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La reconciliación con mi cuñada y sobrina
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Tiempo de lectura: 10 minutos

Durante el domingo, después de que el día anterior había tenido una faena de sexo con Itzel y mi esposa, estuve revisando mi celular por si recibía algún mensaje de Mari o Betsy, pero no había señal de ellas. Tampoco yo podía hacer mucho ya que al estar en casa estaba a la vista de mi esposa y no quería darle sospecha alguna.

Ese día transcurrió con normalidad, mi esposa con sus actividades en el hogar y yo revisando algunas cosas del vehículo, mi mente estuvo entretenida como para pensar en mis otras dos mujeres, ya ni se diga en Itzel, solo me preocupaba mi cuñada y sobrina. Y así llegó la noche, mi esposa y yo nos dispusimos a cenar, una vez terminado nos pasamos a la sala para ver alguna película, mientras que yo estaba sentado en bóxer y playera, mi esposa estaba recostada de lado con su cabeza en mis piernas. Ella llevaba puesto ya su camisón de dormir, era de color negro y de tirantes, no llevaba puesto brasier ya que se lo quita para dormir, y desde esa perspectiva podía ver bien sus contorneadas piernas, causándome tentación, pero intenté ser más fuerte, sin embargo, vino a mi mente el recuerdo de Itzel, ese día de sexo, por lo que comencé a excitarme así que mi mano izquierda la posé sobre la cintura de mi esposa para después poco a poco ir bajando hasta quedar en sus nalgas, las cuales discretamente comencé a sobar por encima de su camisón, mi esposa no decía nada, estaba entretenida con lo que miraba en la T.V., así que me dirigí a sus piernas haciendo el mismo procedimiento y una vez más no veía reacción alguna en mi esposa, por lo que sin más preámbulos le fui subiendo el camisón hasta dejar al descubierto su rico trasero con una tanga negra, por lo que metí mis dedos por debajo de la misma y comencé a tantear la vagina, poco a poco se iba lubricando, a estas alturas mi esposa tenía cerrados sus ojos mientras que ella se encargaba de sobar su clítoris yo me disponía a meter dos dedos en su puchita, había momentos en que mi esposa empujaba mis dedos con la intensión de sentirlos lo más profundo que su pudiera.

Después ella se giró, quedando aún recostada pero ahora de frente a mí, esto lo hizo para sacar, por un lado del bóxer, mi verga y así comenzar a mamármela, ambos estábamos enfrascados en una excitación total, y seguimos así hasta que mi esposa dejó de mamármela por un momento, pero solo para ponerse de pie, quitarse su camisón, subirse a mis piernas, hacerse a un lado su tanga y meterse mi verga de un solo movimiento, no batalló nada ya que estaba completamente lubricada, sus jugos escurrían por sus piernas y ahora sobre mi verga.

– Mmm, que rico mi amor… no cabe duda que tu verga me fascina, la tienes grande y gruesa… así me gusta

Ella comenzó a cabalgarme como una posesa, era ella quien marcaba el ritmo, por lo que yo solo la sostenía de su cadera y me encargaba de morder sus pezones completamente erectos.

– Así, así, me vengooo…

Pude sentir su orgasmo intensamente, pero yo seguí con el mete y saca, hasta que me vine dentro de ella, fueron varios disparos de semen, tanto así que aun teniendo mi verga dentro de ella sentí cómo mi semen iba escurriendo, ella también lo notó así que se quitó de encima, se acomodó su tanga para después hincarse y comenzar a chupar mi verga, se encargó de recoger todo rastro de semen hasta dejarlo limpio por completo, se incorporó y se dirigió al baño, para después salir y decirme:

– Te espero en la habitación

Eso daba a entender que la fiesta seguiría y fue así que entré a la habitación, ahí estaba ella boca abajo, completamente desnuda, esperando mi llegada, así que ni tarde ni perezoso me subí a la cama y comencé a besarle su cuello, después su espalda para poco a poco ir bajando hasta llegar a sus nalgas. Ya estando ahí, abrí su culo para así con mi lengua abrirme camino en su vagina, podía sentir su delicioso sabor, me encargaba de que mi lengua entrada lo más profundo que se pudiera, mientras que solo podía escuchar los gemidos de mi esposa que se perdían de vez en cuando entre las almohadas, y así continué hasta tener nuevamente una erección, por lo que me coloqué encima de sus piernas, las cuales tenía cerradas, y apunte mi verga a su vagina, la fui metiendo lentamente, en esa posición podía sentir cómo su vagina me apretaba la verga. Ya teniéndola toda adentro, me recosté sobre su espalda para besarla en el cuello, quería llevarla a su máxima excitación para poder poner en marcha mi plan.

Me incorporé para ahora dedicarme a moverme, metía y sacaba mi pene con movimientos lentos, que poco a poco fui acelerando, mientras con mis manos abría sus nalgas para así tener a mi disposición su ano, le eché un poco de saliva para con mi pulgar derecho comenzar a lubricarlo, sin descuidar mis metidas. Poco a poco su ano se fue dilatando, por lo que metí un poco de mi dedo, momento en que mi esposa dio un pequeño gritito, pero no le tomé mayor importancia, lo metía y sacaba con la intención de ir metiendo más y más mi dedo, así hasta que prácticamente mi dedo entró por completo.

– Uff, mi amor, qué rico se siente, tu verga en mi panochita y tu dedo en mi ano… cómo quisiera que tuvieras dos vergas, para estar bien ensartada en mis dos agujeros…

Escucharla decir eso me prendía más, así que decidí sacar mi verga de su vagina y sin más preámbulos se la metí en su ano, para mi sorpresa mi esposa no se quejó, al contrario, ella sola comenzó a moverse, realmente estaba enloquecida

– Dame verga en mi culo, quiero verga, dame más, más

Ya encarrilada la situación comencé a moverme frenéticamente, también yo quería disfrutar al máximo así que no me importaba si le dolía o no, solo podía seguir metiéndosela lo más profundo posible, pero ahora agregaba de vez en cuando unas nalgueadas, sus glúteos se ponían colorados de los palmazos que le daba, también la jalaba del cabello, realmente estábamos fuera de sí. La hice de ladito para ahora poder tener espacio para estimular su vagina, por lo que hice que levantara un poco su pierna derecha y así con mi mano comenzar a sobar su clítoris, lo tenía realmente duro, así continué hasta que sentí que estaba a punto de eyacular por lo que la regresé a la anterior posición, boca abajo. No tardé mucho con mis movimientos hasta que me vine completamente en el culo de mi esposa, tanto fue mi excitación que mi semen comenzó a salir aún teniendo mi verga ensartada, ella solo se quedó quieta hasta que me quité de encima de ella.

– Que cogida me diste… creo que mañana no podré sentarme… lástima que no dan incapacidad laboral por una culeada como esta… cuanto semen, no para de salir de mi culito…

Mi esposa se quedó un rato en la habitación mientras que yo me dirigí a darme una ducha, al salir, ella me relevó, quedándome yo en la habitación, me quedé profundamente dormido porque cuando desperté ya era de día, así que me dispuse a hacer mi rutina diaria para ir al trabajo.

Durante mis labores estuve un tanto distraído, titubeaba en enviarle o no un mensaje a Mary, pero mejor decidí hacer otra cosa, para ese día se me ocurrió hablar con mi jefe de área, le pedí autorización para sacrificar mis dos horas de comida y trabajar esas horas para así poder salir temprano, todo esto con la finalidad de pasar a casa de Mary y hablar con ella, o con mi sobrina, necesitaba tener razón de ellas, para mi suerte mi jefe autorizó mi solicitud, y así esperé hasta la tarde para tomar mis cosas y salir directo a casa de mi cuñada, tenía que ser rápido porque apenas me daría tiempo antes de que llegase su marido.

Ya en casa de Mary entré sin anunciarme, la cara de sorpresa de mi cuñada al verme era más que evidente…

– ¡Oh!… ¡pero que haces aquí Sam!…

– ¿Por qué no he tenido noticias tuyas ni de Betsy?, lo dije con un tono molesto

– ¿Por qué?… tú deberías saber muy bien el motivo

– Si te pregunto es porque no lo sé

– ¿En serio no lo sabes?

– No, así que te pido que lo digas

– Pues deja y te refresco un poco la memoria. ¿Te suena algo el nombre de Itzel?

– ¿Qué hay con ella?

– ¿Cómo que qué?

– Si, ¿cuál es el problema?

– ¡Qué sínico eres!

– ¿Pero por qué?

– Porque te la cogiste

Vaya que si era directa Mary cuando se enojaba

– Pero ¿cómo te enteraste?

– Pues quién más me lo diría, Betsy. Ese mismo día que te cogiste a Itzel, rápido le dio la noticia a Betsy y ella a mí. ¿No dijiste que solo eras para nosotras dos?

– Pero, solo fue… La situación se presentó y la verdad es que no me pude resistir, ella… Itzel también tiene lo suyo, y de solo acordarme de aquel video que me enviaste donde estaba desnuda junto con Betsy en su habitación, eso provocó que me abalanzara a ella y pues pasara lo que pasó.

– ¿Y eso no es motivo suficiente como para que te hayamos dejado de hablar?

– Si, lo sé, pero ¿cómo puedo compensar mi falla?… No quiero perderlas, ni a ti ni a la nena

– No, basta, conmigo no tienes perdón

– Pero Mary…

Me puse frente a mi cuñada y la abracé, intenté besarla, pero ella se rehusaba, intentaba por todos los medios que la soltara

– ¡Suéltame!, no quiero saber nada de ti… déjame

– No te voy a soltar hasta que me perdones

Giré a mi cuñada quedando ella de espaldas a mí, en esa posición comencé a besarle el cuello mientras con mis manos comencé a acariciar sus senos. Ese día ella vestía un short amarillo holgado con una blusa rosa.

– En serio no me vas a perdonar, ¿estás dispuesta a perderte de esto?… le dijo eso mientras que tallaba en su culo mi verga, la cual ya estaba erecta

– Ni creas que me vas a convencer con esa artimaña, porque vergas son las que me sobran

– Pero no todas son como la mía, además ¿quién te va a coger tan rico como yo?

– ¡Cállate!… tú no sabes nada, con cualquiera puedo hacer lo que tú haces

– Pero no igual que yo

Metí mis manos bajo su blusa, mi insistencia estaba dando resultado, sus pezones ya estaban duritos de excitación así que ahora me fui hacia el botón de su short, lo desabotoné y bajé el cierre, cayendo directo al piso, y así mis manos se dirigieron a su vagina la cual por sobre la ropa ya se notaba su humedad

– En serio quieres que te deje, quién más te va a poner así de cachonda… Tu vagina está que se derrite, pide a gritos que le dé atención

– ¡Eso no es cierto!

– ¿Segura?, mira… -con los dedos de mi mano derecha recogí sus jugos y se los puse frente a ella para que viera cómo escurría, para después meterlos en su deliciosa boca, los cuales ella recibió con ansias y comenzó a lamerlos y chuparlos, ya era mía nuevamente- ¿quién es la mentirosa ahora?

– Eres un cabrón

Ya así doblegada, puse a Mary frente a mí y la besé, ahora ella correspondía mis besos, y así me la llevé al comedor, la subí al mismo y con delicadeza le quité su bóxer, la abrí de piernas y me dispuse a practicarle sexo oral, sus jugos eran un manjar de dioses. Hice que se quitara la blusa y su sostén, para así poder dedicarme a su vagina y sus pezones, con mi boca hacía mi trabajo abajo mientras que con mis manos me encargaba de darle placer a sus pechos. Mary solo jadeaba y gemía, esa era la Mary que deseaba con tantas ansias.

Estaban tan concentrado en dar placer a mi cuñada que no me di cuenta de la presencia de Betsy hasta que sentí cómo unas manos intentaban bajar mi pantalón, fue solo bajar la mirada y ver que en el suelo, hincada, se encontraba mi sobrina, quien estaba batallando con mi cinturón, por lo que le ayudé y así ella se encargó de bajar mi pantalón, sacar mi verga y metérsela en la boca, la ensalivaba bastante y después me masturbaba con sus manos, definitivamente era algo que no me esperaba, pero ya en esa situación me dejé llevar.

– Mmm, tío, ¿me extrañaste?, yo sé que sí… para serte sincera… me puse celosa… cuando Itzel me contó que te la habías cogido… fue tan… tan explícita con cada… mmm, detalle… que me tuve que… masturbar mientras la escuchaba… pero solo eso… no sé… uff, por qué mi mamá se enojó contigo… al contrario… mmm que rica verga tío… yo estoy consciente de que no eres solo de nosotras… también le perteneces a mi tía… y ahora a Itzel… pero que delicia de huevos tienes… así que mientras me des mi ración de verga, como ahora, por mí no hay ningún problema…

Escuchar decir eso a la nena me reconfortaba, ya no tendría por qué buscar la manera de convencerla a ella, solita lo decidió así. Podía escuchar gemir a mi cuñada y a Betsy a la misma vez, pero no sabía por qué Betsy estaba gimiendo siendo que tenía sus dos manos en mi verga y huevos, pero no le di mucha importancia, y fue así que Mary se vino en un sabroso orgasmo, saboreé cada gota de sus jugos vaginales que prácticamente no cayó nada en el comedor, después Mary se bajó del comedor para después, como pudo, tomar una silla y sentarse, para así Betsy tomar su lugar.

Mi sobrina se acomodó solita, no hubo necesidad de desvestirla ya que estaba completamente desnuda, tenía ante mí una delicia de mujer, su vagina brillaba de fluidos y estaba completamente abierta, era toda una imagen tenerla ahí, totalmente depilada.

– Bueno tío, quiero que me hagas lo mismo que a mi mamá

– Oye Betsy, ¿por qué tienes tu puchita bien abierta?

– Ay tío, pues por qué crees… mira al suelo

Vaya sorpresa que me tenía la nena, pegado al suelo, había un pene de goma del mismo tamaño y grosor que el mío, todo el tiempo mientras me había estado mamando mi verga, tenía metido ese pene artificial, sin duda no me esperaba eso, pero abría nuevas posibilidades de gozo para futuras ocasiones.

– ¡Sí que eres una traviesa!…

– Verdad que sí tío…

Y así me lancé a hacerla gozar con mi lengua, subía, bajaba, metía, ocupaba mis dedos, un sinfín de combinaciones posibles que permitían a Betsy disfrutar de una buena sesión de sexo. Por un momento perdí de vista a Mary, pero fue solo un instante ya que repentinamente sentí su presencia, era ella quien con su boca le daba placer a mi pene, ahí estaba ella, parecía becerrito mamando de la teta de la madre, una satisfacción total, pero mi cuerpo no resistiría más, estaba a punto de eyacular y así se lo hice saber a ambas, por lo que les pedí que se hincaran una a lado de la otra, para así masturbarme hasta comenzar a eyacular, traté de proporcionalmente mi semen fuera para las dos, por lo que sus rostros fue donde cayó mayor parte de mi lechita.

Madre e hija se encargaron mutuamente de limpiar mi verga, para después entre ellas compartirse mi semen que tenían en su cara, me estaba excitando en demasía esa imagen. Ellas se pusieron de pie y comenzaron a besarse desesperadamente, mientras que con sus manos cada quien le daba placer a la vagina de la otra, hasta que Betsy tuvo su orgasmo para después seguirle su mamá.

Todo había valido la pena, ya que los tres supimos llegar a una mutua reconciliación y que mejor que haya sido con sexo. Me despedí de ellas, no quería hacerlo, pero el tiempo estaba en mi contra ya que se aproximaba la llegada de Sergio.

– Bueno mis amores, no quisiera, pero tengo que dejarlas, es momento de que me vaya, no quisiera que Sergio me encontrara aquí con ustedes- les decía esto mientras que ellas se encargaban de besarme por todos lados-

– Pero igual puedes decirle que viniste a lo del pago de la laptop- refirió mi cuñada

– No Mary, es mejor que ni toquemos ese asunto porque no sé ni en qué pago vamos, ¿o tu sí?

– Eso es lo de menos, él tampoco sabe cuánto resta de la deuda, solo me da el dinero y ya, sin preguntar nada.

– Ya veo pero, aún así, ya habrá más días en los que podamos vernos, ya se me ocurrirá algo.

– Está bien, nosotras te comprendemos, ¿verdad nena?

– Por supuesto mami…

Fue así que me despedí de ellas, fue una tarde feliz para mí, ya estaba más tranquilo al saber que todo estaba bien con ellas, mis mujeres, y con ese entusiasmo llegué a casa, mi esposa aún no llegaba así que me duché y me relajé un poco, pasado un tiempo llegó ella, la recibí con una gran sonrisa

– ¿por qué tan sonriente?, ¿te pasó algo bueno?

– No, simplemente que me pongo así al verte

– Ay mi vida… que bonito – y así se abalanzó a mí, dándome un beso, mientras que yo amasé su trasero, dándole una palmada

– Ay, corazón, no tan fuerte, recuerda que ayer me culeaste bien rico que aún me duele mi colita, en el trabajo no pude estar sentada mucho tiempo porque no aguantaba…

– Entonces de sexo esta noche no hablamos, ¿verdad?

– No mi cielo, lo siento, pero aún me duele, mejor dejémoslo para otra ocasión en la que ya esté al 100%

– No te preocupes amor, yo te comprendo… anda, vamos a ver qué cenamos esta noche

– Está bien… por cierto, este viernes es día festivo, ¿tienes planeado hacer algo?

– No, ni me acordaba de ello, ¿lo dices por algo?

– Pues estaba viendo una publicidad sobre unas cabañas que rentan en una zona apartada de la playa, y están a buen precio, ya vez que por lo de la pandemia no hay mucho turismo y pues están ofertando las cabañas aprovechando que el semáforo está en naranja…

– ¿Quieres que vayamos ahí este fin de semana?

– Si, ¿cómo ves?, ¿te interesa?

– Por mí está bien, me parece genial, podemos aprovechar para hacer muchas “cositas”, tú y yo…

– Pero hay un pero…

– ¿Cuál?

– Es que le platiqué a Mary de las cabañas y pues le interesó la idea, así que también la invité, perdón, pero se me olvidó consultarlo primero contigo

– Ah, no, por eso no te preocupes, me parece buena idea, digo, mientras sea la familia no hay problema por mí.

– ¿En serio?, qué bueno que no te enojaste… entonces deja y me pongo de acuerdo con ella, ¿ok?

– Ok, solo no te tardes mucho para poder hacer la reservación con tiempo

– Sí, ahorita te avisó…

El momento no pudo haber sido el mejor, ya mi mente comenzaba a maquinar todas las posibilidades para aprovechar la ocasión, así que una vez confirmada la presencia de Mary y su familia, había que dar inició al plan…

Y así termina una aventura más… ya les haré saber la continuación de esta historia.

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