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Madre no hay más que una (Parte 2)

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Cuando me desperté al día siguiente, mi madre estaba tumbada a mi lado y con mi polla en su mano moviéndola de un lado a otro.

-Buenos días cariño, has dormido mucho. ¿Te gusta cómo te ha despertado tu mami?

-Joder, si mamá, le respondí. Me encanta. Sigue así, así.

Mi polla ya estaba dura como una piedra y mi madre no tendría que seguir mucho más porque enseguida me correría.

-Recuerda lo que hablamos ayer, yo te la meneo y tú luego tienes que masturbarme.

-Sí, mamá. Por supuesto. Por cierto, ¿volverás a follarte al socorrista?

-Así que nos viste, dijo siguiendo con la paja.

-Si mamá, la película era un rollo y volví antes de que acabara, bastante antes de hecho y os pillé follando.

-No lo hacía nada mal el jodío, dijo acelerando el ritmo de la paja.

-Joder mamá, que gusto me das.

-¿A qué si? Por cierto, ¿tú me darías el mismo placer que me dio el socorrista?

-Creo que si. Ahora soy virgen pero si tu me enseñas bien..

-Si mi niño, pero primero acabemos con la paja.

Aceleró el ritmo y no pude más, acabé corriéndome en sus muslos. Esos muslos tan ricos que tenía.

-Aaah, mamá, que gusto por dios. Aaaah, me corrooo.

Ya recuperado del orgasmo ayudé a mi madre a limpiarse los muslos.

-Así mi niño, ya estoy limpita de tu semen. Tenías mucho, ¿eh? tus huevos producen mucha leche. Tendrás que dármela más a menudo.

Estoy deseando dártela en el coño, pensé para mí.

-Ahora vas a masturbarme cariño. Mira aquí están mis labios, dijo señalando su coño. Debes separarlos y tocarme. Yo te indicaré como hacerlo, como me gusta que me lo hagan, ¿de acuerdo?

-Si mamá.

-Qué considerado eres mi niño. Me lo vas a hacer mejor que el bruto de tu padre, que solo se preocupaba de correrse él y que me dejaba sin enterarme de nada. Al principio cuando éramos novios y al poco de casarnos era todo lo contrario, pero luego se volvió un chapuzas. Bueno, olvídalo, ahora vamos al lío.

Cogió mi mano izquierda y la llevó hasta su coño. Allí se recreó un rato con mi mano. La pasó por sus labios durante un rato y echó la cabeza hacia atrás.

-Así mi niño, con cariño, despacio.

Yo realmente no hacía nada, era ella la que me guiaba.

Al rato se introdujo mi dedo índice en el coño. Aquello era súper excitante, era la primera vez que tenía un dedo dentro del coño de una mujer y encima era el de la madre que me parió.

Estaba muy húmeda y después de unos minutos con mi dedo dentro se introdujo un segundo dedo. Sus gemidos iban en aumento. Yo me estaba poniendo nervioso y excitado porque mi polla se estaba enderezando de nuevo.

Después de unos minutos los sacó y con el índice se acarició el clítoris.

-Mira mi niño, esto el clítoris, dijo con un hilo de voz de lo excitada que estaba. Este botoncito es el que nos lleva al orgasmo, el punto más excitante del cuerpo de una mujer porque yo todavía no he encontrado eso que llaman el punto g.

-¿Así te gusta mami?

-Si cariñooo. Joder que gusto me das.

Su cuerpo se contraía y estiraba. Yo acaricié sus tetas y sus muslos. No duró mucho más y mientras se corría le chupé los pezones.

Me dijo que no había tenido suficiente y después de recuperar la respiración, me comentó que tendría que comerle el coño.

Yo estaba encantado. Me coloqué entre sus piernas y me fue indicando cómo hacérselo.

Con mi lengua chupaba sus labios y ella se volvía a morir de gusto.

-Aaah, aaah, ahora el clítoris cariño, lamémelo. Aaah, aaah.

Yo seguía y seguía, no podía parar.

Estábamos en un éxtasis los dos del que no podíamos salir hasta que nos corriéramos.

Al poco me incorporé y le ofrecí a mi madre mi polla erecta de nuevo, de la cual asomaban unas gotas de semen. Ella me la meneó mientras yo terminaba de masturbarla con mi dedo y finalmente nos corrimos ambos.

-¡Aaaah, mamá, que gusto jodeeer!

-¡Cariñooo, me corrooo!

Debieron oírnos en toda la urbanización, pero no nos importó. La pasión nos había envuelto y ya solo pensaba en cuando me follaría a mi madre.

Nos tumbamos juntos y nos acariciamos.

-Mamá ha sido maravilloso, le dije.

-Para mi también hijo. Me has dado un placer inmenso. Hacía años que no me corría así.

-Quiero follarte otro día mamá.

-Mi cielo ha estado genial, pero quiero esperar un poco más a que estés dentro de mi.

-¿Por?

-Porque si follamos y te doy esa satisfacción, seguro que pronto te cansas de mi y te buscas una novia de tu edad con la que hacerlo.

-¿Qué dices mamá? Tú eres mi madre, eres la persona que más me quiere en el mundo. Ninguna otra me va a querer nunca como tú. Nadie me va a dar el placer que tú me has dado hoy.

-Seguro que encuentras una chica como hizo tu padre...

-Pero, ¿acaso no te ha gustado como te lo he hecho? ¿Cómo te he masturbado y comido el coño?

-Claro mi niño, ni siquiera tu padre en sus mejores tiempos lo hizo así. Pero tengo miedo de que si te doy mi coño te olvides enseguida de mi.

-No lo haré mamá. Nunca te olvidaré.

-Está bien, está bien, ahora olvídate de todo, dijo riendo y cambiando el semblante serio. Dame unos días y cuando esté preparada lo haremos.

Pasaron unos días y no volví a sacar el tema de follar con ella. De hecho tampoco le pedí que me masturbara. Simplemente la espié en la ducha y me la meneé con su visión. Por el momento tenía bastante con ello.

Un día en la playa mi madre iba con las gafas de sol y la pamela puesta. Se puso la mano a modo de visera aunque no lo necesitaba. Sin duda estaba buscando al socorrista. ¿Quería volver a tirárselo antes de hacerlo conmigo? Si era así no se lo iba a reprochar. Me gustaba que mi madre disfrutara con ese desconocido, porque en el fondo sabía que era conmigo con quien se quedaría finalmente. Lo de ese chico era un simple polvo de verano.

Ya estaba pensando como un adulto.

No lo vio por ningún lado y yo tampoco y decidió finalmente tumbarse en la hamaca.

Por otro lado sonreí. Estaba claro que el polvo con mi madre estaba cada vez más cerca.

Julio estaba a punto de acabarse. No había vuelto a insistir en lo de follar, pero ese día mi madre me dio otra sorpresa.

Yo estaba en la ducha. Ese día hacía mucho calor y era la tercera vez que me duchaba. El agua caía sobre mi cabeza y mi espalda, me había dado la vuelta y dejaba que me refrescara cuando se abrió la puerta de la mampara.

Era mi madre por supuesto que desnuda entraba conmigo en la ducha.

-Hola cariño, me dijo. ¿Estás fresquito?

-Pues sí, le contesté.

-Ahora mismo se te va a quitar el fresquito. Me dijo sonriendo.

Se agachó frente a mi y se metió mi polla en la boca y me hizo una mamada estupenda mientras el agua caía sobre los dos.

No sé cómo podía respirar entre el agua y mi polla en su boca.

-Aaaah, mamá, esto es increíble.

-¿Te gusta tesoro?

-Es lo mejor del mundo mamá. Qué tu madre te la coma como si no hubiera un mañana. Joder, mamá, que gusto por dios. Aaaah.

Siguió un rato más con la mamada, pero antes de que me corriera, se incorporó y se dio la vuelta.

-¿Te gusta el culo de tu madre?

-Claro que si mamá. Tienes un culo perfecto.

-Ja,ja, ya será menos hijo.

-Qué va, si es increíble. Apenas tienes celulitis. Joder es muy apetecible. Pensaba que si me dejara, se la metería allí mismo, de espaldas como estaba.

-Pues todavía no vamos a follar, pero puedes simularlo.

-¿Qué? Pregunté sorprendido.

-Puedes pasar tu rabo por mi culo como si me follaras la raja. ¿Qué te parece?

Joder, no era follar, pero no estaba mal. Mi rabo estaba a punto de reventar y necesitaba descargar como fuera.

-Vale mamá. ¿No te importa?

-Para nada. Te lo he pedido yo.

Agarré mi polla y la pasé por su espalda, bueno hasta donde llegaba, y luego bajé lentamente hasta el comienzo de sus nalgas.

Puse mi glande entre sus nalgas, en la raja de su culo vamos. Pensé intentar algo más si ella me dejaba.

Abrí con mis manos sus nalgas e intenté meter mi rabo entre ellas. Mi madre me entendió enseguida e inclinó su cuerpo hacia adelante y cogió ella sus nalgas con sus manos y me facilitó la introducción.

Estaba con mi rabo entre su culo. No era como si me la follara, pero no me importaba.

Joder la visión de su espalda mojada, mi rabo entre sus nalgas y su cuerpo inclinado hacia adelante hicieron que me excitara al máximo y en unas pocas embestidas me corrí salvajemente.

Chorros saltaron de mi glande a su espalda y se fueron escurriendo hasta su culo, pero el agua se los llevó enseguida.

-Mamá, joder que gusto, me matas. Ha sido como si te follara, pero sin follarte. Qué mala eres.

-Pues ahora tienes que darme mi parte.

-Claro que si.

La giré hacia mi, cerré el grifo y le comí el coño como ahora tan bien sabía hacer.

Ella se murió de gusto y tuvimos que sentarnos en el suelo de lo extasiados que acabamos.

-Cariño esto es lo más. Creo que ya estás preparado para follarme.

Dos días después nos fuimos de Valencia. Salimos para Tenerife.

El hotel era de 5 estrellas, espectacular en Costa Adeje.

Nada más dejar las maletas mi madre decidió sacar un bikini rojo, precioso, que no me había fijado que metiera en la maleta cuando salimos de casa.

Yo puse el mismo bañador de los días anteriores. Me puse tan nervioso al ver a mi madre con ese bikini que no acerté a coger otro bañador.

Nos fuimos directos a la playa privada que tenía el hotel. Nos metimos en el agua y al mojarse el sujetador del bikini de mi madre sus pezones se marcaron.

Se me quedó mirando sonriendo. Entonces metió la mano bajo el agua y me agarró el paquete.

-Esta tarde tendrás tu recompensa mi niño. Te vas a follar a tu mami.

Yo le devolví la sonrisa y le acaricié también su coño a través de la braga del bikini. Nos abrazamos ya que estábamos lo suficientemente dentro del agua para que nadie se diera cuenta de que éramos madre e hijo. Con el abrazo me empalmé.

Comimos en el restaurante. Mi madre pidió ostras y yo las comí por primera vez. No me parecieron nada del otro mundo, pero como decían que eran afrodisiacas, me las comí todas. Yo no necesitaba ningún afrodisiaco pese a todo. Mi madre era el mejor afrodisiaco del mundo.

Estábamos llenos. Habíamos comido mucho y nos subimos a la habitación a dormir la siesta. Seguro que lo haríamos después de la siesta.

Cuando desperté de la siesta, mi madre estaba de pie mirando el mar completamente desnuda. Yo me senté en la cama y me quedé contemplando su culo. Ella entonces se giró y me sonrió. Yo me levanté, me quité el calzoncillo y me acerqué a ella completamente empalmado.

Me abracé a ella desde atrás y sobé un poco su culo con mi rabo.

-Vamos atrás mi niño. Desde aquí pueden vernos desde la playa.

Yo obedecí y ya casi al lado de la cama comenzamos a besarnos apasionadamente.

Caímos en la cama y apartamos las sabanas que cayeron al suelo.

Mi madre se abrió de piernas y yo le comí el coño como me había enseñado a hacerlo. Cuando se corrió, se incorporó y sacó un condón.

Se puso a horcajadas sobre mi, me la chupó un poco, aunque no hacía falta porque la tenía como un mástil, y me puso el condón.

-Ahora no tienes que preocuparte de nada mi niño. Yo me encargo de todo, tú solo disfruta, ya tendrás tiempo de hacérmelo tú.

Se la clavó despacio mordiéndose el labio inferior. Eso me puso más cachondo aún. Esperaba no irme enseguida y satisfacerla.

Ella parecía leerme el pensamiento porque subía y bajaba despacio. Yo la miraba a los ojos, estaba preciosa.

Sus tetas subían y bajaban, sus pezones estaban erectos y gotas de sudor caían por su cuello, mientras íbamos incrementado los gemidos.

Después de unos minutos yo ya no podía aguantar más y así se lo hice saber.

-Mamá. No creo que aguante mucho.

-No te preocupes mi niño. Córrete cuando quieras. Dame tu semen.

Al oír esas palabras: dame tu semen, no pude aguantar más y eyaculé. Ella sintió las contracciones de mi polla y subió y bajó un poco más rápido hasta que lo solté todo.

Me hubiera gustado correrme dentro de ella sin goma, pero no podía quejarme. Me acaba de follar a mi madre. En otra ocasión tal vez pudiéramos hacerlo sin goma.

Me quedé mirándola después de correrme. Amorosamente me quitó el condón y me limpió la polla. No quería decírmelo, pero estaba claro que no se había corrido con el coito.

-Mamá, ha estado genial, pero ¿tú has disfrutado?

-Claro que si mi niño. Era tu primera vez y has estado a la altura. Solo te falta un poco más de práctica.

La miré con cara de pena y ella me puso la mano en la pierna y me sonrió. No la había importado pero no podía dejarla así.

-Mamá, cuando me recupere, quiero volver a follarte. Esta vez en condiciones.

-No te preocupes mi niño.

-Tengo una idea mamá.

-Dime.

-Ponte el bikini verde. Me gustaría follarte así, con el puesto.

-Eres un pervertidete, me dijo sonriendo. Anda, vamos a hacerlo así.

Mi madre se puso el bikini verde como le había pedido. Se sentó frente a mi en la cama y se agachó y comenzó a mamármela.

-Uhmmm, qué rico mamá.

-¿De gusta hijo? Dijo con mi polla inundando su boca.

-Joder mamá, claro que si, que gusto me das. Sigue, sigue.

-Si cagiño, pero resérgate para cogerte dentro de mi.

Al poco rato me tumbé boca arriba y mi madre se volvió a poner a horcajadas sobre mi. Le aparté la braga del bikini y ella me puso otro condón y se la volvió a clavar.

Comenzó a cabalgarme como antes, lento y con cariño.

Después de unos minutos así, la giré y la puse en la postura del misionero y así seguí follándomela.

Ella maravilloso ver su cara mientras yo encima empujaba y se moría de gusto. Esta vez si estaba satisfaciéndola.

-Ah, ah, ah, cariño, mi niño, sigue así, así, así, aaaah.

Me agarró de los hombros, yo empujé más fuerte y ella se corrió con fuerza.

-¡Aaaah, tesoro! ¡Me corrooo!

-Córrete mamá, córrete, yo aún aguanto.

Cuando terminó de estremecerse, me salí de ella y le dije que se pusiera sobre mi de nuevo, pero esta vez de espaldas. Se sacó la teta derecha y se agachó para que se la chupara. Yo obedecí satisfecho y luego ella se giró poniéndose de espalda como le había pedido.

Con la braga del bikini casi desprendida, comenzó a cabalgarme con ansia, con ganas, como si no se acabara de correr hacia unos minutos.

-Ah, ah, ah.

No podía para de gemir.

Yo me agarraba a sus nalgas mientras ella seguía botando como loca.

Decidí entonces acompañarla con mis gemidos.

-Ah, mamá, decía. Mamá, sigue así. Fóllame, fóllame. Fóllame más fuerte.

No tuve que repetírselo. Enseguida aceleró más el ritmo y se corrió por segunda vez.

-¡Ah! ¡Mi niñooo!

Su cuerpo sudoroso se escurría sobre mi.

Yo ya estaba al borde del orgasmo.

-Mamá sigue así, ya me voy, me voy,

Ella seguía botando y creía que la cama se rompería, pero por fin me corrí.

-¡Me corrooo! ¡Mami, me corrooo! ¡Joder que gusto me das!

Ya siguió subiendo y bajando más despacio hasta que se calmó.

La braga del bikini se rompió y el sujetador quedó tirado por el suelo.

Nos tumbamos abrazados y sudorosos.

-Mi niño que gusto me has dado.

-Tú también a mi mamá.

-Creo que al final me he corrido tres veces.

-Lo que se perdió el idiota de papá.

-Ahora te tengo para mi sola. No te busques una novia, ¿eh?

-Qué no mamá. Solo follaré contigo hasta que seamos dos viejitos.

Nos reímos como locos y luego nos fuimos a la ducha.

Vaya verano que estábamos pasando juntos...

Para Lara, mi más fiel lectora.

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