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Las redes, tú y yo

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Llevamos tiempo hablándonos por Instagram y luego por mensaje de texto, nunca nos hemos visto, pero no sé en qué momento empezó este flirteo que nos tiene desde hace años con unas ganas terribles.

Hace un tiempo, recibí en mi casa un paquete de una tienda de lencería, me extrañó ya que sé que no había pedido nada.

Cuando lo abro, era un set de corset con medias, color blanco espectacular y una bata negra de lo más mona. Al par de minutos me sonó el teléfono y era un mensaje de é "Espero te guste y que me lo modeles algún día".

Con solo ese mensaje, mi calentura se puso a mil, él estaba en otra ciudad y sabía que iba a ser difícil, por ahora que eso pasara. Tenía que ponerme las pilas y hacer que al menos a larga distancia el gozara de esa ropa interior.

No me he presentado, pero soy blanca, ojos verdes, senos tamaño 36 C, bien parados y puedo decir que un culo que no se queda atrás, de tengo unos cuarenta y tantos años.

Llegó el día que dije que me tomaría unas fotos y se la enviaría con la ropa que me regalo. Tengo que decir que para él nunca haberme visto en persona, me quedó exacta la ropa, a la medida.

Me tomé unas copitas de vino para ambientarme, puse música y empecé con el shooting. Trataba de hacerme fotos que se vieran sexys sin ser vulgar.

Luego de varias fotos y con una calentura terrible, le envié la primera foto con el modo de que se desapareciera y no pudiera guardarlas.

No tardo un segundo en tener respuesta de él.

- "Eres una cabrona" - (Palabra que usamos los caribeños para cuando algo está o muy malo o muy bueno).

"y lo sabes que es lo peor, eso no te puede quedar mejor y con solo verte ya me tienes grave, no veo cuando sea el día que te vea".

Con esas palabras, la excitación que ya tenía iba en aumento. Me pidió mas fotos y yo de a ratos le enviaba una con alguna pose diferente. Ya mi entrepierna estaba sintiendo más y más la excitación. Le pregunte que pensaba y que me haría cuando me viera.

"Que no te haría”, fue su respuesta.

"Te metería la mano entre la ropa y empezaría a cucarte, te comería a besos el cuello y de poco la espalda”.

“Te daría mordisquitos y jaloncitos de pelo".

Mientras yo leía sus mensajes, me mojaba cada vez más, me retorcía evitando las ganas de tocarme, quería estar bien, pero bien excitada.

Me preguntó que si me gustaba lo que me decía y solo pude enviarle un voice con voz entrecortada diciéndole que si.

Él sabía que lo que me decía me estaba gustando...

"te estaría chupándote el cuello y los pezones, bajar dos dedos y meterlos en ti, mojadita, para darte a probar y luego comerte a besos".

Yo solo me tocaba las tetas y unía mis piernas para ejercer presión y sentir lo mojada que estaba.

"Te deseo” fueron sus próximas palabras “te tengo ganas, te quiero calentar, ver tus pezones erectos y que me pidas que te lo meta, mientras veo que te sonrojas”.

Llevábamos tanto tiempo que el conocía esa parte de mí, en las video llamadas cuando me decía cosas subidas de tono, aun luego de tanto, me sonrojo.

Me pidió que me fuera desnudando y le dije que no, que cuando estuviéramos de frente me vería completa.

¿Su respuesta? "quiero tenerte de frente a ver como que es que me dices que no, mientras te arranco los pantys, a ver si de verdad, tú sabes rico".

Esas palabras hicieron que mi piel se erizara y sentir como mi intimidad seguía latiendo y mojándose.

De mis dedos salió bien natural el decirle que quería que cuando lo tuviera de frente no dejara de tocarme, tocarme entre suave y rudo, entre mordidas y apretones, que me muerda los hombros, eso tiene una reacción increíble en todo mi cuerpo y en este momento eso deseaba.

Mientras escribía mi humedad iba creciendo y sentía que los pezones me iban a explotar la ropa interior. Solo quería tenerlo de frente, que fuera besándome el cuello, mientras me hala el pelo y llegar a los senos y darles mordiscos haciendo que grite de placer. Luego ir bajando por la barriga mientras da mordiscos en ella y en las caderas, buscando mi humedad y mi olor.

En ese momento un mensaje de él "Me tienes grave, estoy en la oficina y no puedo tocarme ni pararme de esta silla, pero no pares, dime más... que solo estoy pensando en poder agarrarte de espaldas, pegarte bien cerquita y susurrarte al oído que eres mía".

En ese momento, mi cuerpo ya no podía más, me retorcía en la cama mientras me tocaba las tetas y sentía mi piel de gallina.

Se lo deje saber, que ya no podía más, que tenía que tocarme, que estaba tan mojada que hasta mis muslos lo estaban. Seguía tocándome, me toqué las tetas como hace mucho no lo hacía, fui bajando mis manos y esta vez no quería un juguete, quería sentir sus manos, al no tenerlas fui tocándome poco a poco, sintiendo toda lo mojada que estaba, con una mano me masajeaba las tetas y con las otra tocaba todo mi coño, me puse boca abajo para sentir la presión de mis manos y mis dedos tocándome.

En ese momento, sentí la necesidad de enviarle un audio, mientras me masturbaba a su nombre, con la ropa que me había comprado, pensando en sus manos tocándome y gimiendo de placer hasta que exploté en un largo suspiro.

"Suenas deliciosa, no veo la hora de tenerte conmigo para comerte y mojarme con todos tus líquidos”.

Aun no nos hemos visto en persona, los juegos siguen... y mientras me acuerdo de esta historia, mis pantys siguen mojándose.

(9,25)