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La propuesta de mi hermana (hermana-hermano)

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Hola Luis, nuevamente te jodo, ahora para contarte que me pasó luego de la convivencia con mi hermana, aún seguimos juntos y felices, te recuerdo el relato que publicaste hace un tiempo. “La muerte de mi cuñado nos unió (hermano-hermana)”.

No es una continuación de él, pero tiene que ver con nuestra vida sexual.

Hemos incursionado en varias disciplinas del sexo, tradicional, bondage, tríos (siempre dos mujeres y yo, aunque no descartamos en un fututo incorporar otro varón) beso blanco, y varias cosas más.

Cierto día mientras hacíamos la sobremesa luego de la cena, se suscitó esta conversación.

- Richard, yo sé que venimos espectacular en todo sentido, no estoy insatisfecha en nada de nada, pero ya que hemos experimentado tanto en relación al sexo, quisiera proponerte algo nuevo, algo que no hemos hecho hasta ahora y he leído un poco.

- Sole, de que se trata, a veces me asustas cuando empiezas así, jajaja.

- Por eso quiero hablar con vos. El tema es el siguiente. Ya que somos tan abiertos en el tema sexo y podemos acordar sobre nuestros deseos, quiero, si podemos, hacer un cambio de roles.

- Es que ya lo hemos hecho, yo me vestí con tu ropa y vos con la mía.

- En realidad es más profundo, lo que quiero decir es que quiero incursionar en el pegging, ¿qué es eso? Es cuando yo asumo el rol de hombre, penetrándote mediante un consolador.

- Pero…

- Mira, el hecho de probarlo no va a cambiar bajo ningún concepto tu orientación sexual, y según lo que averigüe, tus orgasmos pueden ser muchos más intensos, por la estimulación de la próstata o punto P, deberías saberlo bien pues el medico sos vos.

- Si Sole, es tal cual lo decís vos, sabes que me gusta complacerte, no digo que no, lo intentamos, pero… ¿cómo sería?

- Bien déjalo todo en mis manos, si aceptas, voy a comprar lo necesario para que lo hagamos, solo necesito un arnés y un consolador, que va a ser pequeño, más un buen lubricante para sexo anal y sobre todo mucha pasión y entrega.

Con más dudas que certezas nos fuimos a dormir, prometiéndole que lo iba a pensar.

Con el transcurso de los días mi mente estaba ocupada en la propuesta, pues al fin y al cabo, quería ver como complacer a mi hermana.

Tenía sentimientos encontrados, por un lado primaba la vergüenza, por el otro, esta práctica, generaría más confianza y hace que la comunicación entre nosotros sea más abierta. Al fin y al cabo esto nos llevaría a una vida sexual plena, por ahí quien dice… con probar no se pierde nada, tal vez, su idea de implementar este cambio de rol se puede implementar en nuestros juegos amorosos.

A los pocos días la llame por teléfono a su trabajo y le hice saber que mi decisión era probar, que no sabía que pasaría, pero que probaríamos.

Contenta me respondió con un “te amo” que ya se ponía en campaña para comprar lo que necesitábamos para la práctica.

En casa convenimos un día para llevarlo a cabo mientras me mostraba lo que había comprado, algo llamado strap-on, que es un arnés ajustable a la cintura, que no deja de ser una tanga de cuero, de su frente pendía un consolador, como había prometido, no muy grande, y otro un poco más corto y grueso que estaba en su interior, en la base de ese arnés (según me dijo, ese para ella)

Si bien nunca pactamos el día para nuestras sesiones de sexo, éste, lo habíamos decidido. Con mucha expectativa llego el día indicado.

Luego de cenar, apuramos unos vasos de cerveza, la cual, sabemos que sus efluvios nos desinhiben y así nos dirigimos a la habitación.

Al ingresar, sus manos en mi pecho me empujaron a la cama, puso una suave y relajante música para hacerme un hermoso striptease, que bello cuerpo que tiene mi hermanita, hasta las cicatrices de la cirugía por el accidente le quedaban bellísimas.

Una vez desnuda por completo, dio comienzo a lo que pareció un mágico ritual, la tenue luz del velador brillaba en el líquido que salía de su vagina y se deslizaba a paso cansino por el interior de los muslos, tomo el strap-on, a medida que se lo ubicaba en el sitio indicado fui comprendiendo el uso, el dildo que tenía en su base fue ingresando sin dificultad dentro de la vagina debido a la humedad reinante en la zona, el consolador exterior que sería el encargado de vulnerar mi parte trasera, pendía majestuoso a la altura de su pelvis.

Sacándome la remera que llevaba puesta, tomo una cuerda y ato mis manos por delante, el resto lo amarro a la cabecera de la cama para continuar desvistiéndome suave, lentamente. Al verme atado, cuando me quitaba el bóxer, sentí un total estado de indefensión pero a su vez estaba emocionado.

Ya ambos desnudos, tomo una bola mordaza y la coloco en mi boca, me hizo poner en cuatro miembros, no sé qué me pasaba, pero ese estado de sumisión extremo me excitaba y Soledad lo sabía.

Untándose las manos con el lubricante, comenzó a masturbarme suavemente, sentí la humedad tibia de lubricante intimo pasar por mis glúteos y mi esfínter anal, sin abandonar mi miembro, la sensación era casi indescriptible, acentuándose más cuando comenzó a restregar ese miembro de silicona en mi ano.

Derramando más líquido en mi culo empezó con la dilatación introduciendo un dedo, lo sacaba y lo metía, recuerdo haber apretado el esfínter, me pego una nalgada a la voz de relájate, fui aflojado de poco, cuando ya ese dedo entraba y salía con facilidad, lo saco para repetir la operación con dos y luego con tres, de mi taponada boca se escapó un gemido, lo que le hizo saber que me dolía.

- Richard, tranquilo, relájate, la noche recién comienza y te aseguro que vas a terminar agradeciendo y disfrutando como nunca.

Trate de concentrarme en las sensaciones y me fui relajando de a poco, creo que se dio cuenta que estaba preparado (no sé qué me paso, pero quería tener ese miembro siliconado dentro de mi culo).

Siento la punta tocar mi abertura y la presión que hacía para querer entrar, ingreso el glande hasta el principio del cuerpo del dildo, donde Sole se detuvo al notar que mi espalda se arqueo por el dolor que me produjo esa penetración, aunque fue un dolor similar al producido por los dedos.

Quedo quieta unos segundos y lubricando más la zona junto al consolador lo fue metiendo de a poco hasta hacer tope, en ese momento con sus movimientos lentos y suaves habían comenzado a extasiarme, hasta un punto, que, sin darme cuenta, comencé a gemir, ahí esos movimientos se transformaron en mucho más rápidos y violentos, nuestros gemidos se comenzaron a escuchar cada vez más fuertes, hasta que sus embestidas se hicieron casi frenéticas e introdujo el dildo a fondo, deteniéndose en esa posición, “había acabado” de tal manera que paso algo nuevo a parte de lo que estábamos haciendo, me comenzó a insultar cariñosamente.

- Que hijo de putas, me encanta cogerte el culo, me encanta como te noves, me encanto desvirgarte, a partir de ahora vas a ser mi perro cada vez que se me antoje.

Saco el dildo, me giro en la cama poniéndome de espaldas, elevo mis piernas para ubicarlas sobre sus hombros y esta vez, más violentamente, metió “su” miembro.

Debo de reconocer que esta vez no dolió, creo que mi ano ya se había amoldado.

En ese frenesí de meter y sacar comencé a reconocer los signos de mi inminente orgasmo, mis gemidos ahogados se lo hicieron saber, se puso más “sacada” la violencia con que me cogía era algo que no me lo podría haber imaginado, comenzamos ambos a gritar como si nos estuvieran matando, ella acabo nuevamente y yo, sin haber tocado siquiera mi verga, comencé a largar chorros de semen a mares, algo que nunca había visto, el semen había llegado hasta mi cuello dejando un reguero por mi abdomen y pecho a su paso, sacando el consolador de mi culo se lanzó a lamer todo rastro y vestigio de leche. Terminada la tarea, me recompenso con una mamada espectacular para terminar de limpiar toda mi verga antes que pierda su dureza.

Ahora recuperada la respiración normal como así también el ritmo cardiaco (nuestra agitación había sido algo inusitado) me saco la mordaza y desamarro las manos cayendo totalmente rendidos de espaldas en la cama.

- Gracias Richard por cumplir siempre mis caprichos, en principio cuando te comencé a penetrar sentí pena por vos, estuve a punto de abandonar la práctica.

- No Sole, quien te debe agradecer soy yo, fue uno de los mejores orgasmos que he tenido en mi vida, no te puedo explicar, si te aseguro que al momento de sentir ese dolor a la primera penetración pensé que estaba loco, que por que había accedido a eso, pero la verdad, valió la pena.

Nos abrazamos y nos besamos con la misma pasión que tenemos desde el primer día.

La verdad, lo seguimos practicando y hemos encontrado variantes para no caer en rutina, algunas veces mientras me hace sexo oral introduce el consolador en mi ano, otras lo hace mientras practicamos un sesenta y nueve, otras con el strap-on, todas las variantes con el mismo resultado, un orgasmo explosivo y espectacular que nos eleva a la más alta de las nubes, inclusive hemos comprado un consolador doble para poder observar la penetración de ambos, digamos hacemos tijerita… yo con un lado en mi esfínter anal, ella con el otro en la vagina o también en su hermoso culo.

Como te decía Luis, amigo mío, no es una continuación del relato que publicaste anteriormente, pero si gustas podes, como decís vos “adornarlo” y publicarlo, saludos de ambos y como te he dicho anteriormente, ojalá algún día nos conozcamos en persona.

(9,00)