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Mi cuñada se muda a nuestra casa
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Debido a la erosión de la relación de mi cuñada con su esposo, ella decide decirle a su hermana, o sea a mi mujer si podía recibirla en nuestra casa por un tiempo hasta que pueda solucionar su situación. Mi esposa me comenta que le agradaría ayudar a su hermana, debido a que uno nunca sabe cuándo necesitaría del prójimo, además que nosotros teníamos cerca de cinco años solos porque nuestros dos hijos habían decidido irse a otro país, argumentando también que nuestra casa es bastante grande para acoger a mi cuñada y sus tres pequeños hijos. Sin más que decir, debí aceptar.

A menos de una semana llegaron, los recibimos con atención y cariño, a la siguiente semana logramos encontrarle un cuidado diario para los niños, así la hermana de mi esposa tuviese tiempo para conseguir empleo.

El primer día de cuidado de los niños, mi cuñada regresa a la casa, mi señora había salido a trabajar, yo laboro de manera remoto, hablamos cerca de 20 minutos, ella me dice que se ducharía porque venía sudada, en poco tiempo aparece con shorts cortos y franela sin sostenes. A pesar de su tres partos se conservaba bastante bien, sin mucho protocolo de me acercó plantándome un beso, restregando sus pechos a mi torso, sólo susurró que esperaba repetir lo vivido conmigo hace un año atrás, que desde que fornicamos no había cogido, que con el papá de sus hijos había muerto todo deseo.

Me besaba con frenesí, yo la acariciaba por todo el cuerpo, al sentir mi erección, liberó de mi pene y lo engulló con maestría, ella estaba tan húmeda y excitada que pidió que la penetrara, se colocó de pie y dándome la espalda, cuando sintió mi verga en la entrada de su coño, se separó de mi un poco haciendo que recodara su gusto por el sexo anal, primero deseaba ser sodomizada, relató que yo era el único que había profanado esa hendidura y siempre sería para mí, sin miramientos abrí sus nalgas, con su ayuda, apuntando mi sexo a su ano, que ya estaba bien lubricado, imagino que después de la ducha, ya tenía todo planeado.

La penetré con fuerza, hundiéndose hasta el fondo de un sólo tirón, los gemidos eran fuertes, al cuarto bombeo, tuvo un orgasmo, luego se acostó boca abajo, la penetré en tal posición, cogíamos como dos desesperados, cambiamos de posición varias veces, en cuatro fue unas de mi predilectas.

Al cabo de un rato me pidió que la cogiera por la vagina, se sentó en mí, marcando el ritmo, hasta estallar nuevamente en un grandioso orgasmo, aún yo no me corría, desde que práctico yoga y hago ejercicio, parece mentira, pero disfruto más del sexo y controlo la eyaculación. Le hago saber que aún no acabo, nuevamente me ofrece su orto, me dice que le avise cuando tenga ganas de correrme, deseaba que le echara toda la leche en su culo, pero de preferencia boca abajo y yo encima de su espalda, era su posición predilecta, decía que lo sentía hasta el fondo, tal cual lo hice, explotamos los dos al mismo tiempo, derrame sus entrañas, permanecí encima de ella hasta que mi pene perdiera algo de tamaño.

Tomamos un descanso, dijo que deseaba ser mi perrita, sólo debíamos ser discreto para que su hermana no sospechara. Apenas todo comenzaba.

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