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Mi esposa, mi cuñada, un trío perfecto

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Recordando un poco, llevo casado cuatro años, mi esposa y yo tenemos 34 años y la hermana de mi esposa tiene 41 años y una hija de 22. Ambas, mi esposa y mi cuñada son muy guapas, buenas piernas, buenas colas, pero lo que más me gusta de las dos es que tienen senos grandes. Mi cuñada por su lado está bien conservada para su edad, y lo mejor de todo, es divorciada. Hasta ahora por cosas del destino con mi cuñada he tenido sexo por tres ocasiones; no se podría decir que hicimos el amor porque lo nuestro es más deseo y lujuria. Ahora contaré cómo fue la mejor nueva experiencia que nos pasó, para lo cual sería bueno que lean nuestro anterior encuentro.

Pasó una semana desde que nos fuimos al matrimonio del sobrino de mi esposa, esa noche mi esposa no pudo quedarse porque tenía turno en el hospital. Justo al siguiente sábado, como mi esposa estaba triste por no disfrutar de la fiesta como sabemos hacerlo, entonces organizamos una salida a la discoteca, nos fuimos los dos y dos amigas de mi esposa con sus novios. Luego nos fuimos los seis al nuestro departamento, terminamos una botella de tequila pero para la segunda ya se fueron y nos quedamos los dos. Ya desanimados íbamos a dejar todo y dormir, cuando vimos que llegaba mi cuñada a su departamento (junto al nuestro). La invitamos a pasar y nos contaba que se había ido de farra con las amigas ya que su hija se fue de viaje, pero nada, las amigas más aburridas y que por eso volvía temprano, para ella temprano y ya eran como las 11pm.

Mi esposa ya entonada decía que se había quedado picada de la anterior fiesta, y convenció a mi cuñada Camila que nos acompañara para acabar la botella de tequila. Eso sí, para los tragos mi esposa no da mucho. En fin, ya íbamos por media botella, bailamos, cantamos, todo entre los tres. Y por último ya nos quedamos sentados en el sofá y nos pusimos a contar de todo.

Para hacerlo corto, las preguntas y respuestas iban subiendo de tono hasta que llegó una que fue la chispa para el resto de la noche:

Camila: a ver hermanita, tú compartirías a Mati (Yo)? para una noche de sexo con otra mujer?

Esposita: no, claro que no, o depende.

Camila: ¿de qué o cuando sí lo compartirías?

Esposita: si es que yo estoy presente.

Camila: estás hablando de un trío?

Esposita: no, o sea no sé.

Le llegó el turno a Camila y mi esposa fue directa.

Esposita: a ver Camila, tú has hecho un trío?

Camila: sí, un par de veces, una con otra chica y una con dos hombres.

Esa respuesta le dejó son más preguntas a mi esposa. Por un lado creo que le llegó a su orgullo, pues siempre me decía que su hermana es más cohibida, y que tiene pensamientos más de una persona mayor por cómo cuida a su hija. Ante el silencio Camila arremetió.

Camila: dime hermanita, soportarías ver a Mati con otra chica teniendo sexo justo en frente de ti?, y más aún, contigo también?

Esposita: creo que no, pero en todo caso quisiera que fuera alguien que no conozcamos.

Camila: por qué alguien desconocido, o sea que tus amigas están descartadas, yo descartada (con un gesto de sentirse despreciada).

Esposita: sí, totalmente, luego se enamoran y se van.

Camila: o sea que ese es el único obstáculo, entonces si es seguro que no se enamoran sí lo harías?

Esposita: ahí sí, puede que sí.

Camila: en todas estas, no le hemos preguntado a Mati si él estaría dispuesto.

Esposita: es hombre, que no va a querer.

Todos nos quedamos mirando y reíamos, luego se veía que mi esposa quedaba muy pensativa. A lo que de la nada preguntó.

Esposita: ya Camila, en serio, has estado en tríos?, a ver cuéntanos cómo es para ver si te creemos.

Camila: no es obligado que me crean, pero debes estar bien seguro con tu pareja de hacerlo, ya luego las cosas se dan en ese momento.

Esposita: ya, cuenta mala; bueno piénsalo mientras vuelvo del baño.

Mi esposa se fue al baño y mientras ella se fue le dije a Camila que si es enserio, y me dijo que no, que quería ponerle sal a la conversación y que quería ver cómo reacciona mi esposa. Yo le dije que me puso bien caliente, y rápidamente me acerque y la besé mientras metí mi mano dentro de su blusa para tocar sus senos, le saqué un seno y lo chupé un momento hasta que escuché que mi esposa cerraba abría la puerta del baño y me puse en mi sitio. Ahora se fue Camila al baño. Igual, con mi esposa aprovechamos para darnos unos besos bien calientes, como ella estaba con vestido solo le bajé el escote para poder chupar sus tetas, y por abajo meter los dedos en su vagina, mientras ella pasaba su mano por encima de mi pene que estaba bien duro.

Cuando Camila volvió mi esposa insistió que le diga cómo es que hizo un trío. Mi cuñadita más astuta dijo que eso no se cuenta, que eso sale en el momento, que todas las parejas son distintas.

Esposita: ya, a ver, entonces hagamos que nosotros vamos a hacer un trío. Cómo empezarías.

Camila: yo no empezaría, la pareja es la que tiene el control.

Esa fue la palabra mágica, a mi esposa siempre le gusta tener el control, y creo que le gustó mucho la idea de tener el control sobre mi, sobre Camila, sobre lo que pasaría esa noche, y más con los tragos que tenía encima y lo cachonda que se puso luego de los besos que nos dimos, simplemente vino haci mi y comenzó a besarme, suavemente y poco a poco fue más apasionada. A ratos miraba a su hermana como diciendo que ella es la que manda. Seguimos con los besos, empezamos a tocarnos, yo pasaba mis manos por sus senos, por sus piernas y ella frotaba el pantalón encima de mi pene.

Esposita: y luego qué Camila?

A lo que mi cuñadita se acercó, se sentó al lado mío dejándome en la mitad de las dos, y con una mano tomó mi cara y la giró hacia ella y me besó. Con su mano en mi cara nos besamos hasta el momento de que empezamos a usar la lengua. Justo en ese momento ella me giró hacia mi esposa, como diciendo que es su turno. Mi esposa sin pensarlo me besó, ahora si desde el comienzo fue apasionada, con su lengua buscaba jugar con la mía. Mientras sus manos estaban tocando mi pene, aún sin atreverse a bajar la bragueta. De nuevo fue el turno de Camila, esta vez a más de besarla puse mi mano sobre sus senos, apretándolos. Tomé la mano de Camila y la puse sobre mi pene, al lado de la mano de mi esposa que estaba indecisa.

Como mi esposa estaba al lado de mi mano más hábil, fui pasando por debajo de su vestido hasta llegar a su vagina y empecé a meterle los dedos, esto mientras dejaba de besarla y volvía con Camila. A ella le saqué un seno y empecé a chuparlo y enseguida volví con mi esposa y le bajé todo el escote, dejando al descubierto sus dos hermosos senos, y los empecé a chupar. Para entonces mi pene ya estaba bien duro.

yo: mi amor (a mi esposa), saca mi verga del pantalón, que ya quiere salir.

Mi esposa bajó el cierre del pantalón, y sacó mi pene, empezó a masturbarme. Volví hacia mi cuñada, rápidamente le saqué la blusa y la dejé con el sostén pero con los dos senos fuera, y ahora era su turno de que yo los chupara. Mientras mi esposa me masturbaba con sus dos manos. Cogí la mano de Camila y la puse cerca de mi pene, esperando que mi esposa le ceda el turno, y así fue. Ahora Camila tenía mi verga en sus manos y mi esposa miraba como su hermana me masturbaba.

Ya quería que me chuparan la verga, así que me paré en frente de las dos y me bajé el pantalón. Dejando al descubierto mi pene erecto.

Esposita: no pues, ahora qué desea el afortunado. Las dos hermanas se reían.

Yo: mi amor, lo que te gusta hacer.

Me acerqué y mi esposa tomó mi verga y se la metió en la boca, comenzó a darme una mamada como si estuviera enseñando a su hermana cómo se hace, me daba besos, lo lamía y me chupeteaba los huevos. Me moví un poco más hacia la mitad de las dos, es cuando mi esposa le dice "qué sigue" a Camila. Ahora Camila comenzó a chuparme el pene, ella despacio, tanteando a ver hasta dónde puede meterlo, como si nunca lo hubiese hecho. Entonces recordaba que hace una semana me dió una mamada igual que su hermana. Poco a poco fue liberándose y me lo chupaba hasta el fondo.

Que rico fue ver como una a una iban turnándose para chuparme la verga, ambas con las tetas fuera. A eso le dije a Camila que se quitara la licra que llevaba puesta. Y a mi esposa le quité el vestido y las dos quedaron solo con sus tangas. Me arrodillé para poder chuparle las tetas a las dos. Que rico tener esas cuatro tetas grandes, blanquitas, las de mi esposa son más redonditas y paraditas, con los pezones pequeños, las de mi cuñada un poco más flácidas pero más grandes y con los pezones grandes.

Las dos se pararon y los tres abrazados me iba de lado a lado besándolas, en los labios, en las tetas, mientras ellas con sus manos jugaban con mi pene. Tenía que tener cuidado en que mi esposa no perdiera la seguridad de que es ella la que tenía el control, así que al oido le dije "dime amor, quien empieza", a lo que me dijo que ella va primero.

Acosté a mi esposa en el sofá, le abrí las piernas y se la mandé toda, estaba mi pene hinchado de las mamadas que sentí cómo fui abriendo la vagina, a lo que mi esposa dio un suspiro:

Esposita: mi amor, tu verga está más gruesa.

Mientras le metía mi verga a mi esposa mi cuñada estaba al lado mío, la besaba y miraba como mi esposa nos miraba con lujuria. Le chupaba las tetas a Camila, y le metía los dedos en su vagina.

Era hora de Camila, ella se acostó en la misma posición que mi esposa, saqué mi pene de mi esposa y fui directo a la vagina de Camila, ambas apretaditas. Luego mi esposa se puso de pie y nos besábamos:

Yo: ¿te gusta mi amor?

Esposita: si, veo que le tenías bastante ganas a mi hermana.

Yo: no amor, pero ahorita no podemos echarnos para atrás. Las quiero a las dos en cuatro.

Puse a Camila y a mi esposa en cuatro, fue una vista hermosa ver esos dos culos que tanto deseo. Empecé con mi esposa y luego con mi cuñada, así fui alternando hasta que no pude más y le mandé toda mi leche a mi esposa.

Nos acostamos los tres en el sofá, cansados y con ganas de más. Nos cobijamos y no podía dejar pasar la oportunidad y seguí besando las tetas de ambas. Nos tomamos unas dos copas más de tequila y mi esposa no dio más y se durmió.

Camila se quedó aún despierta y la llevé a la habitación y de nuevo me dio una mamada bien ensalivada.

Camila: no creí que llegara el día en que lo hiciéramos en la cama donde duermes con mi hermana.

Yo: hoy es el día, tenemos que aprovecharlo.

En resumen, nos pegamos una buena cogida con mi cuñada mientras mi esposa dormía.

Después Camila se vistió y se fue y yo me fui a dormir junto a mi esposa. Al día siguiente mi esposa estuvo un poco rara al despertarse. Me preguntó por Camila:

Esposita: y Camila? ¿A qué hora se fue?

Yo: se fue cuando terminamos la botella y te quedaste dormida.

Esposita: no hicieron nada más?

Yo: no, se fue y yo me vine a dormir contigo.

Mi esposa estuvo un poco reservada hasta que llegó Camila y los tres hablamos de lo que pasó. Mi esposa se quedó tranquila, dijo que era por los tragos, y que se quedará así. El resto de la semana ya se le fue bajando la reserva y me empezó a preguntar que cómo fue, qué sentí, y cosas así. Y más que nada que si lo volvería a hacer. En mi mente rogaba que se repitiera, pero le dije que fue un desliz de los tres.

Pero no me imaginé qué ese mismo fin de semana se iba a repetir, pero eso lo contaré en la siguiente ocasión.

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