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Mi esposo y mi hermano

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Estoy acostada en mi cama recordando lo que sucedió.

Mi esposo duerme tranquilamente, mientras yo contengo las lágrimas de impotencia y horror.

El cigarro se acaba lentamente en mis dedos; siento el semen seguir saliendo de mi vagina y ano.

Cierro los ojos y vuelvo a sentir…

La noche inició como siempre. Llegué a casa de trabajar, mi marido me esperaba con comida china y una botella de vino.

Al terminar, me comenzó a besar y acariciar. Un día pesado como ese merecía terminar con un buen orgasmo.

Me acariciaba por encima de la ropa; mis nalgas, mis pechos; me besaba el cuello y yo podía sentir su falo creciendo, tratando de salir del pantalón.

Me llevó a la recámara y me desnudó lentamente; disfrutando y besando cada parte de mi cuerpo; su lengua se paseaba por mi piel mientras mi ropa iba desapareciendo.

Sus labios y sus dientes jugueteaban con mis pezones provocándome escalofríos de placer.

Cuando estuve desnuda, me acostó sobre la cama y continuó el escarceo; en un momento, unas esposas aparecieron en sus manos; me ató a la cabecera de la cama y siguió disfrutando de mi cuerpo a su antojo.

- Me encanta tu cuerpo… me fascina tu piel… adoro hacerte mía… tu cuerpo es mío…- me decía mientras me chupaba lentamente la vagina y el clítoris.

Somos una pareja casada normal, sin cuerpos exuberantes o envidiables; pero, me excitaba escucharlo hablar así.

Se tomó un momento para desnudarse mientras su mirada denotaba el deseo que sentía.

Cuando estuvo desnudo, tomó una mascada y me cubrió los ojos.

- Tengo una fantasía y hoy la voy a cumplir…- me decía al oído mientras ajustaba la mascada para que no pudiera ver.

Un escalofrío recorrió mi espalda en la zozobra de lo que vendría. Me puso sobre mis rodillas y mis manos de sostenían de la cabecera con las esposas. Mientras estaba yo en esa posición l, el se metió entre mis piernas acostado y siguió chupándome mis labios vaginales; yo escurría de ansiedad y deseo, necesitaba sentirlo dentro de mi.

En un momento, lo sentí acostarse junto a mi, me tomó de la cintura y me hizo montarme sobre él.

Algo me hizo dudar; pero, me guío para enterrarme su falo. A pesar de que estaba muy mojada, le era difícil entrar a su verga; la sentía yo enorme, gruesa, desconocida.

Un suspiro de satisfacción salió de su boca cuando logró enterrarla por completo. Se quedó quieto; pero, yo sentía la necesidad de sentir el bombeo; empecé a moverme arriba y abajo, disfrutando esa rica verga que me penetraba. Él bufaba y gemía, haciéndome gozar más.

De repente, sentí una mano acariciar la entrada de mi culo, untando algo frío y resbaladizo; un dedo se enterró en mi haciéndome jadear y gemir de placer y sorpresa.

- Así te quería tener… ver cómo te cogían… romper tu culo y hacerte una doble cogida…- me decía al oído mientras seguía preparando mi culo con sus dedos.

- Y tu hermano fue el elegido para cogerte… y tanto tú cómo él parecen estarlo disfrutando…- me dijo lentamente.

En ese momento, sentí una boca chuparme mi pezón, mientras otras manos agarraban mis nalgas, guiando el bombeo.

- Estás muy rica, hermanita… no sabes cuantas ganas tenia de cogerte y las veces que me masturbé pensando en ti…- me dijo una voz bajo de mi.

Mi cerebro se desconectó; me estaba cogiendo a mi hermano y me estaba gustando.

- Salte… no traes condón… me vas a dejar tu líquido adentro… solo mi marido me ha cogido sin condón…- le suplicaba sin fuerzas, disfrutando su verga dentro de mi.

Sentí algo grueso tratando de entrar en mi culo; la posición y las manos de mi hermano, lo abrían más para facilitar la entrada.

Un gemido de satisfacción y placer salió de la boca de mi marido al invadir mi culo virgen con su falo.

Mi cabeza daba vueltas; empecé a sentir que me venía; no quería venirme; yo sabía que estaba incorrecto; pero, mi cuerpo gozaba intensamente. Me deje ir; el primer orgasmo llegó; sentía que mi cuerpo trataba de sacar mi jugo; pero, la verga de mi hermano cerraba toda mi entrada.

Después del primero, perdí la cuenta de las veces que llegué al clímax; me perdí en las sensaciones.

Oí a mi marido bufar, listo para soltar su leche. Mi hermano empezó a bombear más rápido buscando su placer. Los 2 falos se hincharon casi al mismo tiempo, listos para llenarme.

Se enterraron hasta el fondo y se quedaron quietos. Mi marido mordía mi hombro mientras me llenaba; mi hermano chupaba mi pezón con furiosamente al momento que escupía su leche dentro de mí.

Mi marido dejó que mi hermano se fuera antes de desatarme. Al sentirme libre, no sabía que sentir. Me sentía culpable; pero, nunca había alcanzado ese nivel de placer.

Mi esposo me dio un beso en la frente y se quedó dormido.

Mis lagrimas brotan; no se si por la violación o por la culpa de querer volver a intentarlo…

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