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Mi prima Valeria (Parte III)

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El sábado por la noche había quedado con un amigo para ir al cine.  Hacía dos semanas que se había estrenado la secuela de Creed y no habíamos podido coincidir nunca para ir a verla. Pero ese sábado nos ocupamos ambos de tenerlo libre para poder ir y después tomar algo en algún bar cerca.

Damián era un compañero de trabajo 3 años más chico que yo, había ingresado a la empresa donde trabajaba hacía poco más de un año y me tocó a mí capacitarlo y guiarlo en el cliente donde estábamos asignados. Era hincha de Boca igual que yo, le gustaba el cine, hacer deporte y las series de ciencia ficción, así que después de un año de trabajar todos los días juntos nos hicimos buenos amigos.

Si bien coincidíamos en muchas cosas, como nuestro gusto por las películas y la cultura pop en general, había ciertas partes de su vida y su forma de ver las cosas que no coincidían demasiado con mi manera de pensar. Por ejemplo, yo siempre fui de tener relaciones estables e incluso en mis épocas de soltería no solía salir con alguien nuevo mientras veía a alguien más. Damián en cambio nunca fue de estar de novio, siempre salía con varias personas a la vez y le molestaba el concepto de estar en una relación seria. Lo más cerca de eso que lo había visto era su actual situación con Natalia, una chica con la que se veían desde hace más de dos meses, todas las semanas. Si bien él insistía con que no era su novia, las veces que me la había cruzado me daba la clara impresión de que ella no se sentía igual. Dormían juntos un par de veces a la semana, salían a cenar o al cine. Incluso la había traído a varios afters de la empresa.

No entendía por qué no quería tenerla como novia, Nati era un chica súper divertida, buena onda e independiente, tenía su propio auto, departamento y como frutilla del postre estaba muy buena. No era de esas chicas que al verla decís “es linda” anda más, la descripción que mejor le quedaba era que estaba buena. Lo primero que notabas era su cuerpo, su cara no era fea, ni cerca de serlo, pero tenía un cuerpo que destacaba en todos los niveles. Buena cola, cinturita trabajada y un pecho firme y grande que encajaba perfecto con el resto de su figura.

Quizás fueran otras cosas en las que Damián se enfocaba, cosas que evitaban que Natalia se viera como una novia ideal a sus ojos, pero a mi entender más que nada era su fobia a sentirse atrapado.

Ese sábado habíamos quedado encontrarnos en un centro comercial de Zona Norte. Ambos siempre fuimos muy quisquillosos con las salas de cine que elegíamos. No nos gustaban los cines con pantallas chicas o sillas incómodas, entonces solíamos ir a ese por más que fuera un poco más lejos.

Nos encontramos 40 minutos antes de la hora de la función y fuimos a sacar las entradas. Decidimos hacer algo de tiempo yendo a jugar al pool que estaba cerca de las salas de cines, cruzando el patio de comidas que los separaba.

Apenas entramos a la zona de las mesas, me sorprendió un golpecito en mi hombro derecho que me hizo darme vuelta un poco sobresaltado.

-Primito! –me dijo Valeria con una sonrisa mientras me abrazaba y me saludaba con un beso

-Hola! Que haces por acá? –pregunté muy sorprendido de verla en ese lugar.

-Lau vive acá cerca y teníamos ganas de ir al cine –dijo mientras daba un paso al costado y me señalaba a la chica que la acompañaba– Lau, mi primo, primito, Lau –nos presentó. Tenía esa costumbre de siempre decirme “Primo”, “Primito”, nunca me molestó porque yo solía hacer lo mismo.

-Hola! Cómo estás? –La saludé con un beso y les presenté a Damián– Él es Damián, laburamos juntos en la empresa.

Damián saludó a ambas con un beso y les preguntó que tenían pensado ir a ver.

-Después de un poco de trabajo, convencí a la prima de tu amigo de ir a ver la secuela de Creed. No tiene muchas ganas se ve, pero al menos la sala estaba bastante vacía así que pudimos elegir buenos lugares –contestó Lau.

-La función dentro de media hora? –preguntó Damián.

--Si, esa! –Contestó enfática Vale– ustedes van a la misma? En que fila sacaron?

-Como siempre, en estas salas lo mejor es estar atrás de todo que es más alto y...

-Quedás con la pantalla a la mitad de los ojos y no te hace doler el cuello –me interrumpió mi prima– Vos y tus caprichitos –se rio.

-Tiene razón! –La cortó Laura– Yo siempre te digo lo mismo de este cine, por eso sacamos también en la última fila. Además acá las butacas se pueden reclinar un poco y al no tener nadie atrás la última fila es la mejor para eso. Estás re cómoda.

-Totalmente! –coincidí.

Me había agarrado por sorpresa pero a Laura claramente le gustaba ir al cine y compartía mis gustos por esos pequeños detalles. Le sonreí mientras coincidía con ella y me devolvió la sonrisa cómplice mientras Valeria hacía un gesto de fastidio, burlándose de nosotros.

Decidimos alquilar una mesa de pool por media hora entre los 4 y jugar en equipos.

Aproveché un poco ese tiempo para conocer un poco a Laura.

Era una compañera de facultad de mi prima, unos 3 años más grande. Estaban cursando desde principio de año juntas después de que ella decidiera cambiar de carrera. Era linda piba. Un poco más alta que Vale, seguramente un par de centímetros más baja que yo, aunque era difícil de adivinar con las botas que tenía puestas.

Tenía una minifalda de jean y una blusa blanca súper amplia y escotada, era imposible no desviar la mirada.

Mientras yo me tomaba el tiempo de conocer a Laura, Damián hizo lo mismo con Valeria. Hasta hizo el típico movimiento de “enseñarle” como agarrar el taco de pool. Totalmente innecesario, por que Vale en la casa de los padres siempre tuvo una mesa, así que jugaba mejor que cualquiera de nosotros sin esfuerzo alguno. Algo que siempre le gustó echarme en cara.

Mi prima tenía puesto un vestidito bien al cuerpo que le resaltaba sus atributos muy bien. Terminaba a medio camino entre su cola y las rodillas y tenía un escote corto pero al tener claramente un corpiño de esos push-up, le quedaba genial. Traté de disimular cada vez que la miraba pero a la vez algo en mí no me quería hacer perder ningún detalle.

Cuando llegó la hora de ir a la sala devolvimos el set de bolas y tizas que nos habían dado en una caja y encaramos para la entrada del cine.

Nuestros asientos no estaban todos pegados, pero por la cantidad de gente que había cuando entramos en la sala, decidimos ponernos todos juntos en la última fila en el centro.

Vale pasó primera entre la fila de asientos y Damián se metió rápidamente después de ella. Cosa que no me cayó muy bien, no fue nada sutil. Dejé que Lau pasara después de él y yo la seguí.

Durante los 15 minutos de avances y publicidades Damián y Valeria se la pasaron cuchicheando y riéndose. Yo trataba de seguir los comentarios que me hacía Laura sobre la sala o alguno de los trailers que pasaban. Teníamos gustos parecidos en cuando a las películas, era una chica interesante. El problema es que cada vez que la miraba, veía detrás de ella a Valeria riéndose con Damián cuando él le decía algo al oído o tocándole el brazo mientras se reía. En un par de ocasiones nuestras miradas se cruzaron. Yo seguramente no tenía la cara más amistosa del mundo, la situación no me era del todo cómoda. Ella en cambio me miraba sonriente y con sus ojos clavados en los míos, como analizando mi reacción a todo esto. O eso me pareció.

La película pasó sin situaciones que valgan la pena comentar. A mi no me gustaba cuando las personas hablaban en el cine. Laura se sentía de la misma forma, así que fuera de algún intercambio de sonrisas, lo único que desencajaba era cuando se escuchaba un cuchicheo entre mi prima y mi amigo.

Cuando salimos del cine decidimos ir a un bar los 4 y seguir la charla ahí. Por suerte había un lugar con buena birra a un par de cuadras, así que dejamos los autos en el estacionamiento del centro comercial y nos fuimos caminando.

Cerveza va, cerveza viene, nos la pasamos riendo y hablando de todo un poco. Estábamos en un box, Dami con Vale de un lado y yo con Lau del otro. Mi amigo no perdía oportunidad de tirarle cumplidos a mi prima y ella aceptaba todos los comentarios haciéndose la tonta. Le sonreía y le seguía el juego. Me dispuse a no prestarle atención a esas cosas, porque me estaban molestando, así que dediqué mi atención a Laura, le hacía preguntas y le hablaba solo a ella en algunas ocasiones. La música del bar estaba bastante alta, así que hablar entre los cuatro resultaba un poco cansador, teníamos que estar prácticamente gritando.

Hacía rato que no salía con alguien que me resultara tan interesante como me estaba resultando esta chica. Ella parecía sentir lo mismo por que empezó a tocarme el brazo cuando se reía o apoyar su mano en mi pecho cuando le tiraba algún comentario que le provocaba una carcajada. La verdad, lo estaba pasando muy bien, hasta que de golpe algo me empezó a molestar.

Valeria había dejado su mano sobre la mesa, justo encima de la de Damián y él había pasado su brazo por encima de los hombros de ella, mientras seguían hablando. Pero ahora, cada vez que Valeria se inclinaba a decirle algo al oído, me miraba a mí fijo a los ojos. Cada vez que Damián se acercaba a ella, hacía lo mismo. Me miraba fijo y divertida. Toda esa situación me hizo sentir más molesto. Sentía que me estaba provocando y lo peor de todo es que lo estaba logrando. Me estaban dando celos que ella se comportara de esa forma con mi amigo.

Fue una pendejada de mi parte pero empecé a hacer lo mismo, me empecé a acercar más a Laura y pasé mi brazo por atrás de ella de la misma forma que Damián había hecho con mi prima. Con cada uno de estos movimientos, miraba fijo a los ojos de mi primita del otro lado de la mesa. Por la cara que había puesto parece que no le gustó mucho que le siguiera el juego. Era una pequeña competencia, a ver quién llegaba más lejos, o al menos así parecía.

Cuando vi la mano de Damián perderse debajo de la mesa, sabía que el destino final era la pierna de mi prima. La rabia me estaba carcomiendo. Yo hice lo mismo con Laura, que en ningún momento desapreció el gesto. Todo lo contrario, me sonrió y sentí que se acercaba a mi para darme un beso.

-Creo que ya nos tendríamos que ir yendo –dijo de golpe Valeria con un tono bastante serio.

-Tan temprano? Pidamos otra! –Le contestó su amiga que claramente no estaba de acuerdo en terminar la noche tan temprano.

-Si! Pidamos otra! –respondí yo, mirando primero a Laura con una sonrisa que me correspondió y después a mi prima intentando desafiarla.

-No, yo ya estoy bien, prefiero irme a casa –contestó sin intención alguna de negociar y mirándome con lo que parecía ser un poco de enojo.

-Yo también estoy cansado! Me parece que también me voy a ir yendo –dijo mi amigo de golpe.– Querés que te lleve?

Mi corazón dio un vuelco. Había escuchado mil veces el “querés que te lleve?” de Damián. Siempre venía seguido de una charla hasta su auto, el recorrido más largo hasta su destino y en el camino la mayoría de las veces convencía a su conquista de la noche de ir a su casa.

No sé si fue el saber eso lo que me dio tanta bronca o lo que pasó después.

-Dale! Si, Gracias! –respondió Valeria con una sonrisa es su boca mirándolo a él primero y después a mi, como refregándome algo en la cara.

Tenía bastantes cervezas encima, estaba bastante desinhibido así que mi respuesta no tardó en llegar.

-Lau, nos tomamos otra nosotros y en todo caso después nos vamos juntos? –Mi frase tenía todo el doble sentido posible. No iba a dejar que esta pendeja me venga a poner celoso y encima se vaya sintiéndose ganadora en esta situación.

-Ay! Dale, Gracias!

-Estas segura Lau? No querés que te alcancemos nosotros? –dijo mi prima en lo que pareció más una súplica que una pregunta.

-No, no te preocupes, además si van para Capital les queda para el otro lado. Me quedo un rato más.

Damián y Valeria se despidieron de nosotros. Mi amigo con un abrazo y mi prima con el beso más frío que había sentido en mucho tiempo. Como quien saluda a alguien que no le cae bien pero lo hace de compromiso. Por dos segundos me hizo sentir bien eso, sentía que había ganado nuestra pequeña competencia. Pero enseguida vino a mi cabeza el hecho de que se había ido con Damián y sabía que él iba a tratar de lograr algo. Me quedé un poco tildado con ese pensamiento en la cabeza.

-Tranquilo, va a estar bien. Se sabe cuidar sola tu primita –me dijo de repente Laura con una sonrisa.

-Que? Sí, no, estaba pensando en cualquier cosa, disculpá.

-Enserio, además está en otra.

-Esta de novia? Pensé que había terminado con el flaco que estaba.

-No, no está de novia. Eso no duró mucho.

-Y entonces? Está saliendo con alguien más?

-No, saliendo no, pero está enganchada con alguien que no le da bola. Pero viste como es, se mete algo en la cabeza y difícil que se le pase rápido.

-Si –era verdad, entre todas las cosas mi primita era un poco terca y perseverante– Es alguien de la facu?

-No, va, creo que no. La verdad no se mucho. –La pregunta parecía haberle incomodado un poco. Así que preferí no insistir con el tema, nada peor que estar con alguien y que te este dele preguntar por otra persona. Así que preferí cortarla ahí– Querés que vaya a pedir dos más?

-Dale!

Nos habremos quedado media hora más en el bar. Charlando, tomando cerveza y comentando la película que habíamos visto. Comentario va, comentario viene, terminamos besándonos en el box del bar. Entre el alcohol y la calentura que teníamos encima la cosa se estaba volviendo un poco inapropiada para el lugar donde estábamos.

-Querés que vayamos a mi casa? Vivo acá nomas –si ella no me lo preguntaba lo iba a terminar sugiriendo yo. No sé si era el acumulado de semanas sin sexo que tenía encima o algo más, pero estaba re caliente.

-Si, dale, vamos.

Pasamos por el centro comercial a buscar mi auto y nos fuimos hasta el departamento de Laura que estaba a un par de minutos de ahí.

Era un edificio de 3 pisos nada más y ella vivía en el primero así que subimos por las escaleras. Ella iba delante mío y no sé si era por el ángulo de la escalera, que tenía la minifalda un poco subida o una combinación de las dos, pero a medida que subíamos me iba regalando una perfecta visión de su ropa interior.

Llegamos a su departamento, entramos y apenas después de apoyar las llaves en una mesita que tenía al lado de la puerta, se dio vuelta, me miró a los ojos y me empujó suavemente contra la puerta que se cerró detrás mío, probablemente haciendo más ruido del que sus vecinos hubieran querido. Me besó con fuerza, su lengua jugueteaba con la mía adentro de mi boca intensamente. La verdad, me tomó un poco por sorpresa, pero no me tomo nada de tiempo ponerme a su ritmo. Fuimos besándonos y desabrochando la parte inferior de nuestra ropa mientras ella nos guiaba hasta la habitación.

En cuanto llegamos me saqué el pantalón y la remera, ella dejó caer la minifalda al piso y se sacó la blusa por encima de la cabeza. Me abalancé sobre su cuello mientras con una mano le agarraba un pecho y con la otra le apretaba la cola y la traía hacia mí. Nos seguimos besando mientras le desabrochaba el corpiño. Empecé a comerle las tetas. Con una mano jugueteaba con una mientras que mi boca se encargaba de la otra. Ella tenía una mano mi cabeza mientras que la otra me acariciaba por encima del bóxer, como midiendo que tan duro estaba. Dio un par de pasos para atrás y se dejó caer en la cama. Guau, la verdad que estaba muy buena.

Si tenía que cortar mi sequía desde mi ex, esta era una muy buena forma. Le bajé la bombacha y la tire a un costado de la cama. Pensaba empezar a jugar un rato ahí abajo pero no me dio tiempo. Se incorporó y se sentó en la cama justo adelante mío. Me tiró los boxers para abajo y sin mediar palabra me agarró la pija y empezó a pajearme. No llegué a suspirar que ya tenía mi pija en su boca. Qué energía! Se ve que no era el único que tenía calentura acumulada.

Cómo necesitaba esto! Qué bueno haberme encontrado con mi prima afuera del cine! Pensé. Mi prima. Estaría ella haciéndole esto mismo a Damián ahora? Estaría como Laura ahora? Con una pija entrando y saliendo de su boca? Si ya estaba a 100, ese pensamiento me llevó a mil. Imaginarme a mi primita haciendo lo que me estaban haciendo a mi ahora me ponía loco.

Laura me dejó de chupar la pija y se volvió a tirar sobre su espalda, mirándome, se fue moviendo un poco más adentro de la cama. Invitándome a que vaya encima de ella.

No había ni que pensarlo. Me puse encima de ella y mientras la besaba busqué con la punta de mi pija la entrada. Estaba empapada, no hubo mucha fricción ni esfuerzo, se deslizó sin problemas adentro suyo.

La cara de Laura mientras se la metía era espectacular, sabía cómo ponerme a mil. Tiró la cabeza para atrás, se mordió el labio inferior un poco, y después abrió la boca para dejar escapar un gemido justo cuando terminaba de entrar, todo lo que me hacía poner más y más caliente.

Con cada embestida soltaba un leve gemido, lo intercalaba con un “Si”, un “Así”.

Mi ex no cogía así. Ya no jugábamos de esa forma en el último tiempo, era más rutina que pasión, pero Laura me estaba dando justo lo que necesitaba. Sus gestos, la fuerza con la que me arañaba la espalda, todo se sentía muy bien. Será que todas las pibas de esa edad ahora cogen tan bien? Será que Vale hace lo mismo cuando se la están cogiendo?

No fue intencional, pero mientras me seguía cogiendo a Laura estaba pensando en mi prima, casi que ponía su cara encima de la de su amiga.

-Estás bien? –Me preguntó entre jadeos

-Si, si, muy! –Dije volviendo a la realidad y besándola. Que pelotudo, concéntrate y dejá de pensar en tu prima! Mirá lo que tenés delante tuyo! Pensé.

Me esforcé por quitarme a Valeria de mi cabeza pero no podía, así que salí de encima de Laura e hice que se dé vuelta. Entendió enseguida. Se puso en cuatro ofreciéndome la cola.

Me la cogí así. Al menos de esa forma no se iba a dar cuenta que estaba mentalmente en otro lado. Con Vale en mi cabeza y Laura gimiendo más fuerte mientras estábamos en esa posición, saqué mi pija de adentro suyo y terminé acabando en su espalda una cantidad impresionante. Quedamos rendidos en la cama y después de un rato Lau se levantó, fue al baño y al volver aproveché para ir yo.

No sabía que me había pasado, hacía rato que no tenía algo tan intenso. Me lavé la cara y volví a la habitación. Ella estaba tirada todavía desnuda pero metida entre las sábanas, me recosté un rato al lado suyo, quizás podíamos ir otra vuelta más.

Lo siguiente que recuerdo fue despertarme en la cama, desnudo y totalmente solo. Dado el nivel de luz que entraba por la ventana, ya estaba amaneciendo. Me había quedado dormido y pasado la noche ahí.

Con un poco de dolor de cabeza, me levanté, agarré mi ropa, me vestí y salí al living-comedor. Pude adivinar que Lau estaba preparando café y unas tostadas por el olorcito que había.

-Buen día! –me dijo desde la cocina con una sonrisa.

-Buen día! –le respondí devolviéndole la sonrisa.

-No te quise despertar. Todavía es temprano pero yo ya no me pude volver a dormir, estoy acostumbrada a salir a correr temprano los domingos.

-No hay problema. Yo ya me tendría que ir yendo igual, tengo mil cosas que hacer hoy.

-Un domingo a la mañana?

-No queda otra.

Me acompañó hasta abajo para poder abrirme la puerta del edificio. Intercambiamos teléfonos porque quedamos en hablarnos y después de despedirnos me dijo algo que me pareció un poco raro.

-Ah! Una cosa. No le cuentes a tu prima lo de anoche mejor.

-Qué cosa de anoche? –Todavía estaba medio dormido y no entendía bien a que se refería.

-Nosotros, viniendo acá. Mejor si no le decimos nada.

-Ah! Sí, no hay problema. No soy de ir contando lo que hago o dejo de hacer, menos a mi prima.

-Sí, no, obvio. Pero digo si pregunta. Mejor no le digamos.

-Eh –me resultaba un poco raro el pedido– Por?

-No, nada en especial, solo para que no sea raro entre nosotras, si no pasó nada es más fácil.

-Ok, si, olvídate, no hay problema –estaba medio confundido por el pedido, pero la verdad estaba también bastante dormido y con resaca suficiente como para no querer darle más vueltas al asunto– No digo nada.

-Gracias! –me dijo con una sonrisa– Nos vemos!

-Nos vemos!

Cuando llegué al auto mientras esperaba que se caliente agarré mi celular. No lo había revisado desde que salimos del bar. Tenía algunos mensajes sin leer y algunos eran de Valeria.

“Todo bien? Siguen en el bar?”

“Ya la dejaste a Lau? Todo bien?”

“Avisame cuando llegas a tu casa”

Eran mensajes entre las 2 y las 3 de la mañana, ya eran casi las 8, no tenía sentido contestarle ahora, así que tiré el celular sobre el asiento del acompañante y salí rumbo a casa. Había sido una noche larga, pero realmente necesitaba ese desahogo.

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