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No es una noche cualquiera de sexo

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Contado en primera persona, agradezco a mi amiga Cristina que me invitara esas vacaciones y sé que una cosa que le habría gustado hacer es un trío conmigo y su novio Julián.

Hola, chicos os esperaba.

Al abrir la puerta de casa consigo que os sorprendáis del recibimiento que os hago, no dejo que ninguno de los dos diga nada, tan siquiera dejo que dejaseis las bolsas en el suelo, dos de mis dedos tapaban la boca de Julián mientras te miro con una sonrisa pícara, no tengo que decirte nada, sé que simplemente viéndome, simplemente con mirarme ya sabes muy bien mis intenciones.

Julián me mira de arriba abajo como si nunca me hubiera visto, me ha visto desnuda en otras ocasiones pero así, de esa manera nunca y sé muy bien que se ha excitado, sonrió porque he conseguido lo que quería, lo que deseaba, pero mi deseo no era con Julián solamente, sobre todo era por ti y sabía que también te había excitado, sabías muy bien lo que iba a hacer, llevabas una semana bastante dura y me había propuesto que te relajaras y te olvidaras un poco de todo.

Dejo que me miréis unos segundos más, dejo que os suba un poco más la temperatura, me quedo allí parada con los dedos en los labios de Julián para que no hablara, con mi carita aniñada, mi metro sesenta y ocho de altura, las curvas de mujer que ya conocéis los dos, vestida solo con ese batín blanco transparente que me regalaste el otro día, cuando cotilleábamos tu armario y debajo del batín nada más, solo mis pechos que en ocasiones se escoden tras mi melena que me cae cubriéndome los hombros, mis pezones duros y elevados como una pequeña montaña, elevando el batín y en mi sexo solo unas bragas negras de encaje con un lacito en el centro, unas bragas que me he puesto por ti, porque sé que te gustan, porque sé que las recuerdas, fueron las primeras bragas que me quitaste ya hace unos meses cuando empezamos nuestra aventura, las mismas que me hiciste mojar tanto cuando me olías el coño, te crees que no te he visto, pero si Cristina, ya he visto como me miras y te sonrió, sabes que me las he puesto por ti, pero ahora, ahora el turno es de Julián y quiero que tú mires, quiero que te excites tanto viéndome con tu chico que casi nos llegues a suplicar que te dejemos participar.

Julián me acaricia y recorre mis curvas con sus ojos, te mira pidiéndote permiso aunque ya sabe que lo tiene, pero no es a ti a quien tiene que pedírselo, me mira y sabe también que lo tiene, alarga las manos hacia mí para cogerme de los hombros y echarme la melena hacia atrás, quiere ver mis pechos que le están llamando a gritos, pero es tarde, tarde porque me he puesto de cuclillas desabrochándole el pantalón y metiendo la mano por debajo de su bóxer, me encanta verle de esa manera, no indefenso pero si sorprendido, me encanta sorprender a los hombres de esa forma, dejarles fuera del juego sin que lleven la iniciativa, su polla está entre mis manos que sube y baja por ella, bajándole la piel y descubriendo su glande que enseguida oculto con la palma de mi mano, acariciándole de lado a lado, noto como su polla se va hinchando aún más, como las venas que lo recorren se abultan, me encanta verle mirar hacia abajo, mirándome a los ojos mientras le sonrió y antes de volver la mirada hacia ti, tú que has dejado las bolsas en el suelo y me miras mordiéndote los labios cuando meto la cabeza de su polla en mi boca, solo el glande nada más de momento.

Sigo casi arrodillada frente a Julián, con mi cabeza acercándose y alejándose de él, comiéndome su polla y lamiéndola poco a poco con mi lengua de arriba abajo, mi mano derecha acompaña el increíble baile resbalando por ese tronco tan humedecido con mi saliva, a la vez que mi mano izquierda acaricia sus testículos, apretándolos suavemente para luego metérmelos primero uno y luego el otro en mi boca, Julián no para de gemir, no para de acompañar sus manos en mi cabeza acercándome y alejándome de su polla, la noto tan dura, tan venosa que casi puedo notar como palpita, alborota mi pelo entre gemido y gemido echando su cadera hacia delante para metérmela bien.

Sé que te gusta mirarnos, sé que te excita tanto que te miro de reojo y veo que tu mano acaricia tus bragas por debajo de tu falda, metiendo los dedos en tu rajita con la tela de tus bragas de por medio, las veo tan mojadas, noto tu respiración tan acelerada, estás insultantemente guapa Cristina, realmente a quien deseo es a ti, quiero quitarte la ropa y follarte, quiero chupar esos pezones que ahora solo son un juguete en tus manos, no quiero hacerte sufrir pero si excitarte más, que las dos estemos tan excitadas y mojadas para que luego nuestros labios se unan, se froten con nuestros clítoris dándonos tanto placer que solo podamos gritar, pero ahora solo puedo encargarme de Julián, quiero que se corra en mi boca, que lance con furia su semen en mi cara y quiero que tú lo veas.

Miro a Julián y le sonrió mientras lamo su polla como si fuera un helado que se me derrite entre mis manos, no quiero perderme ni un gesto del placer que está causando mi mamada, le miro cuando me la meto en mi boca haciéndola desaparecer casi por completo con sus testículos en mis manos golpeándome la barbilla, pequeños mordiscos con los labios en su glande, succiones cariñosas en esa parte de la polla tan rosada que ahora parece más hinchada que nunca, recorriéndosela con mi lengua circularmente, siento su respiración y por ese sabor de pequeñas gotas pre-seminal que salen de su polla que está a punto de tener un orgasmo, la meto dentro de mí y muevo mi cabeza con fuerza y con gran rapidez con mis manos en su cintura, la siento que va a estallar y me la saco para que baile rápidamente entre mis manos, te miro y te veo ya con tus dedos dentro de tu rajita, dándote el placer que yo quería, que sigo queriéndote dar, pero quiero que veas como Julián dispara velozmente su semen en mi cara, en mi boca abierta esperando que la fuente se abra, tragándome su semen, Julián grita de placer al correrse y noto mi boca y mi cara salpicada de su leche caliente y tú no paras de mirar, de morderte los labios al verme salpicada la cara del semen de tu chico.

Ya, ya ha terminado, pero no acabado, sigo de cuclillas relamiendo mis labios mientras te miro, mientras le miro, me levanto y os doy la espalda sin deciros nada, ando desnuda, de puntilla por el pasillo sabiendo que los dos venís detrás de mí, dejo caer al suelo el batín transparente y me voy perdiendo por la oscuridad hasta llegar a la habitación, estoy contenta, estoy feliz, la tarde no ha hecho más que empezar, ha empezado como yo quería, ha empezado excitados tanto que me seguís sin decir palabra alguna, todavía tengo el sabor delicioso del néctar lechoso y viscoso de Julián en mi boca y algunas pequeñas gotas en el pelo, huelo a semen, a sexo, tengo los sentidos tan desarrollados en estos momentos que te puedo llegar a oler a ti, a tu coño que como el mío está tremendamente lubricado, no sé cómo acabara la noche, pero espero y deseo que con los tres en la cama desnudos y sudorosos sin fuerzas para seguir, envueltos en nuestros fluidos.

El silencio sigue instaurado en la habitación salvo algunos pequeños jadeos, que cesan y con ese silencio se rompe la calma con algunas pequeñas risas cómplices y algún comentario algo subido de tono, algo guarro que me dices al oído, te sonrió y te dejo que me ayudes a desnudar a Julián a la vez que besamos su cuerpo, nos miramos y le sentamos en la cama ya desnudo, es juguete entre nuestras manos, un juguete con el que queremos disfrutar, pero ahora es tu turno y tras la atenta mirada de tu chico que con su mano derecha sube y baja su polla, te empiezo a desnudar, a quitarte la poca ropa que te has dejado, quitándote la blusa y el sujetador por completo, besándote los pechos y humedeciendo tus pezones con mi lengua, los recorro enteros subiendo por ellos desde la base de tu pecho hasta coronarlos en ese pico en que se han convertido, no dejo de pensar que eres adorable, en que te deseo e incluso se me pasa por la cabeza olvidarme de Julián mientras siento tus manos acariciar mi cuerpo, en entregarme solo a ti, pero también quiero agradecerle a él lo bien que se ha portado conmigo, que os habéis comportado los dos invitándome a vuestra casa.

Siento tus labios sobre mis tetas, me haces dar un pequeño gemido cuando me muerdes con tus labios mis pezones, te tengo que apartar, no soy tan fuerte como tú Cristina, así que una vez más me pongo de cuclillas y empiezo a besarte el vientre, lamiéndote con la punta de mi lengua muy despacio y lentamente te voy quitando el botón de tu falda bajándote la cremallera, haciendo que caía al suelo y cubra tus tobillos, estamos igual, ya solo tienes las bragas tan húmedas como las mías, la mancha que tienes en ellas te delata antes de que meta mi cara entre ellas, antes de que meta mi nariz entre tus muslos e inspire hondo el olor dulce de tu coño, separo un poco la tela por un lateral y busco tu clítoris para lamerlo, para que me regales los primeros gemidos, estás tan mojada que mis dedos entran y salen de tu coño impregnados de tu flujo.

Me levanto y voy donde está Julián que hago que se tumbe en la cama, sentado con los pies en el suelo, te tiendo la mano para que me la cojas y me acompañes, sé que no entiendes de momento nada, pero no hace falta decirte nada, enseguida adivinas mis intenciones, hago que te sientes ahorcajadas encima de Julián, yo te ayudo a sentarte bien, te aparto la braga hacia un lado y con la polla de tu chico en mi mano, la voy colocando debajo de tu rajita para que se vaya metiendo en tu coño suavemente, tengo mi mano entre los dos cuando ya la tienes dentro y empezáis a gemir, la aparto para que te la pueda meter hasta el fondo y sacarte un pequeño grito al entrar hasta el fondo, miro de pie como le cabalgas, como tus caderas se mueven hacia delante y hacia atrás con las manos de tu chico sobre ellas, pero ahora falto yo, ahora quiero recibir el placer de la lengua de tu chico en mi coño, que me haga correr como yo lo he hecho con él, quiero ver mientras te folla como me miras, como te excitas más viendo como me come el coño y como grito de placer.

La tarde ha caído y la noche comienza con la unión de los gemidos de las dos, tu ensartada en una polla enorme y dura que no para de entrar y salir en tu coño, de hacer que lo tengas tan dilatado que te llegue hasta el útero y yo por mi parte, estoy como una loca revolviendo mi pelo con las manos cuando no están apretando y acariciando mis tetas, sentada encima de la boca de Julián que no para de meter su lengua dentro de mi coño, succionando mi clítoris y metiéndome sus dedos, tengo que decir que eso me vuelve loca, no sé cómo lo hace, pero cada vez que me coge de los muslos con las dos manos, su lengua empieza a lamerme de arriba abajo, metiendo mis labios en su boca, secándome y a la vez mojándome con su saliva hasta llegar a mi clítoris, haciéndome gemir, que pequeños gritos de placer salgan de mi boca mientras muevo mis caderas de lado a lado.

Realmente Cristina tienes suerte de tenerlo, porque nos está dejando a las dos, con su polla y su lengua realmente saciadas por el momento, siento como mi coño se va llenando, mis gemidos y gritos más altos al igual que los tuyos, al mirarnos podemos ver la expresión de placer que estamos teniendo las dos, con el ceño fruncido, con la boca y ojos entreabiertos, las manos en nuestros pechos apretándolos fuerza, pellizcando nuestros pezones, las dos nos miramos y sonreímos, miramos por debajo de nosotras y nos volvemos a reír, es nuestro amante que trabaja para las dos, para darnos placer, un juguete sexual perfecto que tendrá seguro su recompensa tras follarnos a las dos.

Siento al igual que tú que un orgasmo nos ronda, nos acercamos para besarnos, entrelazando nuestras lenguas saboreando nuestro placer, seguimos las dos cabalgando sobre tu chico, pero los gritos de placer empiezan a sonar altos en la habitación, siento como Julián te empuja y te penetra con fuerza y con rapidez, no paras de gritarme en mi boca, a lo que te respondo de igual manera cuando mi cuerpo se paraliza sintiendo su lengua meterse tan dentro de mí, justo cuando un tsunami arrasa mi coño, siento un orgasmo realmente delicioso, así como el tuyo, las dos no paramos de abrazarnos y besarnos, las dos sintiendo el aliento de la otra en los labios cuando no paramos de gritar, y sé que Julián te acaba de llenar con su leche, porque su boca ha parado de lamerme, gime de placer en mi coño cuando te va llenando por dentro, así es como me gusta terminar, los tres sudorosos, los tres llenos de pasión.

No hay descanso para nosotras, las dos arrodilladas en la cama continuamos besándonos, tocándonos casi sin rozarnos, siento como mi coño está tan mojado que pequeñas gotas salen de él, siento tus dedos sobre mis labios buscando mi clítoris tremendamente excitado, duro y grande, tan sensible que me hace gemir nada más tocarlo, yo te correspondo metiendo mis dedos en tu rajita, estás tan mojada también, el semen de Julián resbala por tus muslos y saco mis dedos envueltos en vuestros líquidos enseñándotelos y llevándomelos a mi boca para luego besarte, Julián nos observa nuevamente con su mano en la polla, sentado en un sillón recuperándose para volvernos a follar.

Las dos nos acariciamos tiernamente pasando nuestras manos por nuestras cucas, pasando lentamente el dorso de nuestra mano, con nuestras uñas por nuestro cuerpo, pasamos de estar de rodillas a sentarnos entrelazando nuestras piernas, tu mano en mi coño y la mía en el tuyo acariciando nuestros clítoris, pasando por nuestros labios realmente mojados y metiéndose en nuestros coños, no hay nada que decir pero si mucho que mirar, porque no paramos de mirarnos de decírnoslo todo con la mirada, de decirnos que nos deseamos, nos acercamos más la una a la otra, nuestros pezones se funden los unos con los otros, nuestros labios húmedos se entrelazan y empezamos a mover nuestras caderas, uniendo nuestros clítoris, mojándonos la una a la otra, nuestros coños unidos, casi fundidos nos hacen gemir, tanto que han despertado de golpe la polla de tu chico que se eleva como un titán.

Te deseo Cristina, sin decirlo lo digo, sin oírme lo sabes, echamos hacia atrás nuestros brazos apoyándonos en la cama para empujar más nuestras pelvis hacia delante, te siento casi dentro de mí, siento como nuevamente me arde el vientre, siento como tu coño me moja cada vez más, tu chico nos sigue mirando, desesperado por no poder participar y sin embargo contento de vernos, de que le regalemos aquella escena, las dos gritando de placer, las dos teniendo un nuevo orgasmo, un orgasmo tan placentero como duradero, me encanta follar contigo, sacas de mí toda la pasión, toda mi lujuria.

Las dos gritábamos sin hacer mucho caso a Julián que no puede más y se levanta del sillón, sin haberlo visto me coge con fuerza de las manos y me arrastra hacia atrás separándome de ti, me da la vuelta bruscamente, llevándome hasta el filo de la cama tal y como yo le había sentado antes, me encanta la brusquedad con la que me está tratando, me siento tan deseada por él, que me excita aún más si cabe cuando todavía siento en mí los últimos coletazos del orgasmo que me has provocado, mi culo al filo de la cama y el de pie frente a mí me abre las piernas tanto que casi me parte en dos, le miro fijamente y siento como su polla de un solo golpe atraviesa el coño, la noto casi en mi vientre, tan dura, tan grande y suave que paso de mis gemidos al final de nuestro orgasmo a los gritos incontrolados cada vez que me llena con su polla, sus manos en mis tobillos abriéndome bien de piernas y su cadera acercándose y alejándose de mí, sin parar de meterme la polla bien al fondo impidiendo que el placer que siento me deje gritar, tan solo abro mi boca sin emitir sonido alguno, mis manos aprietan con fuerza las sabanas y mis ojos se quedan en blanco.

Ahora eres tú la que mira, ahora tú eres la que acaricia mi pelo y mis mejillas, mirando como la polla de Julián desaparece con velocidad dentro de mi coño, velocidad que va relajándose cuando me junta las piernas y me las abraza con un brazo, ahora sus penetraciones son más pausadas, más lentas, pero con más vigor, empujando bien su polla hasta tocar mi útero, deja su polla bien metida en mi coño sin sacarla para luego volver a empezar, ya si, ya puedo gemir, incluso dar pequeños gritos cuando la tengo tan dentro de mí, gemidos y gritos que aumentan a la vez que los minutos se consumen, siento como mi cuerpo todavía recuerda el orgasmo que me provocaste, siento como si fuera una continuación de él y nada que me haga callar, nada salvo tú, que te has sentado en mi boca y empiezo a lamer tu coño.

Yo soy ahora vuestro juguete sexual, Julián hace con mi coño lo que quiere, penetrándome lentamente, pero con tanta fuerza en sus empujones que me tiene que sujetar con fuerza las piernas para que no vaya desplazando hacia arriba, mis manos sujetan tus muslos con fuerza, acariciándolos a la vez que mi lengua penetra en tu coño haciéndote gemir, succiono un clítoris tan duro y maravilloso que me encanta oírte gemir, me encanta sentirte moverte encima de mí, notar como te excitas y te aprietas los pechos, el sabor de tu coño es una mezcla entre tu flujo y el semen de Julián, bebo de ti, me lleno la boca de ti, de él, os tengo a los dos dentro de mí, en mi boca, no puedo parar de sonreír, de gemir, de gritar, la habitación se ha envuelto de sonidos deliciosos, los gemidos de los tres, pequeños gritos que salen de mí con el coro de los golpes secos de la pelvis de Julián contra la mía con ese sonido dulce de su polla al entrar en mi coño tan mojado.

Me estoy volviendo loca con el vaivén de su polla, siento que estás fuera de sí cuando mis dedos penetran en tu rajita, entrando y saliendo a la vez que secuestro tu clítoris dentro de mi boca, los gemidos de Julián más graves y más altos así como sus penetraciones, que ahora son tan rápidas que parece que corra un esprín, nuestros pechos bailan en nuestros cuerpos, los tuyos de arriba abajo y los míos como si fueran dos trozos de gelatina de lado a lado, te oigo gritar, noto como mi boca se va llenando de tu flujo que cae sobre mí, mi coño se llena con un nuevo orgasmo que atraviesa mi cuerpo de punta a punta, mis manos aprietan con fuerza tus muslos llegándote a clavar mis uñas y siento como Julián se corre dentro de mi coño, como me llena y como envuelvo su polla de mis líquidos que salen casi a borbotones mientras que no puedo para de gritar.

Los tres hemos caído rendidos, tú al lado mío y tu chico sobre mí todavía con su polla metida en mi coño, el olor a sexo empieza a ser evidente, la lujuria que hay en nuestros ojos todavía no se ha apagado, las dos queremos más, deseamos más, miramos a Julián mordiéndonos los labios lascivamente para que nos dé más, para que nos folle por igual, las dos tumbadas boca abajo con las piernas separadas y nuestros coños empapados esperan unas manos, unos dedos que se van metiendo dentro de nosotras, primero un dedo y luego dos, nos miramos, gemimos y sonreímos a la vez que nos besamos, sus dedos nos penetran a las dos a la vez, una mano en mi coño y la otra en el tuyo, le miramos dándole nuestra aprobación, diciéndole con los gestos de nuestro rostro lo bien que lo está haciendo y vemos que ya tiene su polla otra vez como una barra de acero, realmente esta vez casi ni se ha deshinchado, solo necesitaba algo de excitación y nosotras se lo hemos proporcionado enseguida.

Julián me coge por la cintura levantándome y poniéndome a cuatro patas, luego te levanta a ti, las dos mostrándole nuestro culo, las dos mostrándole nuestras vaginas mojadas, abiertas para él, los labios separados dejando ver lo rosadas y brillantes que se ven al estar tan lubricadas, llamándole con cantos de sirena para que nos penetre, para que nos folle, primero tú y luego yo, sentimos como hunde su cabeza en nuestro culo, como su lengua saborea el flujo que sale de nosotras, las dos estamos tan calientes que solamente tocarnos ya nos estremece, las dos sin parar de besarnos sentimos como va metiendo y sacando su polla de nosotras, primero yo y luego tú, su polla navega dentro de las dos sin oposición alguna, partiéndonos en dos cada vez que aprieta con su pelvis y hace chocar sus testículos contra nosotras, nuevamente los gemidos, nuevamente los gritos de placer cuando Julián nos folla a las dos por igual.

Estoy encantada con la polla de tu chico y no es que la de Nacho esté mal, no es que el aguante sea mayor o menor, pero me centro en lo que tengo dentro de mí, en lo que me va rozando por dentro, carne contra carne en un mar de fluidos, tan encantada que caigo hacia delante arrastrándote a ti conmigo, apretando con una mano las sabanas y con la otra la tuya cuando mi coño empieza arder nuevamente, tengo que morder la almohada para no gritar, para no comportarme como una puta de películas porno, con gritos sobreactuados y sin embargo eso es lo que me pide el cuerpo cuando Julián me hace temblar y obliga a mi cuerpo a tener espasmos incontrolados.

Ya ha terminado conmigo y ahora se centra en ti, dándote la vuelta y separándote las piernas subiéndoselas a sus hombros, así de rodillas veo como te folla, como aprietas las manos en las sabanas y como esos mismos gritos que yo evitaba los evitas tú con gemidos sin parar de mover tu cabeza de un lado a otro, te acabas de correr y tu chico sigue follándote lo que hace que tu orgasmo se acreciente, se dispare en el tiempo hasta que te la saca, las dos sabemos lo que quiere, las dos sudorosas y temblorosas todavía nos abalanzamos contra su polla como dos leonas, cogiéndole los testículos y metiéndolos en nuestra boca, lamiendo cada una un lateral de su polla y metiéndonos primero su glande hasta hacerlo desaparecer dentro de nuestra boca, primero tú y luego yo, Julián empieza a gemir, empieza a dar pequeños gritos y nos ponemos con nuestra cara delante de su polla para que se corra, para que su leche nos pinte enteras.

Con varias descargas lanzadas con fuerza empieza a dibujar con su leche nuestra cara, nuestros pechos se llenan de ese fluido que ha salido disparado de su polla impactando sobre nosotras y como dos guarrillas lamemos, reímos y sonreímos, lo cogemos con los dedos llevándolo a nuestra boca, lo esparcimos por nuestras tetas como si fuera una crema.

Son las dos de la mañana y la lujuria nos ha convertido en dos putas que queremos aún más, más de nosotras provocándonos nuevos orgasmos mientras lamemos nuestros clítoris o fundimos nuestros coños, más de Julián que vuelve a follarnos llenándonos de su leche, son las siete de la mañana y los tres caemos rendidos después de una noche de locura que empezó por la tarde sin que vosotros lo supierais, la habitación huele a sexo, a flujo y semen, mi cuerpo rebozado en los fluidos de los tres, sin poder moverme de la cama abrazada a Julián por un lado mientras que tú le abrazas por el otro, los tres rendidos caemos por fin dormidos.

Son las dos de la tarde y el sol nos cae en los ojos despertándonos, los tres dormidos encima de una cama con las sabanas mojadas, no sé tu Cristina, pero a mí me duelen las piernas de tenerlas abiertas, de sentir los empujones de Julián y sin embargo quiero más… Quizás después de ducharnos, de comer algo, quizás hoy que es sábado tampoco salgamos…

(9,40)