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Mi nueva familia y mi prima tímida
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Tiempo de lectura: 18 minutos

Hola a todos, mi nombre es Luis y el día de hoy les voy a contar mis vivencias cuando era joven y me tocó vivir un tiempo en la casa de unos familiares lejanos.

Yo me encontraba en toda la flor de mi juventud por así decirlo, acababa de cumplir 20 años y tenía todo mi futuro por delante, estudiaba en una buena universidad en la cual asistía a clases por la mañana y en la tarde trabajaba medio tiempo en un café cerca a esta, en mis ratos libres disfrutaba de jugar algún juego en línea con mis amigos, salir al billar y a una que otra fiesta con gente de la universidad. Nunca tuve dificultad en hacerme de amigas bonitas y claro que con alguna termine siendo algo más que un amigo, pero para mi esta etapa de mi vida tenía como objetivo formarme como profesional así que casi toda mi concentración estaba en mis estudios, pero bueno no siempre las cosas salen como uno quiere y por azares del destino mi padre se quedó sin trabajo y tuvo que salir al exterior a buscar un mejor futuro para nosotros.

Mi madre por su parte había instalado una pequeña tienda de variedad en la cochera de mi casa, en esta tienda vendía desde víveres básicos para el hogar hasta alguna prenda de vestir, mi madre era ayudada por mi hermana mayor y así estuvimos unos meses hasta que la situación se tornó insostenible, mi papa estaba a punto de perder la casa, digo apunto porque ya sabíamos que no iba a ser posible pagarle al banco lo que le debíamos y era seguro que el próximo mes deberíamos desalojar nuestro hogar.

Debido a todo este problema yo había tramitado yo vi la forma de ayudar en mi casa incluso más, mis padres me prohibieron rotundamente dejar la universidad, pero si opte por dejar de asistir a varias de mis clases e intercalarlas por horas de trabajo en el café, previo a esto yo converse con mis profesores y ellos aceptaron ya que entendían la situación por la que pasaba, grande fue mi sorpresa que al terminar este semestre de estudios mis notas fueron más altas que nunca lo que me ayudó a obtener una beca por casi toda mi mensualidad, pero este triunfo se sentía vacío ya que mi preocupación más grande era el que iba a pasar con mi familia.

Llegó el día y el banco envió la notificación de desalojo, mi papá ya tenía un plan b preparado, él estaba trabajando como ayudante de obra en Estado unidos, país al que había llegado como turista hace ya más de un año y se había quedado de forma ilegal. Este trabajo le alcanzaba lo suficiente como para alquilar un pequeño departamento en New Jersey y poder llevarse a mi mama y hermana con él, a mi mamá le consiguió un trabajo de nana en una guardería cerca de donde él vivía, y a mi hermana le había conseguido un puesto como recepcionista en un hotel cerca de la obra en la que él trabajaba, mi hermana ya había terminado sus estudios en fotografía y manejaba muy bien el idioma inglés, todo lo contrario a mi mama que hasta el último día estuvo quejándose el de irse tan lejos y dejar a su hijo adorado atrás, porque así como leen yo no me iba con ellos, mi papá había llegado a un acuerdo con un primo suyo, el tío Mario, yo me quedaría a vivir junto con él y su familia y por el gran cariño que se tenían yo no iba a pagar renta alguna, eso sí cualquier otro gasto como alimentación o movilidad debía ser cubierta por mí y esto sin descuidar mis estudios, no piensen que esto fue forzado, yo me ofrecí a quedarme y debido a la beca otorgada y mi carrera aun inconclusa mi padre se tomó la molestia de pedir tremendo favor a mi tío, para serles sinceros yo nunca fui muy unido con la familia de mi papá, es mas solo los veía dos veces al año en Navidad y para el cumpleaños de la abuela, que debido a que había fallecido hace 2 años ya no los veía ni para eso.

Llego el día de mi llegada a mi nueva residencia, luego de despedir a mi madre y hermana y gestionar la venta de algunos artículos que ya no nos iban a ser necesarios, fui con mis maletas a la casa de mi tío, el viva a solo unas cuadras de mi universidad por lo que me ahorraría el dinero gastado en movilidad, todo esto transcurría ni bien terminado el semestre por lo que yo entraría en vacaciones por 3 meses en los cuales mi objetivo era pasar el mayor tiempo que podía fuera de la casa trabajando para poder pagar mis estudios y alimentación para los siguientes meses, y digo era porque mis planes cambiaron al llegar a esa casa, fui recibido por mi tío quien me ayudó a meter mis maletas, ya en la sala procedió a llamar al resto de los habitantes de la residencia con un sonoro grito:

-Familia, a la sala.

Luego se me quedó mirando con una sonrisa bonachona, a los segundos salió de la cocina su esposa, mi tía Ángeles a la cual recordaba muy bien porque de más joven siempre me quedaba viendo sus tetas las cuales me parecían enormes, pero con una forma muy hermosa, sin lugar a duda cuando era más joven era el tipo de mujer que todos se quedaban viendo, y de cierta forma aun lo era, luego del segundo piso bajaron mis dos primas, la que vi primero me dejo boca abierto, para nada recordaba que mi prima Flavia fuera así de hermosa, ella era un año menor que yo, media 1.65 m aproximadamente era de piel clara tenía un rostro angelical, cabello castaño claro, un busto de muy buen tamaño, claro no tanto como el de su mamá, unas piernas muy bien formadas y un culo redondo perfecto, venia vestida con unos shorts de mezclilla una camisa hasta el ombligo color blanco y unos tenis color blanco, se acercó y me saludo muy efusivamente con un abrazo y un sonoro beso en la mejilla al tiempo que decía:

-Primito hace mucho tiempo que no te veía, pero mira que bien has crecido- para luego apretar mi brazo derecho y guiñándome el ojo de una forma muy coqueta.

– Gracias Flavia, tú también has crecido mucho la última vez que te vi eras una niña flacucha y mírate ahora, el tiempo no pasa en vano, jajaja- Le dije y al mismo tiempo mi tío y tía se rieron sonoramente.

Detrás de ella venia bajando mi otra prima, Glenda, ella por otro lado era unos 2 años menor a mí, no era tan alta como su hermana, si no que media menos de 1.50 m diría yo era de piel un clara, pero no tan blanca como la de su hermana o madre, el cabello corto hasta los hombros y eso es todo lo que podía ver, ya que vestía un pantalón deportivo muy holgado y una polera que definitivamente no era de su talla, levanto la mano desde el pie de la escalera y me dijo:

-bienvenido primo- al tiempo que me daba una muy leve sonrisa.

-que bueno es verte de nuevo Glenda, tu aun sigues siendo la pequeña niña que recuerdo- devolviéndole yo la sonrisa.

-bueno esta es la familia, a todos espero que se lleven bien y si hay algún problema lo arreglemos conversando- exclamó mi tío, lo último mirando seriamente a mis dos primas, por lo que pienso habían tenido peleas en el pasado.

-Bueno Luis ven para mostrarte tu habitación – continuó mi tío al mismo tiempo que tomaba dos mis maletas y subía por las escaleras.

La casa tenía 3 pisos y una azotea en el primero estaba la sala que era lo primero que veías al entrar, luego un comedor con una mampara al final de este por el cual podías salir a un pequeño jardín donde se podían hacer parrilladas o tener alguna reunión social con amigos, en este patio había unas escaleras de acero en forma de caracol que llegaban hasta el tercer piso, al lado del comedor había una cocina bastante amplia la verdad y en esta había otra puerta que conducía al ya mencionado patio, en la sala estaban las escaleras que conducían al segundo piso en este se encontraba el cuarto de mis tíos al fondo del pasillo un baño casi a la mitad y en las primeras puertas que estaban casi una la frente de la otra se encontraban los cuartos de mis primas.

El de Flavia abierto y bien iluminado y el de Glenda con la puerta cerrada, en el tercer piso se veía la intención de mi tío de hacer una especie de mini departamento y la verdad es que estaba casi terminado por no ser uno que otro detalle de la pintura y que debería de haber una puerta al final de las escaleras, tenía una cocina abierta tipo kitchenet con un mesón muy bonito una salita donde ya había un juego de muebles, que mi tío confesó luego haber arreglado para mi ya que estos se encontraban muy desgastados, había un espacio en el pasillo que llevaba a la habitación en el cual se podría colocar un escritorio pequeño, y eso fue lo que hice, y al final del pasillo había una habitación no gigante pero si mediana con uno de esos closet empotrados en la pared, lo que estaba genial ya que no tenía uno y no sabía cuánto tiempo podría demorarme en ahorrar para comprarlo, tenía una cama más grande de la que yo solía tener, era una queensize.

-Flavia salido de esta cama- dijo mi tío mientras se reía.

No pude contener una pequeña risa ya que el comentario si me había resultado chistosos, al costado del closet e encontraba una puerta a un baño equipado con lo básico, una lavamanos un retrete y una ducha con terma eléctrica, muy espaciosa por cierto, del otro lado de la habitación había una puerta que conducía a un pequeño balcón que daba a la escalera de caracol y el patio del primer piso que ya les comenté.

-tenía casi todo listo para rentar lo, pero tu tía se negó por que las niñas iban a entrar en la "edad difícil" – dijo mi tío mientras se sobaba la cabeza – lo bueno es que alguien le dará un buen uso y que mejor si es alguien de la familia-terminó.

Luego me enseñó que las escaleras principales llegaban hasta la azotea que tenía una pequeña parte tapaba con un toldo donde debajo había una lavadora y un lavado para lavar ropa lógicamente, me dijo que podía usarlo cualquier día menos los martes, que era el día en que mi tía lavaba la ropa de la familia.

Me dejó nuevamente en mi parte de la casa por así decirlo y me dijo que saldría a hacer unas diligencias, que descansará y que el llegaría para cenar todos juntos como una pequeña fiesta de bienvenida.

Tome una ducha rápida y al cambiarme escuche lo que pensé eran pasos en la parte del kitchenet salí para ver que pasaba y me encontré con Flavia quien estaba sentada en un sofá de la pequeña sala mientras leía un pequeño libro.

– Hola Flavia, ¿Qué haces?

-Nada, estaba esperando a que termines de bañarte, mi mama me envió para decirte algunas reglas de la casa, porque seguro a mi papa se le olvidó mencionarlas- me respondió sin dejar de mirar directamente a los ojos con una mirada más que coqueta – … a mi mamá no le gustan los ruidos fuertes así que trata de no escuchar música a volumen muy alto, no llegues a casa después de la media noche por que mis papas ya estaban durmiendo y seguro los despertaras por el ruido de las escaleras, y sobre todo está prohibido fumar en la casa.

-Ok Flavia, entendido- Le dije mientras hacía un gesto de saludo militar lo que hizo que se le saliera una pequeña risita.

-Bueno nos vemos luego – Me sonrió una última vez, se dio vuelta y se alejó caminando moviendo ese hermoso culo, yo sentía que lo hacía a propósito a ver que reacción sacaba de mi y bueno la verdad es que me estaba poniendo algo nervioso por así decirlo.

El resto de la tarde me la pase ordenando mis cosas mientras pensaba en cómo sería mi vida a partir de ese momento, estaba en un estado de estrés muy fuerte y por mas buenos tratos de parte de mis tíos y mis primas no me podía olvidar de mi situación, pasaron las horas y llego la hora de la cena, esta vez fue Glenda quien subió a avisarme, ella prefirió llamarme desde las escaleras, como si tuviera miedo de mi o algo parecido, baje rápidamente con ella y nos sentamos en la cocina. La cena pasó sin nada en particular solo una que otra mirada coqueta de Flavia y algún chiste de parte de mi tío, al terminar agradecí a mis tíos y primas por el recibimiento y me retire a estudiar un poco antes de acostarme, pero la verdad no podía concentrarme en nada que no fuera mi familia, a excepción de cuando pensaba en lo hermosa que era Flavia y lo afortunado que era al estar bajo el mismo techo de aquella princesa, di un largo suspiro y tome un cigarrillo de la mochila que usaba en mis días universidad/trabajo, sabía que no podía fumar dentro de la casa pero no pensé que habría ningún problema al fumar en el balcón que estaba fuera de mi habitación, ya eran más de la media noche así que mis tíos estaban dormidos, la primera fumada la hice muy larga mientras miraba al cielo tratando de reflexionar sobre todo lo que estaba pasando y que sobre todo tratando de darme ánimos para poder sobre llevar esta situación, de pronto una voz muy suave casi como un susurro me dijo:

– A mi mama no le gusta que fumen en la casa.

Casi doy un grito del susto, me gire rápidamente y vi a Glenda sentada en el comienzo de las escaleras de caracol, estaba oscuro y no la vi hasta ese momento.

– Perdón, no quise asustarte… -me dijo en voz baja- debí decirte antes, este es mi lugar donde me gusta estar, no pensé que usarías el balcón para nada en particular, menos de noche.

– No tienes por qué disculparte, esta es tu casa puedes estar donde quieras- Le dije tratando de parecer calmado a pesar de que me había sacado un susto de aquellos- Dime ¿qué haces aquí y a esta hora?

– Me gusta venir aquí a respirar y pensar, a veces me quedo aquí casi toda la noche hasta que amanece- Me respondió mirándome fijamente a los ojos, no sé por qué no lo había notado antes pero tenía un rostro hermoso incluso más bello que el de su hermana.

– Está bien, todos tenemos un lugar favorito dónde vamos a pensar o relajarnos, si no te importa podemos compartir esto- le dije mientras le extendía la mano para que se ponga de pie.

– Luis, me caes muy bien, la mayoría de personas no me hablan mucho y solo se fijan en mi hermana, incluso mis papas parece que le prestan más atención a ella que a mi, Flavia solo sabe hacerme la vida imposible, ni siquiera puedo tener amigos porque todos la termina prefiriendo a ella.- al escucharla decir esto, me di cuenta el porqué de su timidez y los comentarios de mi tía acerca de llevarse todos bien, era obvio que Flavia con su personalidad acapara toda la atención, bueno creo que no tanto como decía Glenda pero la verdad es que si parecía el centro de atención de esta casa.

– No creo que las cosas sean así Glenda, sé que es difícil tener una hermana mayor que te hace la vida imposible, créeme lo sé mejor que nadie, pero no creo que Flavia sea el centro de atención y sobre todo no creo que todos la prefieren a ella, por lo menos a mi me pareces más bonita que Flavia.

– En serio Luis?, porque cuando te saludó note que fuiste muy cariñoso con ella, y durante la cena vi cómo se miraban y ella te coqueteaba con la mirada, ya la he visto hacer eso antes, solo lo hace para provocar.

– Es que hace mucho tiempo que no la veía, y no es que haya sido muy cariñoso con ella a ti te hubiera abrazado igual de fuerte, pero bueno creí que no me ibas a corresponder, tu eres muy bella Glenda no deberías de tener una postura tan rígida porque das un mensaje erróneo, es más no te preocupes que a partir de hoy tu serás mi centro de atención, yo siempre estaré pendiente a ti sin importar el resto.- Al decirle esto Glenda bajo sus brazos los que casi siempre trae cruzado y sentí como empezó a abrirse mas conmigo.

– ¿Lo dices en serio?- Me pregunto mientras me miraba con una mirada tierna.

– Si, lo prometo, es más a ti te debo un abrazo.

Me acerque a ella y le di un suave pero firme abrazo, al principio ella se quedó con los brazos abajo y pensé que había cruzado alguna línea, pero luego me respondió el abrazo acercándose aún más a mí, levantó su mirada y encontró mis ojos mirándola fijamente, creo que ambos estábamos pasando por momentos difíciles, dicen que la energía se llama de esa manera, y pues terminamos uniéndonos en un largo beso que duró varios minutos, la empecé a abrazar por la cintura y ella tomó mi rostro acariciándolo para luego abrazarme por el cuello, no puede evitar algo de culpa, después de todo el primo mayor y el que debía de tomar control de la situación era yo, pero sus besos aunque al principio algo torpes, ahora me parecían los más deliciosos del mundo, con cada vez menos remordimiento baje mi mano derecha hasta su culo apretando lo y acercándola mas hacia mi, al hacer esto mi prima solo un pequeño gemido.

-hhha, no tan fuerte.

No podía creer lo que estaba tocando, su culo se sentía perfecto en mi mano, tenía que hacer todo lo posible para verlo, quise bajar mi otra mano para ver si podía bajar su pantalón deportivo aunque sea un poco, de pronto ella hizo algo que me pareció increíble, se separó de mi tomo su polera con ambas manos y se la sacó por encima de la cabeza dejando a mi vista su torso desnudo, esa vista me dejó perplejo mi hermosa prima Glenda estaba parada delante mío sin prenda alguna de la cintura para arriba, nunca me olvidare de esa primera vista que aun al estar a la luz de la luna pude apreciar esos hermosos senos, no eran para nada del tamaño de los de su madre y tampoco eran como los de su hermana, pero sin embargo en ese momento me parecieron las mejores tetas del mundo.

-Dios mío -Dije antes de abalanzarme sobre ese pequeño par de tetas pero el tamaño lo compensaba por lo simétricas y firmes, sin dudarlo dos segundos me lleve una a la boca para besar y chupar ese hermoso pezón rosado.

-Ahhh… – la escuche gemir levemente por mi accionar, yo ya estaba con la verga a mil y se notaba claramente en mis pantalones, Glenda mi pequeña prima que parecía tímida y apenas si es que me hablaba había empezado a acariciar mi paquete por encima de mi pantalón mientras me miraba lascivamente y se mordía el labio inferior sin esperar un segundo mas se arrodillo delante mío para desabrochar mi pantalón, bajó mi bóxer con las dos manos y mi verga salió disparada hacia arriba.

– Wow es la primera que veo una tan cerca- Me susurro mientras la tomaba con una mano y procedía a examinar la como si fuera un nuevo juguete, estaba a punto de decirle qué hacer cuando ella se la metió de golpe en la boca.

-Dios mío- Dije nuevamente, era lo único que podía pensar al ver como un rostro tan bello se estaba comiendo mis 18 cm de verga, por el movimiento de su accionar sus pequeñas tetas empezaron a moverse de un lado hacia otro y de arriba abajo, no aguante más y agarre una con mi mano izquierda, acariciando y pellizcando ese rosado pezón, Glenda continuaba con su mama entre pequeños quejidos y no lo hacía para nada mal, el interior de su boca se encontraba húmedo y caliente y sentía su respiración agitaba, no pude evitar tomar un puño de su cabello y empezar a mover mis caderas adelante y atrás, me estaba cogiendo la boca de mi primita y lo estaba disfrutando como un loco.

– Te gusta?- Me preguntó mientras se sacaba mi verga de la boca y miraba hacia arriba con un poco de saliva cayendo por su barbilla y los ojos un poco aguados por las veces en las que mi verga llegó hasta el fondo de su garganta.

– Me encanta, estoy a punto de correrme.- Le dije mientras le acariciaba el rostro demostrando que hacía un buen trabajo, se volvió a meter mi verga en la boca me tomó de las caderas y me la empezó a chupar con una cadencia deliciosa, era la mejor mamada que alguien me había dado, no pude aguantarme más y me corrí como un loco sin tener la delicadeza de avisar antes, mi leche salió disparada con mucha fuerza, los dos primeros chorros de leche salieron directo al fondo de su garganta lo que hizo que se saque mi verga de la boca, luego otros dos más hacia su cabello y rostro y unas últimas gotas caían sobre su desnudo pecho. Glenda tosió levemente evitando hacer mucho ruido y me reclamo

– Me hubieras avisado antes, malo- y me miró con una cara un poco seria pero muy tierna, aquella visión me pareció la más erótica del mundo, mi hermosa prima estaba arrodillada frente a mi prácticamente bañada en mi leche, se levantó mientras yo le alcanzaba un poco de papel de baño que tenía en mi cuarto, se limpió y puso la polera.

– Bueno primo, supongo que definitivamente compartiremos "nuestro balcón"- me sonrió y me dio un fuerte beso en los labios

– Creo que sí, Glenda sé que no tengo que decirte esto pero lo que acabamos de hacer no está del todo bien, y creo que será mejor mantener las apariencias, no quiero tener problemas con mis tíos y no quiero meterte en problemas con ellas tampoco.

– Si Luis, entiendo totalmente, no soy estúpida, tu y yo somos primos y eso seremos delante de todos en esta casa, sé que has tenido un día largo así que te dejo para que descanses, hasta mañana.

-Hasta mañana Glenda- Le respondí mientras le daba un suave beso en los labios.

Se volvió y caminó rumbo a la escalera de caracol, antes de desaparecer de mi vista volteo a verme y me regaló una hermosa sonrisa.

-Mierda. – Me dije a mi mismo mientras cerraba la puerta del balcón y pensaba en lo que acababa de hacer y las implicaciones que traería más adelante, como dijo Glenda había tenido un día largo, no le di más vueltas al asunto y me fui a dormir.

Esa noche tuve varios sueños en los que mis tíos me descubrían cogiendo me a su hija menor en la sala de su casa, así que no pude descansar como se debe.

Me desperté muy tarde la mañana siguiente, era casi las 10:00 am salí en boxers, como acostumbraba dormir, al kitchenet tome una botella de agua de la nevera y al girarme me encontré con Flavia parada a la mitad de la sala, tenía puestos unos yoga pants muy apretados que dejan ver perfectamente la forma de sus bien torneadas piernas sus amplias caderas y su hermoso culo, tenía puesto también un top deportivo con un escote muy sugerente, obviamente no era de su talla ya que le quedaba muy pequeño y dejaba poco a la imaginación, se podía ver su hermoso ombligo y sus perfectas tetas, y para cerrar la perfecta visión que tenía delante mío tenía el cabello recogido con una cola de caballo.

Me quedé helado y casi escupo el agua que tenía dentro de mi boca, creo que no tengo que decirles de nuevo que yo estaba en boxers y al recién levantarme tenía una erección matutina que se veía claramente.

-Buenos días Primito, te preguntaría como descansaste, pero creo que lo hiciste bien ya que te veo lleno de "Energía"- Me dijo Flavia mientras soltaba una sonora risa.

– Buenos días Flavia… – Le respondí nervioso mientras trataba de ocultar mi erección con la botella de agua lo que era casi imposible – Por favor no hagas tanto ruido, no quiero que mis tíos suban y piensen mal.

– Tranquilo primito, mis papas se fueron con mi hermana al supermercado para hacer las compras de la semana, estamos solo.- Me dijo mientras daba unos pasos hacia y jugaba con su cola de caballo.- Se cómo me vez y se nota que te gusto, así que aquí me tienes frente a ti, que vas a hacer…

Yo no sabía que decir, pase un poco de saliva y cuando abrí la boca para responder Flavia me interrumpió diciéndome…

– Jajajaja, ay primito, no pensé que fueras tan crédulo, mira lo nervioso que te pusiste.- Se estaba burlando de mí, y recordé lo que me dijo Glenda, a Flavia le encantaba jugar con los hombres, y era obvio lo que eso era lo que hacía conmigo, yo no iba a dejar que mi prima menor se burlara de mi de esa forma, así que decidí darle una lección.

– Jajajaja, tranquila Flavia, no estoy nervioso… – Le respondí mientras caminaba fuera del kitchenet para acercarme más a ella.- Para nada nervioso, lo que pasa es que estaba pensando si una niñata como tu sería capaz de aguantar una verga como esta.- al mismo tiempo que decía estas palabras, deje la botella de agua en el mesón detrás mío y me baje de un solo movimiento los boxers hasta la rodilla dejando al aire libre mi verga, Flavia abrió los ojos y dejo salir una expresión de asombro de su boca, era obvio que ya había hecho esto antes pero nadie le había respondido de esta manera.

– Que pasó, ¿te mordiste la lengua? ¡Primita!- le dije mientras le sonreía desafiantemente.

Flavia no volvió a expresar palabra alguna por los siguientes 30 min, era como si su actitud coqueta y desafiante hubiera desaparecido, me acerque sugerente mente a ella y mis boxers cayeron hasta el suelo, la tome delicadamente del cuello y bese lentamente sus labios, la estuve besando varios minutos y al ver que ella no hacía nada ni oponía resistencia, tome su mano derecha y la lleve hasta la base de mi verga, ella la tomo y empezó un lento movimiento de arriba abajo, yo mientras ya le estaba manoseando todo ese hermoso culo, lo acaricie suavemente para luego apretarlo e incluso abrirlo con movimientos bruscos.

Flavia no hizo absolutamente ni un ruido, en un momento deje su culo para enfocarme en liberar ese hermoso par de tetas, así que tome su top por la parte de abajo y la subí lentamente hasta sacarla por encima de su cabeza, le tome la barbilla para mirarla a esos hermosos ojos color miel y le volví a dar un beso en esos sensuales labios, la tome por la cintura y la lleve al sofá, me senté y sus tetas quedaron justo a la altura de mis ojos, ella noto mis intenciones, sentó en mis piernas y me abrazo con el brazo derecho por detrás de mi cuello mientras con el otro brazo trataba de tapar sus pezones, le sonreí la bese nuevamente y con mucho cuidado le retire el brazo, la mire fijamente de nuevo y le dije:

– No se te ocurra negarme a besar este par de tetas.

Inmediatamente hundí mi rostro entre ellas y empecé a besarlas lentamente, se notaba que tenía los pezones muy sensibles, incluso más que su hermana, ya que mientras pasaba mi lengua por estos, ella se retorcía y trataba sin éxito de silenciar sus gemidos.

– Mmmm haaa mmm.- La escuchaba decir pero ella trataba de ocultar sus expresiones.

– Te gusta esto primita?- Le dije burlonamente mientras me metía uno de sus pezones en la boca y lo succionaba a gusto, no me respondió solo asintió con la cabeza con un leve movimiento.

Empecé a acariciar sus piernas por encima de los yoga pants hasta acercarme a su entrepierna la cual estaba totalmente mojada, al sentir esto me deje llevar estire con mi mano derecha el borde de sus pantalones y metí mi mano directo a su vagina, estaba totalmente empapada, en seguida empecé a acariciar en círculos su clítoris lo que hizo que suelte un leve gemido, esto fue mi indicador para seguir, la levante de sobre mis piernas y de un solo movimiento la recosté sobre el sofá, antes de que me dijera nada le quite rápidamente las zapatillas y le arranque los yoga pants de un solo tirón, le abrí las piernas y lo que vi me hizo salir de mi, era la conchita más rosada y mojada que había visto de mi vida, ah y algo más, mi prima era totalmente lampiña no tenía un solo bello en su pubis, no lo resistí y acerque mi boca a ese manjar, le di dos fuertes lamidas en el clítoris antes de metérmelo a la boca y succionarlo lentamente y con dulzura, los gemidos de mi prima eran ya evidentes y ella trataba por todos los medios de calmarlos, se tapó la boca con una mano pero al ver que no surgía efecto tomo un cojín del sofá y se tapó todo el rosto con él, yo no me cansaba de saborear esa hermosa conchita y estire una mano para alcanzar uno de sus senos y darle aún más placer.

Yo ya estaba en el punto de no retorno, me levante de mi posición la tome de los tobillos levantando sus piernas y acomodándolas en mis hombros acerque la punta de mi verga a la entrada de esa rajita y presione lentamente hasta que entro la cabeza, sentía algo de resistencia lo cual me parecía curioso por lo lubricada que estaba, presione un poco mas y por fin pude meterle mi verga hasta la mitad, Flavia se quitó el cojín que tenía sobre su rostro me tomo por el cuello y me dio un largo y dulce beso, yo empecé a meter y sacar mi verga lentamente lo mas suave posible ya que veía que Flavia tenía una expresión de dolor en su rostro, esto se desvaneció rápidamente ya que en un momento su rostro cambio nuevamente y solo reflejaba placer, seguí dándole verga durante algunos minutos hasta que la sentí muy tensa y luego soltó unos gemidos que le fueron imposible contener.

Flavia se estaba corriendo y era de las que lo hacían muy sonoramente, yo para tratar de callarla le di un fuerte beso para frenar sus gemidos con mi boca, finalmente se calmó, pero yo ya estaba a punto de venirme, la solté y sin sacar mi verga dentro suyo la levante de la cintura y la tome por la piernas y la gire, de forma en que ella estaba en cuatro delante mío, y déjenme decirles que era una visión hermosa, un culo redondo y un anito rosado el cual acaricie con mi dedo pulgar, sentí que se quejó levemente por mi accionar por lo que le dije:

– Shhh tranquila primita, hoy no.

Y comencé un mete saca muy fuerte, esta vez no estaba siendo delicado sino todo lo contrario, la estaba haciendo entender que no se puede ir por la vida provocando a hombres sin tener algún día que pagar por esto, la tome de la cintura y la bombee a gusto durante algunos minutos, mientras mi prima por el cansancio agacho la cabeza y la apoyo sobre el cojín del sofá, no la iba a dejar hacer esto, la toma de la cola de caballo y la jale con autoridad hacia atrás al tiempo que le di una fuerte nalgada con la mano que tenía libre, ella soltó un grito y se quejó por lo que le hacía, pero no opuso mayor resistencia y arqueo lo más que pudo su espalda. Yo estaba al máximo y me aguantaba lo más que podía por no venirme y dejar de disfrutar de aquel exquisito cuerpo, pero no pude más y antes de venirme le solté el cabello saque mi verga y me masturbe entre sus nalgas para venirme como un loco sobre su espalda y culo, estaba exhausto y al mirar hacia abajo me lleve una sorpresa, veía pequeños hilos de sangre recorrer mi verga y las piernas de Flavia, mi prima coqueta y que se la pasaba provocando a cualquier hombre que se cruzaba era virgen, en ese momento entendí el por qué no decía palabra alguna y su posición tan tímida todo el tiempo.

– Flavia, discúlpame no sabía que eras virgen, de verdad las cosas se salieron de control y no pensé en nada, por favor perdóname.- Le dije mientras la ayudaba a levantarse y ponerse de pie, Flavia nuevamente no dijo palabra alguna, puso sus brazos alrededor de mi cuello y me dio un dulce beso.

– Tranquilo Luis, no tienes porqué disculparte, yo te provoque y nunca opuse resistencia, la verdad es que me gusto.- Se sonrojó bajó la mirada y volvió a buscar mis labios.

Nos separamos de nuestro beso, recogimos mis boxers y su ropa y fuimos a mi habitación, entro a mi baño para darse una ducha rápida mientras yo me limpiaba con un poco de papel de baño, no creía lo que me estaba pasando, no llevaba 24 h en esa casa y ya me había involucrado sexualmente con mis dos primas menores, tenía que hacer algo por que sabiendo cómo se llevaban esas dos esto podría terminar muy mal.

Cuando Flavia salió del baño tuve una conversación parecida a la que tuve con Glenda, ella entendió y me dijo.

– Tranquilo Luis, entiendo perfectamente.- me regaló un pequeño beso.- Me iré a poner ropa limpia y a esperar a mis papás a que lleguen.

– Está bien Flavia, yo me daré una ducha y me prepararé para ir al trabajo.

Nos despedimos con otro beso en la puerta de mi habitación y la vi alejarse caminando lentamente por el pasillo hacia la sala y luego a las escaleras, ya no caminaba sugerentemente como antes, creo que algo cambió en ella. Me di una larga ducha y me preparé para ir al trabajo, al bajar las escaleras vi a mis tíos metiendo las compras en la cocina y a mis primas ayudándolos a ordenarlas cosas, Me despedí de ellos diciéndoles que regresaba más tarde y salí de casa.

Definitivamente mi vida había cambiado mucho…

Muchas gracias por leer este relato si les gusto haganmelo saber para ir subiendo mas contenido, este relato basado en experiencias que tuve cuando era más joven, todo comentario o critica es bien recibida por favor escribanme a mi correo [email protected].

Saludos.

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