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Mi nueva familia y mi prima tímida (10) Milagros inesperados
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Tiempo de lectura: 17 minutos

Hola a todos, después de un buen tiempo continuo con este relato, disculpen a todos los que me escribieron con correo, pero no he estado muy conectado últimamente, espero este capítulo sea de su agrado.

– ¿Se puede saber por qué me andas espiando? .- Le increpe a Milagros casi gritando y sin tratarla de usted como lo hubiera hecho en otra circunstancias, mientras la miraba a los ojos con una mirada de furia que no era propia de mi.- Quien te ha dado el derecho o la confianza para irrumpir mi privacidad, se que esta no es mi casa pero en lo que tengo entendido el departamento del tercer piso es mio y tengo derecho a que no metan sus narices en mis asuntos!.- Termine de decirle mientras bajaba mi tono, estaba en la calle y no quería causar una escena a la vista y paciencia de mis vecinos.

Entre molesto a la sala mientras pase por el lado de Milagros apretando los puños, lo que en realidad me tenía enojado era saber Milagros me hubiera podido ver con Flavia o Glenda y hubiera sido mi fin, respire profundo mientras salía al jardín del primer piso a fumar un cigarro aprovechando que mi tía no estaba en casa. Milagros no tardó mucho en alcanzarme.

– ¿Me invitas un cigarro? .- Me dijo estirando su mano derecha.

Le respondí acercando mi cajetilla para que ella tomara uno y le ayude a encenderlo como siempre hacía cuando una mujer me pedía un cigarro.

– Te debo una disculpa.- Continuo Milagros .- Tienes todo el derecho de enfadarte, mira es que pensé que la casa estaba totalmente vacía y luego escuche a varias personas bajar por las escaleras, me asuste un poco y quise subir a ver que sucedía, al llegar a la salita la vi vacía y algo desordenada y al ver la puerta de tu habitación cerrada me preocupe, me di la vuelta por el jardín del primer piso y al llegar a la ventana puede ver a ti y a tu novia bueno, ya sabes, tirando como locos, ya me estaba retirando cuando volteaste a verme, y el comentario que hice hace rato solo fue para ser graciosa, no quise que lo tomaras a mal..- Milagros me mostró un cara de arrepentimiento legítima, no podía enojarme con ella, o sea, ella no sabia que habia alguien en casa y de la nada escucha 3 personas bajar del tercer piso cuando ninguna había subido, yo también me hubiera asustado.- Luis lo siento, pero para ser 100% sincera contigo vi prácticamente todo el acto, lo siento pero yo soy asi de directa para casi todo, verlos a ustedes dos tirar fue de lo mas exitante que haya visto en mucho tiempo, y si no hubiera estado al interperire seguramente me hubiera hecho tremenda paja mientras los veia a ustedes.

Las palabras de milagros me dejaron con la boca abierta, no terminaba de entrar en mi cabeza lo que me acababa de decir, y antes de poder organizar alguna respuesta en mi cabeza milagros me levanto la mano como deteniéndome antes de que diga algo.

– Pero mis disculpas son totalmente reales y sinceras, no debí hacerlo, y estuve totalmente fuera de lugar, no te preocupes que no le diré nada a Ángeles o a tu Tío, puedes quedarte tranquilo.- Apagó su cigarro en una maceta cercana y se retiró del jardín rumbo a la cocina.

Termine mi cigarro con las palabras de Milagros aún retumbando en mi cabeza apague la colilla en la misma maceta y subí a darme un baño, era demasiado lo que estaba sucediendo, nuevamente se agregaba otra variable más a mi ya ocupada vida sexual, ahora tambien deberia de preocuparme por Milagros que resultó ser una voyerista y que no le daba pena ocultarlo, por lo que si quería que lo mio con mis primas siguiera sin ser revelado debía de actuar con más cautela. Al salir de la ducha oí como mi Tía Ángeles y Glenda llegaban junto a Romina, mientras me terminaba de cambiar escuche pasos afuera de mi habitación seguido de 3 golpes a la puerta cuchicheo y risas.

Abri la puerta mirnado de frente haciendo el chiste tonto de que no podia ver quien tocaba por que no veia a nadie.

– Vaya debo de estar oyendo cosas.- Dije mientras ignoraba a Glenda que me miró con una sonrisa desafiante, me disponía a cerrar la puerta cuando mire hacia abajo y dije.- Ohh Glenda eras tu, disculpa primita no te vi.

– Ja Ja, Tonto. -Me respondió de mala manera pero con una sonrisa que no era normal en ella cuando no estaba a solas conmigo.

– Te presento a mi primita favorita, Romia.- mientras la tomaba por los hombros y la ponía al frente mío como si no pudiera verla bien estando parada a su lado.

Romina era menor que Glenda y ciertamente más pequeña, no mucho pero al ser contextura más fina se le veía mucho más pequeña, Tenia el cabello negro como Milagros unos labios rojos, unos pomulos finos y levantados y sus ojos eran cafes oscuro y achinados, esto ultimo por que su padre pertenecia a la comunidad Nikkei en mi pais, su piel era muy blanca incluso mas que la de Flavia, tenia puesto una playerita de color azul turquesa que debaja ver su ombligo y unos shorts blancos que llegaban a la mitad de sus muslos.

– Hola Sr. Luis mucho gusto.

– Mucho gusto Romina.- Le dije estirando mi mano para estrechar la suya.

– Jaja Luis no es un señor, no le digas así.

– No le hagas caso a Glenda Romina, no todas deben de ser mal educadas como ella.- Le dije esto último sacando mi lengua en lugar de burla.

Las dos se rieron al mismo tiempo y yo con ellas.

– Oye mi Mamá me pregunto si nos acompañas a comer algo.- Me dijo Glenda mientras se sentaba en el sofá de la salita.

– En realidad ya comí algo mientras estaba con mi grupo de estudio, estoy algo lleno aun.

– Oh, entiendo, bueno le diré entonces, nos vemos después.- Me dijo mientras tomaba la mano de Romina y se iba con ella cuchicheando escaleras abajo.

– Nos vemos.- Les respondí mientras se alejaban.

Tome mis llaves, billetera y celular para salir a comprar, mi encuentro con Ximena me había dejado preocupado por algunas cosas, yo estaba siendo muy descuidado cada vez que tenía un encuentro con mis primas, ya estaba jugando mucho con mi suerte, fui a una cadena de farmacias que quedaba cerca a la casa y compre varios preservativos junto con un lubricante saborizado, este último tenía pensado usarlo con Ximena ya que descubri que le gustaba que le dieran por el culo, mientras pensaba esto y la cajera de la farmacia me miraba con cara de pervertido recordé que Ximena era ahora mi Enamorada.

– Puta madre.- Dije en voz alta mientras sacaba mi celular del bolsillo y vi 2 llamas perdidas de ella y varios mensajes a mi whatsapp.

Tenía varias conversaciones pendientes, pero me centré en la de Ximena, pensé que estaría enojada al no hablarle para saber si ello bien o algo así, pero fue todo lo contrario. EL primer mensaje era avisando que llego bien a su casa, y los siguientes preocupada por que no le respondía, luego había uno en el que me decia "No se por que me preocupo, tu nunca atiendes el teléfono", le respondí pidiendo disculpas y diciendo que luego de hablar con milagros y aclarar las cosas me fui a dar un baño y me quede dormido, no era necesario mentirle pero tampoco quería quedar como el despreocupado que en verdad era. Me entendió, me dijo que ella estaba molida y que se iría a dormir con una sonrisa, Me despedí de ella enviando un emoji de corazón y guarde mi celular ya que estaba llegando a casa.

Ya era algo tarde y cuando entre en la casa no había nadie en la sala, subi rumbo a mi habitación sin encontrarme con nadie, al pasar por el segundo piso escuche conversaciones y risa en la habitación de Glenda, me imaginaba que ella y Romina la estaban pasando bien viendo una película o alguna serie de chicas.

Llegue a mi habitación y recogí algo de ropa sucia que tenía en una canasta, me dirigí a la azotea y metí toda sin separar colores ni nada en la lavadora, seleccione lavado fuerte y mientras esperaba que termine el ciclo de lavado me puse a escuchar música y fumar un cigarro. Mi cabeza se sentía fuera de lugar, supongo por todo lo que estaba viviendo, el hecho de estar con Ximena me hacía feliz, pero al mismo tiempo, no sabia que podria ocurrir cuando Glenda o Flavia se enteren de esto, es decir, en algún momento se darían cuenta y quería ser lo más cuidadoso posible, no quería que armaran un escándalo y todo termine mal para mi. En fin pasaron varios minutos y el sonido de la lavadora me indicaba que el lavado estaba completo, retire mi ropa y la coloque en la secadora, yo nunca había usado una así que no estaba muy seguro de que opción poner.

– Mi mama siempre pone la primera.- Me dijo una dulce voz desde la escalera.

– Hola Glenda, ¿qué haces aquí? .- Le dije mientras la miraba con cara de sorpresa.

– Pase por tu habitación a decirte buenas noches y no te encontré, así que luego de escuchar ruido supuse que estabas aquí.

– Ok, bueno esta bien, gracias por la indicación y buenas noches Primita.- Le dije sin acercarme a ella, no quería alargar mucho mi despedida mas de lo necesario, no es que no disfrutara la compañia de Glenda pero mi cuerpo también tiene un límite y ese dia estaba muy cansado, es mas recuerdo muy claramente que si no fuera por el hecho de que ya casi no tenía ropa para ponerme ni si queira estaría lavando ropa a esas horas, eran casi la medianoche.

– Solo te despediras así? .- Me cuestiono mientras se acercaba lentamente a mi con cara de niña regañada.- Mira que mi mama y mi tía ya me creen dormida, pensé que podríamos pasar un tiempo juntos.- Termino de decir mientras me sonreía pícaramente.

– Glenda, no juegues, creí que estabas durmiendo con Romina, que pasa si se despierta o mi tia las va a revisar.- Le respondí entre susurros mientras la tomaba por los hombros .- Será mejor pasar tiempo otro dia, cuando no haya moros en la costa,

– Está bien, entiendo, buenas noches Luis.- Se puso en la punta de sus pies para darme un tímido beso en los labios y se fue alejando de mi rumbo a las escaleras.

Suspire aliviado y prendi otro cigarro, Glenda como siempre se veia hermosa con su cabello negro corto, sus ojos negros y su bello rostro, y ni hablar del cuerpo que escondia debajo de las poleras gigantes que le gustaba usar, era muy dificil resistirse a una mujer asi, y sin darme cuenta la verga se me empezo a poner dura de pensar en mi primita.

Pasaron unos cuantos minutos más, definitivamente pasaba la medianoche y lo único que me animaba era saber que el siguiente dia tenia toda la mañana para dormir ya que el Café aún estará cerrado un dia mas, saque mi ropa de la secadora y me fui rumbo a mi habitación dispuesto a dejar la bola de ropa caliente en la silla de mi escritorio para doblarla dios sabe cuando. Llegué a mi cuarto y al abrir la puerta descubrí a Glenda con absolutamente ninguna prenda de ropa puesta en mi cama, abrí los ojos lo más que pude y arrojando mi ropa a la silla ya mencionada mientras le decia.

– Glenda te haz vuelto loca?, te dije que esperes un poco, que nos podrían descubrir en cualquier momento.- Glenda no dijo palabra alguna solo paso de estar echada boca arriba y apoyada en sus codos a voltearse y dejar su hermoso culo a mi vista, yo por mi parte cerré haciendo el menor ruido posible la puerta de mi habitación.

.- Si alguien nos descubre estaremos en muchos problemas.- Continué diciéndole en susurros .- Piensa un poco en la consecuencia de tus actos.

– Tu piensa en los tuyos, por que me quieres sermonear y ya me estas agarrando el culo.- Me respondió por fin Glenda en un susurro mientras giraba su cabeza para darme una mirada de victoria.

Mi subconsciente me había ganado, tenía la verga empalmada y ya mis dos manos estaban tocando el culo de Glenda, acariciaba sus nalgas como si pudiera saborearlas con mis dedos y para saborearlas de verdad las besé y empecé a hundir mi rostro entre ellas, su fragancia era deliciosa, no pude contener mis ansias y empecé a devorarla de una forma frenética.

– Mmmm, que rico primito.- Me susurraba entre gemidos Glenda.- Sigueee!!.

– Shhh no tan fuerte.- Le dije parando mi accionar y dándole una fuerte nalgada.

-Mmmm.- Siguió gimiendo Glenda mientras empezaba a morder mis sábanas para no hacer más ruido.

Mi cara estaba empapada de la humedad de mi primita, y mi verga ya no resistía estar 1 segundo más sin sentir el calor de su panochita. La tome por su tobillo izquierdo y levante su pierna para ponerla boca arriba, tome su otro tobillo y la jale hasta que sus piernas quedaron colgando a un lado de la cama, Glenda me miraba extrañada por lo brusco de mis movimientos, yo por mi parte me quite mi camisa y los shorts que tenía puestos, abrí el cajón de mi velador y saque uno de los muchos condones que habia comprado esa tarde, como mencione y no podía seguir siendo descuidado con ese tema, lo abri con los dientes mientras que mi primita cambiaba su expresión de sorpresa a una sonrisa de lujuria total, mientras enrollaba el preservativo en mi verga Glenda tomo sus piernas con ambos brazos y las abrazo en su pecho dejando su rosada conchida a mi merced.

-Ya metemela si? .- Me susurro.

Yo ni corto ni perezoso y sin decir palabra alguna, tome mi verga y la enfile en la entrada de su conchita, por la forma en la que tenía sus piernas sentí su rajita más estrecha que nunca y a pesar de lo mojada que estaba me costó meterla completa.

– Ufff que apretada que estas Glendita.- Le dije en voz baja cuando al fin pude meterla completa.

– Ahhh, ya muévete!!!.- Me dijo mordiéndose los labios para no gritar.

Empecé un lento mete y saca apoyándome en la parte trasera de sus muslos con ambas manos, haciendo que levantara sus caderas para facilitar mis movimientos.

– Mmhh, siii.- Se escuchaba gemir a mi primita cada vez que aceleraba mis movimientos.- Mmh mmh sii mmm sii.- Cada vez sus gemidos eran más fuertes y no era suficiente con morderse los labios.

Solté uno de sus muslos y le tape la boca con la palma de mi mano, no se si fue una buena idea, ya que empezó a hacer ruidos incluso más fuertes que sus anteriores gemidos.

– Mhhhh.

– Glenda por favor no hagas más ruido.- Le dije mientras presionaba mi mano fuertemente contra su rostro al tiempo que le hundía mi verga hasta lo más profundo de su rajita.

Sentí de pronto como su respiración se entrecortaba y sentí como su rajita empezó a latir abrazandolo lo más fuerte posible mi verga y tras unos segundos así soltó sus piernas y me empujo con ambos brazos interrumpiendo mis embestidas y haciendo que mi verga salga de su interior.

– Ya que lastimas.- Me dijo con la respiración entrecortada.- ufff, perdon primito pero ya no aguantaba más.

Yo con el corazón a mil y mi verga dando botes de lo dura que estaba me quedé contemplando a mi primita sentaba en el borde de la cama totalmente desnuda con la rajita empapada y bañada en sudor, no lo pensé mucho, me saque el preservativo de un tirón y lo arroje a un lado de la cama, tome mi verga con mi mano derecha y empecé a hacerme una paja, ahí parado delante suyo sin decirle nada o pedir algo a cambio. Glenda no se había dado cuenta de lo que hacía, ella estaba mirando para abajo, no se si viendo su rajita o sus piernas o yo que sé, pero el sonido de la fricción de mi mano acariciando mi verga hizo que levantara la mirada, Sus ojos brillaron al ver mi accionar.

– ¿Es para mi? .- Me pregunto con cara de niña buena y llevando una de sus manos a su pecho como expresión de halago.

– Solo para ti primita.- Le mentí mientras le sonreía con la respiración agitada.

Puso su torso hacia atrás regalándome sus pequeñas tetitas y tiró su cabeza hacia atrás mirando al techo de mi habitación, me estaba ofreciendo su cuerpo como lienzo y no me demoraría mucho en pintarlo.

Aceleré mi paja al ver sus pezones rosados a mi total disposición y sin ningún miramiento me empecé a venir sobre mi primita. El primer chorro salió disparado y dio en su cuello, Glenda al sentirlo bajo la mirada con su ya típica mirada de victoria, el segundo y tercer chorro los apunte lo mejor que pude a sus pequeñas tetitas, Glenda al ver que mi corrida ya terminaba se abalanzo sobre mi verga y la succiono las últimas gotas que salían de esta con un vicio absoluto, recogió con sus dedos todo rastro de mi corrida y se los metia a la boca como si se tratara de nutella, yo Solo observaba su accionar aun parado pero apoyado en la pared, estaba exhausto de por todo el trajín de ese dia y me parecia increible que un tuviera fluidos en mi cuerpo para correrme de esa manera, supongo que así de excitado me ponía Glenda.

– Que rico, no me podía ir a dormir sin tomar mi leche.- Me dijo Glenda con cara de niña buena nuevamente, se paró y dando un salto para poder llegar y jalar mi cuello para abajo me dijo un largo beso, nuestras lenguas se juntaban y trataban de agarrarse mientras nuestros fluidos se mezclaban dentro de nuestras bocas, definitivamente uno de los mejores besos que he tenido.- Me voy a lavar rapido si?

– Está bien, pero no te demores si? .- le respondí dándole una juguetona nalgada cuando se dio la vuelta.

Apague la luz de mi habitación, abrí las cortinas y abrí una rendija en mi ventana lo suficiente como para poder sacar mi mano con un cigarro encendido afuera, lo de las luces fue paranoia mía, pensando que así como Milagros alguien mas podia ver por mi ventana y verme desnudo junto a Glenda.

– ¡Ja!.- me reí irónicamente en voz alta, pensando en lo que me había revelado Milagros horas antes.

– ¿De que te ríes? .-Me dijo Glenda saliendo del baño ya con su ropa puesta.

– Nada Primita, cosas del trabajo que me acabo de acordar.- Le mentí nuevamente.

– esta bien, ¿Me puedo quedar…

– Ni lo digas, de ninguna manera, Glenda no te puedes quedar a dormir aquí, Romina puede despertar en cualquier momento y no te encontrará en tu habitación.

– Eso lo se tonto, ya no me sermonees, te preguntaba si me podia quedar con tu camisa?

– Heee si claro, por qué no Primita, pero eso si, ten mucho cuidado al guardarla.

– Siiii y tranquilo, mi mama ya no revisa mi habitación, ya no soy una niña.- Sus gestos y reacción decían lo contrario, pero quién soy yo para contradecirla.

La continué mirando mientras recogía mi camisa y la empezaba a oler, Glenda era una delicia de mujer y yo me sentía muy afortunado de tenerla cada vez que podía, increíble que hace unos minutos me estaba negando a tener sexo con ella.

– Bueno Luis, ya me voy antes de que me tenga que lavar de nuevo.- Me dijo sonriendo y dando una mirada a mi verga que empezaba a levantarse de nuevo.

– Jaja ok primita.- Le dije soltando el humo que tenía dentro de mis pulmones por la ventana.

Se acercó a mí para darme un último beso y salió cerrando tras de ella la puerta de mi habitación. Apague mi cigarrillo en mi cenicero, fui a darme un corto baño, me puse un boxer limpio de la pila de ropa limpia y me deje caer casi desmayado en mi cama.

Desperté a eso de las 10 am, un rayo de luz entraba por la cortina mal cerrada que dejé anoche y si no fuera por eso no me hubiera levantado en un par de horas más. Fui al baño me lave el rostro, me puse un short deportivo y hice una rápida rutina de pesas y ejercicio para no perder la forma, me di un baño y me servi cereal con yogurt para no tener el estómago vacío, todo esto sin siquiera mirar mi celular que si no fuera por que se cayó de mi velador de lo mucho que vibraba ni cuenta me daba de su existencia.

Flavia me estaba haciendo una videollamada por whatsapp, me peine un poco y le conteste.

– Vaya primito hasta que respondes, ya hasta estaba a punto de preguntarle al engendro que tengo por hermana por ti.- Me dijo como saludo Flavia

– ¡No comiences, Flavia! .- Se escuchó a lo lejos decir a mi tio.

– Hola Flavia, ¿cómo estás?

– Yo muy bien y tú como estas?, que tal todo por allá?

– Bien todo bien.

– Me contaron que ya conociste a mi tía Milagros y a Romina, ¿verdad que son unas personas maravillosas?

– Si claro, bueno no he tratado mucho con ellas aun, pero se nota que son cheveres.

-Si que lo son, bueno quería saber en qué andabas, pensé que estabas trabajando o algo que no respondes mis mensajes.

– Lo siento, en realidad tengo el día de hoy libre y bueno me quedé dormido más de lo normal.

– Claro, Claro, te lo mereces mejor que nadie, descansa lo mejor que puedas que pronto estarás más cansado aún.- Me dijo mientras me guiñaba un ojo.

– Flavia! .- Le dije mientras le daba una mirada de pocos amigos.

– Tranquilo mi papá está lejos, pero bueno ya me tengo que ir, un beso cuidate.

– Un beso Flavia ya nos vemos.

Respondí algunos mensajes de mis grupos de estudio y de alguno de mis amigos, y claro de Ximena, mi flamante nueva enamorada que me invitaba a cenar esta noche, imposible decirle que no, asi que quedamos que pasaría por mi a las 7 pm e iríamos a ver una película y a comer algo, me puse a pensar que me pondría cuando entre pensamiento y pensamiento recordé lo de anoche y queria saber donde escondió Glenda mi camisa, ya saben por si mi tía la encuentra o algo asi, no confiaba al 100% lo que me decía. Me puse un polo y bajé mientras pensaba en cualquier excusa para ir al cuarto de mi primita, al llegar al descanso de la escalera vi que no estaba el auto de mi tia.

– Bien.- Me dije a mi mismo en voz alta ya que esto significaba que mi tía y posiblemente Milagros no estaban en la casa, empecé a bajar lentamente lo que quedaba de escaler y me quite los zapatos antes de empezar a caminar por el pasillo, quería darle un susto a mi primita.

Camine sigilosamente por el pasillo y vi la puerta de las habitaciones de mis tíos y la de Flavia abiertas, sin nadie en su interior, era más que seguro que Glenda y Romina estarían solas, me acerque a su puerta y gire el pomo lentamente.

Entre abrí la puerta y metí mi cabeza para ver donde estaban, pero encontré algo totalmente inesperado. Romina estaba sentada sobre una almohada en el suelo mientras se movia freneticamente como si la cabalgara y tapandose la cara con ambas manos tenía mi camisa la cual olía fuertemente como si fuera adicta a su aroma, mire por todos lados de la habitación y lo que pude ver del baño de Glenda, pero no había rastro de ella, Luego recorte algo de una cita con un manicurista o algo así que había comentado días atrás, eso debía de ser, pero por qué dejaron a Romina?, no tenía sentido, o por lo menos no lo tenía en ese momento, no estaba seguro de que hacer, estaba totalmente empalmado, romina tenia un short de licra de color azul oscuro y no tenia puesto payera o sujetardor alguno, sus pequeños senos estaban al aire libre y sus pezones oscuros estaban totalmente parados.

– mmm .- escuchaba gemir a Romina en mi camisa.

No me resisti mas libere mi verga y empecé a pajearme como desesperado, trataba de coordinar el movimiento de mi mano con el movimiento de sus caderas frotando sobre esa almohada, y claro por la torpeza de mis actos y mi excitación le termine dando un fuerte golpe a la puerta con mi codo. La puerta se abrió de un solo golpe revelando detrás de ella, con mi short y boxers en las rodillas y con mi verga totalmente erecta.

-Aaaah.- Grito Romina mientras se tapaba sus senos con mi camisa

– No shhh, lo siento no es lo que parece, yo solo quería asustar a Glenda y bueno te encontré a ti.- Le dije mientras extendía mis manos hacia ella tratando de hacer que se calme y no haga tanto escándalo.- Discúlpame de verdad, ya me voy, haz como si no hubiera visto nada.- Le dije mientras subí rápidamente mi short y boxers.

Romina no dijo absolutamente nada, solo se quedó viendo como guardaba mi verga mientras abrazaba mi camisa a su pecho, yo cerré la puerta y salí casi corriendo a mi cuarto. Entre en mi habitación y me tome la cabeza con ambas manos sentí que la había cagado, claro Romina le diría a su mamá y todo se acabaría, yo ya me estaba viendo sin casa viviendo debajo de un puente y todo por caliente, no podía contenerme ni un solo momento, pero claro como me voy a contener con tremenda imagen, y que hacía Romina oliendo mi camisa ?, por que la habían dejado sola?, mientras en mi mente pasaban mil pensamientos la puerta de mi habitación, respire profundo y tomando valor la abrí.

– Mira Romina, lo siento mucho, es que no me pude contener, tu eres muy bonita (no era la palabra exacta para describirla, pero no quiera decir algo más subido de tono) y te vi haciendo eso, no pensé que me vieras, estoy muy avergonzado.- Le dije tratando de sonar lo más arrepentido posible, y bueno si lo estaba.

-Está bien Luis, también es mi culpa, Glenda me contó sobre ustedes …- Cuando la escuché decir esto último el corazon casi se me sale por la boca.- … se que no se tratan como amigos y que hacen "cosas", yo le dije que no le creía, así que me dijo que me lo comprobaría.- Romina se notaba muy nerviosa para nada era la chica sonriente que conocí el ayer.

– ¿Qué te contó que?, ¿Qué tipo de pruebas? ¿Mi camisa? .- Le hice una pregunta tras otra claro que no me respondería inmediatamente.

– No exactamente, me dijo que cuando sea de noche la siguiera, primero fuimos a tu habitación, yo detrás de ella, pero no estabas, escuchamos ruido en la azotea y fuimos allí.- La escuchaba sin poder procesar lo que me estaba contando- Estabas lavando ropa, no escuche muy bien lo que hablaron solo vi que al despedirse se dieron un "pico", al bajar le dije que eso no probaba nada, ella me contesto diciéndome " Ya veras", luego me llevo en silencia hasta el patio y me pidió que subiera las escaleras y sin hacer ruido espere ahí.- Romina termino de pasar en mi habitación con la cara totalmente roja.- Al rato pude ver como ella entraba en tu habitación, se quitaba la ropa y te esperaba totalmente desnuda, y bueno luego tu llegaste y… ya sabes.

– No puede ser.- Dije en voz alta tomándome la cabeza nuevamente, yo pensaba que tenía mala suerte y al final Glenda hizo algo pero aun.- ¿Que tanto viste? .-Le pregunté tratando de parecer calmado.

– Bueno que ustedes estaban teniendo "sexo".- La ultima palabra la dijo casi en un susurro.- Luego salí corriendo cuando tu te acercaste a la ventana y espere a que Glenda bajara y al final me dio tu camisa y me dijo que era un "Souvenir" para mi.

No sabia que decir me senté en el borde de mi cama mientras Romina estaba apoyada en mi escritorio, sentía que los juegos de Glenda estaban llegando demasiado lejos y que debía de ponerle un alto ahora mismo por que luego seria demasiado tarde.

Mire mi ventana y vi la cortina mal cerrada como la había dejado anoche, molesto por no ser mas precavido y que me veían dos veces de la misma manera me levante de donde estaba sentado y la cerré lo mejor que pude sin dejar que pase un solo rayo de luz por ella.

– Bueno Romina, está bien, olvidemos todo esto, yo más tarde converso de lo que pasó con Glenda, por favor no se lo comentes a nadie más.- Le dije mientras terminaba de arreglar las cortinas.

Terminé de hablar y me senté en el borde de mi cama nuevamente mientras miraba mis pies, escuche la puerta de mi habitación cerrarse, mire hacia arriba pensando que Romina se había ido, pero no. Sus mejillas estaban muy rojas, sus ojos me miraban firmemente y sus piernas se comenzaron mover hacia mi, me incorpore un poco extrañado en su accionar, trate de detener su avance con mis manos pero ella las tomo y las dirigió hacia su cintura, paso sus piernas sobre las mías subiéndose sobre mi pelvis, me estaba tratando como si fuera su almohada. Trate de besarla pero no me dejo solo olio mi cuello y empezó a frotarse sobre mi, primero lento y en círculos, pero cada vez presionaba mas su sexo contra mi, sobre todo cuando empezó a sentir mi verga ponerse dura, como no estaba acomodada de la mejor posición, la levante de la cintura, sentándome un poco mas atrás en la cama y poniendo mi verga hacia arriba, ella subió sobre mi casi interrumpiendo mis movimientos haciendo que quede echado y ella sobre mi. Al sentir lo dura que estaba mi verga se empezó a frotar nuevamente duro y lento pero esta vez alternando sus movimientos en círculos y de adelante hacia atrás, yo la tome de la cintura y acompañaba sus movimientos, pero mi boxers me lastimaba un poco.

– Me puedo quitar el short y boxers, es que me esta lastimando .- Le dije con una sonrisa.

– Si claro, a mi también me fastidia.- Me dijo Romina mientras se levantaba.

Me quite rápido el short y el bóxer, no quería perder ni un solo minuto, los deje a un lado de la cama y vi a Romina quitarse la playerita blanca que tenia puesto y los short de licra para revelar un tanga de color rosa con rayas blancas horizontales que estaban mas oscuros de la parte baja demostrando lo mojada que estaba. Yo con mi verga al descubierto vi como Romina se subía sobre mí nuevamente pero esta vez sentía toda su humedad sobre mi.

– Mmmm ahora si .- Dijo Romina con su fina voz.

Apoyó ambas manos en mi pecho y comenzó a frotarse sobre mi, esta vez las expresiones en su rostro eran totalmente diferente, se notaba como esto era lo que ella buscaba, se frotaba en círculos en la punta de mi verga y cambiaba nuevamente de adelante para atrás recorriendo toda, debido a su humedad sentía que se deslizaba sobre mi, me sentía como su juguete personal, no se cuanto tiempo mas paso asi pero de pronto sentí como sus movimientos se volvieron frenéticos, estaba prácticamente saltando sobre mi verga, lo que me lastimaba un poco pero no iba a detenerla.

– Ahhh.- Grito nuevamente Romina, pero esta vez su grito no fue de susto si no de placer.- Mmmm.- siguió gimiendo mientras me abrazaba y me respiraba el cuello.

– ¿Estas bien? .- Le pregunté abrazándola suavemente.

– Si, todo bien.

Se levantó de encima mio y se bajó de la cama, yo me senté nuevamente en el borde con mi verga aun parada en mi mano.

– Si, no me olvido de ti.- Me dijo sonriéndome con sus mejillas rosadas.

Se arrodillo delante mio y empezo a hacerme una torpe pero deliciosa paja con sus dos manos, se notaba claramente la inexperiencia que tenía, por momentos la movía de un lado para otro como si fuera un juguete nuevo, mi verga estaba totalmente resbalosa por su propia humedad lo que se sentia increible, simplemente me relajé mirando al techo y bajar la mirada para verla fue el detonante, me empecé a correr, Romina no sabía bien qué hacer al sentir mi leche caer sobre su frente y cabello, trato de meterse la cabeza a la boca pero al sentir como salía mi semilla apartó la boca dejando caer mi semen en el piso, saco su lengua como esperando que tuviera otro sabor y se lamió los brazos para quitarse el sabor de la boca.

– Jajaja tranquila Romina, ese es un gusto que se adquiere con el tiempo.

– jijiji pensé que seria Dulce.- Me respondió riendo juguetonamente.

– Oye, por cierto, esto fue algo de una vez, no podemos repetirlo, por favor no se lo vayas a decir a Glenda.- Le dije yo con la cara un poco más seria pero sonriendo al final para seguir teniendo complicidad entre nosotros.

– Si está bien, no te preocupes Luis, no diré nada.- Me dijo Romina mientras se ponía la ropa.- Me voy abajo no vaya ser que regresen antes.

– Ehhh si claro.- Le dije, pensé que podríamos pasar un rato más, ya que el tema de las uñas demoraba mucho tiempo según mi experiencia previa.- Pero por qué no mejor te quedas un rato y hace…

– Oki nos vemos después.

Y salió corriendo de mi habitación dejándome con la palabra en la boca y la verga en el aire.

….

Muchas gracias a todos por leer hasta aquí, y sobre todo muchas gracias a los que me han estado escribiendo todos estos meses por la siguiente parte, disculpenme pero he andado muy ocupado.

Una mención especial a Maria de Argentina que además de estar solicitando la siguiente parte se preocupó mucho por mi repentina desaparición en los relatos, un abrazo.

Como siempre pueden escribirme para cualquier consulta o crítica a mi correo [email protected], los leo a todos.

Buenas noches.

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