y follado el periné y el ojete. El coño le chorreaba.
Le metió la lengua en la vagina y al sacarla llena de babas subió hasta el clítoris, le lamió lentamente el glande, que previamente había sacado al echar el capuchón hacia atrás, se lo lamió con la puntita de la lengua, de abajo a arriba, hacia los lados y en círculos y volvió a bajar para enterrar la lengua en su vagina. Hizo ese camino hasta que Isidora comenzó a gemir. La amante desconocida apretó la lengua contra el glande y se la metió dentro de la vagina, Isidora movió la pelvis de abajo a arriba, de arriba a abajo y alrededor y se corrió cómo una fuente en la boca de la amante desconocida.
Al acabar de gozar la amante desconocida se fue como viniera, desprendiendo aroma a anises y silenciosa cómo un fantasma.
La noche siguiente, cenando al lado de la piscina con su cuñado y otro narco, un narco de unos cincuenta años, moreno, muy alto, fuerte, trajeado y con acento colombiano, le decía su cuñado:
-¿Echas mucho de menos a mi hermano, Isidora?
-No pasa un día en que no piense en él, Fidel.
-¿Qué le harías al que le pegó un tiro en la nuca?
-No sé, cortarle los huevos, supongo.
Uno de los sirvientes sacó una pistola, se la puso en la nuca al hombre que estaba sentado con ellos. Fidel le dijo a su cuñada:
-Te hice venir para que vieras cara a cara el bastardo que mandó matar a mi hermano.
Isidora le echó una mirada de odio al hombre, que se había quedado mudo. Isidora le preguntó a su cuñado:
-¿Lo mató él?
-Mandó matarlo, el tiro se lo pegó un sicario que ya mandé para el otro mundo.
Fidel sacó una navaja de afeitar del bolsillo del pantalón, la abrió y le dijo:
-Con una de estas hacen ellos una corbata colombiana, pero también sirve para cortar huevos.
Isidora se levantó, cogió la navaja de afeitar y fue junto al narco. Otro sirviente hizo que se levantara y le bajó los pantalones. Isidora vio su polla, polla que le colgaba y que era cómo una salchicha de Frankfurt. La agarró, le puso el filo de la navaja en los huevos y el narco se fue por la pata abajo. No sé qué comiera, pero allí olía a mierda que apestaba. Isidora le soltó la polla y le dijo a su cuñado:
-No es más que un cobarde.
-Un cobarde que mandó quitarle la vida a tu marido.
Isidora le dio la navaja de vuelta a su cuñado.
-Sí, pero no soy cómo él. Yo no puedo ni quiero ver morir a nadie, y menos desangrado. Me retiro.
Antes de irse, y cómo si nada hubiese pasado, Fidel le preguntó:
-¿Te gustó el regalo de ayer noche?
Isidora se hizo la tonta.
-¿Qué regalo?
Fidel, que era un cuarentón, de estatura mediaba, flaco y con un bigote a lo Pancho Villa, le respondió:
-Da igual. ¿Te gustan el caviar y el champán?
Isidora, mirando cómo llevaban al futuro fiambre entre los dos hombres, le dijo:
-¿Estuviste investigando mis gustos?
-Siempre es bueno estar informado.
De lo que se había informado Fidel era de que su cuñada tenía novia, eso no la molestara, otro gallo cantaría si fuera un novio. Isidora le dijo:
-Ya veo, ya, buenas noches.
-Buenas noches, Isidora.
Isidora, al llegar a sus aposentos se metió en la ducha. Al enjabonar el coño vio que lo tenía muy mojado, se había excitado el tener la polla en una mano, la navaja en a otra y al ver cómo el hombre se fuera por la pata abajo… Después de enjabonar las tetas y de magrearlas iba a masturbarse, de hecho ya dos dedos de una mano apretaban un pezón y otros dos dedos entraran en su coño, pero se detuvo al oír ruidos en su habitación. Salió de la ducha, se secó y cubierta con un albornoz rojo volvió a la habitación. Allí estaba una chica alta, muy morena, casi negra, poniendo un jarrón de flores sobre una cómoda. Isidora le preguntó:
-¿Quién eres?
La chica, con acento mexicano, le respondió:
-Su doncella particular, señora.
La doncella desprendía aroma a anises.
-Tu perfume se me hace muy conocido.
-Se usa mucho por acá, señora.
La doncella recogió la ropa de Isidora, fue al aseo y la metió en el cesto de la ropa sucia. Al regresar, le preguntó:
-¿Eres la de ayer noche?
-Soy, pero no se enfade, cumplía órdenes, señora.
En los labios de Isidora se dibujó una sonrisa mientras le decía:
-No podría enfadarme, eres muy tierna en la cama. Cuando estemos en la intimidad, tutéame.
-La tutearé, señora. ¿Esta noche desea algo especial?
-¿Cómo qué?
-Cómo cocaína o marihuana.
-¿Esas también son cosas de mi cuñado?
-Sí, señora, yo soy una mandada.
-Pues sorpréndeme.
La doncella sacó del bolsillo una caja y quitó de ella dos cigarrillos. Los encendió y le dio uno. Se sentaron a fumar en el borde de la cama. Isidora le preguntó:
-¿Cómo te llamas?
-María.
-¿Llevas mucho tiempo trabajando para Fidel?
-Diez días. Una amiga me sacó de mi pueblo y me ayudó a conseguir este trabajo.
-Esa no es una amiga.
-Sí que lo es. Así puedo mandarles dinero a mis padres y a mis doce hermanos.
-Vaya, se ve que tus padres le dieron bien a la cosa.
-Las noches son muy frías en el campo y chingar calienta.
A Isidora la hierba le dio unas ganas locas de follar y la morenita con su uniforme de doncella que dejaba ver sus largas y torneadas piernas, con sus cabellos recogidos en dos trenzas, con sus gruesos y sensuales labios… Con su todo, estaba para comerla. Le entró a saco.
-¿Te comieron alguna vez el coño?
-No, señora.
-¡Y dale con lo de señora! Me haces sentir vieja. Tutéame y llámame Loli.
-¿Tu nombre no es Isidora?
-Sí, pero en realidad me llamo María de los Ángeles, Dolores. Isidora de todos los santos…
-No me digas más, Loli, no me digas más que yo de nombres también voy sobrada, de comer no había, pero nombres, cómo eran gratis…
Se quedó mirando para Isidora.
-¿Qué pasa, María?
-No sé si decírtelo ya.
-¿Lo qué?
-Es un secreto que muy pronto descubrirás.
-Entonces no me lo reveles.
-Te vas a llevar una sorpresa.
-Me gustan las sorpresas.
María la besó con lengua, le quitó el albornoz y vio sus tetas, unas tetas medianas, redondas, con pequeñas areolas rosadas y pequeños pezones. Sintió de nuevo aquella deliciosa lengua, esta vez jugando con sus tetas, la puntita movió el pezón de la teta izquierda de un lado al otro, después lamió la areola, aplastó el pezón con la lengua y acto seguido mamó la teta succionándola por la areola. Hizo lo mismo con la derecha mientras las magreaba. Isidora se echó sobre la cama y María le besó el coño, se lo lamió, y le dijo:
-Lo tienes empapado.
-Sí, pero antes de que me lo comas quiero comerte el coño yo a ti.
María le respondió:
-Eso me temo que no va a poder ser.
-¿Andas con el mes?
-No. Voy a apagar la luz.
-¡Quién lo diría! Eres vergonzosa.
María no le respondió, apagó la luz, se desnudó y se metió en cama. Isidora buscó su boca. María la recibió dándole la lengua y se besaron con pasión… Luego le comió las tetas con lujuria… Cuando bajó su mano al coño se encontró con una polla gorda larga y empalmada. Isidora exclamó:
-¡Coñooo!
Encendió la luz, la destapó y mirando para la verga empalmada, le dijo:
-¡¿Era esta la sorpresa?!
-Sí. ¿Te desagrada?
-Para nada.
Le miró para las tetas y vio que las tenía medianas y puntiagudas con areolas negras y pezones gorditos. Le cogió la polla con una mano, la besó, le volvió a comer las tetas, después le lamiendo y chupando los huevos, le dijo:
-Tienes la polla más hermosa que he visto en mi vida -le bajó la piel y le mamó el glande-. Una cabeza impresionante. Larga -lamió desde la base al frenillo y le volvió a mamar la cabeza-. Es un sueño de polla. ¿Te pagó Fidel el trasplante?
-No, nací así.
-¿Te sientes hombre o mujer?
-Ambas cosas.
Se besaron mientras la mano derecha de Isidora subía y bajaba por la verga. La besó en el cuello, le mordió los lóbulos de las orejas, le metió la lengua dentro de ellas, le lamió la cara, le mamó las tetas. Le hizo de todo hasta que la verga entró en erupción cómo si fuera un volcán, solo que este volcán echaba leche que Isidora se tragó.
Al acabar de correrse, le preguntó Isidora:
-¿Cómo te gusta más, arriba o abajo?
-¿Cómo te gusta más a ti?
Isidora le dio un pico y le respondió:
-Arriba
-Sube.
Isidora se acostó sobre ella. Le cogió las manos con las suyas. Sus tetas se frotaron con las de María, la polla se desplazaba sobre su vientre mientras besaba a María con dulzura. Isidora le cogió la polla, María levantó su prieto culo, Isidora llevó la verga a su coño, la clavó a tope y se folló lentamente largo rato… Luego apoyando las manos sobre la cama le puso las tetas en la boca y se folló a lo bestia. Se puso tan cachonda que aguantó muy poquito.
-¡Me voy a correr, María!
María le dijo:
-Córrete, la mía aún está lejos.
Se folló con violencia y se corrió sacudiéndose con el gusto y devorando la teta derecha de María.
Al acabar, aún con la polla dentro, le dijo María a Isidora:
-¿Sabes lo que me gustaría ahora, Loli?
Isidora jugando con un dedo en el cabello de María y mirando para sus grandes ojos negros, le respondió:
-No. ¿Qué te gustaría, María?
-Hacer unas rayas y tomar un buen trago de Tequila.
-¿Y dónde están la coca y el tequila?
La coca en el bolsillo de mi uniforme y el tequila en el mueble bar.
-Pues ya estás tardando en hacer esas rayas.
Mientras María preparaba las rayas, Isidora fue al mueble bar y cogió una botella de tequila, a morro le echó un trago y se la pasó a María, que bebió de la botella cómo si el tequila fuera agua, después Isidora le preguntó:
-¿Mi cuñado sabe que tienes polla?
-Sabe.
-¿Tú y él…?
-Prefiero no hablar de nuestra relación.
-Entiendo. ¿Te gusta más dar o recibir?
-La dos cosas, me corro dándome y dando.
-¿Y por del culo te la metieron?
-Claro, y lo disfruto mucho.
-Yo también.
Esnifaron las rayas, luego le preguntó María:
-¿Quieres probar una doble penetración?
Isidora estaba preparada para todo.
-Sí. ¿Pero de dónde quitamos a un hombre?
-Mira para el espejo. ¿Ves aquel agujero en la parte superior izquierda?
-¿Es una cámara?
-De las buenas.
A Isidora le gustó saber que había sido observada follando, le preguntó:
-¿Nos estuvo viendo mi cuñado?
-Si fuera otro no lo contaba.
En un par de minutos entraba en la habitación Fidel, venía descalzo y vestido con una bata de casa azul con cuello blanco y empujaba un carrito sobre el que venían el caviar, el champán y tres copas, entre otras cosas. Fidel dijo al entrar:
-Servicio de habitaciones.
Isidora, que sentada sobre la cama se tapaba con una sábana le dijo:
-Eres una caja de sorpresas, Fidel.
-Una caja de sorpresas que desea que te quedes a vivir con ella.
-¿Y eso a qué se debe?
-A que quiero tener una persona de confianza a mi lado.
-¿Y empiezas engañándome?
María salió de la cama y se fue a hasta el carrito, Fidel fue junto a Isidora, se sentó en el borde de la cama, y le dijo:
-En esta vida hay que matar la rutina.
No lo dejó acabar.
-No me voy a quedar contigo.
-Tiempo tendremos para hablar de eso, pero ahora divirtámonos,
María se metió en la cama con el tarro de plata en el que estaba el caviar y después de tumbarse boca arriba se echó una cucharadita en una teta.
-Come, Loli.
Fidel le quitó la sabana de las manos.
-¡Que tetas más bonitas!
-Ya las habías visto por la cámara.
-Pero no es lo mismo. De cerca dan ganas de adorarlas en vez de comerlas.
A Isidora le gustaba que le dieran cera.
-Son más bonitas las de María.
-No están mal, pero las tuyas. ¡Ummm!
María se echó los dedos a la teta cogió caviar y se lo llevó a la boca, Isidora, al probarlo, dijo:
-Está rico.
Cogió ella la cucharilla y le echó caviar sobre las dos tetas, lamió y volvió a comer aquella delicia, después se arrodilló entre sus piernas, le echó caviar en el coño, lamió y lo volvió a comer. Fidel vino con el champán, lo descorchó, el corcho dio en el techo y cayó al piso. El champán se derramó por todo el culo de Isidora y parte de él bajó por raja del culo y llegó a su coño. Fidel le echó un trago, después lamió el ojete mojado y luego se lo penetró varías veces con a punta de su lengua. Isidora se desinhibió.
-Joder, que rica se siente esa lengua en mi culo. Azótame, Fidel.
Fidel azotándole las nalgas con las palmas de sus manos y haciendo estragos con la lengua en su culo, le dijo:
-Cuando me lo pidas te la meto en el culo.
-De momento sigue comiendo.
María, extendiendo los brazos hacia ella, le dijo:
-Ven y fóllame otra vez.
Isidora antes de echarse encima de ella metió dos dedos dentro del tarro del caviar, sacó un poco y se lo comió.
-¡Qué bueno está!
Subió encima. Fidel se quitó la bata y en pelotas y empalmado le cogió la polla a María, se la puso en la entrada del coño, empujó el culo hacia abajo y vio cómo la verga entraba hasta perderse dentro. Le abrió las nalgas, le lamió el ojete y después se lo folló con la lengua mientras empujaba el culo hacia abajo y hacia arriba.
Isidora ahogaba sus gemidos en la boca de María que jugaba con la legua en su boca cómo si fuera un caramelo. Pasado un tiempo, Fidel, le frotó la cabeza de la polla en el ojete, ojete que la recibió dándole besos al abrirse y al cerrarse. Isidora le dijo:
-Métela, Fidel.
Le clavó la cabeza de la polla en el culo. Isidora empujó hacia atrás y entró hasta la mitad… Después fue un mete polla en el coño, saca polla del culo y viceversa hasta que Isidora apretó la polla y la verga con su culo y su coño, y temblando una cosa mala, se corrió a lo bestia, diciendo:
-¡¡¡Me muerooo!!!
No se murió, pero se quedó con su cuñado, bueno, con él y con María, que acabaría con sus problemas económicos y los de su familia.
Quique.