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Mi nueva familia y mi prima tímida (5)
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Tiempo de lectura: 16 minutos

Me subí los pantalones rápidamente y corrí lo más rápido que pude abriendo la puerta con violencia pero sin hacer ruido, me asomé a las escaleras y vi que Flavia ya estaba a la mitad miro para verme hacia arriba y me hizo un gesto como ¿diciéndome qué haces?, al ver que Glenda no se encontraba en la escalera me calme y le conteste con un gesto diciéndole que le escribía a su celular, cerré la puerta suavemente tratando de no hacer ruido tome mi ropa que se quedó en la sala una botella de agua y me fui a dar una larga y bien merecida ducha, era mi día de descanso y en realidad no había descansado nada, salí prácticamente todo el día y la noche anterior fue bastante agitada.

Mientras que me banana escuche mucho alboroto en el piso de abajo, y me pregunte que rayos estaba pasando, le deje un mensaje a Flavia preguntando si todo estaba bien y le escribí a Glenda para saber por que no estaba en el Balcón a lo que me respondió "La estúpida de Flavia recién llega y cuando ella no está mis papas se ponen intensos y vienen a preguntarme a cada rato si se algo, por eso no pude subir, yo que voy a saber de la vida de esa, la verdad ni me importa, pero ahora si se la gano", al parecer Flavia antes se la pasaba llegando tarde todo el tiempo y mis tíos casi no la castigan pero ya le habían dado un ultimátum, uno que rompió esta noche.

Le pregunté a Glenda si me acompañaría esta noche aunque sea unos minutos, pero me dijo que sería mejor dejarlo para el día siguiente ya que sus papas se quedarían despiertos por toda la discusión y no quería meterse en problemas, entendí totalmente la situación y me dije a mi mismo que sería mejor, ya que así podría descansar al menos un poco ya que al día siguiente me tocaba trabajar en el horario de apertura, me despedí de ella cariñosamente tome un cigarro de mi mochila y salí al balcón.

Me fue dos cigarrillos tranquilamente mientras leía unos apuntes de mis cursos, los últimos días me había alejado totalmente de mis estudios, y bueno los constantes encuentros sexuales con mis primas me había hecho olvidar un poco la delicada situación por la que pasaba mi familia, era difícil concentrarme, mientras leía mi mente se iba divagaba entre el hermoso cuerpo de Flavia y su bello rostro y la actitud traviesa y delicioso culo de Glenda, las dos monumentos de mujer pero totalmente distintas tanto físicamente como su actitud y comportamiento, sin embargo hasta ese momento todo lo que sentía por ellas era carnal, supongo que mi mente y corazón y estaban en un momento en el que se enamoren por alguien en específico, me acosté al rato y con una terrible erección que no se me iba me fui quedando dormido.

Me desperté temprano esa mañana tomé una ducha rápida desayune un poco de cereal con leche y salí al café donde trabajaba, al doblar la esquina donde se encontraba la casa me crucé con una cara familiar que me saludaba, yo venía escuchando música muy alta como siempre que iba, me quite los audífonos y preste atención.

– Hola Luis, ¿Cómo estás?.- Yo la mire con una cara de incógnita y me dijo.- Soy Karla tu vecina de al frente nos conocimos la otra noche.

– Si claro, lo siento no te reconocí, todo bien ¿Tu Como estas?.- Le respondí amablemente.

– Todo bien, oye esa camisa es del Café de aquí cerca, ¿trabajas ahí?

– Si trabajo ahí, ya estoy algo tarde.- Le dije, no quería alargar mucho la conversación.

– Oh, entiendo, bueno yo vengo de correr, de repente pasó por allí más tarde a tomarme un café y decirte hola, nos vemos.

– ok, Bai.- Le conteste.

Me dio una amistosa sonrisa y se alejó trotando de mi, la noche que la conocí estaba oscuro y no la había visto bien, Karla era una chica de unos 18 años era bastante alta media 1.72 m de tez canela, cabello rizado largo y tiene las pestañas naturales más largas que he visto en mi vida que resaltan aún más sus hermosos ojos verdes tenía algunas pecas color café en la nariz y mejillas, tenía un cuerpo no hermoso pero definido por donde lo veas sabía que esa chica hacía ejercicio, esa mañana tenia puesto unos leggings deportivos de color negro muy pegados que dejaban ver sus tonificadas piernas, tenía un top blanco deportivo que dejaba ver su ombligo y parte de su abdomen marcado que como se imaginan estaban marcados, esa chica no parecía tener grasa en el cuerpo, recuerdo fijarme en sus brazos musculosos se notaba que levantaba pesas, la mayoría de mujeres no lo hacen por miedo a quedar muy anchas, pero Karla tenia las proporciones perfectas, recuerdo quedarme viendo como rebotaban sus perfectas nalgas al doblar por la esquina mientras se alejaba de mi, llegue a mi trabajo con la visión del increíble cuerpo de Karla en mi mente y me puse a trabajar.

La mañana pasó sin nada por destacar, la mayoría de clientes del café eran profesores y uno que otro alumno de mi universidad, y como estábamos de vacaciones no había mucha gente que digamos, eran como las 2:00 pm y salí en mi hora de refrigerio, ya que estaba cerca a la casa de mis tíos, decidí regresar a almorzar algo allá y así ahorrarme el comer fuera, llegue a la casa a los 10 minutos y no encontré el carro de mi tío en el garaje, supuse que había salido, pase por el segundo piso y no vi ni escuche a nadie, "supongo que todos han salido" me dije a mi mismo, termine de subir las escaleras hasta mi piso, tome de la refri un envase con comida de otro día y la puse a calentar en el microondas, mientras me tomaba unos cubiertos y una botella de agua escuche un murmullo que venía de la azotea, me pareció muy raro ya que no era día de lavandería según los días que me dio mi tío, deje las cosas y subí silenciosamente las escaleras.

Llegue a la azotea la cual tenía una puerta blanca con una pequeña ventana, me asome por esta y no podía creer lo que estaba viendo, bajo el pequeño toldo al lado de la lavadora estaba mi primita Glenda arrodillada devorando con desesperación la conchita de Karla mientras esta tenía una pierna sobre la lavadora y se sujetaba de la pared con una mano y con la otra acariciaba la cabeza de Glenda con ternura, la cara de Karla estaba llena de puro vicio y se notaba que disfrutaba de las lamidas de Glenda en su clítoris, los pantalones de Karla estaban a un lado sobre la lavadora y había unos pantis en el suelo que sospechaba eran de Glenda, que por su parte, se frotaba con la mano izquierda su hermosa rajita por debajo de la mini falda a cuadros que tenía puesto, yo baje rápidamente mi zipper para liberar mi palpitante verga y me empecé a hacer una paja con el espectáculo que tenía al frente, Karla gemía levemente mientras Glenda se la comía cuando de pronto Glenda llevo dos de sus dedos directo a la conchita de Karla metiéndoselos lo más que podía, Karla tiro su cabeza hacia atrás y dejo salir un fuerte suspiro mientras tomo el top que tenía puesto y se lo quito por encima de la cabeza liberando ella misma sus hermosas tetas morenas con sus pezones café, casi inmediatamente empezó a acariciarlos y pellizcarlos con fuerza para aumentar mas su placer, cuando de pronto escuche detrás mio un sonido muy fuerte, era el microondas el cual debido a que lo olvide había reventado el envase que había puesto adentro, Karla y Glenda voltearon a verme totalmente rojas mientras yo me metía la verga en el pantalón y bajaba a ver que no se queme la casa.

Llegué al kitchenette y pude verificar que todo estaba bien, bueno mi almuerzo se había quemado, pero por lo menos el microondas no explotó, detrás mío bajo Glenda corriendo primero preguntándome si todo estaba bien y luego tratando de explicar cómo podía lo que yo acababa de ver.

– Mira Luis, no es lo que crees Karla…- Le levanté la mano haciendo un gesto de que parara.

– Glenda no tienes que darme ninguna explicación, recuerda lo que te dije, yo siempre voy a estar ahí para ti sea la situación que sea, ahora déjame adivinar, no soy la primera persona que las descubre teniendo sexo verdad?.- Le pregunté mientras la tomaba por los hombres y le daba un fuerte abrazo, Glenda no me respondió solo asintió con la cabeza.- Me imagino que la otra persona fue Flavia, por eso es que Karla y ella ya no son amigas verdad?

– Flavia es una idiota no sabe lo que vio y desde ese día se alejó de Karla y me obligo a mi también a alejarme de ella, Karla y yo somos amigas y bueno de vez en cuando hacíamos lo que nos viste hacer… .- Se puso muy roja al decir esto último.- Es la primera vez en casi un año que nos vemos y solo nos vimos porque Flavia se fue castigada con mi mama a la casa de una de mis tías (esas personas no eran familia mía, eran familiares de la esposa de mi tío).

Era obvio que Glenda estaba muy apenada, y la verdad era que desde el primer día que llegue no la había visto así. La aleje un poco de mi ya que después de ver lo que vi tenía una gran erección y quería ser el adulto en esta situación.

Llegó Karla ya con sus pantalones y sus zapatillas en una mano.

– Hola de nuevo Luis, de verdad perdón por lo que viste mira… .- le hice el mismo gesto que le hice a Glenda.

– No me tienen que dar explicaciones, yo no me voy a tomar para nada a mal lo que estaban haciendo, pero si les agradecería que tuvieran cuidado, ¿por qué rayos estaban haciendo eso en la azotea si la casa estaba vacía? .- a Glenda se le dibujó una sonrisa en la cara sabiendo que yo iba a ser cómplice de cualquier cosa que ella haga.

– Es que Karla no quiso hacerlo en tu habitación, y como ya estábamos aquí arriba decidimos subir a la azotea.

– ¡Glenda!, ¿por qué le dices eso? .- Le gritó Karla poniéndose totalmente roja.

Glenda y yo nos miramos con complicidad y nos echamos a reír un rato, al momento Karla también estaba riendo con nosotros. Me senté en el sofá y me dije a mi mismo, "Mierda me quedé sin almuerzo", creo que Glenda me leyó la mente porque se acercó a Karla tomándola del brazo me dijo.

– Bueno primito, ya que te quedaste sin almuerzo no prefieres comer algo de chocolate. – Mientras jalaba a Karla del brazo acercándose las dos hacia mi.

– Glenda no juegues.- Le dije mientras le daba una firme mirada a Glenda ya que no quería que nadie más sepa que ella y yo teníamos algo.

– Glenda que estás haciendo?, ya deja de jugar.- Le dijo Karla poniéndose roja nuevamente.

– No te preocupes Karla, mi primo y yo tenemos un trato especial.

Glenda se acero a mi, me tomo del cuello mientras jalaba con la otra mano a Karla y me dijo un beso muy pero muy erótico, su boca sabia a sexo y fue suficiente para poner a mil, la tome por la cintura e hice que se siente en mis piernas, Glenda por su pequeño tamaño podía sentarse en una de mis piernas sin ningún problema, Karla nos miraba sorprendida, pare de besar a Glenda tome la mano de Karla y la senté al lado mío, acomode su cabello sobre su oreja y le di un dulce beso en los labios.

– Luis besa de maravilla, vas a ver como te mojas toda.- Dijo Glenda mientras tomaba mi verga por encima de mi pantalón y se iba quitando la ropa.

– Mmmm… si, pero no creo que necesite mojarme más.- Le respondió Karla mientras dejaba de besarme y me quitaba la camisa.

Por mi parte yo estaba alucinando por la situación, nunca había estado ni siquiera cerca de hacer un trio y estaba besándome con una hermosa chica que apenas conocía mientras mi primita me estaba desabotonando los pantalones, liberó mi verga y se la metió toda en la boca, empecé a besar el cuello de Karla y ella se quitó el top para dejarme besar ese hermoso par de tetas, estuve bastante rato lamiendo y chupando esos pezones de chocolate.

– Mmmm, que rico sigue… -Empezó a gemir Karla mientras yo le acariciaba con mi mano izquierda sus piernas y con la mano derecha le apretaba el culo a Glenda que se había echado sobre mi regazo para chuparme la verga a gusto. Karla tenía unas piernas larguísimas las tome como pude con mis dos manos y la eche sobre lo que quedaba de sofá, jale los leggings que tenía puestos los cuales estaban muy mojados, y me lleve la sorpresa de que no traía pantis, Karla había venido única y exclusivamente para coger con Glenda, La mire a los ojos y le sonreí con malicia al tiempo que moví a Glenda con una mano y me arrodille en el piso para empezar a devorarme la conchita de Karla, y dios mío con razón Glenda la comía con pasión.

Karla tenía la conchita mas deliciosa que he probado, su aroma era delicioso y nunca paraba de mojarse simplemente podría comerla todo el día, Glenda se sentó a su lado y empezó a frotarse su rajita con desesperación mientras me veía pasar mi lengua por toda la conchita de Karla, de pronto sus miradas se cruzaron y se acercaron rápidamente para enredarse en un largo beso, Karla había empezado a frotar ella misma la rajita de Glenda con su mano, mientras que Glenda empezó a comerse las tetas de Karla, Yo pare un segundo en mi labor y me termine de quitar los pantalones, mientras observaba aquel hermoso espectáculo me empecé a hacer una paja, Karla me miro con sus hermosos ojos verdes y me dijo.

– No creas que nos olvidamos de ti .-Acto seguido tomó con una mano mi verga y me jalo hacia ellas para que entre las dos me empezaran a dar la mejor de las mamadas, mientras Karla me chupaba la cabeza Glenda pasaba su verga por todo mi tronco y huevos, Tome un puñado del rizado cabello de Karla y la empuje para que se coma mi verga completa, era alucinante la forma en la que Karla no tenía arcadas y estuvo varios segundos con mi verga atracada en su garganta, al ver esto Glenda exclamó.

– Woow, ¿Karla a qué hora respiras?.-No les puedo mentir eso hizo que tanto Karla como yo nos riéramos mucho, tanto que Karla paro su felación.- En serio como haces eso, enséñame.

– Jajaja… Te enseño en otra oportunidad Glendita.- Le dijo Karla mientras reía aún y la miraba con ojos de amor.- Ahora date la vuelta.

Glenda giro y quedo arrodillada sobre el sofá tirando su culo para atrás apoyando sus manos en el espaldar, esa visión me volvió loco, Glenda tenía un culo hermoso y ver su rosada rajita empapada delante mío me ponía como en un trance, deje los besos en mi verga de Karla a un lado y enterré mi cara en ese delicioso culo lo hice con tal vehemencia que empuje a Glenda y casi hago que se caiga del sofá.

– Cuidado Luis, aah… -Me dijo Glenda reclamando lo agresivo de mi accionar pero al instante ya estaba callando sus gemidos mordiéndose los labios.

Karla por su parte empezó a acariciar mi cabeza mientras se frotaba la conchita con una mano, la parecer esto no fue suficiente ya que empezó a jalarme por los hombros haciendo que sacara mi cara del culo de Glenda y la besara a ella mientras se echaba en el sofá con su mano dirigió mi verga a la entrada de su conchita, me di cuenta que ella necesitaba más que su manos para terminar y le seguí el juego enterrando toda mi verga de un solo empujón lo que hizo que soltara un fuerte gemido.

– Ahhhh mmm ahh -Empece a embestir a Karla lo más fuerte que pude y ella gemía al ritmo de mis arremetidas Glenda al darse cuenta de todo el ruido que hacía Karla paso una de sus piernas por encima de ella y se sentó en su cara restregando su rajita a su gusto en la boca de Karla que sacaba su lengua para probar la humedad de mi primita. Glenda estaba delante mío disfrutando de la lengua de Karla cuando se quedó mirándome fijamente a los ojos, se mordió los labios y me jalo la cara para darme un largo y húmedo beso.

-Ahhhh ya no mas mmm… -Nos gritó Karla como pudo mientras tenía a Glenda sentada sobre su bello rostro.

Glenda y yo nos despegamos de nuestro beso al escuchar a Karla pedir que paráramos, se estaba corriendo y mi verga dentro de ella ya la estaba empezando a hacer daño, al parecer Karla era súper sensible y una vez que se corría sentía mucho fastidio allí abajo, saque mi verga de Karla mientras Glenda se bajaba de su cara. La habíamos dejado exhausta y satisfecha, yo por mi parte estaba a punto de estallar y no faltaría mucho más para venirme, me levanté de mi sitio en el sofá y jale a Glenda del brazo.

Ella me entendió y se arrodillo nuevamente sobre el sofá dándome la espalda y dejando ese hermoso culo a mi merced, acerque mi cara para darle otra lamida desde el clítoris hasta pasar por su delicioso anito, tome mi verga con mi mano derecha y la coloque en la entrada de su rajita, dios mío ha sido la rajita más estrecha en la que estado, las paredes de su vagina me apretaba la verga mientras que entraba, intente sacarla un poco para hacer menos violenta mi intromisión pero sentí como una especie de succión o vació, su rajita se aferraba a la punta de mi verga como si fuera una ventosa, seguí empujando lentamente hasta que pude enterrarle toda mi verga.

-Ahhhh.- Soltó un fuerte gemido Glenda mientras volteaba a verme con una mirada lasciva mordiéndose los labios.

– No sabes cuanto deseaba esto Glenda.

Empecé un suave mete y saca mientras la tomaba de su pequeña cintura, sentía sus nalgas rebotar en mi y un sonido de aplauso cada vez más fuerte sonaba en toda la sala.

– No aguanto más Glenda, me voy a correr. -Le dije mientras sentía mi leche salir de mis huevos.

– Ahhh mmm… Dámela todaaa…

Glenda se estaba corriendo pegando su culo contra mi, mientras yo sentía los espasmos de su rajita alrededor de mi verga, sentía como me exprimió hasta la última gota de leche, pero era demasiado para esa pequeña rajita, casi al instante mi leche empezó a escurrirse entre mi verga y su conchita corriendo por sus piernas un río de la mezcla de nuestros fluidos, saque mi verga de esa deliciosa rajita, me senté al lado de Glenda en el sofá y ella se subió rápidamente sobre mi dándome un beso delicioso, nos despegamos nuevamente al sentir que Karla se acercaba a nuestro lado abrazándonos a los dos con sus fuertes brazos.

– Bueno me alegra mucho haber venido el día de hoy a verte Glendita, nunca pensé que sería testigo de tu primera vez

– ¿Fue tu primera vez Glenda? -Le pregunté incrédulo, ya que a pesar de que había sentido cierta resistencia al meter mi verga no sentí lo mismo que cuando me cogí a Flavia o a otra ex novia que también había sido virgen, es más al instante que le entró toda mi verga y vi que no había rastro de sangre lo di por hecho… Estaba muy equivocado.

– Si, fue mi primera vez con un hombre. -Me dijo mientras me miraba un poco sonrojada.

Habían muchas más preguntas que quería hacerle en ese momento pero no lo creí adecuado, solo la tomé por la barbilla con mi mano y le di un dulce beso en los labios.

– Oye, yo también estuve involucrada. -Dijo Karla en forma de reclamo y poniendo una infantil cara de enojo.

Glenda y yo nos reímos de esto y procedimos cada uno a darle un beso a ella también para luego unirnos los tres en un solo beso que empezó a calentarme nuevamente, mi verga se levantó como si hubiera acabado de correrse hace unos minutos, Glenda fue la primera en darse cuenta de esto ya que me tomo de la verga con una mano y dijo.

– Vaya si que tienes hambre hoy primito. -Este comentario me hizo recordar.

– Mierda mi trabajo. -Grite mientras buscaba mi celular en el bolsillo de mis pantalones, me había pasado 40 min de mi hora de refrigerio, tenía varias llamadas perdidas de mi Jefe y un mensaje que decía, "Luis ¿se puede saber en donde te has metido?".

Yo dependía de ese trabajo y no podía darme el lujo de perderlo y pasar 1 mes buscando otro, además este me quedaba cerca de la universidad y mi jefe era flexible con mis horarios cuando estaba en exámenes, le respondí en ese momento con un "Disculpa Alan, tengo una emergencia familiar", casi al instante mi jefe me respondía diciendo que entendía perfectamente y que por favor me tomara el día libre, Alan era una persona muy consciente de lo que pasaba a su alrededor, el sabia por lo que yo estaba pasando y fue muy amable al darme el resto del día libre, aunque Yo en realidad no lo necesitaba. Recuerdo como en más de una oportunidad Alan me enviaba café gratis cuando yo llevaba a mis grupos de estudio a una sesión al Café, claro mis acompañantes si pagaban lo que pedían.

-¿Que pasó Luis todo bien? -Me pregunto Glenda mientras me miraba con un semblante claramente preocupado por lo que pasaba.

– Si, todo está bien Glenda, tuve que mentirle a mi jefe pero todo bien, hasta me dio el día libre.- Me encogí de hombros mientras decía esto último, Karla miro a Glenda y los tres nos reímos por toda la situación.

– Bueno chicos, yo si me tengo que ir, tengo entrenamiento en 2 horas y ya estoy bastante cansada, creo que me saltaré el calentamiento Jajaja.- Luego me enteré que Karla era un jugadora semi-profesional de Voleibol, y que tenía entrenamientos varios días de la semana, eso explicaba su condición física.

Karla se fue al baño de mi cuarto a limpiarse y a ponerse su ropa mientras que Glenda bajo al suyo para hacer lo mismo, por mi parte me limpie la verga en el lavado del kitchenette y me seque un poco con unas servilletas que tenía por ahí, me termine de vestir y Karla salió del baño.

– Perdón por no quedarme a ayudar a limpiar, pero de verdad me tengo que ir.- Me dijo Karla mientras miraba la salita, la cual estaba muy desordenada y tenía rastros de nuestros fluidos por todas partes, sobre todo en el sofá.

– No te preocupes, ya tengo la tarde libre así que ya ordeno yo.- Le respondí mientras le guiñaba un ojo en señal de que todo estaba bien.

– Esta bien, gracias por todo.- Me dio un sonoro beso en los labios dio media vuelta y se alejó caminando lentamente meneando su hermoso culo.

-¡Mierda! .-Dije en voz alta sin pensar, ya que sentía debí haberla puesto en cuatro patas cuando tuve la oportunidad.

– Ya será para otra ocasión.- Me dijo Karla mientras volteaba la cara para verme me guiñaba un ojo y se apretaba una nalga con una mano.

Escuche como se despedía de Glenda al terminar de bajar las escaleras, Glenda subió y me vio limpiando la salita.

– Luis, por que no mejor te das un baño, yo termino de limpiar.

Asentí con la cabeza y me acerque a ella para darle un tierno beso en la frente.

– Gracias.

Me fui a darme un baño, lo necesitaba, entre mi trabajo agitado por la mañana y esta sesión de sexo desenfrenado estaba muy sudado y oliendo a dios sabe que, mientras estaba en la ducha escuche que Glenda me decía.

– Luis, mi mama está llegando con Flavia, voy a ir a mi habitación, nos vemos mas tarde si.

– Ok Glenda nos vemos… -No termine mi frase, escuche como Glenda bajaba corriendo por la escalera del balcón, seguramente quería hacerle creer a su mama que estaba en la cocina o algo así, ya les he dicho esto antes, pero Glenda es muy muy inteligente.

Al salir del baño me puse un short deportivo y un polo suelto, para aprovechar que tenía la tarde libre me senté en mi escritorio y me puse a repasar mis apuntes del ciclo pasado, esta vez si pude concentrarme como debía y pase el resto de la tarde en eso. Al dar las 8:00 pm aproximadamente, recibí una videollamada de parte de mi Familia, me puse muy contento al verlos a todos, ellos estaban cenando en familia y pues se sintieron un poco mal al yo no estar con ellos, pasamos un buen rato conversando como habían pasado sus primeros días allá, y en un momento mi hermana me pregunto.

– y tu hermanito? Como la estás pasando, cuidado con faltarle el respeto a mis primas, yo me acuerdo muy bien como Flavia y tu se escondían debajo de la mesa en las reuniones familiares jajajaja.

Mis padres y yo nos reímos de este comentario, ya que en realidad y hasta esos últimos días Flavia y yo no habíamos tenido absolutamente nada, en ese entonces lo hacíamos para comer dulces o probar cosas de adultos como cerveza o algún otro licor, pero este comentario me hizo recordar a Flavia, y después de la noche maravillosa que tuvimos ayer no habíamos hablado mas, yo tenía miedo de que mi tío tenga su celular por lo que no le escribí absolutamente nada y claro, por mi trabajo no la vi en la mañana y en la tarde menos aún, hasta donde sabia estaba castigada en su habitación. Termine la videollamada con mi familia y como siempre mi madre me dijo "aféitate esa barba", me despedí cariñosamente de todos y deje mis estudios por ese día, me levante de mi escritorio y me estire para mover un poco mis músculos ya que había estado varias horas sentado, me tire a mi cama a revisar mis redes sociales y sin darme cuenta me quede dormido.

Me desperté a la mañana siguiente con el sonido de la alarma de mi celular, al parecer tenia cansancio acumulado lo que me hizo dormir de corrido toda la noche, revise mi celular y vi un mensaje de Glenda que decía "Estuve en nuestro balcón, pero te escuche roncar desde el otro lado de la puerta jijiji… no quise despertarte dulce sueños" termino el mensaje con un emoji lanzando un beso, que considerada de mi primita al dejarme dormir, me bañe y me comí unas tostadas con mermelada de fresa de desayuno, tome mi billetera mi celular mi mochila y mis llaves y me dirigí hacia mi trabajo, mientras pasaba por la sala escuche un leve psss, voltee extrañado y vi a Flavia en el patio de atrás vestida con ropa deportiva, unos yoga pants blancos y un top de color rosa, zapatillas deportivas y una cola de caballo para completar su atuendo, había una pelota enorme a un lado de ella, al parecer no era la persona mas madrugadora en la casa, Flavia estaba a la mitad de su rutina de ejercicios, me acerque a ella y le dije en susurros.

– Hola Flavia, ¿Como estas?, ayer no te vi por ningún lado.

Flavia se estiro tomándome por el cuello y me dio un beso, no tierno, si no lascivo, me fue empujando lentamente hasta que quedamos debajo del balcón de mi habitación entre unas matas ornamentales que mi tía cuidaba con mucho amor y en las cuales yo siempre tenía cuidado de no tirar la ceniza de mis cigarros.

– Flavia, tus papas nos pueden ver.

No recibí respuesta alguna, Flavia me tomo de los pantalones y empezó a liberar mi verga, que obviamente se puso erecta enseguida y estaba lista para cualquier faena, se la emitió todo lo que pudo en la boca y empezó una felación un poco torpe pero yo la sentía divina, la tome por la cola de caballo y empecé a guiar sus movimientos, yo estaba en la gloria, y Flavia aunque no lo hacía tan bien como Glenda, me tenía al borde de explotar en cualquier segundo, se quitó sus zapatillas deportivas mientras no se sacaba mi verga de la boca, yo me apoye como pude contra la pared tratando de no golpear las matas de mi tía.

Flavia bajo sus yoga pants con todo y pantis hasta las tobillos, me tomo por la verga con una mano, se dio la vuelta y apunto mi verga directamente a su rosada rajita, hizo un poco de presión y mi verga empezó a entrar lentamente en su conchita, como siempre estaba muy apretada, y casi de inmediato empezó ella misma a cogerse con mi verga, se dejaba caer hacia atrás y luego se impulsaba hacia adelante, cada vez más rápido con una cadencia deliciosa, trate de tomarla por sus caderas pero estaba tan mal apoyado que si quitaba mis manos de la pared seguramente caeríamos al suelo los dos, así que no me quedo otra opción que seguir sus movimientos lo mejor que pude.

– Mmmm… ahh ya casiii… -La escuche susurrar hacia el suelo.

Sentí que pego su culo fuerte contra mi verga mientras sentía las contracciones de su rajita apretar mi verga, lentamente fue parando sus movimientos hasta levantar su espalda y apoyarse en mi pecho, me dio un dulce beso en los labios y me dijo:

– Ayy primito, como te extrañe ayer.

Al parecer luego de lo ocurrido hace dos días la había dejado muy caliente, y ella necesitaba liberar esa tención por así decirlo, lo malo es que yo estaba a medio hacer y no podía irme a trabajar en esas condiciones.

– Yo también te extrañe primita, pero tengo que terminar antes de irme a trabajar.- Le susurre al oído mientras le besaba lentamente la oreja.

Le di vuelta e hice que quitara una de las piernas del yoga pants, tome esta pierna con mi brazo derecho y levante lo más que pude, con mi espalda apoyada en la pared tome mi verga y la encamine a su rajita, solo basto que Flavia se ponga con en puntas con su pierna de apoyo y mi verga entro toda en ella, mientras nos miramos fijamente a los ojos la empecé a bombear sin piedad, con mi mano izquierda la abrace por la cintura y ella me abrazo al rededor del cuello, no pude aguantar mas y libere a chorros mi leche dentro de su delicada conchita, la mire con ojos de deseo y ella me devolvió la mirada con la boca abierta sintiendo como mi corrida la inundaba.

– Que rico. – Me susurro antes de darme otro beso en los labios.- Creo que ya no necesito hacer mas ejercicio.

Me termino de decir para subirse rápido los yoga pants ponerse sus zapatillas deportivas, yo me acomode mis pantalones como pude y Flavia me acomodo amorosamente el peinado, me miro de arriba abajo y me dijo.

– Listo aquí no pasó nada primito.- Me guiño el ojo con su forma coqueta que siempre traía me dio un beso en la mejilla y prácticamente me saco a empujones de la casa.

Yo reclame un poco por su accionar, pero la verdad es que tenía que irme o llegaría tarde a mi trabajo, suspire mirando la puerta cerrada detrás de mi y camine rumbo a el café.

Muchas gracias por leer hasta aquí, y muchas gracias nuevamente a todos los que me escriben a mi correo [email protected] con comentarios y críticas, todas son muy bien recibidas, un saludo a todos.

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