Tenía como una semana sin coger. Mi esposo había estado unos días de viaje y los otros, concentrado en sus reportes. Estaba ya loca de ganas de ser poseída. Me le insinué un par de veces y él nada, ninguna bola me dio.
Me masturbé. pero no me resultó suficiente. Seguía con ganas brutales de tener un hombre dentro. En mi desesperación, entré a un chat, pero me desanimé rápido, demasiado riesgo. Pensé crearme una cuenta en una página de citas, pero preferí no dar ese paso.
La suerte me acompañó. Mi suegro me escribió para comentarme que, al día siguiente, estaría de paso por la ciudad. Que llegaba en un vuelo a la mañana y regresaba en uno a la tarde. Venía a una reunión de sus negocios. Me lo comentó como “al aire” para ver si estaba disponible. Y sí que lo estaba, con unas ganas salvajes de tener una verga dentro.
Coordinamos. Llegaba a Lima, iba a su reunión, luego al almuerzo y trataría de escaparse un par de horas para coger. Quedamos en que lo esperaría ya en el hotel pues no tenía mucho tiempo. Acepté todo. La verga de mi suegro me hace volar y en ese momento la necesitaba y mucho.
Para tener algo más de tiempo quedamos en un hotel en San Miguel, ya cerca al aeropuerto. Me pareció super. Me quedaba algo lejos, pero estaba dispuesta a todo. Me relaje sabiendo que mis necesidades serían atendidas.
Al día siguiente me desperté. Desayuné. Fui al gym. Sabiendo que sería atendida ya, estaba relajada. Luego de almorzar algo ligero, me duché. Me puse una lencería muy sexy, pero rápida de sacar. Una falda voladiza, una blusa y listo, sin mucho arreglo. Pedí un taxi, pero a la esquina del hotel donde quedamos. Bajé y caminé al hotel. Pagué la habitación matrimonial. Dije que el señor XYZ llegaría a buscarme y subí. Decidí esperarlo acostada y sólo en lencería. Eran poco después de las 3 pm. El vuelo de mi suegro era pasando las 7 pm.
Me quedé dormida un rato. Justo a las 4pm me desperté. A esa hora había quedado con mi suegro. Me lavé la cara y me acosté a esperarlo. Pasaban los minutos y nada. Llegaron las 4.30 y nada. Le mandaba mensajes a su whatsapp y nada, no los leía. Empecé a frustrarme. Sabía que máximo teníamos hasta las 6pm para que vaya al aeropuerto y no pierda su vuelo.
A las 5 pm estaba furiosa. Ni leía mis mensajes, menos los respondía. Hacia las 5.15 le mandé un par de audios mandándolo a la m. Estaba indignada. Plantada. Había pagado el hotel, había dado la cara. Hasta imaginar al recepcionista verme salir sola me molestaba. Todo me ponía loca.
Poco después de las 5.20 tocaron la puerta. Estaba tan furiosa que abrí con ganas de mandar en directo a mi suegro a la m. Al abrir lo encontré con otro señor. Me quedé pasmada.
Con frescura entró a la habitación y le dijo a su amigo “te presentó a mi nuera, es la puta de la que siempre te he hablado”.
Empezó a desnudarme y antes de tener tiempo de reaccionar, ya estaba con la verga al aire. Se sentó en el sofá que había en la habitación. Me dijo “chúpala”. Perdí la razón. Me arrodillé sobre la alfombra de la habitación y obediente se la empecé a chupar. Sin darme cuenta, su amigo se había desnudado. Se puso detrás de mi y con sus manos me acomodó como perrita. Seguía chupando la enorme verga de mi suegro, extasiada en el morbo de estar allí con ambos. De pronto sentí otra verga grande entrar en mi concha húmeda.
Tuve un orgasmo, como casi siempre, demasiado rápido. Mi suegro recalcó el momento “vez, te lo dije, es muy puta”. Seguí chupando y seguí disfrutando al amigo de mi suegro en mi concha.
Luego decidieron cambiar. El amigo se sentó en el sofá. Seguí en posición de perra. Su pene tenía todo el sabor de mi concha y de mi corrida. Lo empecé a lamer mientras mi suegro ensalivaba mi culito. Mientras lo hacía le decía a su amigo “con que rico culito se casó mi hijo”. Escucharlo decir eso me puso aún más puta. Así en perrito, me quebré lo más que pude. Siguió diciendo mi suegro: “la vez, vez lo puta que es?” y en una sola empujada me metió su pene enorme en el culo.
Me sentí morir. Volví a tener un orgasmo casi instantáneo. Temblaba toda. Mi suegro me soltó todos los insultos de su repertorio. Puta, perra, pero que cornudo es mi hijo. Yo allí sumisa y obediente, con los dos viejos disfrutándome.
El amigo de mi suegro eyaculó en mi boca. Me cogió la cabeza para que sólo me quede como opción tomar su leche. No era necesario, lo iba a hacer igual. Mi suegro llegó un par de minutos después.
Subí a la cama. Ellos se arreglaron. Siguieron hablando de sus negocios. Yo era invisible. Al salir se despidieron y mi suegro reitero su ¿viste lo puta que es?